domingo, 19 de febrero de 2012

Siempre nos quedará el espectador

domingo, 19 de febrero de 2012


Berlinale, día del espectador


De "Tabú" a Plá y los abuelos Taviani 

Gemma Casadevall

Berlín, 19 feb (EFE).- La agenda del berlinés corriente no da tregua este domingo, el Día del Espectador de la Berlinale, en que el festival se consagra a aquello que le distingue de cualquier otro competidor de primera categoría en el mundo: el público.
A las 10.00, "Tabú" -Miguel Gomes, premio Alfred Bauer- en el Berlinale Palast; a las 12.00, "Formentera", en el cine Arsenal; a las 14.00, "La Demora" -Rodrigo Plá, premio del público- en Delphi; a las 18.00, "Cesare deve morire" -Oso de Oro- en Haus der Berliner Festspiele; y a las 21.30, "Captive", en el Friedrichstadt-Palast.
"Es factible con una buena bicicleta. Incluso da para una pausa al mediodía", explica Oliver, médico, con sus cinco entradas en la mano, en otras tantas salas, elegidas entre lo mucho que no pudo ver durante el festival.
Quiere recuperar "Tabú", un filme portugués en blanco y negro sobre una historia de amor en el África colonial, que en principio le pareció disuasorio, pero luego leyó buenas críticas. "Formentera" -de la alemana Anne Kristin Reyels, en Forum- le llamó la atención, por ser la isla balear donde suele pasar sus vacaciones.
"La Demora", filme uruguayo-mexicano y premio de los lectores del diario berlinés "Der Tagesspiegel", le interesa porque aborda el caso de un abuelo con demencia senil en situación de precariedad.
Por el "Cesare" de los "abuelos Taviani" -Paolo y Vittorio, de 80 y 82 años- se decidió justo el sábado, sin saber aún que se llevaban el Oso Oro, por empatía hacia los maestros italianos que regresaron a la palestra tras quince años de silencio.
"No sé si me dará la cabeza para 'Captive'. Si no, devuelvo la entrada", dice, respecto a la película de Brillante Mendoza, con Isabelle Huppert en el papel de secuestrada de un grupo islamista.
El médico no es un "freak de la Berlinale", dice, sino un berlinés común, que ha tratado de ver una película al día, durante el festival. Quiere despedir la edición 62 con un circuito que le llevará de este a oeste de la ciudad, partiendo del Berlinal Palast.
"La Berlinale es algo así como la sacudida del invierno. La empiezas enfundada en gorros de lana y la terminas con alguna bufanda menos", explica Ursula, estudiante de 27 años, "perdedora habitual" de guantes y otros artículos en salas de cine.
Las diez jornadas oficiales de festival, más el Día del Espectador de colofón, empezaron bajo el frío siberiano y acaban con amagos de sol este domingo. "Otros años estuvimos cada día pisando nieve, aún tenemos semanas de frío por delante, pero vamos en la dirección correcta: la primavera", dice la estudiante.
"La Berlinale es la más popular entre los festivales de su categoría, qué duda cabe", comentaba a Efe con orgullo Frauke Greiner, jefa de prensa del certamen, según la cual el balance final de venta de entradas superará las 300.000 localidades.
Los cerca de 400 filmes que se proyectan en sus distintas secciones -Competición, Panorama, Forum, Generation, Cine Culinario, Nuevo Cine Alemán, más retrospectivas- son accesibles al espectador, con la única excepción de los pases avanzados para la prensa.
La Berlinale abarca toda la capital alemana, puesto que los pases se reparten en una veintena de salas, incluidos cines de barrio, por cuya "alfombrita roja" -"die Matte", el felpudo, como la apodan- desfilan un día del festival las estrellas del Berlinale Palast.
Los precios oscilan de los 12 euros (15,7 dólares), para los estrenos del Berlinale Palast, a 6 euros (7,8 dólares), en otras secciones.
Existe, además, la posibilidad de comprar la localidad a mitad de precio, vía "último minuto", es decir, guardando cola ante la taquilla, donde se venden las últimas entradas tras el conteo "a dedo" por el personal de la sala de las butacas vacías, ya sea porque no se vendieron o porque finalmente no se fue al cine.
Es un festival heterodoxo y sin complejos, para bien y para mal. El público reclama que le devuelvan la entrada si el pase empieza tarde porque la estrella se demora -como pasó con Salma Hayek, en "La chispa de la vida".
Y la fiesta, tras la entrega del Oso, discurre en un club lúgubre del sótano del Berlinale Palast, en el mejor estilo de "From Dusk Till Dawn " (1996), pero sin George Clooney ni Hayek en su interior. EFE
gc/jpm/cr

sábado, 18 de febrero de 2012


Berlinale, los abuelos Taviani cazaron el Oso

El "Cesare" carcelario de los Taviani ganó el Oro de una convulsa Berlinale 

Gemma Casadevall 

Berlín, 18 feb (EFE).- La veteranía de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani se impuso en la Berlinale, que les dio su Oso de Oro por "Cesare deve morire", un impactante filme que traslada a Shakespeare a una cárcel de alta seguridad de Roma, en un festival de cine volcado a reflejar las convulsiones del mundo actual.
El jurado presidido por Mike Leigh se decantó así por una lección de gran cine, interpretado por presos reales, desde narcotraficantes a camorristas, capaces de transportar a la Italia de hoy el complot contra el césar devenido en tirano.
Otros galardones se fueron para las nuevas generaciones, al frente de temas de alto voltaje político y, también, de un formato de cine duro, de bajo presupuesto y sin concesiones al espectador.
Este fue el caso de la húngara "Csak a szél", (Just The Wind), dirigida por Bence Fliegauf y ganadora del Gran Premio Especial del Jurado, un angustioso retrato de un día en la vida de una familia gitana, en medio de los asesinatos xenófobos en serie contra ese colectivo.
La película de Fliegauf estaba entre los favoritos al Oro, lo mismo que la de la suiza Ursula Meier "L'enfant d'en haut", que se llevó un Oso de Plata especial con su retrato de la precariedad como forma de vida cada vez más extendida en la Europa más próspera.
La Plata al mejor director fue para otro favorito, Christian Petzold, por "Barbara", centrado en una doctora acosada por la Stasi, la policía política de la antigua Alemania comunista.unista.
Su colega portugués Miguel Gomes obtuvo el Alfred Bauer, instituido en memoria del fundador del festival, con "Tabu", una hermosa historia de amor rodada en blanco y negro y ambientada en el África colonial, que asimismo ganó el premio de la Federación de la Crítica Internacional FIPRESCI.
Todos esos filmes estaban entre los sólidos aspirantes a Oso, pero el jurado dio alguna sorpresa al premiar a los actores.
La Plata a la mejor actriz fue para la congoleña Rachel Mwanza, con su desgarrador papel de niña soldado africana en el filme "Rebelle", otro filme durísimo que sobrecogió al festival.
La plata al mejor actor derivó en sorpresa, ya que recayó en el danés Mikkel Boe Folsgaard, por su papel de príncipe bobo en "En kongelig affære", (A royal affair), galardón que parecía cantado para su colega de reparto Mads Mikkelsen, el médico que le roba a la reina, en un hermoso filme centrado en la Ilustración. La película danesa era de las pocas a concurso que no incidían en ninguna de las grandes convulsiones -pendientes o saldadas- del mundo actual y, para muchos, un alivio para los ojos, en medio de la oscuridad temática y en ocasiones fílmica de los aspirantes a Oso.
Formaban el jurado, junto a Leigh, su colega iraní Asghar Farhadi -Oro el año pasado con "A Separation"-; su colega francés François Ozon; la actriz francesa Charlotte Gainsbourg y la alemana Barbara Sukowa; el actor estadounidense Jake Gyllenhaal; el escritor argelino Boualem Sansal y el camarógrafo holandés Anton Corbijn.
Fuera del par de toques inesperados, el palmarés encajó con el espíritu de la 62 Berlinale, plagada de cine comprometido en todas sus secciones, en que se vieron unos 400 filmes.
 Fueron nueve días de cine de alto voltaje político o social, salpicado de dramas personales, y casi siempre en formato de películas de modesto presupuesto.
La Berlinale, que consagrará su última jornada al público de a pié, con el Día del Espectador, cerró con los Osos una edición con cierto aire de festival crepuscular.
Fue un festival reflejo de la convulsiones del mundo, más allá de la crisis económica global, en el que incluso las estrellas internacionales, empezando por Angelina Jolie, comparecieron con modestia, en su versión más comprometida con los conflictos de hoy.
Hubo menos presencia mediática -parte de la crítica internacional asidua se quedó en casa o acudió solo a las primeras jornadas-, también como efecto de la crisis económica.
Por si faltaban nubarrones, el ambiente en la capital alemana estaba enrarecido por la dimisión, el viernes, del presidente Christian Wulff, por sospechas de corrupción, y en toda la ciudad no funcionaba ni un metro ni un autobús, ya que estaban en huelga.

