Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- La actriz Isabelle Huppert recreó hoy el personaje de una "Eva" altiva y dominadora en una Berlinale poblada de escritores atrapados, denominador común tanto en la película de la diva francesa como en la rusa "Dovlatov" y la alemana "Transit".
Huppert, protagonista de un "remake" de la película filmada hace medio siglo por Joseph Losey, ofreció unos de sus recitales de altivez, como una Eva que destroza a un impostor -Gaspart Ulliel- cuyo única obra fue robarle una brillante pieza teatral a un moribundo.
La segunda película a competición del día toma la figura del escritor ruso Sergei Dovlatov y su pugna con el aparato soviético en el Leningrado de 1971, entre rostros de palidez traslúcida y una constelación de otros poetas perseguidos por no encajar en el "espíritu de la revolución".
El tercer autor acosado fue Georg Weidel, un alemán que trata de huir del fascismo en la Francia ocupada, cuya identidad adopta un compatriota también necesitado de escapar de una Gestapo que ya no calza botas nazis, sino los uniformes acolchados de las unidades antiterroristas de hoy.
La "Eva" de Huppert está dirigida por Benoit Jacquot, un habitual de la Berlinale, donde en 2012 compitió con "Les adieux à la reine" y tres años después exhibió su "Journal d'une femme de chambre".
"Dovlatov", sobre la figura del escritor que acaba exiliándose a Estados Unidos y al que el éxito alcanzará muerto, es una película de Alexey German Jr, quien en 2015 ganó el Oso de Plata del festival berlinés a la mejor aportación artística con "Under electric clouds".
Y el acosado Weidel, o el usurpador de la obra y la esposa de éste, es la figura central de "Transit", dirigida por el alemán Christian Petzold, un cineasta "de la casa" para la Berlinale, en cuya competición estuvo en 2008, con su espectral "Yella" y en 2014, con "Barbara".
Son tres reflexiones sobre tres formas de opresión sobre escritores, auténticos o impostores, y apuntaladas en el buen trabajo escénico de la siempre impecable Huppert, por parte francesa, y de Milan Maric, en la rusa.
El alemán Petzold, por su parte, sustituyó en "Transit" a su diva habitual, Nina Hoss, por Paula Beer, una actriz a la que hace desfilar por su película con porte parecido a su antecesora, como si el propio realizador no se resignara a sustituirla.
"No es una película sobre refugiados de hoy, sino sobre seres en tránsito trasladados a la Marsella actual, pero sobre los que pesan los espíritus de la Francia ocupada de 1941", explicó Petzold sobre su filme, que toma prestados algunos textos de la novela escrita en los 40 por Anna Seghers.
La suya es una película inquietante, en una Europa actual sobre la que se aposentó una nueva forma de fascismo, sea la llamada nueva ultraderecha o el nazismo persistente que nunca abandonó su territorio y de la tratan de huir, hacia México o Venezuela, europeos aterrados.
El rostro más mediático en la jornada a competición era sin duda el de Huppert, pero los filmes más logrados fueron el ruso y el alemán, ambos con gran capacidad para transportar al espectador a ámbitos no deseados, las dictaduras superadas o persistentes.
El Dovlatov que interpreta Maric es el escritor atormentado que trata con parecido empeño de publicar como de comprar una muñeca a su hija capaz de "competir" con las que le regala la pareja actual de su exmujer.
Endulza su recorrido entre recitales poéticos de otros escritores sin suerte una muy bien dosificada ironía, compensadora de los sinsabores diarios como lo es la sopa de mamá, el vodka o los cigarrillos encadenados que sí se permite el gremio de proscritos por el aparato soviético.
El Weidel de Petzold, interpretado por Franz Rigowski, fue la primera de las cuatro representantes del cine alemán incluidas en la sección oficial, del total de 19 películas que aspiran al Oso del festival.
