jueves, 14 de febrero de 2019

Cerrando puertas

Los estragos colectivos de la revolución cultural china cierran la lucha por el Oso

Gemma Casadevall 


Berlín, 14 feb (EFE).- El director chino Wang Xiaoshuai cerró este jueves el desfile de aspirantes al Oso de la Berlinale con un drama familiar sobre los estragos de la revolución cultural sobre una sociedad obligada, además, a asimilar los salvajes cambios de la China actual. 
"La consigna de la revolución cultural era que debíamos mirar hacia delante en favor del progreso de nuestro país. Pero eso no es posible sin hacer las paces con el pasado", explicó el realizador de "Di jiu  tian chang ("So Long, My Son"), sobre una película que recorre 30 años de trauma colectivo. 
La política del único hijo, el aborto forzado a que queda sometida la mujer que queda embarazada por segunda vez -y que fatalmente perderá al primer hijo en un accidente- es el núcleo de un drama que arranca de un matrimonio para extenderse al entorno de sus amigos. 
La planificación familiar se aplicaba en términos marciales, como ocurría en cualquier otro ámbito de la sociedad china -del laboral al baile con música prohibida-. 
Los efectos de todo ello sobre esa familia ampliada serán los remordimientos del niño que metió al agua al amigo que no sabía nadar o los de la compañera de la fábrica que delató un segundo embarazo. 
Es un mundo en el que a la mujer a la que se forzó a interrumpir su embarazo quedará, además, obligada encajar la recompensa pública de ser distinguida como ciudadana ejemplar por ello. 
"Perdonarse y hacerse perdonar puede ser un largo camino. Como mi película", bromeó Wang, ante los 180 minutos del filme, el más extenso entre los 16 aspirantes a los Osos del festival que repartirá el sábado el jurado presidido por la actriz francesa Juliette Binoche. 
La cinta del realizador -ganador en 2008 del Oso de Plata al mejor guión con "In Love We Trust"- habría sido la penúltima según el programa original de la Berlinale, ya que inicialmente estaba previsto cerrar el desfile con "One Second", de su compatriota Zhang Yimou. 
A la exclusión en el último momento del filme del aclamado director de "Sorgo Rojo" -Oso de Oro en  1987 en Berlín-, por supuestos "problemas técnicos" en la postproducción, han seguido las sospechas de censura por parte de las autoridades chinas, difundidas por algunos medios que siguen el festival. 
"Me enteré de que no estaría aquí Zhang cuando llegué. Es triste, todos esperábamos tenerlo aquí", afirmó Wang, preguntado sobre esa exclusión y haciendo equilibrios sobre si él mismo temía problemas con sus autoridades por las críticas contenidas en su filme -"espero que no haya presiones sobre mi película", dijo. 
La retirada del filme de Zhang, que iba a presentarse este viernes, ha dejado vacía en lo que respecta a la competición oficial la víspera de la entrega de los premios, que adopta así la forma de una especie de "jornada de reflexión" para el jurado. 
En la recta final hasta los premios del sábado se incorporó asimismo a la lista de los cazadores potenciales del Oso el filme "Synonymes", del israelí Nadav Lapid, al que parte de la crítica esperaba en el festival alemán como la posible penúltima sorpresa. 
La película del cineasta, convertido en realizador de culto tras haber presentado su "The Kindergarten Teacher" ("La profesora de parvulario" (2014) en la Semana de la Crítica de Cannes, coloca a un joven israelí desnudo y perdido en piso parisino que podría ser el del "Último tango en París". 
Es un desarraigado de paso por la capital francesa, al que roban todo mientras duerme en ese apartamento donde iba a pasar una única noche, y que despierta del shock en la cama de matrimonio de una joven pareja vecina. 
Yoah (Tom Mercier) no solo ha perdido su maleta y toda su ropa, sino también su identidad. No quiere ni hablar en hebreo, sino que se compra con el dinero prestado de sus nuevos amigos un diccionario de sinónimos para perfeccionar su francés. 
Deambulará por París -incluida la embajada de su país y algunos provocadores compatriotas- en medio de un puzzle mental de difícil reconstrucción, tras el que se esconde otro trauma colectivo, el de su país, y los rastros dejados por su instrucción militar. EFE 

(foto) (vídeo)

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