sábado, 20 de febrero de 2016

Un Oso necesario

sábado, 20 de febrero de 2016


Pocas veces acertamos tanto



La Berlinale entregó el Oro a Fuocoammare, un clamor a favor de los refugiados

Gemma Casadevall


Berlín, 20 feb (EFE).- La Berlinale entregó hoy su Oso de Oro a "Fuocoammare", el desgarrador filme del italiano Gianfranco Rosi sobre el drama de los refugiados que día a día arriesgan su vida por alcanzar la isla de Lampedusa, hecho a medida de un festival que cumplió con creces su mandato de respaldar el cine político. 
La tragedia de un Mediterráneo convertido en una inmensa tumba -"la mayor catástrofe desde el Holocausto", en palabras de Rosi- obtuvo la máxima distinción, mientras que el resto del palmarés se salpicó de mensajes de alerta a otros conflictos del presente, en los Balcanes o el Magreb. 
"Smrt u Sarajevu" ("Death in Sarajevo"), del bosnio Danis Tanovic y sobre las heridas abiertas en esa parte de Europa, obtuvo el Premio Especial del Jurado, mientras que la tunecina "Hedi" logró el de la mejor ópera prima y el Oso de Plata a su actor, Majd Mastoura, con un personaje arrancado de la transformación iniciada con la primavera árabe. 
El jurado presidido por la actriz estadounidense Meryl Streep se ciñó así a las reglas del juego de la Berlinale, cuya selección de 18 aspirantes estuvo consagrada, con muy pocas excepciones, a diseñar un mapa geopolítico de los conflictos del presente o sus raíces. 
La crisis migratoria es tema dominante, dentro y fuera del marco del festival de la capital de Alemania, país que recibió en 2015 1,1 millones de refugiados, con los problemas logísticos y tensiones políticas que ello ha acarreado a la canciller Angela Merkel. 
"Fuocoammare" es un grito de alerta, desde la situación de una isla de 20 kilómetros cuadrados a la que llegaron, vivos o muertos, hombres, mujeres y niños, 400.000 refugiados en los últimos años. 
Rosi, quien hizo subir al escenario al médico de la isla en que basa su relato, Pietro Bartolo, triunfó con una película que combina la parte documental y la ficción. 
Era la clara favorita y obtuvo, además del Oro, varios premios de los jurados independientes -de Amnistía Internacional y el de los lectores del diario "Berliner Morgenpost", entre otros-. 
No fue una sorpresa tampoco el Especial del Jurado a Tanovic, cuyo filme convierte el Hotel Europa de la capital bosnia en un microcosmos del hervidero balcánico, en plenos preparativos para el centenario del atentado contra Francisco Fernando de Austria, el 28 de junio de 1914, desencadenante histórico de la I Guerra Mundial. 
Su retrato del conflicto aún vigente en esa parte de Europa ganó además el premio de la crítica internacional FIPRESCI y era el regreso de Tanovic a un festival donde en 2013 obtuvo ya el Especial del Jurado y un Oso de Plata para el actor Nazif Mujic con "An Episode in the Life of an Iron Picker" . 
La Plata a la mejor actriz fue para la danesa Trine Dyrholm por "Kollektivet" (The Commune), una nostálgica visión de la utopía libertaria de los setenta. Es además un tributo indirecto a su director, Thomas Vinterberg, representante de una cinematografía, la escandinava, mimada por el festival. 
El Oso de Plata a la directora de "L'avenir", Mia Hansen-Løve, fue, a la inversa, una forma de premiar a su actriz, Isabelle Huppert, en el papel de una mujer que, desengañada de su marido entra otras cosas, buscar respuestas refugiándose en lo interior. 
A destacar asimismo el Premio Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival, a la filipina "Hele Sa Hiwagang Hapis", ("A Lullaby to the Sorrowful Mystery"), un galardón que reconoce el coraje cinematográfico de este bellísimo filme, el más extenso de la historia de la competición en Berlín, con ocho horas. 
La gala de la 66 edición de la Berlinale fue sobria, desprovista de largos parlamentos y muy marcada por las alusiones continuas a los refugiados. 
La cuestión ha estado muy presente en todo el festival, en el que al principio de cada sesión se recordaba a los asistentes que al salir de la sala podían depositar su donativo para los asilados en las urnas colocadas en sus cines. 
Streep debutaba como presidenta del jurado y fue aclamada como la heroína del festival desde que pisó su alfombra roja inaugural, el día 11, hasta que hoy entró de nuevo en el Berlinale Palast para la gala de los Osos. 
Fue la líder más que digna de una edición de la Berlinale poco profusa en estrellato. 

