domingo, 19 de febrero de 2012
Berlinale, día del espectador
De "Tabú" a Plá y los abuelos Taviani
Gemma Casadevall
Berlín, 19 feb (EFE).- La agenda del berlinés corriente no da tregua este domingo, el Día del Espectador de la Berlinale, en que el festival se consagra a aquello que le distingue de cualquier otro competidor de primera categoría en el mundo: el público.
A las 10.00, "Tabú" -Miguel Gomes, premio Alfred Bauer- en el Berlinale Palast; a las 12.00, "Formentera", en el cine Arsenal; a las 14.00, "La Demora" -Rodrigo Plá, premio del público- en Delphi; a las 18.00, "Cesare deve morire" -Oso de Oro- en Haus der Berliner Festspiele; y a las 21.30, "Captive", en el Friedrichstadt-Palast.
"Es factible con una buena bicicleta. Incluso da para una pausa al mediodía", explica Oliver, médico, con sus cinco entradas en la mano, en otras tantas salas, elegidas entre lo mucho que no pudo ver durante el festival.
Quiere recuperar "Tabú", un filme portugués en blanco y negro sobre una historia de amor en el África colonial, que en principio le pareció disuasorio, pero luego leyó buenas críticas. "Formentera" -de la alemana Anne Kristin Reyels, en Forum- le llamó la atención, por ser la isla balear donde suele pasar sus vacaciones.
"La Demora", filme uruguayo-mexicano y premio de los lectores del diario berlinés "Der Tagesspiegel", le interesa porque aborda el caso de un abuelo con demencia senil en situación de precariedad.
Por el "Cesare" de los "abuelos Taviani" -Paolo y Vittorio, de 80 y 82 años- se decidió justo el sábado, sin saber aún que se llevaban el Oso Oro, por empatía hacia los maestros italianos que regresaron a la palestra tras quince años de silencio.
"No sé si me dará la cabeza para 'Captive'. Si no, devuelvo la entrada", dice, respecto a la película de Brillante Mendoza, con Isabelle Huppert en el papel de secuestrada de un grupo islamista.
El médico no es un "freak de la Berlinale", dice, sino un berlinés común, que ha tratado de ver una película al día, durante el festival. Quiere despedir la edición 62 con un circuito que le llevará de este a oeste de la ciudad, partiendo del Berlinal Palast.
"La Berlinale es algo así como la sacudida del invierno. La empiezas enfundada en gorros de lana y la terminas con alguna bufanda menos", explica Ursula, estudiante de 27 años, "perdedora habitual" de guantes y otros artículos en salas de cine.
Las diez jornadas oficiales de festival, más el Día del Espectador de colofón, empezaron bajo el frío siberiano y acaban con amagos de sol este domingo. "Otros años estuvimos cada día pisando nieve, aún tenemos semanas de frío por delante, pero vamos en la dirección correcta: la primavera", dice la estudiante.
"La Berlinale es la más popular entre los festivales de su categoría, qué duda cabe", comentaba a Efe con orgullo Frauke Greiner, jefa de prensa del certamen, según la cual el balance final de venta de entradas superará las 300.000 localidades.
Los cerca de 400 filmes que se proyectan en sus distintas secciones -Competición, Panorama, Forum, Generation, Cine Culinario, Nuevo Cine Alemán, más retrospectivas- son accesibles al espectador, con la única excepción de los pases avanzados para la prensa.
La Berlinale abarca toda la capital alemana, puesto que los pases se reparten en una veintena de salas, incluidos cines de barrio, por cuya "alfombrita roja" -"die Matte", el felpudo, como la apodan- desfilan un día del festival las estrellas del Berlinale Palast.
Los precios oscilan de los 12 euros (15,7 dólares), para los estrenos del Berlinale Palast, a 6 euros (7,8 dólares), en otras secciones.
Existe, además, la posibilidad de comprar la localidad a mitad de precio, vía "último minuto", es decir, guardando cola ante la taquilla, donde se venden las últimas entradas tras el conteo "a dedo" por el personal de la sala de las butacas vacías, ya sea porque no se vendieron o porque finalmente no se fue al cine.
Es un festival heterodoxo y sin complejos, para bien y para mal. El público reclama que le devuelvan la entrada si el pase empieza tarde porque la estrella se demora -como pasó con Salma Hayek, en "La chispa de la vida".
Y la fiesta, tras la entrega del Oso, discurre en un club lúgubre del sótano del Berlinale Palast, en el mejor estilo de "From Dusk Till Dawn " (1996), pero sin George Clooney ni Hayek en su interior. EFE
gc/jpm/cr
sábado, 18 de febrero de 2012
Berlinale, los abuelos Taviani cazaron el Oso
El "Cesare" carcelario de los Taviani ganó el Oro de una convulsa Berlinale
Gemma Casadevall
Berlín, 18 feb (EFE).- La veteranía de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani se impuso en la Berlinale, que les dio su Oso de Oro por "Cesare deve morire", un impactante filme que traslada a Shakespeare a una cárcel de alta seguridad de Roma, en un festival de cine volcado a reflejar las convulsiones del mundo actual.
