Las sutilezas de Leconte y el rudo cine escandinavo abren la competición
Berlín, 6 feb (EFE).- El juego de sutilezas de Patrice Leconte y la rudeza escandinava de Bjoern Runge iniciaron hoy la ronda de los veintitrés competidores del 54 Festival de Cine de Berlín, la Berlinale, amenizada con la exhibición de "gracias" de Jack Nicholson y Diane Keaton, en "Something's Gotta Give".
"Confidences trop intimes", apuntalada en el impecable dúo de actores Sandrine Bonnaire y Fabrice Luchini, permitió a la Berlinale imprimir buen rumbo desde esta primera jornada a competición.
Leconte regresa en ese filme a uno de sus temas favoritos, lo que denominada la "intimidad entre extraños" o la metamorfosis de dos desconocidos que derivan en confidentes.
"El detonante es uno de esos trucos tópicos en el cine: una mujer llama a la puerta equivocada y el azar se convierte en arquitecto de su destino", explicó Leconte, por segunda vez en la Berlinale, tras "Felix et Lola", tres años atrás.
Un asesor fiscal, agarrotado en su timidez, se encuentra a una mujer que le desnuda su alma porque cree haber llamado a la puerta de un psiquiatra. Cada mirada de ella es una descarga sensual, cada vez que toma un cigarrillo una invitación a probar.
"Tuvimos la oportunidad, el privilegio, diría, de poder rodar prácticamente toda la película en el orden de la historia, sin saltos de escenarios o cronológicos", explicó Leconte.
Este método de rodaje favoreció una evolución casi "natural" de la relación entre esa mujer que entra llorando en un despacho equivocado y el hombre de ojos atónitos, cuyo mejor aliado es su impotencia para reaccionar.
"En los primeros encuentros del equipo, Fabrice fue tan retraído conmigo que casi pensé que estaba ensayando ya su papel para mí", añadió Bonnaire, quien desplegó en la Berlinaleese halo de elegante exquisitez que tan bien transmite en pantalla.
El equívoco inicial de "Confidences trop intimes" no se pone al servicio de una comedia ligera al uso, sino que es detonante de un "thriller amoroso" -en palabras de Leconte- apuntalado en la maestría de sus actores.
Todo en la película es contención: una mirada de Bonnaire, un no saber qué hacer con un vaso de Luchini, el tecleo impertinente de su secretaria de toda la vida son señales suficientes al espectador. El gesto, no la estridencia, marcan la metamorfosis de los confidentes.
En otra órbita, la de la rudeza, el sueco Runge presentó "Om jag vaender mig on", una película basada, asimismo, en una situación estándar -un esquema de vidas cruzadas-, poblada por matrimonios que no se hablan entre sí y ex esposos en conflicto.
"Elegí un esquema de tres núcleos de seres enfermos de incomunicación", explicó el director.
Un médico en crisis, que deja embarazada a la mujer de su amigo, quien a su vez le quita el empleo y la casa; una mujer que vende a drogadictos las medicinas que le da seguridad social y que secuestra a su ex esposo con su actual mujer; un matrimonio, que contrata a un obrero para que convierta su hogar en un búnker sin ventanas.
"Se trata de seres autocastigados a la incomunicación. Quemados por dentro y sin capacidad de expresarse", según su director.
"Confidences trop intimes", exponente del cine francés sugerente que no atiborra al espectador con guiños recurrentes, junto con "Om jag vaender mig om", un buen ejemplo de un manera de hacer "cine verdad" a hachazos, con excelentes actores de mirada amarga.
Puso el contrapunto frívolo a esas dos primeras películas a competición, "Something's Gotta Give", una comedia de corte más que convencional con Nicholson y Keaton rivalizando en sus "monadas".
La comedia de Nancy Meyers se exhibía fuera de concurso y sirvió no solo para limar la jornada de rudezas escandinavas y malignidades francesas.
Nicholson le había puesto salsa al festival prematuramente, ya que desde hace un par días pululaba de festejo en festejo parapetado en sus gafas de sol y soltando alguna de sus frescuras.
Keaton, más discreta, se prodigó en entrevistas promocionales para los medios, quizás para sacar partido a su recién recuperado espléndido estado físico, mucho más delgada y rejuvenecida que en los últimos tiempos. EFE gc/cv/egn
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