Tras la gala de hoy, la Berlinale dedicará mañana una última jornada al Día del Espectador, una costumbre de la casa que sirve para recordar que, a diferencia de lo que ocurre en el elitista Cannes, el público común es la señal de identidad del festival. EFE 
gc/cr 
(foto) (vídeo)


viernes, 19 de febrero de 2016


Ya solo queda esperar a Meryl Streep



Irán y Polonia cierran el desfile de aspirantes al Oso

Gemma Caadevall

Berlín, 19 feb (EFE).- El cine polaco y el iraní cerraron hoy la competición de la Berlinale, un festival que recorrió los conflictos políticos del mundo presente o sus orígenes y entre cuyos 18 aspirantes repartirá mañana sus Osos el jurado presidido por la actriz estadounidense Meryl Streep. 
"Zjednoczone Stany Milosci" -"United States of Love"-, de Tomasz Wasilewski, y "Ejhdeha CVared Mishavadi" -"A dragon arrives"-, de Mani Haghighi, cerraron el círculo, el primero con una visión desesperanzada de la Polonia de finales de los ochenta y el primero como representante de un Irán ansioso de romper sus ataduras. 
Cuatro destinos de mujer centran el filme del realizador polaco, todos ellos en un entorno deprimente, donde el sexo es un acto mecánico que se practica sin atisbos siquiera de simpatía hacia el otro, entre un sistema político -el comunista- que se descompone y una presión religiosa -la católica- que persiste. 



Son cuatro mujeres de rostros y ojos traslúcidos, que viven en desabridos bloques de vivienda comunistas de la provincia polaca y que representan cuatro formas distintas de soledad femenina. 
La siguió el filme de Haghighi, a medio camino entre un "Mad Max" y un thriller por el desierto iraní, con un dúo a lo "Blue Brothers" a bordo de un Impala Chevrolet color naranja y otros sujetos estrafalarios que pretenden romper moldes, pero que en realidad se apropian de modelos establecidos en otras cinematografías. 
Los últimos aspirantes a Oso quedaron fuera de las quinielas que circulan por el festival, lo mismo que la filipina "Hele sa Hiwagang Hapis" -"A Lullaby to the Sorrowful Mystery"-, estrenada ayer y no incluida en el ránking de "Screen", el magazine oficial de la Berlinale. 
El filme dirigido por Lav Diaz, de ocho horas de duración, escapa a los formatos convencionales y es una de esas películas teóricamente destinadas a "vivir y morir" en este y algún otro festival, por no encajar en los circuitos comerciales, pero que maravilló a parte de la crítica que sigue la Berlinale. 
Streep y su equipo están lógicamente en su perfecto derecho a buscar su propio filme entre los 18 aspirantes. Pueden seguir el "mandato" del director del festival, Dieter Kosslick, y dar el Oso a un filme con fuerte acento político o bien ir por su cuenta y apostar por películas más centradas en lo privado. 
Para el ránking de "Screen", basado en las opiniones de ocho críticos, la clara favorita es "Foucoammare", la película del Gianfranco Rosi que retrata el drama diario de la llegada de refugiados, vivos o muertos, a la isla italiana de Lampedusa. 
Le siguen "Hedi", el filme tunecino que abrió la competición y que plasma la sociedad en transformación a través de un muchacho magrebí -lo que da a la película una doble perspectiva, de mensaje político desde un trazo individual-, así como la francesa "L'avénir", apuntalada en el trabajo de Isabelle Huppert. 
También cuenta para los críticos de la revista "Midnight Special", la inquietante película de Jeff Nichols que arranca de la persecución de un niño con superpoderes por parte de los servicios secretos y por una secta extremista. 
Entre las grandes decepciones de la crítica se encuentra "Alone in Berlín", basada en un libro de Hans Fallada y dirigida por Vincent Pérez, que podría sin embargo darle un premio a su actriz principal, Emma Thompson, capaz de dignificar con su presencia cualquier título. 
Algo parecido hacen Jude Law y Dolin Fith con "Genius", la película que toma como personaje al escritor Thomas Wolfe y su editor de cabecera, de corte demasiado convencional para un festival, pero con el plus de sus intérpretes. 
La única aspirante alemana "24 horas", sobre una mujer ante el dilema de traer o no al mundo a un bebé con síndrome de Down y un grave déficit cardíaco, tiene a su favor el peso de representar al cine anfitrión. 
Y, puestos a apostar por lo periférico: "Soy Nero", del iraní Rafi Pitts, sobre un muchacho mexicano en busca del sueño americano; la bosnia "Mord à Sarajevo", del siempre sólido Danis Tanobic; o el poético viaje, río arriba, de la china "Chang Yan Tu". EFE 
gc/nl/cr 
(foto) (vídeo)


