Sábado, 18 de febrero de 2017
Plata
Una delicia húngara y el extraseco Kaurismäki se reparten los honores
Gemma Casadevall
Berlín, 18 feb (EFE).- La Berlinale se inclinó por una atípica historia de amor húngara para su Oso de Oro y repartió otros grandes honores entre el humor extra-seco del finlandés Akis Kaurismäki, en apoyo a un refugiado, y el retrato de una indómita congoleña, filmado por Alain Gomis.
El máximo premio del jurado presidido por el director holandés Paul Verhoeven fue para "Teströl és lélekröl" ("On Body and Soul", de la directora Ildiko Enyedi, una película sobre dos seres aparentemente inhabilitados para el amor, hasta que descubren que, noche a noche, comparten el mismo sueño.
La plata al mejor director fue para Kaurismäki, el preferido de la crítica con su historia de un sirio de Alepo al que las autoridades niegan el asilo, pero encuentra refugio entre una de esas constelaciones típicas en ese realizador, formada por ciudadanos de rostro impertérrito.
Otra plata, la del Gran Premio Especial del Jurado fue para "Félicité", el retrato de una mujer a la que nada detiene, una opción asimismo acorde con la vocación de cine reivindicativo de ese festival.
"Una mujer fantástica", dirigida por el chileno Sebastián Lelio, ganó el Oso al mejor guión, obra del director y de Gonzalo Maza, con una historia alrededor del rechazo social a una transgénero.
Lelio regresaba a la competición en Berlín apuntalado en el éxito logrado en 2013 con "Gloria" -Oso de Plata a su actriz, Paulina García- y se fue con otro galardón para esta valiente coproducción entre Chile, España, Alemania y Estados Unidos.
La película obtuvo, asimismo, el premio Teddy a la mejor película de contenido LGBT del festival y una mención especial de los premios ecuménicos, ambos otorgados por jurados independientes.
Los Osos de Plata a las mejores interpretaciones fueron para el austríaco Georg Friedrich, por su papel de padre atribulado en busca de vías de diálogo con un adolescente en "Helle Nächte" ("Bright Nights"), y para la de actriz coreana Kim Minhee, por "Bamui Haebyun-Eoseo Honja" ("On the Beach at Night Alone").
La decisión a favor del actor se veía como una concesión al cine anfitrión, puesto que la película, dirigida por Thomas Arslan, no estuvo entre las mejor acogidas del festival.
En lo que respecta a su colega coreana, se puede interpretar como un reconocimiento a Hong Sangsoo, quien junto con Kaurismäki acudía a la Berlinale como director de culto y un gran favorito a premio.
Hubo galardones para rostros jóvenes del cine, como la española Carla Simón, mejor ópera prima del festival con "Estiu 1993" , además de gran premio especial del jurado en la sección Generation Kplus, exaequo con la coreana "Becoming Who I Was", de Chang-Yong Moon.
Fue un palmarés compensado, entre compromiso político y apuesta cinematográfica, en una ceremonia en que hubo muchas alusiones críticas al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a otros "chicos decididos a destruir el mundo", en palabras del director de la Berlinale, Dieter Kosslick.
Lelio hizo subir al escenario a su actriz, Daniela Vega, "mi mujer fantástica", dijo, además de puntal de una película que hace bandera del respeto a la diversidad sexual.
El mexicano Esteban Arrngoriz Julien recordó a los estudiantes de Ayotzinapa al recoger la plata al mejor cortometraje por "Ensueño en la Pradera", mientras que Alain Gomis pidió justicia para Theo, el joven que se ha convertido en símbolo contra la violencia policial en Francia, por la agresión sufrida en un control policial.
La Berlinale había abierto ya en clave reivindicativa, con el actor y director mexicano Diego Luna, miembro del jurado, quien al inicio del Festiva aseguró que estaba dispuesto a aprender de los berlineses cómo derribar un muro, en alusión a la política migratoria de Trump.
Otro miembro del jurado, la actriz estadounidense Maggie Gyllenhaal, llamó asimismo en el arranque a la "resistencia" contra Trump y el ánimo combativo fue la tónica dominante en un festival, de por sí con reputación de político.
La mayoría de las 18 aspirantes incluidas a competición tenían algún tipo de reivindicación en su interior.
