jueves, 10 de febrero de 2000

Tópicos y grandezas del cine bélico


La cara y la cruz de la guerra del Golfo y de Serbia en la Berlinale




Gemma Casadevall 


Bildergebnis für george clooney berlinale three kings ice cube 2000
Berlín, 10 feb (EFE).- La guerra del Golfo y los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado centran la atención de la segunda jornada del Festival de Cine de Berlín, con la proyección de "Three Kings", una superproducción estadounidense con Georges Clooney de protagonista, seguida de una modesta película serbia.
David O. Russell, ex realizador "independiente", se trajo a la Berlinale el primer exponente del cine cien por cien hollywoodiense con una parábola sobre los Reyes de Oriente cruzando el desierto y salvando a los pobres.
En este, los Magos son tres soldados estadounidenses, que empiezan corriendo tras un botín de oro y acaban convertidos en héroes.
El filme, que Russell define como "antibelicista", reúne muchos de los tópicos y grandezas del cine espectáculo, desde la buena dosis de moralina -en este caso, disfrazada de ironía- a la acción trepidante y sin fisuras, y reparte algún que otro cachete simpático a la "otra" guerra del Golfo, la de los medios de comunicación.
Todo arranca en marzo de 1991, con el ejército de Saddam Hussein teóricamente doblegado al de George Bush, en que el sargento Archie Gates (Clooney), prototipo del oficial ligón de corresponsales femeninas de guerra, se toma la guerra por su cuenta y parte con una brigada de soldados en busca de un tesoro.
Tienen en su poder un plano de búnkers en el desierto, que uno de sus prisioneros llevaba escondido en el recto, y su objetivo es una fortuna en lingotes de oro y joyas, expoliado por el dictador iraquí a Kuwait.
A partir de ahí, empieza su travesía, primero en jeep militar, a ritmo de música de Johannes Bach y The Beach Boys, y más tarde en limusinas que les prestan los rebeldes a Saddam, con acompañamiento musical de "Bee Gees".
Los 112 minutos de película transcurren entre elementos típicos del género: oficiales dando órdenes a gritos, soldados histéricos de miedo reclamando instrucciones, refugiados acogiendo a los americanos como héroes y profusión de detonaciones de minas o armas químicas.
Cuando la moralina sube de tono y se pierde el hilo de si el mensaje va en serio o es irónico, Russell desliza un par de ocurrentes "gags".
"No hemos querido ser más patriotas de lo que realmente somos los americanos. La población sabe ahora que la guerra no fue como se la presentaron", explicó el director norteamericano, en la rueda de prensa posterior a la proyección para los periodistas.
Russell acudió a Berlín custodiado por sus tres soldados, Clooney, Mark Wahlberg y Ice Cube, a quien en el reparto de papeles entre los "Tres Reyes" le adjudica la maliciosa prensa el de Baltasar, por el color de su piel.
Clooney repartió sonrisas y galantes miradas, revalidando así la impresión de que, por encima de los recelos morales que suscita el filme, lo que es está fuera de toda duda es su impresionante atractivo físico, dentro y fuera de la película.
El jovencito Wahlberg apareció con una larga melena, que dio pie a una precisión sobre su físico: "El pelo es mío, pero ni los muertos de esta película, ni el pene que tenía en `Boogie Nights` lo son", dijo, en alusión a las proporciones que se le adjudicaban en ese film, donde interpretaba a un actor de cine porno.
A pesar de venir con sus tres soldados, Russell no se trajo a Berlín a las representantes de la otra guerra presente en su film, dos corresponsales de guerra de dos cadenas de televisión -NBS y NRG-, rivales no sólo informativamente, sino también en su pugna por los favores del sargento Gates.
"Three Kings", incluida en la sección oficial, pero solo en calidad de exhibición, dejó paso a la otra cara de la moneda en cuanto a filmes anti-belicistas, la representada por la película de Ljubisa Samardzic, "Nebeska Udica" ("Sky Hook), que sí concurre en competición.
Rodada con pocos medios y con la primera fase de los bombardeos sobre Belgrado, en abril de 1999, la película es un alegato declarado a favor de la población civil serbia.
Un padre, cuyo hijo de corta edad ha perdido el habla por el miedo, es el protagonista de la historia, que ocurre casi íntegramente en una cancha de baloncesto destruida por las bombas, en un suburbio de la capital serbia.
El propósito del cabeza de familia es reconstruir la canasta y para que su hijo recupere la ilusión de vivir, mientras la madre hace gestiones para conseguir sacarlo del país, en dirección Italia.
La película discurre en un ámbito eternamente polvoriento, a pesar de los esfuerzos de reconstrucción, y magistrales muestras del deporte nacional, el baloncesto, por parte de los vecinos del suburbio que han ido quedando sin trabajo por la destrucción.
"Nebeska Udica" no consigue diluir la sensación de que se está haciendo apología de la "causa serbia", pero es un también un filme que despierta simpatía, sobre todo por su carácter de producto modesto, en un festival de superpoderosos. EFE gc/dm/mcd-op

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