viernes, 17 de febrero de 2012


Berlinale, África cierra el desfile



Gemma Casadevall 

Berlín, 17 feb (EFE).- La Berlinale cerró hoy su desfile de aspirantes al Oso de Oro con "Rebelle", un filme centrado en una niña soldado del Congo, acorde con la tónica de un festival abocado a mostrar las lacras y convulsiones del mundo actual. 
"Rebelle", dirigida por el canadiense de origen vietnamita Kim Nguyen, fue el último grito de alerta de esta Berlinale sobre los dramas humanos que azotan el planeta. 
Rachel Mwanza en el papel de Komona, la niña a la que capturan con doce años los rebeldes y cuyo "bautizo de fuego" consiste en obligarla a ejecutar a sus padres, es el eje de un filme que apenas deja algún minuto de respiro de una muerte a la siguiente. 
Una película hermosa y de bajo presupuesto, como la mayoría de los 18 aspirantes a Oso que se han visto en esta Berlinale, cuyas quinielas apuntan a una victoria del cine anfitrión, encabezada por "Barbara", de Christian Petzold. 
El filme, centrado en una doctora berlinesa mandada a provincias y acosada por la Stasi -policía política de la Alemania comunista-, lidera el ránking tanto de la crítica internacional de la revista del festival, "Screen", como del diario berlinés "Der Tagesspiegel". 
Le siguen "L'enfant d'en Haut", otra película de modesto formato que tocó fibra y dirigida por la suiza Ursula Meier, y "Tabu", del portugués Miguel Gomes, una hermosa historia de amor en blanco y negro en el África colonial. 
El jurado dirigido por Mike Leigh, con el director iraní Asghar Farhadi -Oro el año pasado con "A Separation"-, puede decantarse por las preferencias comunes o buscarse su propio filme, de manera que todo pronóstico es aventurado. 
El director del festival, Dieter Kosslick, diseñó la lista de la competición como una especie de mapa geopolítico de los conflictos, pendientes o saldados, de todo el mundo, con las revueltas árabes como eje, pero dándole a la temática su sentido más amplio. 
Se vieron así películas como "Captive", con Isabelle Huppert secuestrada por terroristas islámicos en Filipinas, o "Cesare deve morire", de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, sobre el complot para asesinar al tirano trasladado a una cárcel romana de hoy. 
Se repasó el estallido de la toma de la Bastilla, la "madre" de las revoluciones, con "Les adieux a la reine", aunque en versión light y sin guillotinas de por medio, y se proyectó cine durísimo, sobre la xenofobia contra los gitanos, de la mano del húngaro "Csem a Szél" -"Just the wind"-, otro sólido aspirante a Oso. 
Salvo un par de excepciones, han sido nueve días de cine de alto voltaje político o social, salpicado de dramas personales, casi siempre en formato de películas sin concesiones al espectador. 
La danesa "En Kongelig affaere" alivió la recta final, con su magnífico retrato de la Ilustración a partir de un amor palaciego. 
La media de calidad ha sido de las más altas en años, lo que no quita que lo visto no sean precisamente películas para arrastrar al cine al ciudadano común que busca evadirse de sus propias crisis. 
"Optamos por el cine pequeño que dice mucho, aunque eso no sea lo más placentero ni un imán para el gran público", comentaba Kosslick a Efe, en un aparte entre sesión y sesión. "Los nombres más atractivos vinieron fuera de concurso. Ellos no necesitan nuestra plataforma para ser estrenados en todo el mundo", añadía. 
El último de esos "imanes", fuera de concurso, fue Robert Pattinson, al frente del reparto de "Bel Ami" y seduciendo a Christina Ricci, Uma Thurman y Kristin Scott Thomas. 
A Pattinson no se le quita en toda esta recreación de Guy de Maupassant la cara de vampiro por la que suspiran sus fans. Unas cuantas decenas de ellas estaban apostadas ante el Berlinalepalast desde primera hora de la mañana para verlo posarse sobre la alfombra roja, en el pase previsto para las once de la noche. EFE 
gc/jcb/ps

jueves, 16 de febrero de 2012


Berlinale, Bardem... na endlich

Gemma Casadevall

Berlín, 16 feb (EFE).- El actor y productor español Javier Bardem impartió hoy una lección magistral de cine y denuncia por la causa saharaui al presentar ante la Berlinale "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigida por Álvaro Longoria.
"Vemos el Sahara como la llama que encendió la primavera árabe, en Túnez. Unos pocos meses antes de ese estallido, en noviembre de 2010, había una situación explosiva en los campamentos, un deterioro progresivo", explicó Bardem, tras la proyección del documental, en la sección Berlinale Special.
Ese es el punto de arranque de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de 110 minutos de duración, que combina el formato documental con imágenes de archivo y fragmentos de animación, donde repasa la historia de esta franja de desierto africano, desde la colonización española hasta hoy.
"Es un conflicto olvidado, que no está con la fuerza que debiera en la agenda internacional", denunció el actor y productor, acompañado de Longoria, en un debate con el público tras el estreno.
Bardem nos conduce en el filme desde las raíces de ese conflicto olvidado hasta la situación actual "de estancamiento de toda solución", indicó.
La cámara sigue a Bardem, desde 2008 a finales de 2011, por los pasillos de la ONU, los campamentos de refugiados y hasta las puertas de la Moncloa, donde pretende entregar al entonces presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, las cartas de 230.000 españoles en apoyo a la causa.
Políticos como el expresidente español Felipe González o el excanciller francés Roland Dumas, o el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky analizan el conflicto de intereses estratégicos que pesa sobre el conflicto.
"La idea del documental surgió de la participación en un festival de cine en el desierto, Fisahara. Ahí decidimos llevar al cine un documental como éste, para trasladar al mundo una realidad que ni siquiera muchos españoles conocen de su antigua colonia", explicó.
"Hijos de las nubes. La última colonia" recorre, con imágenes de archivo, desde la "Marcha Verde" de 350.000 personas lanzada por Marruecos para ocupar el territorio en 1975 a los sucesivos vaivenes diplomáticos en relación a su estatus político, con intervenciones del ya fallecido rey Hassan II de Marruecos y del monarca español Juan Carlos I.
"En contra del Sahara se cruzaron, por un lado, los intereses económicos de EEUU y Francia, convertidos en aliados de Marruecos; por el otro, el apoyo de Argelia y Libia al Frente Polisario", expuso Longoria.
La víctima de ese cruce de intereses es la población saharaui, con sus 200.000 personas subsistiendo en tierra de nadie, en campamentos de refugiados, y un número parecido de exiliados.
La voz de estos saharauis está presente en el filme a través de los testimonios de hombres, mujeres y niños de esos campos, sean personajes anónimos o la activista Aminetu Haidar, así como representantes del Frente Polisario.
"Sé que mi presencia pesa mucho sobre el documental. Tal vez podría haberla evitado. No lo hice, porque sé que le doy una proyección que no tendría. Y, no lo olvidemos, también soy su productor", admitió Bardem, en un aparte ante los medios.
El actor y productor español acudió a la Berlinale en su condición de famoso comprometido con una causa y limitó su presencia pública al debate que acaparó la atención de los berlineses y de los medios acreditados, dispuestos a captar a una de las presencias internacionales más codiciadas del momento.
Bardem compareció acompañado del director de la Berlinale, Dieter Kosslick, y del equipo de su película al completo. EFE
gc/ps
(foto) (vídeo


