miércoles, 14 de febrero de 2001

Cine carnal



Chereau asombra con su irrupción en intimidades de sexo explícito

Por Gemma Casadevall 

Berlín, 14 feb (EFE).- El francés Patrice Chéreau desconcertó en la Berlinale con "Intimacy", una película de amor con muchas dosis de sexo explícito, mientras la polaca "Weiser" causó perplejidad por la oscuridad de un contenido que ni siquiera consiguió desentrañar su director, Wojciech Marczewski.
Los 35 minutos de sexo tal cual, sin trampa ni cartón ni atisbos de "glamour", del total de 119 minutos que dura la película, marcaron el paso de "Intimacy" por Berlín y probablemente también sus posibilidades de estreno en salas comerciales de ciertos países.
Chéreau tuvo que invertir buena parte de su rueda de prensa en explicar que la película "no va de sexo", sino de la relación entre un hombre y una mujer que cada miércoles se encuentran en un subterráneo de Londres para mantener una relación meramente carnal, sin hablarse ni intentar saber nada el uno del otro.
"Mi película se llama intimidad y va de eso", argumentó hoy, miércoles, el director francés, tras el pase de su largometraje para la prensa de la Berlinale.
"Hay sexo explícito, porque ese es el modo de comunicación entre ambos personajes, por lo menos hasta que se rompe ese pacto de silencio y uno busca saber más del otro", prosiguió.
Pero Chéreau no pudo evitar que, al margen de alguna pregunta a la "secundaria de lujo" que le acompañaba, la ex-musa de los Rolling Stones Marianne Faithful, prácticamente todas las cuestiones se refirieran a supuestos toques pornográficos -en opinión de algún periodista estadounidense- u otros aspectos epidérmicos del film.
Basada en la novela del mismo título de Hanif Kureishi, "Intimacy" recorre una relación que empieza como un desfogue sexual semanal entre dos adultos -ambos, padres de familia- para desembocar en confrontación, con un drama de Tennessee Williams como trasfondo.
Las escenas amorosas y también el hecho de que las imágenes más explícitas corresponden al sexo masculino -y no al femenino, como es habitual- hicieron mella en la Berlinale.
"Mi cuerpo no es perfecto, como tampoco lo es el suyo", respondió Chéreau, a la pregunta de una periodista acerca de por qué no dio algo más de "glamour" a su actriz -Kerry Fox-, frente al innegable atractivo físico de su amante -Mark Rylance-.
"Yo no hago cine con maniquíes como Claudia Schiffer, sino con personas de verdad, reales, como usted o como yo", dijo el director.
Chéreau trató de deshacer esos malentendidos y también los derivados de su decisión de rodar en inglés, y no en francés.
"No creo que el cine de amor sea una `specialité` francesa. Soy un director europeo y elijo el idioma en función del lugar en que transcurre mi historia", dijo Chéreau, quien hizo gala de sus dotes políglotas al responder alternativamente en su idioma natal, en inglés o en alemán, además de recordar que también habla español.
Al margen de esos equívocos, "Intimacy" dejó la sensación de haberse quedado a medio camino o, cuando menos, algo por debajo de la gran película que hubiera podido ser, a juzgar por la novela en que está basada y el microcosmos de personajes que surgen fuera de las paredes del subterráneo londinense.
Chéreau no consiguió un film redondo, pero sí dejó claro cuál era el mensaje de la producción con que compite en esta Berlinale.
"Weiser", en cambio, dejó una estela de confusión y hasta de impaciencia por la sobredosis de oscuridad de su contenido.
La película de Marczewski parte de los intentos de un adulto de desentrañar la enigmática desaparición, treinta años atrás, de un compañero de escuela, un niño judío marginado y vapuleado.
Ambos, el desaparecido y el que ahora le busca, pertenecían a un quinteto de chicos que se dedicaba a provocar explosiones con munición hallada en un antiguo arsenal y fue precisamente en una de esas detonaciones donde se "evaporó" aquél.
La película de Marczewski refleja el "antisemitismo latente, no virulento" -en palabras del director- que persiste en la sociedad polaca de hoy.
Pero, al margen de ese mensaje, no desvela qué ocurrió con ese muchacho, cuya última imagen le muestra entre descargas explosivas, o con la niña que fue su cómplice de malignos juegos infantiles.
"No todas las preguntas tienen respuesta. Si yo la tuviera para ésta, el final de mi película hubiera sido otro", fue la explicación de Marczewski.
La jornada de la sección oficial de la Berlinale se completó con la exhibición, fuera de concurso, de la película de Emir Kosturica "Super 8 Stories", un documental sobre la banda musical fundada por él mismo en 1986, de la que su hijo Stribor es el "cerebro".
El film es exactamente lo que sugiere el título: un reportaje con aire de fiesta familiar con diversas actuaciones y giras del grupo, bautizado como "No Smoking", intempestivas broncas de camerino entre sus miembros y algún toque "social" sobre la situación en Serbia, el polvorín de los Balcanes. EFE gc/dm/bjm/cbm

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