jueves, 5 de febrero de 2004

3.000 kilómetros épicos en busca de un beso

Minghella exhibe su "Cold Mountain", con el guapo Jude Law y la cristalina Nicole Kidman

 Gemma Casadevall

 Berlín, 5 feb (EFE).- El 54 Festival de Cine de Berlín tendió hoy su alfombra roja inaugural para "Cold Mountain", un melancólico filme de amor y guerra con el sello de Hollywood, aunque su director Anthony Minghella impute la tibia acogida ahí a un castigo de la industria estadounidense por haberla rodado en Rumanía. 
El filme del desertor -Jude Law- que recorre más de tres mil kilómetros a pie, herido y acosado, para reunirse con su amada -Nicole Kidman- llegó a la Berlinale marcada por el estigma de su tropiezo en el reparto de designaciones al Oscar, en cuya carrera partía como favorita. 
"Cold Mountain", que acude a Berlín fuera de concurso pero con el honor de abrir el Festival, se llevó "sólo" seis candidaturas al Oscar, en las que no están las principales que se le daban por cantadas -mejor película, director y actriz-. 
"No hablo de boicot, pero sí de una campaña para tratar de impedir que el filme llegase a donde tenía que llegar", dijo Minghella, quien insistía en que quería hablar únicamente de su filme, pero no pudo evitar un bombardeo de preguntas en ese sentido. 
"Entiendo la frustración de sindicatos, gente sin empleo, etcétera, porque nos llevamos la producción a Europa. Pero así son las cosas. Soy un internacionalista, me gusta producir en Europa y seguiré haciéndolo", apostilló Harvey Weinstein, jefe de la productora independiente Miramax, proscrita este año de la lista de los principales aspirantes a Oscar. 
Rumanía fue el lugar principal de rodaje de este drama sobre la guerra civil estadounidense, con un hermoso Law que en su huida del frente topa con esclavos, rebeldes, cazadores de desertores y almas buenas, y una más hermosa aún Kidman a quien pese a todas las calamidades no le salta una arruga en su cutis de cristal. 
"Aprendimos mucho de Rumanía, un país ideal para un director para construir el escenario que necesite", dijo Minghella, que "disfraza" el paisaje de Transilvania a imagen de Carolina del Norte. 
Para Minghella, el filme es británico -como él-, rumano -como su paisaje-, europeo, por afinidad, y universalista, por extensión. 
El guión, basado en la novela de Charles Frazier, presenta lo que, a juicio de Minghella, es un tema universal y, lamentablemente, actual: "El destino de una gente que se ve arrastrada a una guerra por seguir una bandera, por seguir una mentira". 
El dúo protagonista -acompañado por Renée Zellwegger, aspirante a Oscar como secundaria- tejen una historia de amor épica. Entre el primer beso de la pareja y el siguiente median esos 3.000 kilómetros de tortuoso regreso a casa y dos tercios del total de 155 minutos de duración del filme. 
"Es, además, la historia de la amistad entre dos mujeres, que aprenden la una de la otra", explicó Minghella, acerca de la relación entre Kidman y Zellwegger. 
La chica de piel y ojos cristalinos, que en toda su vida no aprendió más que cosas bonitas pero inútiles -como tocar el piano o leer en francés-, debuta en el mundo de lo práctico construyendo una valla de su granja, de la mano de su masculina amiga. 
"Es una relación de igual a igual, de la que ambas salen cambiadas", apuntó Minghella, para quien en ese aprendizaje mutuo está el mensaje de esperanza de su dramático filme. 
"Cold Mountain" no tuvo la respuesta ansiada de Hollywood y dejó en la Berlinale sabor a poco para la apertura de los once días de cine intenso que se esperan del Festival. Demasiado larga y falta de ritmo, para el gusto de Hollywood; demasiado caramelo, para un festival europeo. 
Berlín pareció, además, reprochar a Minghella que se presentase sobre la alfombra roja sin sus anunciadas estrellas. A la primera cancelación de Kidman -al parece, no restablecida de su decepción por no luchar por su Oscar-, siguió la de Law -que trabaja en su próxima película- y luego la de Zellweger -también en pleno rodaje-. 
Tanto Law como Zellweger han prometido pasarse por la Berlinale la próxima semana, aseguró Minghella, quien se deshizo en alabanzas hacia la Berlinale, un festival del que en 1997 salió con un Oso de Plata para la actriz Juliette Binoche por "The English Patient". 
Al director de la Berlinale, Dieter Kosslick, le debió resonar en los oídos el desafío lanzado por él mismo unos días antes: "Hay un lema en el sector que recomienda no empezar nunca un festival con un filme de guerra. Pero hay casos y casos". 
La fría acogida a "Cold Mountain" en el pase de prensa, seguida de los corteses aplausos al director en la conferencia posterior, demostraron que no se rompió el maleficio de "Enemy at the Gates", la película bélica que abrió el festival hace tres años -también con Law de protagonista- con vapuleo de crítica y público

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