)http://video.mx.msn.com/watch/video/javier-bardem-da-a-conocer-en-la-berlinale-el-conflicto-de-los-saharauis/gfz4bp58?q=gemma%20casadevall&rel=MSN

Berlinale, drama gitano y xenofobia

Gemma Casadevall

Berlín, 16 feb (EFE).- Un durísimo filme húngaro sobre la ola de asesinatos racistas contra la población gitana, "Csak a Szél" ("Just the wind"), marcó la penúltima jornada a competición de una Berlinale que llega a su ronda final sobredimensionada de dramas.
La película, dirigida por Bence Fliegauf, sobrecogió al festival con un retrato sin concesiones de la xenofobia que sufre ese colectivo en el corazón de Europa y basado en unos hechos reales demasiado recientes -entre 2008 y 2009- como para cerrar los ojos.
El filme compartía jornada con otras dos producciones europeas, la alemana "Gnade" -"Mercy"-, de Matthias Glasner, última representante a concurso del cine anfitrión, y la danesa "En kongelig Affaere" -"A royal affair"-, de Nikolaj Arcel, único título que aportó algo de luz al día.
Fliegauf, cuyo "Milky way" ganó en 2007 el Leopardo de Oro en Locarno, sigue con su cámara a los tres miembros de una familia gitana -la madre y sus dos hijos- que levantan los ojos con miedo cada vez que el viento mueve una hoja, atemorizados como el resto de sus vecinos por el último asesinato en su comunidad.
Las víctimas no fueron gente de mal vivir, sino una familia que, como ellos, viven y trabajan en esa Hungría de hoy, van a la escuela y tratan de llevar una existencia asentada, a la espera de que el padre reúna el dinero suficiente para llevarlos con él a Canadá.
La cámara implacable no filma la violencia, sino que deja que ésta se respire a cada escena. Mientras la madre limpia inodoros en una escuela, la hija baña en un lago inmundo a la nena de una vecina embrutecida por el alcohol y su hermano entierra al cerdo de los vecinos asesinados.
Igualmente implacable se muestra al retratar las montañas de basura en que viven otros gitanos menos asentados, representantes de un colectivo al que parte de la población -y sus asesinos- identifica como gente de piel sucia, desgreñados y ladrones.
La película abrió la penúltima jornada a competición de una Berlinale que, de acuerdo con lo anunciado por su director, Dieter Kosslick, se ha centrado en las convulsiones de este mundo, desde sus orígenes al momento actual de crisis globalizada.
Ha sido un repaso de sacudidas colectivas o privadas, revueltas pretéritas o actuales, europeas, africanas o asiáticas, con especial proyección para el mundo islámico, donde se ha mimado el cine de bajo presupuesto y con énfasis en la situación de precariedad.
La Berlinale llegó así a su tramo final algo exhausta de dramas y con poca paciencia para asistir a las dos horas largas de "Gnade", centrada en una familia alemana que se traslada al círculo polar.
Se trata de una familia desestructurada en lo emocional, a la que un accidente de automóvil, durante la llamada "noche polar" -o sea, los seis meses de oscuridad-, aboca al naufragio.
Glasner, último alemán de los tres a concurso, escuchó algún que otro abucheo y rompió así la buena dinámica con que se recibió al cine anfitrión en esta 62 Berlinale, especialmente a "Barbara", de Christian Petzold, que encabeza las quinielas de favoritos al Oro.
El bálsamo de la jornada, en lo anímico y lo fílmico, vino del cine danés. "En kongelig Affaere" topaba con los recelos de los alérgicos a las películas de época, ya que se sitúa en 1768, en la corte de Christian VII, un débil mental al que el interés real obliga a casarse con la reina Carolina Matilde.
En eso aparece Johann Friedrich Struensee, que de médico palaciego pasa a modernizador de la Corte -y a amante de la reina-.
El dominio de su protagonista, el ídolo escandinavo Mads Mikkelsen, y la finura aplicada por Arcel a un filme que, además de los amores de la reina, retrata la Ilustración, derribaron los recelos de los reacios a los retratos realezas pasadas.
A los tres filmes europeos de hoy seguirá mañana "Rebelle", producción canadiense rodada en el Congo y dirigida por el vietnamita Kim Nguyen, último de los 18 aspirantes a Oso.
Mientras Europa acaparaba la competición, fuera de concurso se esperaba, ya por la noche, la presencia de Javier Bardem, productor y conductor de "Hijos de las nubes. La última colonia", un filme de Álvaro Longoria que recorre el conflicto del Sáhara Occidental. EFE
gc/jcb/is

miércoles, 15 de febrero de 2012


Los bloggers de la primavera árabe a la gran pantalla

Gemma Casadevall

Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale brindó hoy su plataforma a "bloggers" y activistas de la primavera árabe, eje temático del festival, con el objetivo de trasladar a la gran pantalla a los "captadores espontáneos" de esas revoluciones.
"Las revueltas árabes son la máxima expresión de un ansia colectiva de cambio. De ahí surgió mucho material audiovisual, tomado por gente real y que muestra a gente real. El desafío ahora es trasladarlo al cine", afirmó el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, al presentar el "Foro de la Primavera Árabe".
Internet es ahora mismo el "más importante canal de difusión" para la revueltas contra el régimen de Siria, afirmó la directora y activista siria Hala Al Alabdallah, presente asimismo en el foro.
"Hay toda una nueva generación de cineastas surgidos de (el portal de vídeo) YouTube, cuyas imágenes, captadas con el celular, son armas en la lucha por la libertad", añadió la cineasta, quien recordó que tomar y difundir esas imágenes, en buena parte del mundo, solo es posible "arriesgando la propia vida".
"Tal vez no sea el medio más profesional, pero es el único existente en situaciones de dictadura y represión como la que vive Siria", añadió su compatriota y reportero gráfico Mohamed Ali Attasi.
Koslick hizo hincapié en la necesidad de dar al término primavera árabe "su sentido más amplio".
Es decir, tanto los países del norte de África donde surgieron las revueltas como sus orígenes, desde el colonialismo a hoy, así como aquellos lugares en situación de "conflicto latente", como el Sahara Occidental.
Más allá de los debate, hoy y mañana, organizadas por regiones y problemáticas -desde Siria a Túnez, Egipto y Libia, entre otras-, la Berlinale ha incluido unos cincuenta filmes, en todas sus secciones, alrededor de ese eje temático.
"Tenemos interlocutores en todas las secciones. También entre el jurado que repartirá los Osos", indicó Kosslick, respecto al escritor argelino Bouamel Sansal, incluido en ese gremio, junto al director iraní Asghar Farhadi, Oso de Oro 2011 con "A Separation".
Sansal compartirá debates con colegas como el marroquí Tahar Ben Jelloun. El español Javier Bardem hablará de la problemática del Sahara con el público presente, mañana, en la presentación del documental "Hijos de las nubes. La última colonia", dirigido por Álvaro Longoira y producida por el actor.
Se trata del segundo título sobre el Sahara en ese festival, tras la proyección, el lunes, de "Wilaya", del asimismo español Pedro Pérez Rosado, en la sección Panorama.
Al margen de los debates y la proyección de filmes ya existentes, Kosslick pretende canalizar todo ese material "precioso, directo y espontáneo, inimaginable en otros tiempos" hacia la gran pantalla.
"Hasta ahora, presentamos mayoritariamente documentales. Hay que dar tiempo a que surja títulos de ficción. Pero están ahí, aguardando. Y reclamando ayuda. También financiera", dijo Kosslick.
El eje temático de esta 62 edición de la Berlinale es, así, el foco prioritario de atención del World Cinema Fund, un fondo de ayuda al cine, creado por el festival a principios de los 2000 y que hasta ahora se concentró en Latinoamérica, Asia y Oriente Medio.
El WCF apoyó en los años pasados filmes posteriormente proyectados en la Berlinale, algunos de ellos en la sección a competición, como fue el caso de "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009.
Las últimas ediciones han sido ricas en otros ejemplos de cine latinoamericano salido de la factoría WCF y que acabaron premiados, como "El otro", del argentino Ariel Rotter; "El custodio", de su compatriota Rodrigo Moreno y "El abrazo partido", de Daniel Burman. EFE
gc/jpm