jueves, 18 de febrero de 2016




Filipinas maravilló con ocho horas de cine contra la opresión colonial

Gemma Casadevall

Berlín, 18 feb (EFE).- Filipinas desafió hoy las reglas del juego en la Berlinale con "Hele sa Hiwagang Hapis" -"A Lullaby to the Sorrowful Mystery"-, una película de ocho horas de duración sobre la lucha contra la opresión colonial, obviamente excesiva, pero al mismo tiempo maravillosa. 
Unas semanas atrás, cuando el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, anunció la presencia de una película de 485 minutos alguno pensó que era la guinda de excentricidad a este festival, como lo fue en 2000 la proyección nocturna ante la Puerta de Brandeburgo nevada, a diez grados bajo cero, del "Metrópolis", de Fritz Lang. 
"Una de las grandezas del cine es que nos permite romper con muchas cosas. También con las normas del tiempo", dijo Lav Díaz, director de la más extensa película presentada a competición en una Berlinale, incluida por Kosslick entre las 18 aspirantes al Oso de la presente 66 edición. 
La suya rompe varias reglas del juego del cine al uso actual, no solo en lo que respecta a su duración. 
Rodada en blanco negro, apuesta por la parsimonia meticulosa, sin banda sonora ni mayor acompañamiento acústico que el rumor de las hojas azotadas por el viento en la jungla filipina, de las olas rompiendo en la playa o el piar de los pájaros. 
Arranca con la ejecución, el 30 de diciembre de 1896, de José Rizal, médico, escritor y revolucionario, a partir de la cual discurrirán una serie de personajes en torno a Andrés Bonifacio, figura mítica de la guerra que acabó con 300 años de poder colonial. 
Destacan en el conjunto dos figuras femeninas: Caelestina, la amante de un capitán español que traiciona a su pueblo para luego arrepentirse, y Gregoria de Jesús, la mujer que durante 30 días buscará el cadáver de su esposo, Andrés. 
Es una película trazada sobre una guerra cruel, pero desprovista de imágenes cruentas, que discurre tan lentamente como ha querido Lav Diaz y que empieza a disfrutarse cuando uno deja de mirar el reloj para limitarse a disfrutarla. 
Todo el filme consiste en largas escenas rodadas con cámara fija, sean de diálogo o de acción, con las que Díaz recorre la lucha por la independencia del archipiélago frente al poder colonial español, representado por el capitán o por un cura deslenguado que se refiere a los rebeldes, literalmente, como "esos hijos de puta". 
Díaz retrata asimismo la rivalidad entre tagalos y otras etnias o la doble persecución que sufren las mujeres, huyendo despavoridas por el bosque, sea de la violación o de ritos religiosos. 
La duración del filme obligó al festival a adoptar un formato insólito, con una sesión que empezó a las 09.30 horas (08.30 GMT) y terminó pasadas las 19.00 horas (18.00 GMT), incluida una hora de pausa y los saludos entre ovaciones a Díaz y su abultado equipo de actores. 
Era el único pase, para una única película a concurso en esta jornada, que hizo desfilar al equipo en pleno del filme sobre la alfombra roja, lo mismo que a Kosslick, en traje de gala a primerísima hora de la mañana. 