El jurado presidido por Mike Leigh se decantó así por una lección de gran cine, interpretado por presos reales, desde narcotraficantes a camorristas, capaces de transportar a la Italia de hoy el complot contra el césar devenido en tirano.
Otros galardones se fueron para las nuevas generaciones, al frente de temas de alto voltaje político y, también, de un formato de cine duro, de bajo presupuesto y sin concesiones al espectador.
Este fue el caso de la húngara "Csak a szél", (Just The Wind), dirigida por Bence Fliegauf y ganadora del Gran Premio Especial del Jurado, un angustioso retrato de un día en la vida de una familia gitana, en medio de los asesinatos xenófobos en serie contra ese colectivo.
La película de Fliegauf estaba entre los favoritos al Oro, lo mismo que la de la suiza Ursula Meier "L'enfant d'en haut", que se llevó un Oso de Plata especial con su retrato de la precariedad como forma de vida cada vez más extendida en la Europa más próspera.
La Plata al mejor director fue para otro favorito, Christian Petzold, por "Barbara", centrado en una doctora acosada por la Stasi, la policía política de la antigua Alemania comunista.unista.
Su colega portugués Miguel Gomes obtuvo el Alfred Bauer, instituido en memoria del fundador del festival, con "Tabu", una hermosa historia de amor rodada en blanco y negro y ambientada en el África colonial, que asimismo ganó el premio de la Federación de la Crítica Internacional FIPRESCI.
Todos esos filmes estaban entre los sólidos aspirantes a Oso, pero el jurado dio alguna sorpresa al premiar a los actores.
La Plata a la mejor actriz fue para la congoleña Rachel Mwanza, con su desgarrador papel de niña soldado africana en el filme "Rebelle", otro filme durísimo que sobrecogió al festival.
Gemma Casadevall
Berlín, 18 feb (EFE).- La veteranía de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani se impuso en la Berlinale, que les dio su Oso de Oro por "Cesare deve morire", un impactante filme que traslada a Shakespeare a una cárcel de alta seguridad de Roma, en un festival de cine volcado a reflejar las convulsiones del mundo actual.
El jurado presidido por Mike Leigh se decantó así por una lección de gran cine, interpretado por presos reales, desde narcotraficantes a camorristas, capaces de transportar a la Italia de hoy el complot contra el césar devenido en tirano.
Otros galardones se fueron para las nuevas generaciones, al frente de temas de alto voltaje político y, también, de un formato de cine duro, de bajo presupuesto y sin concesiones al espectador.
Este fue el caso de la húngara "Csak a szél", (Just The Wind), dirigida por Bence Fliegauf y ganadora del Gran Premio Especial del Jurado, un angustioso retrato de un día en la vida de una familia gitana, en medio de los asesinatos xenófobos en serie contra ese colectivo.
La película de Fliegauf estaba entre los favoritos al Oro, lo mismo que la de la suiza Ursula Meier "L'enfant d'en haut", que se llevó un Oso de Plata especial con su retrato de la precariedad como forma de vida cada vez más extendida en la Europa más próspera.
La Plata al mejor director fue para otro favorito, Christian Petzold, por "Barbara", centrado en una doctora acosada por la Stasi, la policía política de la antigua Alemania comunista.unista.
Su colega portugués Miguel Gomes obtuvo el Alfred Bauer, instituido en memoria del fundador del festival, con "Tabu", una hermosa historia de amor rodada en blanco y negro y ambientada en el África colonial, que asimismo ganó el premio de la Federación de la Crítica Internacional FIPRESCI.
Todos esos filmes estaban entre los sólidos aspirantes a Oso, pero el jurado dio alguna sorpresa al premiar a los actores.
La Plata a la mejor actriz fue para la congoleña Rachel Mwanza, con su desgarrador papel de niña soldado africana en el filme "Rebelle", otro filme durísimo que sobrecogió al festival.
La plata al mejor actor derivó en sorpresa, ya que recayó en el danés Mikkel Boe Folsgaard, por su papel de príncipe bobo en "En kongelig affære", (A royal affair), galardón que parecía cantado para su colega de reparto Mads Mikkelsen, el médico que le roba a la reina, en un hermoso filme centrado en la Ilustración. La película danesa era de las pocas a concurso que no incidían en ninguna de las grandes convulsiones -pendientes o saldadas- del mundo actual y, para muchos, un alivio para los ojos, en medio de la oscuridad temática y en ocasiones fílmica de los aspirantes a Oso.
