Destrozando a Shakespeare
El "Coriolanus" reciclado de Fiennes y Chernobyl sacudieron la Berlinale
Gemma Casadevall
Berlín, 14 feb (EFE).- El "Coriolanus" de Shakespeare, reciclado por Ralph Fiennes, sacudió a la Berlinale, con una versión libre del militar inquebrantable convertido en enemigo del pueblo en la Roma de hoy, compartiendo la jornada a competición con "V Subbotu" sobre ese sábado de 1986 en que se resquebrajó Chernobyl.
Trasladar a Shakespeare y la falsa democracia romana a las guerras de nuestros días no es tarea fácil, por mucho que ayude el impecable inglés shakespeariano de Fiennes y Vanessa Redgrave.
Tampoco lo es traducir al lenguaje actual la tragedia del militar capaz de ganar todas las batallas, pero no el corazón del plebeyo, a merced de patricios manipuladores decididos a convertir su torpe discurso de soldado en desprecio hacia el pueblo.
Fiennes lo intentó en el filme donde debuta como director y ejerce además de protagonista. "Coriolanus" se mueve entre fragores de guerra y ejercicios de declamación, entre tanquetas policiales sofocando al pueblo y duelos a muerte contra el enemigo insurgente.
"A Shakespeare podemos verle muchas lecturas. La Roma de entonces estaba sacudida por el hambre, la revuelta popular era una revuelta por el pan, como muchas de las que vivimos hoy", sostuvo Fiennes, quien acudió acompañado por Redgrave y Gerard Butler.
El Coriolanus de Shakespeare y sus recelos hacia el mundo romano "nos ayudan a formularnos provocadoras preguntas, como el sentido de la democracia, la capacidad de ciertos políticos para malversarla y el papel del poder militar", añadió el actor y director.
Redgrave, impecable como la madre del Coriolanus más militarizada que su propio hijo, fue recibida en Berlín como la gran dama que es, mientras que Fiennes se vio algo eclipsado por la presencia de su rival en la cinta, el atractivo Gerard Butler.
"No crecí leyendo a Shakespaere, pero veo en él algo más que esas tragedias ancladas en un mundo que ya no existe. Son textos inmersos en personajes con una fuerza interior que nos siguen sacudiendo", afirmó con pasión Butler.
"En nuestros cuerpo a cuerpo hay una componente erótica", afirmó Fiennes, para quien eso no es contrario al espíritu de Shakespeare.
El combate del Coriolanus con el cráneo ensangrentado y luchando a cuchilladas con el Aufidius de Butler es uno de los hitos del filme, como lo es el duelo persistente entre la brutal mirada de Fiennes y los impactantes ojos azules de Butler.
"Sus rivales a muerte y, a la vez, seres que se admiran, probablemente los únicos que pueden entenderse entre sí, como dos samurais que por encima del combate se respetan más entre sí que a cualquiera de las personas que aman", afirmó Fiennes.
Tras la sacudida de Fiennes llegó el turno de "V Subbotu" ("Innocent Saturday"), de Alexander Mindadze, un filme que sitúa al espectador en el 26 de abril de 1986 cuando estalló la mayor catástrofe atómica de la historia nuclear civil.
Un joven funcionario del Partido, Valery, está ahí cuando todo ocurre. Huye a todo correr carretera arriba, mientras responsables políticos y técnicos optan por silenciar la que se avecina.
Se desarrolla a partir de ahí un vertiginoso catálogo de lo que no se debe hacer ante una catástrofe nuclear: primero, dejarse llevar por el pánico; segundo, perder el tiempo en nimiedades.
Lo primero que hace el muchacho es ir en busca de su chica, una de esas preciosidades capaces de que se les perdone torpeza tras torpeza. Su intención es salir de la ciudad de inmediato antes de que se extienda la noticia de la inminente catástrofe nuclear.
La chica empieza perdiendo el pasaporte, luego se le quiebra el tacón en la huida hacia la estación y, ya puestos, no se le ocurre nada mejor que ir a una zapatería a por repuestos.