lunes, 13 de febrero de 2012

Cine militante

Berlinale, Wilaya y el conflicto olvidado del Sáhara

Gemma Casadevall

Berlín, 13 feb (EFE).- La película española "Wilaya" llevó hoy a la Berlinale el conflicto del Sahara Occidental, un tema encuadrado en el compromiso del festival con las revoluciones pendientes del norte de África, según recordó el escritor argelino Boualem Sansal, miembro de su jurado internacional.
"Es un filme militante, aunque militante crítico. Opté por un filme de ficción, para centrarme en la parte social y cotidiana del conflicto, no solo la denuncia", explicó a Efe Pedro Pérez Rosado, director de la película, incluida en la sección Panorama.
"Wilaya" retrata el reencuentro de Fatimetu, una joven saharaui que vive en España, con su hermana Hayat en un campamento de refugiados. La ocasión es el entierro de su madre y lo que se genera es la confrontación entre ambas mujeres -la inmigrante europeizada y la hermana minusválida anclada en la sociedad islámica.
"Hay mucho de mi en esa película", indicó Nadhira Mohamed, única de las dos protagonistas que acompañó al director a Berlín, ya que la otra, Memona Mohamed, no obtuvo permiso para viajar.
"La primera escena es del barrio donde nací", recordó Nadhira, actriz no profesional, como el resto del reparto, sólo que a diferencia de sus compañeros ella vive, como su personaje, en España, donde estudia y trabaja como camarera.
"Elegí a mis actores entre la gente de los campamentos porque sólo así, creo, se logra una inmersión real en la vida ahí dentro", explicó el realizador.
"Wilaya", un filme de bajo presupuesto, es la tercera incursión en ese conflicto del director (Valencia, 1953) tras su documental "Sahara, un pueblo" y "Cuentos de la guerra saharaui".
La figura dominante es Fatimetu, en tanto que representante de la tercera generación de saharauis nacidos en el extranjero, principalmente en España, la que interesa destacar al director.
"Cada generación que crece fuera es una generación que desangra aún más al Sahara de su población y su idiosincrasia", indicó el director, quien admite ser "militante" -aunque recalcando lo de "crítico"-, como "todo aquel que entra en un campo de refugiados".
Su película se encuadra en el eje temático de esta Berlinale, la primavera árabe y los conflictos abiertos del norte de África, en lo que también se inscribe "Hijos de las nubes. La última denuncia", de Álvaro Longoria, producida y conducida por Javier Bardem, que se proyectará el próximo jueves.
"Es una feliz casualidad, qué duda cabe, que haya dos filmes españoles sobre el Sahara. La de Javier, por lo que sé, porque no he podido verla aún, es más claramente de denuncia. La mía es más social, en tanto que retrata el día a día del campamento", explicó.
Para el director es asimismo "relevante" que ambos proyectos sean españoles, "ya que le correspondería a España llevar a la agenda política internacional este conflicto olvidado", apunta el cineasta.
"No basta con la ayuda económica, como la que viene prestando España desde hace décadas. Es necesario un compromiso político clara con la solución política para el Sahara. Y le corresponde a España dar ese impulso", argumentó.
La situación de esta antigua colonia española, anexionada por Marruecos en 1975 y aún hoy ocupada casi en su totalidad por ese país, forma parte del eje temático elegido por el director del festival, Dieter Kosslick, para esta 62 edición de la Berlinale.
Más de cincuenta películas, repartidas en todas las secciones del festival, abundan en éste y otros conflictos latentes, en el norte de África, países árabes y mundo islámico en general.
"Es extremadamente oportuno el compromiso con estas revoluciones pendientes. Esperemos que no sea una preocupación pasajera en esta Europa tan concentrada en su crisis actual", comentó a Efe, en un aparte del festival, el escritor Boualem Sansal.
Miembro del jurado que repartirá los Osos entre los 18 filmes incluidos en competición, Sansal fue invitado por Kosslick a integrar el jurado como parte de su apuesta con esa temática.
"La primavera árabe es un libro con las páginas en blanco. Su escritura será tarea colectiva. Desde el norte de África y Oriente Medio y también por todos aquellos que andamos repartidos por el mundo", indicó Sansal, Premio de la Paz de Libreros Alemanes 2011. EFE
gc/cr

domingo, 12 de febrero de 2012

Berlinale, Huppert y el calvario de la secuestrada

Gemma Casadevall

Berlín, 12 feb (EFE).- La actriz Isabelle Huppert personificó hoy en la Berlinale el calvario de un cautiverio en nombre de Alá con "Captive", el filme del filipino Brillante Mendoza que se sumerge en la situación extrema de un largo secuestro en la jungla, en manos de la guerrilla islámica Abu Sayaf.
"No se trataba de actuar, sino de reaccionar. Rodamos casi sin guion, sin saber a qué lugar nos llevarían al día siguiente, dónde o cuándo oiríamos los siguientes disparos. Se trataba de sentir como siente un rehén", explicó Huppert, tras el pase del filme, anunciado entre los favoritos al Oso de Berlín.
A medio camino entre ficción y realidad, "Captive" reconstruye "desde una perspectiva múltiple y con un afán de fidelidad casi microscópica", según Mendoza, cerca de un año de secuestro en la jungla.
Huppert, una voluntaria y misionera cristiana en el filme, forma parte del grupo de huéspedes de diversas nacionalidades de un resort hotelero filipino que cae en poder de ese grupo, casi por error, puesto que la banda pretendía capturar a rehenes más "valiosos".
Empieza para ellos un calvario, entre ríos infestados de sanguijuelas y acosados por los tiroteos del ejército, que combate a la guerrilla aparentemente sin miramientos hacia los rehenes.
"Acabamos generando comportamientos casi de familia", apuntó Huppert, tanto en el trabajo del equipo como en las relaciones que se tejen y destejen entre capturados y captores, que la cámara de Mendoza capta como si fuera un parto en directo a las entrañas de la jungla.
El número de rehenes va menguando, sea porque se les libera tras cobrar el rescate con el gobierno de cada uno de ellos; sea porque se les liquida, ya que quedaron malheridos y no pueden seguir; sea porque mueren por disparos del ejército enviado a rescatarlos.
Mendoza, premio al mejor director en el Festival de Cannes de 2009 con "Kinatay", traza un retrato desapasionado de unos terroristas islámicos que no se comportan como desalmados con sus rehenes, puesto que al fin y al cabo son su fuente de financiación.
"Es un cautiverio brutal porque estamos hablando de una situación de guerra", explicó Mendoza, que sitúa el inicio de su secuestro unos meses antes de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York, los ataques que dieron un vuelco a la perspectiva -también dentro del radicalismo- de la red de Al Qaeda.
"Me documenté desde todos los ángulos posibles. De supervivientes de secuestros de Abu Sayaf a miembros de la banda y del ejército", sostuvo Mendoza. Finalmente, optó por no ceñirse a ningún caso real "para poder englobar en un grupo limitado una perspectiva lo más diversificada posible".
"Captive" llegaba a la Berlinale inmerso en el eje temático elegido por el director del festival, Dieter Kosslick, para esta edición: las revueltas árabes, desde sus raíces a los conflictos del poscolonialismo, pasando por el fundamentalismo islámico.
El durísimo filme de Mendoza compartió la jornada de competición con "Meteora", una bellísima cinta rodada en ese monasterio ortodoxo, dirigida por el grecocolombiano Spiros Stathoulopoulos.
El dúo protagonista es una monja ortodoxa rusa -Tamila Koulieva- y su alter ego masculino -Theo Alexander-. Cada uno vive en casi total aislamiento, hasta que rompen esa regla por la vía del "chat", lógicamente no por internet, sino buscándose con un juego de espejos, orientados a sus respectivas celdas.
Ella tiene su celda en una de las cimas del abrupto paisaje a la que accede con un rudimentario ascensor -una bolsa de red, accionada desde lo alto por una polea-. Él tiene su refugio en la cima vecina, a la que sube por la interminable y empinada escalera de Meteora.
Stathoulopoulos se define como un "nómada" entre religiones y culturas: nació en Bogotá, de madre colombiana y padre griego, creció entre ambos países, estudió en EEUU y actualmente reside "ahí donde me manda mi trabajo".
"Meteora" es el resultado de ese nomadismo entre el catolicismo materno y la ortodoxia paterna, explicó a EFE, en un aparte.
La monja que sube a su refugio colgando de su polea y el monje que le cocina guisos de cabra y patatas sienten la fuerza de otro dios, Eros.
"La ortodoxia no es una religión basada en el castigo, sino en la decisión individual. Ellos viven su dilema y la resolución de éste dependerá de ellos", concluyó el director.
Las cárceles interiores de la ortodoxia individual y el secuestro mental y físico del fundamentalismo islámico llenaron la jornada a competición de este domingo de Berlinale, centrada en dos formas distintas del extremismo religioso. EFE
gc/amb
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Berlinale, Stathoulopoulos, el colombiano nómada

