sábado, 25 de febrero de 2023

La nena de Basauri

   












Sofía convirtió en bueno un palmarés dudoso

Joana Serra

"A mi padre, Fernando Otero, el mejor padre del mundo entero", proclamó Sofía Otero sobre el escenario del Berlinale Palast, con su Oso de Plata en la mano y bajo la mirada de Estíbaiz Urresola, la directora de "20.000 especies de abejas". Entre el auditorio se alternaban las sonrisas y también las lágrimas, no solo por parte del aludido.
La Plata a la mejor interpretación entre las 19 películas a competición de la sección oficial de la Berlinale tenía muchos mensajes en clave. El de la niña a su padre real, confrontado al que interpreta en la película Martxelo Rubio, que no quiere ver como su hijo Aitor rechaza el nombre y el género que se le adjudicó.
La película de Urresola es una inmersión en el conflicto que genera en una familia la revelación de la transexualidad de Aitor, convertido en Lucía. La madre -Patricia López Arnaiz- trata de entender; otros rechazan esa transformación, en parte para preservarla de futuros conflictos como transexual.
La Plata a Sofía convirtió en aceptable un palmarés que, en su conjunto, fue controvertido. El Oso de Oro se fue para "Sur l'Adamant", del francés Nicolas Philibert, un documental en que hablan a cámara los pacientes de un centro de día psiquiátrico parisino. Un ejercicio más social que cinematográfico, que no fue bien acogido por la crítica que sigue el festival.
El Oso de Plata Gran Premio del Jurado fue para una de las favoritas al Oro, "Roter Himmel", del alemán Christian Petzold, un realizador habitual de la Berlinale y el más sólido aspirante al máximo premio entre los cinco representantes del cine alemán seleccionados para esta edición.
Se fue de vacío la mexicana "Tótem", de Lila Avilés y que planteaba otro retrato de una familia, en este caso agrupada en torno a un padre agonizante. Su protagonista era una niña de edad y rasgos parecidos a Sofía Otero, Naima Sentíes, la pequeña que asiste a los preparativos para el que será el último cumpleaños de su padre, rodeado de todos sus seres queridos.
Urresola tenía casi tantos elementos a favor como en contra para alcanzar el Oro. La acogida de su película tanto en los pases de prensa como en la gala del estreno fue más que cálida. Se apreció ahí más que una mera simpatía hacia una película destinada a tener una buena recepción en un festival comprometido temáticamente como es el berlinés.
Es una película que defiende el derecho a la diversidad de género, pero que trata con amor y respeto tanto a quienes comparten esa defensa como a quienes tratan de apartar a Aitor de un camino complejo.
El modelo de cine íntimo, familiar y sencillo de Urresola recibió fuertes aplausos en cada uno de sus pases durante la Berlinale. Antes de la ceremonia del Berlinale Palast, había recibido ya dos premios de los llamados jurados "independientes": primero fue el Gilde de Cine Artístico y Teatral; le siguió el del jurado de lectores del diario "Berliner Morgenpost".
Urresola acudió a recogerlos horas antes de la gala emocionada y destacando el hecho de que se trata de una película hablada en parte en euskera y el valor añadido que ello supone para el País Vasco.
Eso ocurrió sobre las doce y media del mediodía, en un acto sin pretensiones en la misma sala de prensa del Hotel Hyatt donde en todo el festival comparecieron ante los medios de directores, actores y equipo de cualquier filme de las secciones de la Berlinale.
Faltaban seis horas para la gala del Berlinale Palast, donde el jurado presidido por la actriz estadounidense Kristen Stewart iba a entregar sus Osos. Que entre su equipo hubiera dominio femenino -cinco mujeres y dos hombres- podía ayudar a una película dirigida por una mujer.
Pero que una de esas mujeres del jurado fuera precisamente otra española, la directora Carla Simón, ganadora en 2022 del Oro con "Alcarràs", podía ser hasta contraproducente. Era difícil -aunque no descartable- que el máximo galardón fuera dos años seguidos al mismo país, encima para otra película "sencilla y familiar" y dirigida por una mujer. Un cúmulo de paralelismos tal vez difícil de digerir para un jurado de procedencias diversas que tenía ante sí a 19 películas seleccionadas para la competición. Junto a Stewart y Simón integraban el equipo la actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach, la estadounidense Francine Maisler, el director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To. Cada uno con su forma de entender el cine, sus intereses y orientación.

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