Habitualmente este festival ofrece un pase avanzado para la prensa de las películas a concurso, por la mañana, mientras que las sesiones de gala y alfombra roja tienen lugar por la tarde o noche. 
Hubo muchas deserciones de público, muchas entradas y salidas de la sala -la Berlinale optó por permitir regresar a la butaca a quien salía a hacer un receso- y, finalmente, una atronadora ovación final al coraje del festival y al del cineasta. 
Alguno entre el público opinaba que hay que dar espacio y tiempo a este tipo de inusuales formatos; otros admitían sin tapujos que les resultó excesiva y pesada, apenas apta para un festival. 
Hubo quien acudió al cine sintiéndose "secuestrado" de antemano, con la sensación de sentarse en un vuelo transatlántico donde sólo proyectarán una única película. Otros saborearon como un privilegio lo de aislarse por horas -sin conexión telefónica- en un festival donde se proyectan, en sus distintas secciones, 430 películas. 
Si en 2000 la proyección de "Metropolis" bajo la nieve, en versión íntegra, acabó siendo el momento cumbre del festival, esta vez la película filipina demostró que, de vez en cuando, el lujo consiste en no tener prisa. Como no la tuvo Diaz al montar su filme. EFE 
gc/cr 
(foto) (vídeo)



Fuera del circuito


Planeta Marte o Michael Moore: cómo reirse un rato sin pensar en Osos

Gemma Casadevall


Berlín, 18 feb (EFE).- La Berlinale adoptó en la presente edición formato de mapa geopolítico de los conflictos que azotan el mundo, pero con espacios para reír un rato sin pensar en los Osos, sea paseando por el planeta Marte o dejándose arrastrar al falso documental de Michael Moore. 

"Des nouvelles de la planête Mars", de Dominik Molls -el de "Harry, un ami qui vous veut du bien" (2000), con Sergi López-, aportó a la sección oficial, aunque fuera de competición, algunas risas a través de un desbordado padre llamado Philippe Mars, el papel que interpreta François Damiens. 
Su exesposa es una periodista de televisión que manda un directo tras otro desde Bruselas, en una de esas cumbres de la Unión Europea (UE), como la que hoy mismo tiene lugar, en que todo gira alrededor de lo que hará la canciller Angela Merkel. 
Al cuidado del padre quedan intempestivamente sus dos hijos, que además debe atender a un raquítico perro que le coloca su hermana, a un colega de trabajo desaliñado que en una crisis histérica le rebana la oreja, más la chica que le gusta a éste, asimismo material de psiquiátrico. 
"Es buen padre de familia, que quiere mantenerse en lo sensato, que observa sin perder los nervios", definió Molls a ese personaje, cuya única evasión consistirá en soñarse a sí mismo como astronauta por Marte, el planeta al que debe su apellido. 
La crisis de la UE no cede, como tampoco lo hacen las que se cruzan en su apartamento de un bloque de viviendas dormitorio. En algún momento se produce el inevitable cruce de cables cuando el hijo vegetariano se alía a la pareja de intrusos y un vecino senil para liberar a los pollos de una granja industrial. 