Gemma Casadevall

Berlín, 12 feb (EFE).- El director Spiros Stathoulopoulos (Bogotá 1978), presentó hoy en la Berlinale "Meteora", un filme bellísimo rodado en el monasterio ortodoxo del mismo nombre, con el que este grecocolombiano nómada quedó incluido entre los 18 aspirantes al Oso del festival.
"Mi película se explica, tal cual, en la topografía de Meteora. Arriba, en la cima, estamos como colgados de Dios. Abajo, en el suelo, tomamos conciencia de lo que somos", explicó el cineasta a Efe, en un aparte tras su presentación en la Berlinale.
En dos cimas gemelas, cada uno en su refugio espiritual, sitúa el realizador a sus protagonistas, una monja ortodoxa rusa -Tamila Koulieva- y su homólogo masculino -Theo Alexander-.

Ella accede a las alturas de su celda con un rudimentario ascensor -una red accionada desde lo alto por una polea-. Él lo hace ascendiendo por la interminable y empinada escalera de Meteora.
"No hay cima tan alta ni tan inaccesible para ser inmune a otro poder griego, Eros", dice el director. Ni tampoco incomunicación tan absoluta como para hacer imposible el "chat".
En este caso, no a través de internet, puesto que ese mundo no cuadra en Meteora, sino por un curioso juego de espejos de celda a celda, en lo alto de sus respectivas cimas.
La monja que asciende hasta su escarpado refugio pendiendo de una polea y el monje que le cocina guisos de cabra y patatas, en su primera cita a ras de suelo, se buscan pese al miedo a los abismos.
"La ortodoxia no es una religión basada en el castigo, sino en la decisión individual. Ellos viven su dilema, la resolución dependerá de ellos", concluyó Stathoulopoulos.
"Meteora" alterna la impactante fotografía obra del mismo director -que además de camarógrafo es su guionista- con escenas de animación computerizada de Anna Jander y Matthias Daenscheld.
"Es una apuesta visual y temática, una forma de repartir competencias que facilita todo aquello que, de otro modo, no podría plasmarse en fotografía", explicó el director.
"Meteora" traspasa solo virtualmente las paredes del riguroso monasterio griego: "No pedí permiso para rodar dentro, por respeto a lo que significa de encierro interior", explicó. Sólo las tomas exteriores corresponden al monte, mientras que las interiores son recreación cinematográfica.
Stathoulopoulos pasó por Berlín con su aire de nómada, como lo definía su madre, la abogada colombiana Elsa Caicedo, sentada en la sala de prensa junto a su esposo, Basilis Stathoulopoulos, un médico griego del Instituto Barraquer de Bogotá.
"Nació en Bogotá, a los cuatro años nos trasladamos a vivir a Grecia, luego regresamos a Colombia, de ahí pasó a estudiar en Estados Unidos y ahora anda de un sitio a otro, incluido Berlín, donde ha estado trabajando este año", explicó a Efe Caicedo.
La inclusión en la sección oficial de la Berlinale sigue a la plataforma internacional que fue para el director la Quincena de los Realizadores de 2007, en Cannes, donde presentó "PVC1" -"una película que le financiamos entre todos", explica su orgullosa mamá.
La inclusión de "Meteora" en la sección oficial supone el regreso a competición de Grecia, como destacaba estos días el director del festival, Dieter Kosslick, quien recordó que el último cineasta de esa nacionalidad en la Berlinale fue el recientemente fallecido Theo Angelopoulos.
Stathoulopoulos es un nómada también en lo religioso -madre católica, padre ortodoxo-. Algo que transmite su filme, impensable para un ortodoxo que se tome su religión al pie de la letra.
"Tengo un profundo respeto por Meteora, desde la primera vez que mis padres me llevaron ahí de visita", explicó el realizador.
Su paseo por las cárceles interiores de la ortodoxia compartió jornada a concurso con "Captive", una impactante película con Isabelle Huppert y dirigida por el filipino Brillante Mendoza, que sumerge al espectador en el calvario de un largo secuestro en poder del grupo islámico Abu Sayaf. EFE
gc/amb
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sábado, 11 de febrero de 2012

Berlinale, Chavarrías y su cuento oscuro

Gemma Casadevall

Berlín, 11 feb (EFE).- El realizador español Antonio Chavarrías se presentó hoy en la Berlinale con "Dictado", un "cuento oscuro" de "difícil encaje en un festival" de cine, en palabras del cineasta, por tratarse de un thriller psicológico.
"Es un cuento oscuro, de estructura clásica, que arranca de una niña perdida y nos sumerge en (la idea de) que el mal puede nacer de la inocencia", explicó Chavarrías a Efe, tras el primer pase para la prensa del filme, uno de los 18 aspirantes al Oso de Oro de la Berlinale.
Se trata de una película, admite el cineasta, algo "inusual" en la sección a concurso de un festival como el berlinés, porque parte del "hándicap de ser una película de género", el thriller.
Su objetivo es que la Berlinale sea para "Dictado" una "plataforma de arranque" para la máxima difusión a su película.
"Dictado" se centra en la figura de una huérfana de siete años, Julia (Mágica Pérez), traumatizada por el suicidio de su padre y de la pareja que la acoge temporalmente (Juan Diego Botto y Bárbara Lennie).
"Para ella, es la hija que hasta ahora no pudo tener; para él, una amenaza, que le hace sacar el monstruo sumergido en su interior", resume Chavarrías.
"Sí, yo soy el monstruo que vive agazapado dentro de un tipo aparentemente bueno", reconoció Botto, mientras su compañera de reparto "adulto", Lennie, explicaba que su relación con Mágica fue "exactamente así, mágica", en el filme y fuera de él, desde el primer momento.
"No es fácil rodar con niños, porque hay que adaptarse a sus ritmos y necesidades", explicó la actriz.
"A quien no le gusten las películas con niño, que no vaya a verla, porque la película es ella", añadió Botto, quien se metió en "Dictado" tras "Historias del kronen", de Montxo Armendáriz.
El equipo en pleno de "Dictado" comparte la idea de que es una película "inusual" para un festival, pero confía asimismo en el calificativo de "heterogéneo" que se suele aplicar a la Berlinale.
"Berlín es una ciudad de amplitud de miras, su festival también. No es un lugar anquilosado en conceptos de cine de autor y de cine de género", explicó Chavarrías.
El cineasta español se estrenaba en el género del "thriller", como director, un estilo distinto a sus anteriores "Susana" y "Las vidas de Celia", por ejemplo.
Sin embargo, no acudía como un "perfecto debutante" a la Berlinale, festival del que recogió, como productor, un Oso de Oro, en 2009, con "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa.
"Fue increíble. No me atrevo ni a soñar con algo parecido. De repente toda esa gente a tu alrededor, que te empieza a advertir de que algo va a pasar. Tu intuyendo que estás cerca de algo muy hermoso, pero sin saber qué o no atreverte a saberlo ni siquiera cuando ya que estás ahí, con el Oso", recordó el director.
Chavarrías es, respecto a "Dictado", una especie de "hombre para todo", ya que además de dirigirla, es su guionista y productor.
"Vivo en una especie de esquizofrenia controlada. Cuando he venido defendiendo películas como productor, en el festival o en el mercado de distribuidores, he tenido que estar en muchas teclas. Ahora soy solo yo, director de mi película. Reconfortante", ironizó.
Chavarrías y su dúo protagonista llegaron a Berlín a tiempo para los pases previos de prensa. A Mágica, la "niña mágica, hija de un mago" -recalcó el director- se le espera en Berlín para la gala de la tarde, cuando se extenderá la alfombra roja para el "cuento oscuro" de Chavarrías. EFE
gc/cat
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Berlinale, los Taviani