De ahí saltamos a un banquete nupcial, entre borrachos amigos del muchacho empeñados en besarle; ella se coloca al frente de una banda de música con sus zapatos nuevos para animar la fiesta, a lo que siguen más y más amigos igualmente bebidos que convierten a Valery en suplente del batería, por supuesto borracho.
Todo, en un ambiente de caos sólo comparable con el nivel de radiación desencadenado por Chernobyl, rodado cámara al hombro y con la inmediatez de quien parece realmente saber por dónde salir de ahí.
"Coriolanus" dividió opiniones -en parte, porque no todo el mundo confiesa abiertamente la impenetrabilidad del texto de Shakespeare-, mientras que "V Subbotu" de Mindadze fue recibida por los medios como presunto "candidato a premio". EFE
gc/jcb/cr
domingo, 13 de febrero de 2011
Pina, Wim
Pina Bausch renace con Wenders en un domingo Berlinale a pleno 3D
Gemma Casadevall
Gemma Casadevall
Berlín, 13 feb (EFE).- La Berlinale vivió hoy su domingo a pleno 3D con el homenaje a la fallecida coreógrafa Pina Bausch filmado por Wim Wenders, la inmersión en las cuevas de Ardéche de Werner Herzog y la poética "Les contes de la nuit", primer filme de animación y en técnica tridimensional admitido a concurso en ese festival.
La esquelética Pina Bausch que danzaba con los ojos cerrados entre las sillas del "Café Müller" renació con Wenders, decidido a rendir tributo al mito y recordar no sólo lo que la coreógrafa aportó al mundo, desde su teatro de Wuppertal (oeste de Alemania), sino también lo que éste perdió con su muerte, en junio de 2009.
"Pina veía a través de los seres, nada escapaba a su mirada, pero de alguna manera hacía que uno no se sintiera desnudo ante ella, al contrario. Nos arropaba. Sobre esa mirada hicimos el filme", explicó Wenders, acompañado en la presentación por algunos de los bailarines de la coreógrafa, como Julie Shanahan y Barbara Kaufmann.
El filme nació de la conmoción por la muerte de Bausch, de un cáncer fulminante a los 68 años, lo que llevó a Wenders a recuperar material de archivo y ensamblarlo con nuevas tomas de los miembros de su compañía, perpetuadores y a la vez huérfanos de la creadora.
El filme recorre los míticos "Café Müller" o "Consagración de la Primavera", dentro y fuera del teatro fundado por Bausch, en Wuppertal, y les extrae en formato tridimensional toda la fuerza generada desde la aparente fragilidad extrema de la coreógrafa.
Los ojos que todo lo veían y taladraban, incluso cuando los tenía cerrados, son parte del espectáculo, grabado con dos cámaras por Wenders -"uno de ellos, en una grúa en formato dinosaurio", explicó el realizador- y convertido en documental en tres dimensiones.
Es un homenaje a la coreógrafa, a la ciudad de Wuppertal y, por extensión, a la colindante Cuenca del Ruhr, la nada coqueta región minera alemana, cuna de algunos de los talentos innovadores del país, como Bausch, Wenders y el cineasta y dramaturgo Christoph Schlingensief, muerto el pasado año de cáncer.
"Wuppertal estaba en una situación inusual: lucía el sol, lo que no suele ocurrir. Una buena manera de presentarla al mundo", ironizó el director, respecto a las partes del filme rodadas en sus calles. Wenders conmovió en la Berlinale con un filme que repasa los cuerpos permanentemente expuestos a caer exhaustos de Pina y los suyos, mientras que Herzog se adentró en las profundidades de las cuevas de Ardeche (Francia) para mostrar sus pinturas de 30.000 años de antigüedad, en "Cave of forgotten Dreams".
Herzog, presidente del jurado de la Berlinale en 2010, es de los privilegiados que han podido entrar en esas cuevas, descubiertas en 1994 y consideradas las más antiguas hasta ahora exploradas.
Herzog y Wenders no acudieron al festival como aspirantes al Oso, ya que sus filmes se exhibieron fuera de competición, al contrario que el director Michel Ocelot, que presentó "Les contes de la nuit" a concurso esta película de animación.
Su filme recrea las mil maneras de conquistar el corazón de la princesa, sea como galán transmutado en lobo o en chico del tam-tam, en Africa, sobre imágenes mágicas mezcla del teatro de sombras chinescas entre frutas y flores exóticas.