"De la inmovilidad pasa a la acción para tratar de recomponer un mundo que insiste en escapar al principio de la cordura", explicó Molls, acerca de una comedia que oscila entre lo tierno y lo grotesco y donde su acumulan los factores adversos sobre el hombre que quisiera evadirse a Marte. 

A Molls no se le incluyó en la carrera por los Osos -la única concursante hoy era la película filipina "Hele sa Hiwagang Hapis" -"A Lullaby to the Sorrowful Mystery", que dada su duración, ocho horas, no permitía otra candidata compartiendo jornada. 
Tampoco compite "Where to invade next", de Moore, quien no acudió al estreno europeo de su documental por razones de salud -se restablece de una neumonía-, pero mandó un saludo desde la gran pantalla a la Berlinale, emitido antes de su película. 
Tras presentarse como el primer director que se dirige a la Berlinale en albornoz doméstico, desde su casa, agradeció a los alemanes lo que calificó de comportamiento ejemplar en la acogida de refugiados y a la dirección del festival su apuesta por el filme. 
La película de Moore, estrenada en Toronto el pasado año, es una parodia disfrazada de documental con un estadounidense -él- recorriendo Europa por encargo del gobierno de su país para "apropiarse" de las cosas buenas que hay en el Viejo Continente. 
Las vacaciones pagadas a las que todo italiano tiene derecho -ocho semanas, según el cálculo de Moore-, algo insólito para un estadounidense; el sistema educativo de Finlandia, donde no se tortura al escolar con exámenes -también según su relato-; o la comida en los colegios franceses -con nivel de Guía Michelin-. 
No es un documental del rango de "Bowling for Columbine" (2002) ni "Fahrenheit 9/11" (2004). Es más bien un show personal, que a menudo rechina y que incluye muchas trampas. 
Finlandia es un país soleado donde se escucha música tirolesa; en Italia son tan felices los trabajadores como sus patronos; Alemania hizo las paces con su pasado y Eslovenia un paraíso donde la universidad es gratis. 
El gran perdedor en la comparativa es, por supuesto, su pobre país de origen, Estados Unidos, donde las escuelas son algo parecido a una cárcel y donde se consume comida basura, como seguramente le habrá pasado en toda su vida a Moore, más obeso que nunca. 
Su película, como la de Molls, no está a la altura de sus respectivos precedentes. Pero sin duda vienen bien en un festival saturado de realidades, presentes o pasadas, tortuosas. EFE 
gc/tcr

miércoles, 17 de febrero de 2016


Nosotros, que nos quisimos tanto



La nostalgia invade la Berlinale con la utopía libertaria de Vinterberg

Gemma Casadevall

Berlín, 17 feb (EFE).- La nostalgia invadió hoy la Berlinale con el danés Thomas Vinterberg y su "Kollektivet", un filme volcado en la utopía libertaria de los setenta y al que correspondió compartir jornada con el apocalíptico "Zero Days", un documental donde la guerra cibernética no es una amenaza futura, sino realidad presente. 
"No retrato familias anómalas, sino una comuna como en la que yo crecí, donde la gente convivía y compartía. Esos tiempos han pasado y lo echo de menos", explicó Vinterberg en Berlín, definitivamente alejado del movimiento "dogma" del que fue cofundador en el 95. 
Su nueva película no se rige por las estrictas reglas con que filmó "Fest" (1998), un título que marcó pautas, pero ahí están, a modo de colectivo de actores, algunos rostros incombustibles de la escuela escandinava, como Trine Dyrholm y Ulrich Thomsen. 
Ellos son la pareja que sustenta la comuna, firmes seguidores de las reglas de la relación abierta, a los que se resquebraja el ideal del amor libre cuando deja de ser un principio para pasar a la realidad. 
"Son gente que ama, que llora, que mantiene la capacidad de reír, que lucha y que defiende su fe en una forma de vivir que ahora se cataloga de utopía ingenua", prosiguió Vinterberg, quien acudió a Berlín arropado por su "comuna" de actores. 
"Se les viene encima la realidad, pero antes de enterrarla deciden luchar por ella", apuntó Dyrholm, quien interpreta a una presentadora de informativos que, además de no verse ya tan joven en pantalla, convive con la nueva novia de su marido, de 24 años. 
"Fest" era una pieza teatral, recordó Vinterberg, y "Kollektivet" sigue esa dinámica, centrada ahora en las contradicciones en las que se mueven sus personajes, representantes de la generación nacida del mayo del 68 que quiere ser libre, pero que a la vez somete a un "casting" de aceptación a quien ingrese en la comuna. 