Gemma Casadevall

Berlín, 11 feb (EFE).- Los hermanos Paolo y Vittorio Taviani impactaron hoy en la Berlinale con "Cesare deve morire", un Shakespeare trasladado a la cárcel, compartiendo jornada de concurso con el español Antonio Chavarrías y el alemán Christian Petzold y a la espera de la debutante Angelina Jolie.
El complot de Bruto contra César, el emperador devenido en tirano, parcialmente en blanco y negro y escenificado por presos de una cárcel de alta seguridad romana, colocó al festival en la senda del gran cine, capaz de desatar tanta empatía como admiración.
"Shakespeare es para nosotros el padre, el hijo y el hermano. Un genio. Lo que dijo en vida sigue siendo vigente hoy", sentenció Paolo Taviani, a la pregunta de si la idea del complot para liquidar al tirano era trasladable a la Italia -y al mundo de hoy-.
Sobre el texto conocido -y frente a los recelos de quienes temían otra inmersión fallida del cine en Shakespeare, tras el "Coriolanus" de Ralph Fiennes, en la Berlinale 2011-, los Taviani se ganaron al festival desde prácticamente el primer minuto de filme.
Los presos convertidos en actores -es decir, presidiarios reales, desde traficantes de droga a camorristas-, como parte de un proyecto de rehabilitación, triunfaron sin paliativos.
Desde el genial casting inicial -"Juan Bonetti, nacido en Buenos Aires, Argentina, el 16.09.1971", dice el primer preso, en versión llanto y en formato iracundo, sucesivamente, por imperativo del guión- el público empezó a adorar el filme.
Imposible no quedar cautivado por todos los presos-actores, de personalidad impagable y con un potencial escénico irresistible.
Era la película a la que la Berlinale parecía estar esperando para abandonar un arranque que no desató pasiones -"Les adieux à la reine", con Diane Kruger como María Antonieta-, el jueves.
Los Taviani recibieron la primera ovación de esta Berlinale, que más allá de la simpatía hacia los presos -"ellos son también seres humanos, y de su confrontación con Shakespeare surge toda esa humanidad", repetía Vittorio-, se dirigía a su calidad y valentía.
El dúo de realizadores italianos dominó sobre los otros filmes que concursaban hoy: "Barbara", de Petzold -primer representante del cine anfitrión de los tres a concurso- y "Dictado", de Chavarrías.
El filme del realizador español acudía como una producción algo insólita en una sección oficial de un festival como el berlinés, por estar englobada en el género del "thriller psicológico".
Definida por Chavarrías -productor de "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009- como un "cuento oscuro", "Dictado" se centra en una huérfana, Julia, traumatizada por el suicidio de su padre y a la que acoge una pareja.
Chavarrías dirige con maestría a Mágica Pérez -la niña-, Juan Diego Botto y Bárbara Lennie, a través de un argumento propio del género, plagado de "sustos" y con el inexcusable -y omnipresente- acompañamiento musical asimismo afín al "thriller".
El "cuento oscuro", que escarba en el mal a través de la inocencia y descubre al monstruo oculto en lo que aparentaba ser un buen tipo, acudía como producto anómalo en una Berlinale y la compañía en la misma jornada de los Taviani no les favoreció.
Para Petzold fue la segunda ovación del día, en una "Barbara" interpretada por Nina Hoss, una actriz tan habitual de las últimas Berlinales como el propio director.
"Barbara" también escarba, como "Dictado", pero en este caso en la extinta Alemania comunista, donde todo ciudadano era observado hasta su intimidad más profunda por la policía política, la Stasi.
Eran tiempos en que médicos y enfermeras fumaban en la cantina y en el laboratorio de cualquier hospital, porque esa especie de libertad individual no estaba prohibida, pero donde cualquier paso en falso podía llevarle a uno a un campo de socialización.
Ahí recala Hoss, una doctora de aire prusiano erradicada de Berlín a un hospital de provincias, por razones políticas, y ahí discurrirá una película muy alemana, desde la perspectiva de un director occidental -Petzold- para el que la felicidad -ni siquiera individual- en la Alemania comunista no es posible.
Los Taviani triunfaron, Chavarrías defendió su "thriller" y Petzold volvió a la Berlinale, casi como director "de plantilla" del festival, mientras se esperaba, también hoy, en Berlín, a Angelina Jolie, en su debut como directora, al frente de la concienciada "In the land of blood and honey", con carácter de exhibición. EFE
gc/amb
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domingo, 12 de febrero de 2012

Chicos de oro

Berlinale, Banderas y de la Iglesia

Gemma Casadevall

Berlín, 15 feb (EFE).- La película "Haywire", dirigida por Steven Soderbergh y con Antonio Banderas en el reparto, y "La chispa de la vida", de Álex de la Iglesia, aligeraron hoy la intensa jornada asiática de la Berlinale, que incluyó una lección del mejor cine chino de la mano de Wang Quan'an.
"Haywire", una película de ritmo trepidante sobre una agente al servicio de los EEUU a la que se le dispara el gen asesino, y "La chispa de la vida", ambas fuera de concurso, acapararon la atención mediática, mientras que Wang dominó la sección a competición con "Bai Lu Yuan" ("White deer plain"), un recital épico y visual.
Un Banderas de densa y canosa barba, a las órdenes de Soderbergh, con Gina Carano repartiendo contundentes mazazos como maestra en artes marciales, junto a un reparto de lujo con Ewan McGregor y Michael Douglas, era el pre-anunciado plato fuerte del día.
Álex de la Iglesia demostró, por su parte, que su "La 'Kispa' de la vida" -como pronuncia cualquier berlinés la palabra 'chispa'- también provoca llenos totales en una sala alemana, como fue el caso del pase de prensa del filme, a rebosar, pese a no estar entre los aspirantes a Oso, sino en la sección Berlinale Special.
La "kispa" contaba con el reclamo de Salma Hayek, una de las estrellas internacionales más codiciadas del festival, lo mismo que Banderas, al que se esperaba ver sobre la alfombra roja, como al equipo al completo de Alex de la Iglesia para el pase de la noche.
"Rodar con Soderbergh fue un shok, no sólo por su rapidez, sino por su solidez durante el rodaje", dijo Banderas, ante una conferencia de prensa abarrotada, sencillo y absorbiendo "flashes".
"Elegí a Salma porque es la mejor actriz que conozco y porque, al ser mexicana, podía interpretar como nadie a un alienígena entre periodistas españoles desquiciados lanzados sobre un pobre hombre tumbado en el suelo con un acero en el cráneo", dijo de la Iglesia, mientras el siguiente bombardeo de "flashes" caía sobre Hayek.
Los dos filmes a exhibición dieron brío mediático a la jornada, mientras más de uno se acomodaba con cierto temor en la butaca, ante los 188 minutos de duración del filme de Wang.
El temor se disipó al primer plano de su película, de fotografía espléndida recreando inmensos campos de trigo chino, perdiéndose en el horizonte, y centrado en la historia poderosa que nace en la China de leyes ancestrales y deriva en la revolución maoísta.
"Es una película que espero llegue a transmitir, fuera de China, la misma fuerza poderosa que para todos nosotros representa el nacimiento de la revolución y sus porqués", explicó el realizador.
Ni siquiera para un cineasta como Wang -Oso de Oro en 2006, con "Tuya's Marriage"- es fácil rodar en su país: "la censura sigue planeando sobre cualquier creador, ninguno somos inmunes", explicó, sea por las escenas de sexo o por contenidos políticos.
Su filme está basado en la novela del mismo título de Chen Zhangshi, durante mucho tiempo prohibida en su país por los episodios de sexo explícito, lo que acentuó la "mirada de las autoridades" sobre el proyecto cinematográfico, añadió.
El primer hervor revolucionario aparece con la toma de conciencia de la injusticia que representa, por ejemplo, que el cacique tenga varias esposas jóvenes, pese a su impotencia senil, y en cambio el hombre del campo que sí puede satisfacerlas no tenga derecho ni a casarse con la de su elección.
La situación se agudiza con la idea de que en la Unión Soviética sí hay justicia social -y sexual-, a lo que se unen las tasas sobre el trigo que exige el aparato militar del Kaiser, detonante de la revolución entre esos trigales infinitos y recónditos.
Wang regresó a la Berlinale como amigo de la casa -al Oro de 2006 siguió "Apart Together", en 2010- y no defraudó.
Su compañero en la jornada a competición era Edwin, cineasta indonesio que presentó "Kebun Binatang" ("Postcards fom the Zoo"), una película que responde exactamente a su título: imágenes bonitas de un zoo, de la elegante jirafa a los rotundos hipopótamos.
El eje es una muchacha que un día, de niña, se perdió en el zoo y ahí se quedó, cuidando amorosamente a sus animales y visitantes, para pasar luego a trabajar en una casa de masajes, a cuyos clientes atenderá con el mismo mimo que a jirafas e hipopótamos.
Edwin dejó a la Berlinale con la sensación de haber asistido a un hermoso cuento, algo soso a medida que avanzaba, y sin más historia que la fuerza de su fotografía. EFE
gc/jpm/ea
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martes, 14 de febrero de 2012

