domingo, 10 de febrero de 2002

De nuevo, Lucrecia

Martel: "Estar en Berlín es un guiño en tiempos de crisis"


Gemma Casadevall

Berlín, 10 feb (EFE).- La directora argentina Lucrecia Martel está de nuevo en la Berlinale, un año después de su éxito con "La ciénaga", esta vez como miembro del jurado del festival, una función que ella califica de "un guiño de apoyo desde Europa a la nueva generación de cineastas argentinos, en estos tiempos de crisis". 
"Estar aquí es un reconocimiento personal, puesto que supone incluirme en la comunidad internacional del cine, pero sobre todo es una señal indirecta de apoyo a lo que se está haciendo desde allá", explicó Martel a EFE en una pausa de las proyecciones de las 23 películas a concurso de esta 52 Berlinale
La directora argentina compitió el pasado año en la sección oficial con su inquietante "La Ciénaga", su primer largometraje, que se llevó el premio especial Alfred Bauer al debut cinematográfico. 
Martel está de nuevo en el festival ya sin los nervios de entonces, instalada entre el "tribunal" que preside la directora india Mira Nair y que repartirá los Osos de la Berlinale
La realizadora, de 36 años, califica ese trabajo de "responsabilidad histórica" y, aunque se confiesa "algo triste" por la ausencia de filmes latinoamericanos a concurso -"eso es cosa de la dirección...", dice-, considera que la actual situación de su país es favorable a la creación. 
"Es un buen momento para los creadores, escritores o directores, pero una situación pésima para los productores nacionales", explica. 
"Si yo tuviera una productora extranjera, invertiría ahí, puesto que, con el cambio, una película le cuesta ahora a una casa internacional un tercio de lo habitual y estamos viviendo un momento emergente de creatividad", añade. 
Martel apunta al éxito internacional que está teniendo en estos momentos el cine argentino y dice que la mayoría de esas películas, producidas el pasado año, reflejan un caos que "se mascaba desde largo y que ahora estalló". 
"Es lo que yo traté de transmitir con `La Ciénaga`, donde el espectador percibe que algo atroz está a punto de pasar, hasta que finalmente todo se va al diablo", señaló. 
Desde la "modesta opinión" de alguien que no está sufriendo las peores consecuencias de la crisis -"soy de clase media"-, Martel dice, sin embargo, que prefiere lo de ahora a la situación de "complicidad mentirosa con la corrupción" de los años pasados. 
"Lo de ahora es mucho más real que esos tiempos de regocijo y supuesta democracia que sucedieron a la tragedia de la dictadura", dice, aunque el reverso de la moneda es que "evidentemente, en un país empobrecido la gente no va al cine, porque no tiene plata". 
Martel considera que en estos momentos de crisis "el estado no puede dejar abandonado al cine", una industria que sólo puede funcionar "si se la protege", ya que en caso contrario "quedamos aplastados" por el cine estadounidense. 
"El Gobierno argentino tiene una enorme responsabilidad sobre la industria del cine. Si pierde la oportunidad de ayudarnos ahora a remontar la situación, habrá cometido un tremendo crimen contra la cultura argentina", subraya. 
Junto a su función en el jurado, Martel se encuentra en Berlín en busca de apoyos para la que será su segunda película, "La niña santa", un proyecto que ha sido seleccionado entre los seis incluidos en el programa Rotterdam-Berlinale Express, para promocionar proyectos de jóvenes realizadores. 
"Es una plataforma para hallar financiación", cuenta la directora, quien confiesa que el pasado año consiguió "ahorrar mucho" para sus proyectos, ya que su existencia discurrió entre una beca en París y otras invitaciones.

Bildergebnis für lucrecia martel berlinale

Pese a las dificultades, Martel está determinada a rodar "La niña santa" en Argentina, como "La Ciénaga", lo que de paso le permitirá "tocar de nuevo con los pies al suelo", tras el vertiginoso año que siguió al premio de la Berlinale en el 2001. 
"Fue una locura. Fue algo más que una plataforma de lanzamiento. Entre esa estancia de entonces en Berlín y mi regreso ahora han mediado 62 vuelos por todo mundo", recuerda Martel, para quien la cuestión tuvo "efectos medicinales", pues perdió el pánico a volar. 
La directora argentina se toma al pie de la letra las reglas de su "juramento" como parte del tribunal de la Berlinale y dice que no puede "revelar absolutamente nada" de la acogida que están teniendo entre los miembros del jurado las películas hasta ahora vistas. 
"Si me salto las reglas, me expulsan y tengo que pagar la factura de esto", bromea Martel, sentada en uno de los sillones del "lobby" del hotel Hyatt donde está alojada y que hace, a la vez, las funciones de centro de prensa de la Berlinale. EFE gc/gsm/sc/emr

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