Penúltima jornada a concurso con el humor de Forman y la poética turca
Berlín, 18 feb (EFE).- En la recta final del festival, Milos Forman se trajo a Berlín una película
emparentada con la comedia clásica norteamericana, con Jim Carrey dando vida a
uno de los cómicos más populares de la década de los 70, el inclasificable Andy
Kaufman.
Entre la caricatura y el retrato social, el film del realizador
checo-estadounidense desató las carcajadas de un público algo necesitado de este
tipo de expansiones tras once jornadas cargadas de cine mayoritariamente denso,
espesos dramas familiares o guerras.
Carrey repite en aquello que es su
especialidad y ofrece una interpretación deliberadamente histriónica de su
personaje, hasta el punto de que hace que su compañero de reparto, Danny DeVito,
parezca un prodigio de ponderación.
Forman llegó a la Berlinale con la aureola de quien ya se ha llevado en
otra ocasión el gran premio del festival, como ocurrió en 1997, en que obtuvo el
Oso de Oro por "The people vs. Larry Flynt" ("El escándalo de Larry Flynt").
"Kaufman es un carácter contradictorio, al que uno no sabe si amar u odiar",
dijo el realizador respecto al personaje real en que se inspira su película, que
fue acogida con aplausos corteses, pero también con algún abucheo.
El film
de Forman trajo unas risas y rompió la tónica seria de la Berlinale, pero no quebró la mala racha en cuanto a
ausencias en el cincuenta cumpleaños del festival.
El director no consiguió
que le acompañasen a Berlín ni Carrey ni DeVito ni tampoco su principal
intérprete femenina, Courtney Love, quien hace tres años sí acudió al festival
como protagonista de la triunfadora película de Forman.
Con ello se ratifica
el maleficio de esta Berlinale, a
la que han dado plantón una larga nómina de actores previamente anunciados, como
Mel Gibson, Tom Cruise, Robert de Niro, Al Pacino y Cameron Díaz.
La
caricatura de Forman estuvo complementada en la sección a concurso por "Mayis
Sikintisi" ("Nubes de mayo"), una película de 130 largos minutos en la que
apenas ocurre nada y tampoco se habla mucho, con la que el director turco Nuri
Bilge Ceylan pretende, sobretodo, retratar su hermoso país, Anatolia.
La
película es una especie de "empresa familiar", donde incluso el padre y la madre
del realizador intervienen como actores y el resto del reparto está igualmente
integrado por semi-aficionados, lo que da al conjunto un tono bienintencionado y
algo ingenuo.
En el polo opuesto se encuentra la macabra galería de
asesinatos "American Phsycho", película dirigida por Mary Harron y basada en la
novela escándalo del mismo título de Bret Easton Ellis, que se proyectó hoy a
modo de exhibición.
El tema es conocido: la trayectoria de un sanguinario
"yuppie" psicópata, contada con algo de sarcasmo y todo lujo de detalles
macabros.
La proyección tenía rango de estreno internacional, calificación
habitual en la Berlinale para los
filmes que han sido exhibidos ya en Estados Unidos pero que no se han visto en
las salas comerciales europeas.
Pese al bombo que se quiso dar al pase, con
la inclusión de "American Phsycho" en la sección oficial fuera de concurso,
tampoco se consiguió atraer a Berlín a la directora del film.
En su lugar
defendió la película su actor principal, Christian Bale, quien dijo que antes de
aceptar su papel de psicópata algunos le advirtieron de las consecuencias que
podía acarrearle.
"Me decían que sería el suicidio de mi carrera
cinematográfica", manifestó Bale, quien a pesar de todo siguió adelante
"preparándose" para interpretar al cultivado, superficial, cínico, atractivo y
mortífero "broker" (intermediario) de Wall Street.
"No siempre puede uno
hacer papeles simpáticos y agradecidos", dijo, aunque aseguró que, pese a la
necesaria identificación con su papel, tomó las medidas oportunas para
distanciarse y no acabar como su psicópata asesino. EFE gc/rz/sad/emr
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