Martel: "Estar en Berlín es un guiño en tiempos de crisis"
Berlín, 10 feb (EFE).- La directora argentina
Lucrecia Martel está de nuevo en la Berlinale, un año después de su éxito con "La ciénaga",
esta vez como miembro del jurado del festival, una función que ella califica de
"un guiño de apoyo desde Europa a la nueva generación de cineastas argentinos,
en estos tiempos de crisis".
"Estar aquí es un reconocimiento personal,
puesto que supone incluirme en la comunidad internacional del cine, pero sobre
todo es una señal indirecta de apoyo a lo que se está haciendo desde allá",
explicó Martel a EFE en una pausa de las proyecciones de las 23 películas a
concurso de esta 52 Berlinale.
La directora argentina compitió el pasado año en la sección oficial con su
inquietante "La Ciénaga", su primer largometraje, que se llevó el premio
especial Alfred Bauer al debut cinematográfico.
Martel está de nuevo en el
festival ya sin los nervios de entonces, instalada entre el "tribunal" que
preside la directora india Mira Nair y que repartirá los Osos de la Berlinale.
La realizadora, de 36
años, califica ese trabajo de "responsabilidad histórica" y, aunque se confiesa
"algo triste" por la ausencia de filmes latinoamericanos a concurso -"eso es
cosa de la dirección...", dice-, considera que la actual situación de su país es
favorable a la creación.
"Es un buen momento para los creadores, escritores
o directores, pero una situación pésima para los productores nacionales",
explica.
"Si yo tuviera una productora extranjera, invertiría ahí, puesto
que, con el cambio, una película le cuesta ahora a una casa internacional un
tercio de lo habitual y estamos viviendo un momento emergente de creatividad",
añade.
Martel apunta al éxito internacional que está teniendo en estos
momentos el cine argentino y dice que la mayoría de esas películas, producidas
el pasado año, reflejan un caos que "se mascaba desde largo y que ahora
estalló".
"Es lo que yo traté de transmitir con `La Ciénaga`, donde el
espectador percibe que algo atroz está a punto de pasar, hasta que finalmente
todo se va al diablo", señaló.
Desde la "modesta opinión" de alguien que no
está sufriendo las peores consecuencias de la crisis -"soy de clase media"-,
Martel dice, sin embargo, que prefiere lo de ahora a la situación de
"complicidad mentirosa con la corrupción" de los años pasados.
"Lo de ahora
es mucho más real que esos tiempos de regocijo y supuesta democracia que
sucedieron a la tragedia de la dictadura", dice, aunque el reverso de la moneda
es que "evidentemente, en un país empobrecido la gente no va al cine, porque no
tiene plata".
Martel considera que en estos momentos de crisis "el estado no
puede dejar abandonado al cine", una industria que sólo puede funcionar "si se
la protege", ya que en caso contrario "quedamos aplastados" por el cine
estadounidense.
"El Gobierno argentino tiene una enorme responsabilidad
sobre la industria del cine. Si pierde la oportunidad de ayudarnos ahora a
remontar la situación, habrá cometido un tremendo crimen contra la cultura
argentina", subraya.
Junto a su función en el jurado, Martel se encuentra en
Berlín en busca de apoyos para la que será su segunda película, "La niña santa",
un proyecto que ha sido seleccionado entre los seis incluidos en el programa
Rotterdam-Berlinale Express, para
promocionar proyectos de jóvenes realizadores.
"Es una plataforma para
hallar financiación", cuenta la directora, quien confiesa que el pasado año
consiguió "ahorrar mucho" para sus proyectos, ya que su existencia discurrió
entre una beca en París y otras invitaciones.
Pese a las dificultades, Martel está determinada a rodar "La niña santa" en Argentina, como "La Ciénaga", lo que de paso le permitirá "tocar de nuevo con los pies al suelo", tras el vertiginoso año que siguió al premio de la Berlinale en el 2001.
"Fue una locura. Fue algo más
que una plataforma de lanzamiento. Entre esa estancia de entonces en Berlín y mi
regreso ahora han mediado 62 vuelos por todo mundo", recuerda Martel, para quien
la cuestión tuvo "efectos medicinales", pues perdió el pánico a volar.
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