Berlinale, la Meryl Streep real

Gemma Casadevall

Berlín, 14 feb (EFE).- La Meryl Streep real le ganó con creces la partida a la Margaret Tharcher de "The Iron Lady" (La Dama de Hierro) en la Berlinale, donde además del preceptivo Oso de Oro de Honor se llevó hoy un par de regalos de San Valentín y una de las ovaciones más sonoras de la 62 edición del festival.
Streep hizo alarde de simpatía ante los medios, confesó que la ayudaron a meterse en el personaje los 'gin-tonics' que le daba la directora, Phyllida Lloyd; que guardó una "prudente distancia" con su papel y que "moverse" tras la espesa capa de maquillaje que hizo falta para caracterizarla no le costó tanto como pudiera parecer.
A Streep se la esperaba en la Berlinale como una de las presencias más codiciadas de esta edición junto con Angelina Jolie, quien exhibió hace unos días su debut como directora en el drama balcánico "In the Land of Blood and Honey".
La conferencia de prensa, previa a la gala de la entrega del Oso, estaba a rebosar desde mucho antes de su aparición y, cuando apareció, hizo las delicias de prensa gráfica y escrita con un recital de gestos de sorpresa, risas y todo tipo de guiños.
Reaccionó con elegancia al regalo de un ramo de rosas blancas de un jovencísimo periodista de un medio de Brandeburgo -estado circundante a Berlín- que le recordó que era el Día de San Valentín.
A ese obsequio siguió una "matrioska rusa" más varias declaraciones sucesivas de amor y veneración por parte de sucesivos periodistas, a los agradeció uno tras otro cada cumplido, con mirada irónica e irresistiblemente simpática, tras unas finas gafas de montura negra.
Streep acudía a Berlín a buscar su Oso de Honor, coincidiendo con el estreno en los cines alemanes de "The Iron Lady".
"Es realmente difícil actuar con robots y efectos especiales. Hacerlo bajo el maquillaje fue relativamente fácil, me sentía bastante auténtica", afirmó en cambio.
El retrato fílmico de Thatcher, la Dama de Hierro a la que no tembló el pulso para estrangular el sistema social británico y, paralelamente, lanzar a su Marina hacia las Malvinas, obligó a Streep a una doble caracterización, física y mental.
"Repaso esa figura desde sus años de Dama de Hierro hasta la vejez, lo que efectivamente implicó mucho maquillaje. Pero lo complejo realmente fue representar un personaje con el que, sinceramente, no guardo gran cercanía", dijo.
"Debo admitir que me sorprendieron algunos aspectos de su personalidad. Me enteré así de que era partidaria del aborto, por ejemplo, pese a su férreo conservadurismo; parece que menos férreo, por ejemplo, que el de los conservadores estadounidenses", explicó.
"Era una feminista, nos guste o no, y llegar a la cúspide del club de los conservadores merece un reconocimiento", añadió sobre el personaje que le ha dado, por ahora, el Globo de Oro, aunque también algunas críticas no tan favorables como sería lo habitual en la actriz.
Streep reaccionó con humor tanto a los regalos como a las preguntas acerca del polémico acercamiento a la Thatcher vieja y algo demente: "Era una apuesta compleja, lo sé, pero evitar ese aspecto sería desdibujarla", dijo.-EFE
gc/is

Berlinale, la melancolía afroportuguesa de Tabú

Gemma Casadevall

Berlín, 14 feb (EFE).- La melancolía afroportuguesa de "Tabú", dirigida por Miguel Gomes, conmovió a la Berlinale, un festival muy perceptivo con las cinematografías dichas modestas, como respuesta inteligente a una crisis más que visible, dentro y fuera del cine.
Una historia de amor en el paraíso perdido colonial africano, en blanco y negro y en formato cercano al cine mudo, fue la apuesta presentada por Gomes en la sección a competición, en la que asimismo se presentó "Was bleibt", del alemán Hans-Christian Schmid.
La estrella oficial de la jornada era Meryl Streep, quien recibirá el Oso de Oro de Honor en la sesión de gala de esta noche.
Pero "Tabú" se ganó su parcela de protagonismo en lo que a la lucha por los Osos no honoríficos se refiere, con una cinta muy personal de Gomes, apuntalado hasta la Berlinale por su anterior título, "Aquel querido mes de agosto", que ha pasado por unos 40 festivales, incluido Cannes.
"Preparé mi filme con mozambiqueños en Portugal, hay una relación de afecto entre mi película y esas personas, mucha 'saudade', mucho amor", explicó el director (Lisboa, 1972), tras el pase de su película, anunciada como un homenaje a Friedrich Wilhelm Murnau.
El arranque es un cocodrilo que devora a un explorador. De ahí se pasa al microcosmos de tres vecinas de un bloque de viviendas portugués permanentemente en brumas.
Con la muerte de una despótica anciana, que trata a su criada negra como a una esclava, se salta a la antigua colonia y arranca la romántica historia de amor de la recién casada blanca con un guapo aventurero que reniega de su pasado vividor por ella.
"Es puramente cine romántico, sí. Lo que no le evita una visión desapasionada tanto del colonialismo como de lo que vino después", explicó Gomes.
"Tabú" compartía jornada a concurso con "Was bleibt", un retrato de un entorno muy distinto -una hermosa villa estilo Bauhaus del sur de Alemania y una familia de ricos y guapos con muchos traumas por resolver-. Al igual que la producción luso-brasileña de Gomes, se encuadra en la categoría de cine bien hecho, de creadores jóvenes.
Es la segunda concursante del cine anfitrión, tras "Barbara", de Christian Petzold, película interpretada por Nina Hoss que encabeza la lista de favoritos al Oso del diario de la Berlinale, "Screen".
"Tabú" llegaba como uno de los títulos especialmente elogiados por el director del festival, Dieter Kosslick, -quien obviamente no habla de "favoritos", pero sí menciona más unos filmes que otros-.
Otra película de formato pequeño, "L'enfant d'en Haut", de la suiza Ursula Meier, se colocó tras su proyección ayer entre los títulos que "suenan" a Oso, cruzado ya el ecuador del festival.
Kosslick advirtió en 2009 que la crisis global empezaría a hacer mella de verdad en el cine con dos o tres años de retraso respecto a otros sectores.
En esta 62 edición, cuando la crisis que entonces se alumbraba ha crecido virulencia, se ha preocupado de cuadrar una competición rica en filmes de presupuesto modesto, como apuesta por la creatividad en tiempos de vacas flacas.
La Berlinale siempre ha presumido de festival popular, cuyo carácter lo marca el público que llena cada una de sus sesiones y no el estrellato arquetípico de su rival, Cannes.
Este año, se diría que las estrellas que sí desfilaron por la alfombra roja berlinesa se esforzaron en hacerlo sin ostentaciones e incluso al frente de proyectos comprometidos, como Angelina Jolie y su debut como directora en "In the Land of Blood and Honey", sobre la guerra de los Balcanes.
El Oro de Honor a Streep encaja en ese tono de crisis. Llega a la Berlinale coincidiendo con el estreno en Alemania de su filme sobre Margareth Thatcher, la dama de hierro que casi estranguló el sistema social británico, con unos recortes similares a los que ahora sufre media Europa. EFE
gc/jcb/cr
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Berlinale, Herzog, Schlöndorff y las ejecuciones, del nazismo a EEUU