Formaban el jurado, junto a Leigh, su colega iraní Asghar Farhadi -Oro el año pasado con "A Separation"-; su colega francés François Ozon; la actriz francesa Charlotte Gainsbourg y la alemana Barbara Sukowa; el actor estadounidense Jake Gyllenhaal; el escritor argelino Boualem Sansal y el camarógrafo holandés Anton Corbijn.
Fuera del par de toques inesperados, el palmarés encajó con el espíritu de la 62 Berlinale, plagada de cine comprometido en todas sus secciones, en que se vieron unos 400 filmes.
Fueron nueve días de cine de alto voltaje político o social, salpicado de dramas personales, y casi siempre en formato de películas de modesto presupuesto.
La Berlinale, que consagrará su última jornada al público de a pié, con el Día del Espectador, cerró con los Osos una edición con cierto aire de festival crepuscular.
Fue un festival reflejo de la convulsiones del mundo, más allá de la crisis económica global, en el que incluso las estrellas internacionales, empezando por Angelina Jolie, comparecieron con modestia, en su versión más comprometida con los conflictos de hoy.
Hubo menos presencia mediática -parte de la crítica internacional asidua se quedó en casa o acudió solo a las primeras jornadas-, también como efecto de la crisis económica.
Por si faltaban nubarrones, el ambiente en la capital alemana estaba enrarecido por la dimisión, el viernes, del presidente Christian Wulff, por sospechas de corrupción, y en toda la ciudad no funcionaba ni un metro ni un autobús, ya que estaban en huelga.
viernes, 17 de febrero de 2012
Berlinale, África cierra el desfile
Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- La Berlinale cerró hoy su desfile de aspirantes al Oso de Oro con "Rebelle", un filme centrado en una niña soldado del Congo, acorde con la tónica de un festival abocado a mostrar las lacras y convulsiones del mundo actual.
"Rebelle", dirigida por el canadiense de origen vietnamita Kim Nguyen, fue el último grito de alerta de esta Berlinale sobre los dramas humanos que azotan el planeta.
Rachel Mwanza en el papel de Komona, la niña a la que capturan con doce años los rebeldes y cuyo "bautizo de fuego" consiste en obligarla a ejecutar a sus padres, es el eje de un filme que apenas deja algún minuto de respiro de una muerte a la siguiente.
Una película hermosa y de bajo presupuesto, como la mayoría de los 18 aspirantes a Oso que se han visto en esta Berlinale, cuyas quinielas apuntan a una victoria del cine anfitrión, encabezada por "Barbara", de Christian Petzold.
El filme, centrado en una doctora berlinesa mandada a provincias y acosada por la Stasi -policía política de la Alemania comunista-, lidera el ránking tanto de la crítica internacional de la revista del festival, "Screen", como del diario berlinés "Der Tagesspiegel".
Le siguen "L'enfant d'en Haut", otra película de modesto formato que tocó fibra y dirigida por la suiza Ursula Meier, y "Tabu", del portugués Miguel Gomes, una hermosa historia de amor en blanco y negro en el África colonial.
El jurado dirigido por Mike Leigh, con el director iraní Asghar Farhadi -Oro el año pasado con "A Separation"-, puede decantarse por las preferencias comunes o buscarse su propio filme, de manera que todo pronóstico es aventurado.
El director del festival, Dieter Kosslick, diseñó la lista de la competición como una especie de mapa geopolítico de los conflictos, pendientes o saldados, de todo el mundo, con las revueltas árabes como eje, pero dándole a la temática su sentido más amplio.
Se vieron así películas como "Captive", con Isabelle Huppert secuestrada por terroristas islámicos en Filipinas, o "Cesare deve morire", de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, sobre el complot para asesinar al tirano trasladado a una cárcel romana de hoy.
Se repasó el estallido de la toma de la Bastilla, la "madre" de las revoluciones, con "Les adieux a la reine", aunque en versión light y sin guillotinas de por medio, y se proyectó cine durísimo, sobre la xenofobia contra los gitanos, de la mano del húngaro "Csem a Szél" -"Just the wind"-, otro sólido aspirante a Oso.
Salvo un par de excepciones, han sido nueve días de cine de alto voltaje político o social, salpicado de dramas personales, casi siempre en formato de películas sin concesiones al espectador.
La danesa "En Kongelig affaere" alivió la recta final, con su magnífico retrato de la Ilustración a partir de un amor palaciego.
La media de calidad ha sido de las más altas en años, lo que no quita que lo visto no sean precisamente películas para arrastrar al cine al ciudadano común que busca evadirse de sus propias crisis.