Su mensaje queda sintetizado en la frase que da cohesión a ese mosaico de situaciones: el mundo que vendrá después tal vez no valga la pena de ser vivido, puesto que se habrá renunciado a la utopía y al amor. 
El segundo filme a concurso, "Zero Days", evidenció hasta qué punto esta percepción de lo que vino después, o la pérdida de la inocencia utópica, era más que una premonición catastrofista. 
El estadounidense Alex Gibney, Oscar en 2008 con "Taxi to the Dark Side", sobre los métodos de tortura de EEUU, traza su nuevo documental sobre el ataque cibernético como cuarto puntal de la guerra, tras los tres clásicos pilares de los ejércitos de tierra, mar y aire. 
La guerra cibernética es una realidad espeluznante, que el estamento político ve como "alternativa" a la convencional, advierte Gibney, pero con capacidad de destrucción similar. 
Su filme se centra en el virus llamado "Stuxnet", desarrollado en cooperación con Israel por el presidente estadounidense George W. Bush para detener el programa nuclear iraní y que, ya bajo Barack Obama, se aplicó sobre las centrifugadoras instaladas por el régimen de Teherán. 
"Internet es claramente vulnerable. Eso sería de por sí preocupante, aunque lo realmente escalofriante es que no haya una discusión pública sobre ello", indicó Gibney. 
Su película está apuntalada en testimonios de periodistas de grandes medios, exagentes de la CIA o el Mossad, expertos, asesores militares y una presunta analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que narra cómo se planeó y finalmente ejecutó el ciberataque con "Stuxnet", en 2010. 
Algunos declaran con el rostro oculto y la voz distorsionada, mientras que la analista habla a cámara con apariencia de robot computerizado para que se le pueda identificar, aunque al final se revele quién es esa fuente. 
El "Stuxnet" fue diseñado para detener el programa iraní, cuando EEUU no podía permitirse otra guerra convencional -tras la invasión de Irak en busca de las inexistentes armas de destrucción masiva- y acabó siendo ejecutado por Israel en solitario. 
A la operación "Olympic Games" siguieron ataques cibernéticos lanzados por Irán contra instalaciones petroleras en Irak y robos masivos de datos bancarios en EEUU. 
"Hubo un efecto boomerang. Irán ha demostrado su capacidad de responder con sus propios ataques cibernéticos", advirtió. 
Las prácticas de EEUU son "antidemocráticas" e "indignantes", afirmó. Más espeluznante aún es no saber qué están en disposición de hacer Rusia y China, añadió, y cuál puede ser el efecto boomerang de unos ataques que ni dejan huella ni reivindican autoría. EFE 
gc/nl/cr 
(foto) (vídeo)


martes, 16 de febrero de 2016


Un capitán salvando vidas, un deportado sin green card




Las voces de lo real se imponen a la ficción en la Berlinale

Gemma Casadevall

Berlín, 16 feb (EFEMEX).- Las voces de lo real se han impuesto a la ficción en el recorrido de la Berlinale por el mundo presente, aferrado al blindaje de sus fronteras frente a migraciones no deseadas, sea a través de México en dirección a Estados Unidos o de África hacia Europa. 
"Hay cientos de exsoldados de origen mexicano que acaban deportados tras haber luchado por Estados Unidos con la ilusión de obtener esa nacionalidad", afirmó Daniel Torres, en la presentación en el festival de "Soy Nero", producción germano-francesa-mexicana dirigida por el iraní Rafi Pitts e incluida en la sección a concurso. 
En la experiencia de Torres, uno de esos exsoldados que no logró obtener una "green card" para quedarse en Estados Unidos, se basa la película con la que Pitts pretende "hacer visible" esa situación. 