Gemma Casadevall

Berlín, 14 feb (EFE).- Las cartas de 150 resistentes franceses, a punto de ser ejecutados por los nazis, y el testimonio a cámara de cinco condenados a muerte en el Texas de hoy: es el material humano de dos filmes de los cineastas alemanes Volker Schlöndorff y Werner Herzog, presentados en la Berlinale.
"La mer à l'aube", de Schlöndorff, proyectado hoy en la sección Panorama, y "Death Row", de Herzog, en Berlinale Special, ofrecieron dos perspectivas distintas de personajes ante un pelotón de fusilamiento nazi o en el denominado "corredor de la muerte" de una moderna penitenciaria en EEUU.
"Los hechos en que se basa mi filme son parte de la historia europea. A mi me gustaría poder presentarla como cineasta francés, no como alemán. Pero somos lo que somos y nosotros, los alemanes, seguimos sujetos a la obligación de reflexionar sobre el pasado", apuntó Schlöndorff, ante los medios de la Berlinale.
"Era sobrecogedor tenerlos ahí delante, hablando, explicando simplemente qué sienten. Eso es lo que importaba, más que lo que hicieron: dejarles hablar de sus sentimientos hoy, no de cómo llegaron al corredor de la muerte", explicó Herzog sobre su filme, estrenado al inicio del festival.
"La mer à l'aube" se basa en una acción de castigo de los nazis, tras la muerte de un oficial de la Wehrmacht, en octubre de 1941, en la Francia ocupada.
Hitler decretó la ejecución de 150 franceses, presuntos correligionarios de los responsables de la muerte de su oficial. Es decir, comunistas de la resistencia.
Los seleccionados para morir fueron prisioneros de un campo de confinamiento del sur de Francia, entre ellos un joven de 17 años, Guy Möquet, personaje interpretado por Léo Paul Salmain.
"Me propuse hacer una minuciosa reconstrucción de lo ocurrido, a partir de las cartas de despedida de los 150 seleccionados, así como el informe que en su momento elaboró el entonces oficial de la Wehrmacht, y luego grandioso escritor alemán, Ernst Jünger", dijo Schlöndorff.
"La mer à l'aube", estrenada hoy en la Berlinale, deriva así en un "ejercicio de reflexión sobre el hombre ante la muerte", en palabras del realizador, rodada en formato de película de ficción, con un reparto mixto de actores franceses y alemanes, entre ellos Ulrich Matthes, en el papel de Jünger.
Otra reflexión sobre el hombre condenado a muerte la brindó Herzog, en esta ocasión en formato documental y rodada en los Estados Unidos de hoy.
"Death Row" consiste básicamente en el testimonio de esos cinco condenados -cuatro hombres y una mujer-, que tan pronto hablan a cámara de sus sentimientos o de su vida, con algún momento de seco humor negro.
Herzog les deja hablar, les anima a la conversación, a compartir con el espectador su intimidad, independientemente de si están donde están por haber asesinado o violado o maltratado a sus víctimas.
"Por supuesto es un alegato contra la pena de muerte. Son personas, independientemente de la monstruosidad que cometieron", argumentó.
"En tanto que extranjero en los EEUU no puedo aleccionar a mis conciudadanos sobre cómo impartir justicia. Pero les deslizo el testimonio de sus condenados, como por la puerta de atrás", explicó el director, residente en Los Angeles.
Su documental, de más de tres horas de duración, está destinado a quedar repartido en cuatro capítulos, en formato de serie de televisión.
"Ningún Estado debería aplicar la pena de muerte. Ningún Estado de derecho, claro está", añadió el director, respecto al cómputo de países donde se condena y ejecuta la condena capital, con EEUU y China a la cabeza.EFE
gc/ea

lunes, 13 de febrero de 2012

Berlinale, recital Hurt-Duvall made in USA

Gemma Casadevall

Berlín, 13 feb (EFE).- El actor y director Billy Bob Thornton sumergió hoy a la Berlinale en un recital de cine "made in USA" con "Jayne Mansfield's Car", única concursante de EEUU del festival, apuntalada en la confrontación entre los veteranos Robert Duvall y John Hurt.
El déspota de provincias -Duvall-, por un lado, y el exquisito británico -Hurt-, por el otro, en una Alabama de los sesenta, donde todo el mundo parece ser descendiente de Scarlett O'Hara, es el escenario en que Thornton sitúa su reparto de lujo -incluido él mismo, además de Kevin Bacon-.
"Es un filme escrito a la medida para estos actores. Fue un maravilloso accidente conseguirlos, a cada uno de ellos", resumió Thornton, quien definió su película como "inequívocamente americana", tanto por su estética como temática.
"Billy Bob tiene un sentido casi íntimo de cómo hacer cine. Coloca cada pieza en su lugar. Lo mismo hace con sus actores. Nos convierte en piezas de una 'ensemble' de donde surgen las respectivas intimidades", explicó Hurt, custodiando al director y en ausencia de su contraparte en el filme, Duvall.
"Jayne Mansfield's Car" traslada al espectador a un ambiente muy a lo Tennessee Williams, con un drama familiar plagado de diálogos geniales alrededor de dos hombres enamorados de una mujer Naomi quien un día dejó la asfixiante Alabama, esposo e hijos en busca de aire fresco.
La muerte de ésta en Londres y el deseo de ser enterrada en su tierra lleva a esa segunda familia británica liderada por Hurt al profundo sur, lo que conlleva conocer a esos seres que Naomi dejó atrás, los ricos del pueblo.
O sea, desde el autoritario patriarca obsesionado por la escenografía de los accidentes de tráfico, a su hijo -un hippy anti-Vietnam devorador de marihuana-, más una ex miss Alabama que encandila al vástago del británico y su equivalente inglesa que desata la fiebre masturbadora en su concuñado.
El resultado es un perfecto mosaico, con retazos biográficos del propio Thornton: "mi padre era el típico tirano familiar, que nos maltrató física y mentalmente, que nunca trató de comunicarse con nosotros y al que finalmente descubrí que amaba", explicó.
Un filme impecable, donde nada chirría, situado en la Alabama de esencias antiabolicionistas y donde ciertas taras familiares se transmiten generación tras generación, como una especie de ley irreversible, con apenas algún intervalo.
Se trata de una película muy de estilo USA, por mucho que se trate de una coproducción ruso-estadounidense -"es tan americana que no encontré quien la produjera ahí. Por eso recurrí a un ruso", bromeó el director, respecto a Alexander Rodnyansky, el productor.
El filme de Thornton llevó a la Berlinale la imprescindible dosis de cine USA -en esta ocasión, en una proporción casi homeopática, en el contexto de las 18 aspirantes al Oso-.
La sorpresa de la jornada, sin embargo, vino de una película procedente de una cinematografía aparentemente menor -Suiza-, dirigida por Ursula Meier y cuyo papel protagonista corresponde al niño de doce años Kacey Mottet Klein.
Todo gira en torno a Simon, un ladronzuelo que todas las mañanas sube en teleférico a una estación de esquí para robarles a sus adinerados visitantes desde gafas de sol, a botas, guantes y por supuesto esquís.
Del botín diario depende la subsistencia de él y su hermana, una muchacha de 25 años, único familiar conocido, que contribuye al sustento de la casa ejerciendo la prostitución.
La aparentemente sencilla historia fue la sorpresa positiva de la jornada. Meier, una directora casi novel, desarrolló ante la Berlinale una película ajena a todo tremendismo, sobre ese mínimo núcleo familiar exponente de la nueva clase social europea llamada precariedad, presente, incluso, en la próspera Suiza.
Fue el complemento perfecto para el filme de Thornton, a modo de contrapunto de dos modos de hacer buen cine, desde la modestia de medios a la coproducción ruso-estadounidense, sea en formato de familia mini o macro. EFE
gc/jcb/cr
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