"Optamos por el cine pequeño que dice mucho, aunque eso no sea lo más placentero ni un imán para el gran público", comentaba Kosslick a Efe, en un aparte entre sesión y sesión. "Los nombres más atractivos vinieron fuera de concurso. Ellos no necesitan nuestra plataforma para ser estrenados en todo el mundo", añadía.
El último de esos "imanes", fuera de concurso, fue Robert Pattinson, al frente del reparto de "Bel Ami" y seduciendo a Christina Ricci, Uma Thurman y Kristin Scott Thomas.
A Pattinson no se le quita en toda esta recreación de Guy de Maupassant la cara de vampiro por la que suspiran sus fans. Unas cuantas decenas de ellas estaban apostadas ante el Berlinalepalast desde primera hora de la mañana para verlo posarse sobre la alfombra roja, en el pase previsto para las once de la noche. EFE
gc/jcb/ps
jueves, 16 de febrero de 2012
Berlinale, Bardem... na endlich
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- El actor y productor español Javier Bardem impartió hoy una lección magistral de cine y denuncia por la causa saharaui al presentar ante la Berlinale "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigida por Álvaro Longoria.
"Vemos el Sahara como la llama que encendió la primavera árabe, en Túnez. Unos pocos meses antes de ese estallido, en noviembre de 2010, había una situación explosiva en los campamentos, un deterioro progresivo", explicó Bardem, tras la proyección del documental, en la sección Berlinale Special.
Ese es el punto de arranque de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de 110 minutos de duración, que combina el formato documental con imágenes de archivo y fragmentos de animación, donde repasa la historia de esta franja de desierto africano, desde la colonización española hasta hoy.
"Es un conflicto olvidado, que no está con la fuerza que debiera en la agenda internacional", denunció el actor y productor, acompañado de Longoria, en un debate con el público tras el estreno.
Bardem nos conduce en el filme desde las raíces de ese conflicto olvidado hasta la situación actual "de estancamiento de toda solución", indicó.
La cámara sigue a Bardem, desde 2008 a finales de 2011, por los pasillos de la ONU, los campamentos de refugiados y hasta las puertas de la Moncloa, donde pretende entregar al entonces presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, las cartas de 230.000 españoles en apoyo a la causa.
Políticos como el expresidente español Felipe González o el excanciller francés Roland Dumas, o el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky analizan el conflicto de intereses estratégicos que pesa sobre el conflicto.
"La idea del documental surgió de la participación en un festival de cine en el desierto, Fisahara. Ahí decidimos llevar al cine un documental como éste, para trasladar al mundo una realidad que ni siquiera muchos españoles conocen de su antigua colonia", explicó.
"Hijos de las nubes. La última colonia" recorre, con imágenes de archivo, desde la "Marcha Verde" de 350.000 personas lanzada por Marruecos para ocupar el territorio en 1975 a los sucesivos vaivenes diplomáticos en relación a su estatus político, con intervenciones del ya fallecido rey Hassan II de Marruecos y del monarca español Juan Carlos I.
"En contra del Sahara se cruzaron, por un lado, los intereses económicos de EEUU y Francia, convertidos en aliados de Marruecos; por el otro, el apoyo de Argelia y Libia al Frente Polisario", expuso Longoria.
La víctima de ese cruce de intereses es la población saharaui, con sus 200.000 personas subsistiendo en tierra de nadie, en campamentos de refugiados, y un número parecido de exiliados.
La voz de estos saharauis está presente en el filme a través de los testimonios de hombres, mujeres y niños de esos campos, sean personajes anónimos o la activista Aminetu Haidar, así como representantes del Frente Polisario.
"Sé que mi presencia pesa mucho sobre el documental. Tal vez podría haberla evitado. No lo hice, porque sé que le doy una proyección que no tendría. Y, no lo olvidemos, también soy su productor", admitió Bardem, en un aparte ante los medios.
El actor y productor español acudió a la Berlinale en su condición de famoso comprometido con una causa y limitó su presencia pública al debate que acaparó la atención de los berlineses y de los medios acreditados, dispuestos a captar a una de las presencias internacionales más codiciadas del momento.
Bardem compareció acompañado del director de la Berlinale, Dieter Kosslick, y del equipo de su película al completo. EFE
gc/ps
(foto) (vídeo
)http://video.mx.msn.com/watch/video/javier-bardem-da-a-conocer-en-la-berlinale-el-conflicto-de-los-saharauis/gfz4bp58?q=gemma%20casadevall&rel=MSN
Berlín, 16 feb (EFE).- El actor y productor español Javier Bardem impartió hoy una lección magistral de cine y denuncia por la causa saharaui al presentar ante la Berlinale "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigida por Álvaro Longoria.