"Soy Nero", interpretada por un joven muy parecido a Torres -Johnny Ortiz-, está dedicada a esos miles de jóvenes que acaban de nuevo en México o en otras partes del mundo, tras haber combatido en Afganistán o Irak bajo la bandera y el uniforme estadounidense, 
El caso que refleja Pitts, iraní de origen y ahora residente en París, es el de un joven sin papeles que cruza ilegalmente la frontera de Tijuana y viaja hasta Beverly-Hills en busca de su hermano, para acabar enrolado en un check-point en tierra de nadie, en Oriente Medio, a merced del fuego o la emboscada enemiga. 
La fórmula de la "Green Act", como se la denomina, la adoptó Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 con el objetivo de reclutar soldados dispuestos a combatir en misiones como la guerra de Afganistán. 
"He visto muchas películas de guerra, pero ninguna que aborde la realidad de los que se enrolan en el ejército de EEUU para acabar o bien muertos y cubiertos con la bandera americana o bien deportados", explicó Ortiz, sentado junto a Torres. 
Pitts, quien con esa película regresaba al concurso en la Berlinale tras competir en 2006 y en 2010 con "Zemestan" y "Shekarzi", se dejó auxiliar por Torres para reflejar esa situación. 
Su película acudió a la Berlinale entre las 18 aspirantes a sus Osos, como también está "Fuocoammare", el filme dirigido por Gianfranco Rosi y basado en otra voz real, la del doctor Pietro Bartolo, en la isla italiana de Lampedusa. 
El filme de Rosi se sitúa a medio camino entre el documental y la ficción para reflejar dos mundos paralelos: el de la tranquila población de la isla y el de los barcos de la Marina que acuden a las llamadas de auxilio de los barcos de refugiados, que veces solo rescatan cadáveres y otras consiguen salvar vidas. 
"El Mediterráneo se ha convertido en una tumba para decenas de miles de ellos", explicaba ante la Berlinale el médico que, según sus declaraciones, ha estado viendo llegar esas barcas desde 1990 hasta hoy. 
"Vi llegar el primer barco, he seguido viendo todos estos años los siguientes. He visto de todo. Niños muertos, embarazadas... Gente agonizando en cubierta, cuerpos deshidratados. He sido entrevistado por todo tipo de equipos de televisión. Y cada vez que hablo de ello me duele", prosiguió. 
La situación en Lampedusa, la isla de 20 kilómetros cuadrados, más cerca de África que de Italia, a la que han llegado hasta 400.000 refugiados, es reflejo de "mayor tragedia que vive la humanidad desde el Holocausto", afirmó el cineasta, en relación al drama de los refugiados que tratan de alcanzar Europa. 
Pitt se propuso hacer visible la situación de unos cientos de deportados, en medio de la gran oleada de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera en busca del "gran sueño americano". 
Rosi hizo lo propio con un drama humanitario del que si algo no falta son imágenes, porque, en mayor o menor medida, se producen a diario en esa parte del litoral mediterráneo. 
"A nadie le gusta tener que dejar su país, perder sus raíces. Se hace obligado por la situación", resumió Pitts, no solo en relación a los mexicanos que cruzan ilegalmente la frontera, sino de los refugiados o desplazados internos que se juegan la vida, en el Mediterráneo u otras partes del mundo. EFEMEX 
gc/cr/ctc