Los principales aportes de presencias estelares sobre su alfombra roja, como Catherine Deveune, Robert Pattinson y Hugh Jackmann, procedieron de películas fuera de concurso. EFE
gc/cr
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viernes, 17 de febrero de 2017
Osos y lobos en la Berlinale
El convincente cine rumano cierra el desfile, con Kaurismäki como favorito a todo
Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- El rumano Calin Peter Netzer cerró hoy con una convincente historia de desamor el desfile de las aspirantes al Oso de la Berlinale, con Aki Kaurismäki encabezando las preferencias generales, lo que no necesariamente implica que vaya a ser esta la opción del jurado presidido por Paul Verhoeven.
Cuatro años después de ganar el Oro con "Pozitia Copilului" -"Child's Pose-, un tortuoso nudo familiar alrededor de una mujer acostumbrada a mandar, Netzer regresó al festival con un filme disfrazado de historia de amor entre un muchacho de buena familia y una chica de bajo estrato.
Toma -Mircea Postelnicu- es ejemplo de abnegación, que cuida con mimo y atiende a su novia -Diana Cavallioti-, aquejada de ataques de pánico, depresiones y tal vez secuelas de abusos sufridos por parte de un padrastro.
Ella se deja atender, mimar y conducir a través de un embarazo objetivamente poco conveniente, a lo que seguirá un proceso de desamor que Netzer retrata en sucesivos episodios vitales y con abundantes saltos cronológicos.
Con la desaparición de la enfermedad se disuelve también el amor para entrar en el cáncer de los celos y obsesiones de alguien que, en realidad, necesitaba la dependencia del otro para ejercer su control.
Fue un muy buen cierre para la ronda de los 18 aspirantes al Oso, por mucho que implicaba un cierto esfuerzo del espectador por no perder el hilo cronológico de lo que se muestra o insinúa, en unos personajes en los que el paso del tiempo se identifica, básicamente, por sucesivos cortes de pelo.
"Ana, mon amour" compartió la jornada a competición con "Hao Ji Le" -"Have a Nice Day"-, de Liu Jian, una imaginativa película de animación también envuelta en cierto galimatías, solo que en este caso en ello radica el encanto del filme.
Gira en torno a un bolso con un millón de yuanes en su interior, que para un aprendiz de ganster servirá será para pagarle la operación de cirugía estética en Corea a su novia -según el deseo de la abuela de esta- y que obviamente otros también codician.
Todo discurre en formato cómic, entre ironías alrededor de los personajes y guiños al espectador sobre las contradicciones de la China más que capitalista actual, por mucho que los billetes lleven estampada la imagen de Mao Zedong.
Ambas películas serían dignas merecedoras del Oro del festival, que tras un mal arranque inicial -con "Django" y "The Dinner"- se ha rehabilitado con "The Party", de Sally Potter, "Toivon Tuolla Puolen" -"The Other Side Of Hope", de Kaurimäki, y "Bamui Haebyun-Eose Honja" -"On the Beach at Night Alone"-, del coreano Hong Sangsoo.
Las preferencias del público y la crítica internacional que sigue la Berlinale se inclinan claramente por Kaurismäki, a lo que se suma el anuncio del cineasta a un medio finlandés apuntando a una retirada, lo que daría al Oso un rango de premio al genio.
Al jurado que preside el holandés Verhoeven -con el mexicano Diego Luna entre sus miembros- le corresponderá buscar "su" película entre las 18 aspirantes, con la independencia que se espera su juicio soberano.
En lo respecta a las interpretaciones, destacó la de Daniela Vega, en "Una mujer fantástica", del chileno Sebastián Lelio, mientras que la otra representante del cine latinoamericano a concurso, "Joaquim", podría darle el correspondiente a mejor actor a Julio Machado.
Se baraja asimismo la opción de un premio compartido a las mejores interpretaciones para la constelación de magníficos actores y actrices de "The Party" -principalmente Kristin Scott Thomas, Patricia Clarkson, Bruno Gan, Cillian Murphy y Timothy Spall-.
En caso de indecisión, el jurado tiene ante sí opciones más o menos asumibles para todos, como la austríaca "Wilde Maus", dirigida e interpretada por Josef Hader, la húngara "Testrol es lélekröl" o "Mr. Long", del japonés Sabu. EFE
gc/cr
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Jackmann llevó a la Berlinale su amoroso adiós a la cuchillas de "Logan"
Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- El actor australiano Hugh Jackman llevó hoy a la Berlinale una declaración de amor a "Logan", el mutante que ha interpretado durante 17 años, al tiempo que minimizaba la polémica por la aparición en el nuevo filme de la serie de mortíferos niños programados como máquinas asesinas.