"Vemos el Sahara como la llama que encendió la primavera árabe, en Túnez. Unos pocos meses antes de ese estallido, en noviembre de 2010, había una situación explosiva en los campamentos, un deterioro progresivo", explicó Bardem, tras la proyección del documental, en la sección Berlinale Special.
Ese es el punto de arranque de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de 110 minutos de duración, que combina el formato documental con imágenes de archivo y fragmentos de animación, donde repasa la historia de esta franja de desierto africano, desde la colonización española hasta hoy.
"Es un conflicto olvidado, que no está con la fuerza que debiera en la agenda internacional", denunció el actor y productor, acompañado de Longoria, en un debate con el público tras el estreno.
Bardem nos conduce en el filme desde las raíces de ese conflicto olvidado hasta la situación actual "de estancamiento de toda solución", indicó.
La cámara sigue a Bardem, desde 2008 a finales de 2011, por los pasillos de la ONU, los campamentos de refugiados y hasta las puertas de la Moncloa, donde pretende entregar al entonces presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, las cartas de 230.000 españoles en apoyo a la causa.
Políticos como el expresidente español Felipe González o el excanciller francés Roland Dumas, o el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky analizan el conflicto de intereses estratégicos que pesa sobre el conflicto.
"La idea del documental surgió de la participación en un festival de cine en el desierto, Fisahara. Ahí decidimos llevar al cine un documental como éste, para trasladar al mundo una realidad que ni siquiera muchos españoles conocen de su antigua colonia", explicó.
"Hijos de las nubes. La última colonia" recorre, con imágenes de archivo, desde la "Marcha Verde" de 350.000 personas lanzada por Marruecos para ocupar el territorio en 1975 a los sucesivos vaivenes diplomáticos en relación a su estatus político, con intervenciones del ya fallecido rey Hassan II de Marruecos y del monarca español Juan Carlos I.
"En contra del Sahara se cruzaron, por un lado, los intereses económicos de EEUU y Francia, convertidos en aliados de Marruecos; por el otro, el apoyo de Argelia y Libia al Frente Polisario", expuso Longoria.
La víctima de ese cruce de intereses es la población saharaui, con sus 200.000 personas subsistiendo en tierra de nadie, en campamentos de refugiados, y un número parecido de exiliados.
La voz de estos saharauis está presente en el filme a través de los testimonios de hombres, mujeres y niños de esos campos, sean personajes anónimos o la activista Aminetu Haidar, así como representantes del Frente Polisario.
"Sé que mi presencia pesa mucho sobre el documental. Tal vez podría haberla evitado. No lo hice, porque sé que le doy una proyección que no tendría. Y, no lo olvidemos, también soy su productor", admitió Bardem, en un aparte ante los medios.
El actor y productor español acudió a la Berlinale en su condición de famoso comprometido con una causa y limitó su presencia pública al debate que acaparó la atención de los berlineses y de los medios acreditados, dispuestos a captar a una de las presencias internacionales más codiciadas del momento.
Bardem compareció acompañado del director de la Berlinale, Dieter Kosslick, y del equipo de su película al completo. EFE
gc/ps
(foto) (vídeo
)http://video.mx.msn.com/watch/video/javier-bardem-da-a-conocer-en-la-berlinale-el-conflicto-de-los-saharauis/gfz4bp58?q=gemma%20casadevall&rel=MSN
Berlinale, drama gitano y xenofobia
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- Un durísimo filme húngaro sobre la ola de asesinatos racistas contra la población gitana, "Csak a Szél" ("Just the wind"), marcó la penúltima jornada a competición de una Berlinale que llega a su ronda final sobredimensionada de dramas.
La película, dirigida por Bence Fliegauf, sobrecogió al festival con un retrato sin concesiones de la xenofobia que sufre ese colectivo en el corazón de Europa y basado en unos hechos reales demasiado recientes -entre 2008 y 2009- como para cerrar los ojos.
El filme compartía jornada con otras dos producciones europeas, la alemana "Gnade" -"Mercy"-, de Matthias Glasner, última representante a concurso del cine anfitrión, y la danesa "En kongelig Affaere" -"A royal affair"-, de Nikolaj Arcel, único título que aportó algo de luz al día.
Fliegauf, cuyo "Milky way" ganó en 2007 el Leopardo de Oro en Locarno, sigue con su cámara a los tres miembros de una familia gitana -la madre y sus dos hijos- que levantan los ojos con miedo cada vez que el viento mueve una hoja, atemorizados como el resto de sus vecinos por el último asesinato en su comunidad.
Las víctimas no fueron gente de mal vivir, sino una familia que, como ellos, viven y trabajan en esa Hungría de hoy, van a la escuela y tratan de llevar una existencia asentada, a la espera de que el padre reúna el dinero suficiente para llevarlos con él a Canadá.