Mucho actor y pocas nueces


Law y Firth dan vida al universo de Thomas Wolfe

Gemma Casadevall


Berlín, 16 feb (EFE).- Los actores Jude Law y Colin Firth dieron vida hoy en la Berlinale al universo de Thomas Wolfe, un genio de personalidad extrema al que se contrapone con su equilibrado editor, más sus respectivas esposas, Nicole Kidman y Laura Linney. 
"La relación entre esas figuras es realmente el centro del filme", explicó Michael Grandage de "Genius", su debut como director de cine tras su experiencia en el teatro, que fue proyectado en la sección a concurso de la Berlinale junto con "Soy Nero", del iraní Rafi Pitts. 
"Genius" resultó ser la espita que "andaba buscando desde hacía tiempo" para dar el salto al cine, añadió, y el resultado es un filme de corte clásico, absolutamente lineal, magistralmente interpretado y centrado en los altibajos en la relación entre el autor y su editor-descubridor, Max Perkins. 
Law da vida a un escritor que "trazó nuevos caminos literarios", en palabras del actor, a partir de una tendencia al exceso en lo vital y en lo literario que habría sido inabordable para cualquier otro editor sin la visión de Perkins. 
Son dos hombre que viven "a velocidades distintas", añadió Law. Él se puso en la piel del irrefrenable egocéntrico, mientras que la tarea de Firth consistió en "imprimir vida" a los silencios de un editor que no se desprende de su sombrero ni para cenar en familia, pero que sí lo hará al leer la última carta del novelista. 
Los caracteres de ambos son tan dispares como sus respectivos matrimonios, cuya supervivencia se verá amenazada con una tercera relación casi conyugal -la del tándem masculino-, para desesperación de ellas, Kidman en el caso de Law, y Linney en el de Firth. 
Law, el hiperactivo Wolfe, y Firth, el contenido Perkins, bordan ante el espectador una bipolaridad tal vez más aparente que real, en la que uno va moldeando al otro. 
En la contención del editor se esconde su punto de teatralidad, mientras que en el histrionismo de Wolfe hay un mecanismo de defensa ante efectismos superiores, como los amagos de suicidio de su mujer. 
Redondean el organigrama de "Genius" otros célebres autores a los que Perkins, además de editar, probablemente moldeó y adoptó, Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, igualmente de personalidades y producción dispares. 
"Genius" llegó a la Berlinale como una película necesaria, ya en el ecuador del festival, no solo por el despliegue de estrellas sobre su alfombra roja -solo Kidman faltó a la cita-, sino también porque empezaba a echarse de menos un filme cien por cien "made in USA" para aligerar la pantalla. 
"Soy Nero" se sitúa en otra órbita del cine actual, representante de las corrientes de autores surgida de la mezcla de orígenes, migraciones y procedencias, como lo es Pitt, iraní de nacimiento, de ascendencia británica y actualmente residente en París. 
Su historia parte de Tijuana, en la frontera entre México y Estados Unidos, para pasar a Beverly Hills y, de ahí, a un check-point estadounidense de Oriente Medio. 
Nero -Johnny Ortiz- es un sin papeles que cruza ilegalmente la frontera en pos de su hermano, en Los Angeles, dispuesto a enrolarse en el ejército de EEUU como fórmula para adoptar su nacionalidad. 
Su sueño americano se estrella primero en la existencia real de lo que se esconde tras la fachada de la villa de Beverly Hills donde vive su hermano, tan falsa como la documentación que adopta de éste, y luego en el check-point perdido en tierra de nadie. 
"He visto muchas películas de guerra, pero ninguna que aborde la realidad de los que se enrolan en el ejército de EEUU para adquirir la green-card' y acaban deportados", explicó Ortiz, actor de origen mexicano, como su personaje. 




"Mi propósito era hacer visible la realidad de centenares de muchachos que acaban de nuevo en México o en otras partes del mundo", explicó Pitts, que regresó al concurso en la Berlinale tras competir en 2006 y en 2010 con "Zemestan" y "Shekarzi", respectivamente. 
"Soy Nero" es una coproducción germano-francesa-mexicana y única cinta a concurso en esta 66 edición de la Berlinale con participación de América Latina. EFE 
gc/nl/cr 
(foto) (vídeo)


No hay comentarios:

Publicar un comentario