"Amo este papel, lo echaré de menos, porque es parte de mi viaje vital", explicó el actor, en la presentación ante los medios de la película en la que se despide de su personaje de las manos como cuchillas, exhibida en la sección oficial, aunque fuera de concurso.
Jackman, recuperado de una nueva intervención de cáncer de piel, fue recibido con una fuerte ovación, en una rueda de prensa muy concurrida -la que más, en la presente edición de la Berlinale-, a pesar de que la película no lucha por los Osos del festival.
Acompañado del director de la película, James Mangold, y de su compañero de reparto, Patrick Stewart -el Profesor X-, el actor australiano afirmó haber "llorado", al saber que iba a hacerse una nueva cinta con Logan.
Afirmó que ello fue posible por "decisión grupal" del equipo, ya que solo "contando con todos" podía llevarse adelante el proyecto.
El actor australiano ha encarnado a su mutante en "X-Men" (2000), "X-Men 2" (2003), "X-Men: The Last Stand" (2006), "X-Men Origins: Wolverine" (2009), "X-Men: First Class" (2011), "The Wolverine" (2013), "X-Men: Days of Future Past" (2014), "X-Men: Apocalypse" y, ahora, "Logan" (2017).
"Todos en el equipo sabíamos que era la última vez que interpretaría ese papel", indicó, acerca de su Lobezno, el mutante cuyas poderosas cuchillas mantienen la vitalidad y poder destructor, por mucho que el personaje haya envejecido.
Su Logan necesita gafas para ver de cerca, es un superhéroe en el que se aprecia el paso del tiempo y, además, descubre que tiene descendencia, Laura, una niña de once años, interpretado por la española Dafne Keen.
"Estoy orgulloso de ella, en serio, Tiene unas dotes para la interpretación increíbles", apuntó, en dirección a la niña, quien asistía, sentada en una zona reservada a los miembros del equipo, a la conferencia de prensa internacional.
A Keen se la preservó así de los medios, pero no por ello dejó de escuchar la reincidente pregunta de si era "responsable" colocar a niños en papeles de violencia extrema y decapitando a los villanos perseguidores con cuchillas idénticas a las de su "padre".
"Una cosa es trabajar en una película y otra verla. Nuestro filme no está hecho para que lo vean los niños", explicó Mangold, quien aseguró que habían tenido un trato "absolutamente responsable" en el rodaje hacia los niños que aparecen en su película.
"Eso es responsabilidad suya, no mía", añadió, a una pregunta de un periodista, qué le cuestionaba, como padre, cómo puede asegurarse que los niños no verán esas escenas de violencia extrema, por ejemplo, en la televisión.
Mangold explicó ahí que son muchas las series o películas con escenas violentas u obscenas que aparecen en televisión -"no hace falta que aparezca mucha sangre para que sea un filme violento", argumentó, en relación a los profusos baños de sangre de su "Logan".
Jackman, además de insistir en su "orgullo" por el trabajo de Dafne Keen, explicó que su mutante es, a la vez, una especie de "padre de familia", al que corresponderá poner a salvo a Laura y el resto de niños mutantes, a través de la frontera con Canadá.
Stewart, en el papel del profesor X apuntó que la Laura que interpreta Dafne es "una máquina de matar", pero que bajo el contacto con Logan y él mismo "cambia", "reacciona al amor" y genera "sentimientos familiares".
Con o sin polémica, "Logan" encontró en la Berlinale una gran pantalla de proyección internacional, mientras que el festival logró la presencia de Jackman sobre su alfombra roja, en la jornada en que se dio por finalizado el desfile de películas a concurso.
El jurado presidido por el director holandés Paul Verhoeven, con el actor y realizador mexicano Diego Luna entre sus miembros, entregará mañana los Osos de la 67 edición del festival entre el total de 18 películas incluidas en su sección a competición. EFE
gc/cr
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jueves, 16 de febrero de 2017
Sin paciencia para tanto sufrimiento
Gomes llevó a la Berlinale su alegato contra Brasil colonial y los males del presente
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale entró hoy en la recta final con "Joaquim", un duro retrato del héroe nacional brasileño "Tiradentes", que compartió la penúltima jornada a concurso con la poética del aclamado director coreano Hong Sangsoo.