Todo ello sale de una nueva "fábrica de sueños", instalada en un cine que se muere, y donde se refugian los diseñadores de tanta magia, en busca de la fórmula del futuro.
Recrean ahí, una y otra vez, la historia del galán en pos de la linda hija del rey, al que se reserva un final algo atípico a la tradición de los cuentos de príncipes y princesas.
Cabe preguntarse si "Les contes de la nuit" se ganará también el corazón de la princesa, la presidenta del jurado Isabella Rossellini, una amante de los nuevos recursos, así como el favor del rey, el director de la muestra, Dieter Kosslick.
Fue iniciativa de Kosslick introducir a competición un filme de animación en 3D y a Rossellini le gusta experimentar, como demostró en sus cortos disfrazada de luciérnaga o mosca para hablar del sexo de los insectos, presentado en 2008.
Sea porque las gafas del 3D pueden ser algo torturante, especialmente a quienes llevan ya de por vida sus propios anteojos de miope, o porque alguno entró en el cine recién salido de una fiesta y con resaca, el caso es que al tercer o cuarto cuento empezaron las deserciones.
Calarse las gafitas de plástico a las 09.00 de la mañana y seguir con ellas para el pase de la tercera película, está bien para las fotos, pero excede a la paciencia de algunos. EFE
gc/jpm/fr
(foto)
"Wuppertal estaba en una situación inusual: lucía el sol, lo que no suele ocurrir. Una buena manera de presentarla al mundo", ironizó el director, respecto a las partes del filme rodadas en sus calles. Wenders conmovió en la Berlinale con un filme que repasa los cuerpos permanentemente expuestos a caer exhaustos de Pina y los suyos, mientras que Herzog se adentró en las profundidades de las cuevas de Ardeche (Francia) para mostrar sus pinturas de 30.000 años de antigüedad, en "Cave of forgotten Dreams".
Herzog, presidente del jurado de la Berlinale en 2010, es de los privilegiados que han podido entrar en esas cuevas, descubiertas en 1994 y consideradas las más antiguas hasta ahora exploradas.
Herzog y Wenders no acudieron al festival como aspirantes al Oso, ya que sus filmes se exhibieron fuera de competición, al contrario que el director Michel Ocelot, que presentó "Les contes de la nuit" a concurso esta película de animación.
Su filme recrea las mil maneras de conquistar el corazón de la princesa, sea como galán transmutado en lobo o en chico del tam-tam, en Africa, sobre imágenes mágicas mezcla del teatro de sombras chinescas entre frutas y flores exóticas.
Todo ello sale de una nueva "fábrica de sueños", instalada en un cine que se muere, y donde se refugian los diseñadores de tanta magia, en busca de la fórmula del futuro.
Recrean ahí, una y otra vez, la historia del galán en pos de la linda hija del rey, al que se reserva un final algo atípico a la tradición de los cuentos de príncipes y princesas.
Cabe preguntarse si "Les contes de la nuit" se ganará también el corazón de la princesa, la presidenta del jurado Isabella Rossellini, una amante de los nuevos recursos, así como el favor del rey, el director de la muestra, Dieter Kosslick.
Fue iniciativa de Kosslick introducir a competición un filme de animación en 3D y a Rossellini le gusta experimentar, como demostró en sus cortos disfrazada de luciérnaga o mosca para hablar del sexo de los insectos, presentado en 2008.
Sea porque las gafas del 3D pueden ser algo torturante, especialmente a quienes llevan ya de por vida sus propios anteojos de miope, o porque alguno entró en el cine recién salido de una fiesta y con resaca, el caso es que al tercer o cuarto cuento empezaron las deserciones.
Calarse las gafitas de plástico a las 09.00 de la mañana y seguir con ellas para el pase de la tercera película, está bien para las fotos, pero excede a la paciencia de algunos. EFE
gc/jpm/fr
(foto)
sábado, 12 de febrero de 2011
Antídoto turco a Sarrazin
La inmigración turca alegró la opaca jornada de la Berlinale
Gemma Casadevall
Berlín, 12 feb (EFE).- La inmigración turca alegró hoy con "Alemanya. Willkommen in Deutschland" una jornada algo opaca de la Berlinale en la que el país anfitrión presentó "Schlafkrankheit", un retrato del desarraigo del cooperante en África, y EEUU concursó con "Yelling to the Sky", con Zoe Kravitz jugando a "Precious".