El cine anfitrión entró así con buen pie en la competición de la Berlinale, cuyos premios entregará el próximo día 24 el jurado que presiden el director alemán Tom Tykwer, compañero generacional de Petzold. EFE
(foto) (vídeo)
Martinessi: "La Berlinale da la máxima visibilidad a una película pequeñita"
Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- El cineasta paraguayo Marcelo Martinessi acudió a la Berlinale como representante de una cinematografía aún "desconocida", la de su país, y consciente de que el festival puede dar "la máxima visibilidad" a "Las Herederas", su primer largometraje y una de las diecinueve aspirantes al Oso berlinés.
"El cine paraguayo está apenas empezando a visualizarse. La Berlinale puede ser la gran plataforma de despegue para una película hecha a escala humana, pequeñita", afirmó el realizador a Efe, tras el estreno de su filme, anoche, en el Berlinale Palast.
"Las herederas" no solo es su debut al frente de un largometraje, sino también la primera película con la que Paraguay acude a la competición del festival internacional de cine europeo.
"Paraguay es un país aún invisible, cinematográficamente, pero que tiene muchas cosas que contar y deseos de poder hacerlo", prosiguió Martinessi, nacido en Asunción en 1973 y que en 2013 participó en el Talent Campus de la Berlinale, un foro destinado a jóvenes talentos del cine.
Su película narra la historia de dos mujeres, Chela y Chiquita -interpretados por Ana Brun y Margarita Irún-, quienes tras décadas viviendo en pareja deben separarse por tiempo indefinido, mientras venden pieza a pieza muebles y cubertería de la casa que heredaron.
La dominante Chiquita tiene que ir a la cárcel, acusada de estafa, lo que precipitará la emancipación de Chela, convertida en taxista oficiosa de un grupo de señoronas y de la hija de una de esas clientas, Angy (Ana Ivanova).
"Es una película donde los hombres son meros comparsas, mientras que es la mujer la que teje todas las fibras", apunta Martinessi, quien tomó esos personajes "de los ecos en que me moví en mi infancia, entre madre, tías, abuelas y tantas voces femeninas".
De la cárcel que es la casa que se cae a pedazos pasa Chiquita a conocer "la vida mucho más libre en prisión", mientras que Chela se redescubre a sí misma, fuera del dominio de su compañera.
Su filme quiere ser el reflejo de un Paraguay "que en 2012, cuando hubo una oportunidad de cambio, decidió volver atrás", explica Martinessi, en alusión al golpe y proceso político que derivó en la destitución del presidente Fernando Lugo.
"Fue un terrible dolor. Comprobé que las razones que llevaron a ese golpe procedían de una elite que quería mantener a toda costa sus privilegios", prosiguió el cineasta, cuyo filme recrea la clase social de las señoronas, dominada por el chisme y el pudor.
"Tuve así la oportunidad de acercarme a mi país, a mi mundo, a mi sociedad y de comprobar que, además de heredar casas o muebles, heredamos prejuicios y limitaciones, como si éstos fueran enfermedades hereditarias", argumenta.
La respuesta ante esa situación no puede proceder del "mero cambio de caras" de sus políticos o de las elecciones como las que tendrán lugar el próximo abril en Paraguay, sino del "corazón de la sociedad", en que la mujer tiene ese "rol fundamental".
"Mi papá tenía diez años cuando (Alfredo) Stroessner llegó al poder. Yo tenía 16 cuando se fue", argumenta el director, acerca del militar y político que entre 1954 y 1989 presidió el país.
"Toda esa generación repica aún en nosotros, el sistema de la dictadura se reproduce en casa, la represión se mete en tu cama. Es mucho lo que nos queda por superar", considera Martinessi, feliz de haber podido mostrar algo de esa sociedad en Berlín.
"Las herederas" en una película de producción múltiple -con participación de Paraguay, Uruguay, Brasil, Francia, Noruega y Alemania-, con aporte del programa de ayudas de la Berlinale a las cinematografías periféricas.
Fue la primera representante de América Latina en la competición de la LXVIII edición de la Berlinale, cuyos premios repartirá el próximo día 24 el jurado presidido por el director alemán Tom Tykwer.
El otro filme latinoamericano a concurso es la mexicana "Museo", interpretada por Gael García Bernal e interpretada por Alonso Ruizpalacios, quien en 2014 presentó en Berlín su debut como director, "Güeros", que ganó el premio a la mejor ópera prima. EFE
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