El director Marcelo Gomes dejó al festival bajo el impacto de su filme sobre Joaquim José da Silva Xavier, un personaje sobre el que el realizador ve dibujadas las raíces de los desequilibrios del Brasil actual.
"Brasil está viviendo una grave crisis democrática", apuntó Gomes, quien además de presentar su película, dejó en la capital alemana un manifiesto firmado por doce cineastas de su país alertando sobre esa situación y sus efectos sobre el sector.
En su país se ha instalado "desde hace casi un año un gobierno ilegítimo", sostiene el texto, que apela a la solidaridad de la comunidad internacional ante esa situación.
El toque de atención sobre los "males del presente" quedó incluido en la presentación de un filme no exactamente apologético sobre un héroe cuyo nombre quedó inscrito en los libros de historia y que acabó decapitado y descuartizado.
Se le apodó "Tiradentes" porque, además de oficial, ejerció de dentista de otros soldados o de simples campesinos, aunque no siempre practicó ese oficio con lealtad hacia su paciente, sino consciente del poder que le otorgaba tener una tenaza en mano.
Se lanzó a una peligrosa expedición como buscador de oro en su ansia por comprar a una esclava y amante, a la que simplemente llamaba "negra", sin pensar siquiera que tenía un nombre propio.
Una esclava no siempre es una mujer sumisa, como demuestra la negra interpretada por Isabel Zuáa, y tampoco un luchador contra el poder colonial tiene por qué tener necesariamente madera de libertador, como es el Joaquim al que da cuerpo Julio Machado.
El filme se mueve entre distintas constelaciones mixtas -portugueses, mestizos, brasileños, indios y africanos esclavizados-, fundamento del Brasil multiétnico de hoy.
"Las estructuras de poder del Brasil colonizado se mantienen en el Brasil actual", insistió Gomes, quien regresó a la Berlinale, ahora en competición, tras haber exhibido en 2014 "O Homem das Multidoes" en la sección Panorama.
La explotación y la crueldad del hombre blanco sobre el negro, la expoliación de la riqueza que se practicó en el siglo XVIII "echó raíces en esa sociedad y se perpetúa ahora en forma de corrupción".
"A 'Tiradentes' se le ve aún como un Dios, pero en la lucha de entonces no había dioses ni héroes. Él tampoco pretendió serlo", prosiguió, para insistir en su convicción de que "el pasado dejó su huella en los males del presente".
"Joaquim" es la segunda representante de América Latina a concurso en la 67 edición de la Berlinale, tras el estreno el pasado domingo de "Una mujer fantástica", del chileno Sebastián Lelio.
Su dureza contrastó con la poética de "Bamui Haebyun-Eoseo Honja" -"On the Beach at Night Alone"-, de Sangsoo, a quien en la Berlinale se esperaba como el más firme rival del finlandés Aki Kaurismäki en la lucha por el Oso.
Ambos directores, el coreano y el finlandés, tienen una legión parecida de entusiastas entre los medios que siguen la Berlinale y había cierta expectación ante la intensidad del aplauso final a la proyección de sus respectivos filmes.
Kaurismäki cautivó con su bien dosificado humor extraseco y humanismo, alrededor de un refugiado de Alepo al que las autoridades rechazan y los neonazis acosan, pero que logrará un asilo oficioso.
Sangsoo vuelve en su filme sobre uno de sus temas preferentes, una larga conversación sobre amor y desamor, en este caso a partir del personaje de una famosa actriz desengañada por un hombre casado.
Se trata del tercer intento en la competición de la Berlinale -tras "Night and Day", en 2008, y "Nobody's Daughter Haewon", en 2013-, de un director acostumbrado a triunfar en cualquier festival internacional al que acude.
Su proyección fue como un bálsamo para los ojos ya algo fatigados de muchos asistentes, una semana después del arranque del festival.
Los aplausos que se ganó el filme tenía algo de reconocimiento a ese alivió y a la maestría del cineasta, creador de una estética y un lenguaje propio. EFE
gc/cr
miércoles, 15 de febrero de 2017
La sobrina, la trans y los de la Memoria Histórica
La polémica de los restos de Lorca y la homofobia franquista, en la Berlinale
Gemma Casadevall
Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale fue hoy escenario, en pantalla y en vivo, de la polémica sobre la búsqueda, o no, de los restos del poeta Federico García Lorca con el estreno del documental "Bones of Contention", centrado en las fosas comunes del franquismo y la represión a los homosexuales durante la dictadura.