La historia de Hüseyin, un turco que entra en Alemania detrás del portugués Armando Rodrigues -el famoso inmigrante un millón al que se regala una moto-, convertida por sus nietas Yasemin y Nersin Samdereli -directora y guionista, respectivamente- en una comedia bienintencionada, desengrasó el sábado y hizo soltar risas y alguna lágrima al personal.
La película, exhibida en la sección oficial aunque fuera de concurso, desembarcó en la Berlinale como antídoto a las tesis islamófobas de Thilo Sarrazin, el ex directivo del Bundesbank que dejó su puesto tras el revuelo causado por su best-seller en el que anuncia la "descomposición de Alemania" a causa de su islamización.
Guste o no, el libro de Sarrazin es récord de ventas de la última década en el género no-ficción. El film de las hermanas Samdereli venía apadrinado por el director del festival, Dieter Kosslick, para quien "Alemanya" sirve para mostrar "lo que los alemanes nos perdemos, por eso de no ser medio turcos".
Es decir, alegría y saber saborear, no sólo ricas especialidades turcas, sino también ese bien llamado familia profusa en hijos, justo eso de lo que están tan necesitados los países de mínimos índices de natalidad, con lo que ello implica en su tejido social.
Es una comedia familiar y multigeneracional, que a veces roza la astracanada y que, a medida que avanza, pierde la frescura inicial, pero que permite echar unas risas y también entender los miedos de una familia de Anatolia en un país donde, les dicen, se cuelgan en las paredes hombres crucificados y sólo se comen patatas.
"Es una película plagada de anécdotas reales, como el pavor al crucifijo o la extrañeza de los niños, llegados de Anatolia, ante esos alemanes que sacan a pasan al perro atadito a una cadena", explicó Yasemin, la directora.
La frase "queríamos trabajadores y vinieron personas", del escritor suizo Max Frisch, preside la película, en la que se pasa de puntillas sobre los aspectos más ásperos de la integración.
Se trata de un filme de esos "para reírnos juntos" -alemanes y semialemanes- de los tópicos, afirmó la directora, y que, además del viaje de ida de Hüseyin a Alemania, recorre el de regreso a la Anatolia de que ahora sus hijos germanizados casi se avergüenzan.
Más profunda, y de digestión difícil, es la reflexión que ofrece "Schlafkrankheit" -literalmente, "La enfermedad del sueño"-, de la situación del cooperante en África, desarraigado e integrado a la vez, que hace equilibrios entre el no comportarse como un neocolonialista más y no dejar que se le tome el pelo.
Dirigida por Ulrich Koehler, el filme contrapone dos personajes: el médico europeo que tras veinte años en Camerún se encuentra que su mujer se vuelve a Europa porque lo impone su hija; y un inexperto colega francés de origen congoleño al que la Organización Mundial de la Salud envía a inspeccionar su proyecto.
"Es un filme sobre europeos en África que dice mucho de Europa", afirmó el director, quien ha pasado media vida en el Zaire y, por tanto, sabe de qué habla cuando retrata al médico "africanizado", que no puede dejar de ser blanco y que no sabe volver.
El filme, primera aportación a concurso de la cinematografía anfitriona, fue acogido con cierta frialdad en el pase para la prensa, pero al menos se evitó la desbandada que provocó, también en la proyección previa para los medios, "Yelling to te Sky".
Dirige esta producción estadounidense la debutante Victoria Mahoney, que coloca en su película a Zoe Kravitz -hija de Lenny- junto a Gabourey Sidibe -la descomunal protagonista de "Precious"- al servicio de un argumento que incide en la marginalidad y la droga en las escuelas, sobre el fondo de una familia desestructurada.
Kravitz se mete en la piel de esa nueva "Precious", mientras Sidibe ejerce de mala, sin más, en una historia de desolación y falta de perspectivas que no acaba de encontrar el hilo conductor. EFE
gc/is
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