La cámara implacable no filma la violencia, sino que deja que ésta se respire a cada escena. Mientras la madre limpia inodoros en una escuela, la hija baña en un lago inmundo a la nena de una vecina embrutecida por el alcohol y su hermano entierra al cerdo de los vecinos asesinados.
Igualmente implacable se muestra al retratar las montañas de basura en que viven otros gitanos menos asentados, representantes de un colectivo al que parte de la población -y sus asesinos- identifica como gente de piel sucia, desgreñados y ladrones.
La película abrió la penúltima jornada a competición de una Berlinale que, de acuerdo con lo anunciado por su director, Dieter Kosslick, se ha centrado en las convulsiones de este mundo, desde sus orígenes al momento actual de crisis globalizada.
Ha sido un repaso de sacudidas colectivas o privadas, revueltas pretéritas o actuales, europeas, africanas o asiáticas, con especial proyección para el mundo islámico, donde se ha mimado el cine de bajo presupuesto y con énfasis en la situación de precariedad.
La Berlinale llegó así a su tramo final algo exhausta de dramas y con poca paciencia para asistir a las dos horas largas de "Gnade", centrada en una familia alemana que se traslada al círculo polar.
Se trata de una familia desestructurada en lo emocional, a la que un accidente de automóvil, durante la llamada "noche polar" -o sea, los seis meses de oscuridad-, aboca al naufragio.
Glasner, último alemán de los tres a concurso, escuchó algún que otro abucheo y rompió así la buena dinámica con que se recibió al cine anfitrión en esta 62 Berlinale, especialmente a "Barbara", de Christian Petzold, que encabeza las quinielas de favoritos al Oro.
El bálsamo de la jornada, en lo anímico y lo fílmico, vino del cine danés. "En kongelig Affaere" topaba con los recelos de los alérgicos a las películas de época, ya que se sitúa en 1768, en la corte de Christian VII, un débil mental al que el interés real obliga a casarse con la reina Carolina Matilde.
En eso aparece Johann Friedrich Struensee, que de médico palaciego pasa a modernizador de la Corte -y a amante de la reina-.
El dominio de su protagonista, el ídolo escandinavo Mads Mikkelsen, y la finura aplicada por Arcel a un filme que, además de los amores de la reina, retrata la Ilustración, derribaron los recelos de los reacios a los retratos realezas pasadas.
A los tres filmes europeos de hoy seguirá mañana "Rebelle", producción canadiense rodada en el Congo y dirigida por el vietnamita Kim Nguyen, último de los 18 aspirantes a Oso.
Mientras Europa acaparaba la competición, fuera de concurso se esperaba, ya por la noche, la presencia de Javier Bardem, productor y conductor de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de Álvaro Longoria que recorre el conflicto del Sáhara Occidental. EFE
gc/jcb/is
Berlín, 16 feb (EFE).- Un durísimo filme húngaro sobre la ola de asesinatos racistas contra la población gitana, "Csak a Szél" ("Just the wind"), marcó la penúltima jornada a competición de una Berlinale que llega a su ronda final sobredimensionada de dramas.
La película, dirigida por Bence Fliegauf, sobrecogió al festival con un retrato sin concesiones de la xenofobia que sufre ese colectivo en el corazón de Europa y basado en unos hechos reales demasiado recientes -entre 2008 y 2009- como para cerrar los ojos.
El filme compartía jornada con otras dos producciones europeas, la alemana "Gnade" -"Mercy"-, de Matthias Glasner, última representante a concurso del cine anfitrión, y la danesa "En kongelig Affaere" -"A royal affair"-, de Nikolaj Arcel, único título que aportó algo de luz al día.
Fliegauf, cuyo "Milky way" ganó en 2007 el Leopardo de Oro en Locarno, sigue con su cámara a los tres miembros de una familia gitana -la madre y sus dos hijos- que levantan los ojos con miedo cada vez que el viento mueve una hoja, atemorizados como el resto de sus vecinos por el último asesinato en su comunidad.
Las víctimas no fueron gente de mal vivir, sino una familia que, como ellos, viven y trabajan en esa Hungría de hoy, van a la escuela y tratan de llevar una existencia asentada, a la espera de que el padre reúna el dinero suficiente para llevarlos con él a Canadá.
La cámara implacable no filma la violencia, sino que deja que ésta se respire a cada escena. Mientras la madre limpia inodoros en una escuela, la hija baña en un lago inmundo a la nena de una vecina embrutecida por el alcohol y su hermano entierra al cerdo de los vecinos asesinados.
Igualmente implacable se muestra al retratar las montañas de basura en que viven otros gitanos menos asentados, representantes de un colectivo al que parte de la población -y sus asesinos- identifica como gente de piel sucia, desgreñados y ladrones.