La directora del documental, la alemana Andrea Weiss, acudió acompañada de varios de las personas que aparecen en el filme, como Laura García Lorca, sobrina del poeta y presidenta de la fundación en su memoria, así como Emilio Silva, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Ambos sostienen posiciones contrarias, como aparece en la película, y así quedó de manifiesto también, en vivo, en el debate posterior a su exhibición, en la sección Panorama Documento, la segunda en importancia del festival.
La sobrina de Lorca expuso así claramente la posición de la familia, contraria a que se siga excavando en busca de sus restos, por considerar que lo fundamental es hacer un "trabajo honesto" de recuperación histórica de todo el colectivo de víctimas, sin personalismos.
Silva defendió, como hace en la película, "que los huesos hablan" y pueden llegar a reconstruir, de dar con ellos y alcanzar a identificarlos con un análisis de su ADN, cómo fueron asesinados.
"Para mí fue importante lograr localizar e identificar los de mis familiares", explicó, para añadir que a raíz de esa experiencia propia fue cómo se empezó a generar su asociación, ante las muchas otras personas que se dirigieron a ellos para pedirles que buscaran también a los suyos.
La excavación o no para buscar los restos de Lorca, uno entre los 120.000 muertos que se estima que yacen en fosas comunes por distintos puntos de España, es un aspecto del filme, que incorpora a las entrevistas con imágenes de archivo e informativos de la época, locutados en inglés, donde se habla de Francisco Franco como el "Hitler español".
El otro gran capítulo del documental es el carácter emblemático del poeta en la lucha del colectivo LGTB, tras recordarse que, según un informe policial de 1965 aparecido hace dos años, Lorca fue asesinado por "homosexual y socialista".
Entran ahí los testimonios de Antoni Díaz, quien conoció las cárceles franquistas por su condición de gay, y Silvia Reyes, transexual y asimismo perseguida por la represión del régimen.
Díaz detalla ante la cámara de Weiss lo que significó vivir bajo el yugo de la llamada "ley contra vagos y maleantes", que equiparó a los homosexuales con delincuentes comunes, mientras que Isabel Franc recupera los "códigos secretos" que se intercambiaban las lesbianas -"libreras", en su argot- para reconocerse.
Reyes aporta su testimonio del rechazo social y familiar que sufrieron los transexuales que, como ella, solo podían vivir de la prostitución, ya que "con estas tetas y esta cara nadie nos daba trabajo de lavaplatos o cualquier otra cosa".
Vestida con un traje de noche de lentejuelas, Reyes fue la representación viva, desde la Berlinale, del fuerte carácter que documenta la película, especialmente cuando se entra en el capítulo de la primera manifestación del orgullo gay en Barcelona, en 1971.
Un grupo de transexuales se incorporó a la cabeza de esa marcha, detalla el filme, pese a que inicialmente algunos miembros de otras organizaciones de gays y lesbianas hubieran preferido darles menos protagonismo.
Cuando los "grises" -como se apodaba entonces a la policía nacional, por el color de su uniforme- cargaron contra la marcha fueron los transexuales quienes se mantuvieron firmes y plantaron cara, mientras otros huían, se recuerda en el filme de Weiss.
España estuvo, durante años y hasta entrada la transición, entre los países más represores del colectivo LGBTI, del mismo modo que en los últimos años se ha convertido en uno de los más avanzados en cuanto a la plena equiparación de sus derechos, apunta la cineasta alemana.
El debate que siguió al estreno del filme abundó en la temática de este, especialmente en cuanto a la necesidad de superar el pasado -"el franquismo cometió el crimen perfecto, ya que logró una especie de amnesia colectiva", argumentó Silva-.
Entre los espectadores estaba Serafín Fernández, español residente en Alemania desde hace más de 50 años, explicó, quien en su momento también conoció las cárceles españolas por su condición de homosexual.
"La última palabra la tiene la familia. Sólo los Lorca pueden decidir si hay que seguir excavando o no en busca de sus restos. Pero darían mucha fuerza a quienes luchan por la Memoria Histórica si el apellido Lorca se uniera a esa organización", comentó, al fin de la proyección. EFE
gc/cr
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