La película abrió la penúltima jornada a competición de una Berlinale que, de acuerdo con lo anunciado por su director, Dieter Kosslick, se ha centrado en las convulsiones de este mundo, desde sus orígenes al momento actual de crisis globalizada.
Ha sido un repaso de sacudidas colectivas o privadas, revueltas pretéritas o actuales, europeas, africanas o asiáticas, con especial proyección para el mundo islámico, donde se ha mimado el cine de bajo presupuesto y con énfasis en la situación de precariedad.
La Berlinale llegó así a su tramo final algo exhausta de dramas y con poca paciencia para asistir a las dos horas largas de "Gnade", centrada en una familia alemana que se traslada al círculo polar.
Se trata de una familia desestructurada en lo emocional, a la que un accidente de automóvil, durante la llamada "noche polar" -o sea, los seis meses de oscuridad-, aboca al naufragio.
Glasner, último alemán de los tres a concurso, escuchó algún que otro abucheo y rompió así la buena dinámica con que se recibió al cine anfitrión en esta 62 Berlinale, especialmente a "Barbara", de Christian Petzold, que encabeza las quinielas de favoritos al Oro.
El bálsamo de la jornada, en lo anímico y lo fílmico, vino del cine danés. "En kongelig Affaere" topaba con los recelos de los alérgicos a las películas de época, ya que se sitúa en 1768, en la corte de Christian VII, un débil mental al que el interés real obliga a casarse con la reina Carolina Matilde.
En eso aparece Johann Friedrich Struensee, que de médico palaciego pasa a modernizador de la Corte -y a amante de la reina-.
El dominio de su protagonista, el ídolo escandinavo Mads Mikkelsen, y la finura aplicada por Arcel a un filme que, además de los amores de la reina, retrata la Ilustración, derribaron los recelos de los reacios a los retratos realezas pasadas.
A los tres filmes europeos de hoy seguirá mañana "Rebelle", producción canadiense rodada en el Congo y dirigida por el vietnamita Kim Nguyen, último de los 18 aspirantes a Oso.
Mientras Europa acaparaba la competición, fuera de concurso se esperaba, ya por la noche, la presencia de Javier Bardem, productor y conductor de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de Álvaro Longoria que recorre el conflicto del Sáhara Occidental. EFE
gc/jcb/is
miércoles, 15 de febrero de 2012
Los bloggers de la primavera árabe a la gran pantalla
Gemma Casadevall
Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale brindó hoy su plataforma a "bloggers" y activistas de la primavera árabe, eje temático del festival, con el objetivo de trasladar a la gran pantalla a los "captadores espontáneos" de esas revoluciones.
"Las revueltas árabes son la máxima expresión de un ansia colectiva de cambio. De ahí surgió mucho material audiovisual, tomado por gente real y que muestra a gente real. El desafío ahora es trasladarlo al cine", afirmó el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, al presentar el "Foro de la Primavera Árabe".
Internet es ahora mismo el "más importante canal de difusión" para la revueltas contra el régimen de Siria, afirmó la directora y activista siria Hala Al Alabdallah, presente asimismo en el foro.
"Hay toda una nueva generación de cineastas surgidos de (el portal de vídeo) YouTube, cuyas imágenes, captadas con el celular, son armas en la lucha por la libertad", añadió la cineasta, quien recordó que tomar y difundir esas imágenes, en buena parte del mundo, solo es posible "arriesgando la propia vida".
"Tal vez no sea el medio más profesional, pero es el único existente en situaciones de dictadura y represión como la que vive Siria", añadió su compatriota y reportero gráfico Mohamed Ali Attasi.
Koslick hizo hincapié en la necesidad de dar al término primavera árabe "su sentido más amplio".
Es decir, tanto los países del norte de África donde surgieron las revueltas como sus orígenes, desde el colonialismo a hoy, así como aquellos lugares en situación de "conflicto latente", como el Sahara Occidental.
Más allá de los debate, hoy y mañana, organizadas por regiones y problemáticas -desde Siria a Túnez, Egipto y Libia, entre otras-, la Berlinale ha incluido unos cincuenta filmes, en todas sus secciones, alrededor de ese eje temático.
"Tenemos interlocutores en todas las secciones. También entre el jurado que repartirá los Osos", indicó Kosslick, respecto al escritor argelino Bouamel Sansal, incluido en ese gremio, junto al director iraní Asghar Farhadi, Oso de Oro 2011 con "A Separation".
Sansal compartirá debates con colegas como el marroquí Tahar Ben Jelloun. El español Javier Bardem hablará de la problemática del Sahara con el público presente, mañana, en la presentación del documental "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigido por Álvaro Longoira y producida por el actor.
Se trata del segundo título sobre el Sahara en ese festival, tras la proyección, el lunes, de "Wilaya", del asimismo español Pedro Pérez Rosado, en la sección Panorama.
Al margen de los debates y la proyección de filmes ya existentes, Kosslick pretende canalizar todo ese material "precioso, directo y espontáneo, inimaginable en otros tiempos" hacia la gran pantalla.
"Hasta ahora, presentamos mayoritariamente documentales. Hay que dar tiempo a que surja títulos de ficción. Pero están ahí, aguardando. Y reclamando ayuda. También financiera", dijo Kosslick.
El eje temático de esta 62 edición de la Berlinale es, así, el foco prioritario de atención del World Cinema Fund, un fondo de ayuda al cine, creado por el festival a principios de los 2000 y que hasta ahora se concentró en Latinoamérica, Asia y Oriente Medio.
El WCF apoyó en los años pasados filmes posteriormente proyectados en la Berlinale, algunos de ellos en la sección a competición, como fue el caso de "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009.
Las últimas ediciones han sido ricas en otros ejemplos de cine latinoamericano salido de la factoría WCF y que acabaron premiados, como "El otro", del argentino Ariel Rotter; "El custodio", de su compatriota Rodrigo Moreno y "El abrazo partido", de Daniel Burman. EFE
gc/jpm
Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale brindó hoy su plataforma a "bloggers" y activistas de la primavera árabe, eje temático del festival, con el objetivo de trasladar a la gran pantalla a los "captadores espontáneos" de esas revoluciones.
"Las revueltas árabes son la máxima expresión de un ansia colectiva de cambio. De ahí surgió mucho material audiovisual, tomado por gente real y que muestra a gente real. El desafío ahora es trasladarlo al cine", afirmó el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, al presentar el "Foro de la Primavera Árabe".
Internet es ahora mismo el "más importante canal de difusión" para la revueltas contra el régimen de Siria, afirmó la directora y activista siria Hala Al Alabdallah, presente asimismo en el foro.
"Hay toda una nueva generación de cineastas surgidos de (el portal de vídeo) YouTube, cuyas imágenes, captadas con el celular, son armas en la lucha por la libertad", añadió la cineasta, quien recordó que tomar y difundir esas imágenes, en buena parte del mundo, solo es posible "arriesgando la propia vida".
"Tal vez no sea el medio más profesional, pero es el único existente en situaciones de dictadura y represión como la que vive Siria", añadió su compatriota y reportero gráfico Mohamed Ali Attasi.
Koslick hizo hincapié en la necesidad de dar al término primavera árabe "su sentido más amplio".
Es decir, tanto los países del norte de África donde surgieron las revueltas como sus orígenes, desde el colonialismo a hoy, así como aquellos lugares en situación de "conflicto latente", como el Sahara Occidental.
Más allá de los debate, hoy y mañana, organizadas por regiones y problemáticas -desde Siria a Túnez, Egipto y Libia, entre otras-, la Berlinale ha incluido unos cincuenta filmes, en todas sus secciones, alrededor de ese eje temático.
"Tenemos interlocutores en todas las secciones. También entre el jurado que repartirá los Osos", indicó Kosslick, respecto al escritor argelino Bouamel Sansal, incluido en ese gremio, junto al director iraní Asghar Farhadi, Oso de Oro 2011 con "A Separation".
Sansal compartirá debates con colegas como el marroquí Tahar Ben Jelloun. El español Javier Bardem hablará de la problemática del Sahara con el público presente, mañana, en la presentación del documental "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigido por Álvaro Longoira y producida por el actor.
Se trata del segundo título sobre el Sahara en ese festival, tras la proyección, el lunes, de "Wilaya", del asimismo español Pedro Pérez Rosado, en la sección Panorama.
Al margen de los debates y la proyección de filmes ya existentes, Kosslick pretende canalizar todo ese material "precioso, directo y espontáneo, inimaginable en otros tiempos" hacia la gran pantalla.
"Hasta ahora, presentamos mayoritariamente documentales. Hay que dar tiempo a que surja títulos de ficción. Pero están ahí, aguardando. Y reclamando ayuda. También financiera", dijo Kosslick.
El eje temático de esta 62 edición de la Berlinale es, así, el foco prioritario de atención del World Cinema Fund, un fondo de ayuda al cine, creado por el festival a principios de los 2000 y que hasta ahora se concentró en Latinoamérica, Asia y Oriente Medio.
El WCF apoyó en los años pasados filmes posteriormente proyectados en la Berlinale, algunos de ellos en la sección a competición, como fue el caso de "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009.
Las últimas ediciones han sido ricas en otros ejemplos de cine latinoamericano salido de la factoría WCF y que acabaron premiados, como "El otro", del argentino Ariel Rotter; "El custodio", de su compatriota Rodrigo Moreno y "El abrazo partido", de Daniel Burman. EFE
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