Por
Gemma Casadevall Berlín, 10 feb (EFE).- La debutante danesa
Annette Olesen animó la competición de la
Berlinale con "Minor Mishaps", una película de bajo
presupuesto y alta sensibilidad, mientras Robert Altman dio un toque de maestría
con "Gosford Park", un film clásico apuntalado en la mejor escuela de actores
británicos, que iba fuera de concurso.
La dirección del 52 Festival de Cine
había anunciado el film de Olesen como esa "pequeña sorpresa" llegada de
Dinamarca, con reminiscencias de la escuela "dogma" y en la línea del "Italiano
para principiantes" que tanto gustó el pasado año.
"Minor Mishaps" o "Sma
Ulykker", título original, traducible por "Incidentes menores"- sorprendió,
efectivamente, a los que esperaban una mera repetición de esos esquemas o la
habitual dosis de "cine modesto, pero simpático", llegada de Escandinavia.
Olesen, nacida en 1965 en Copenhague, no se ha sujetado tanto a los
precedentes del "dogma" escandinavo, sino que se ha adherido al método de Mike
Leigh de dejar a medias el guión para dar un voto de confianza a la
improvisación.
El resultado es un magnífico cuadro familiar, al estilo del
"Secretos y mentiras" de Leigh, alrededor de un padre bueno de humor cáustico
que provoca ataques mutuos de celos en sus dos hijas y ayuda a reflexionar a sus
dos hijos sobre sus problemas domésticos.
De acuerdo al método Leigh, Oleson
persigue con su cámara los gestos de cada cual de sus actores, que son a su vez
"agentes" de la historia que se va tejiendo.
"Ninguno de ellos conocía más
que su papel. Les prohibimos hablar entre sí sobre qué hacía el otro o como
reaccionaría a tal frase", explica Olesen.
La directora danesa admite que su
experimento no siempre sale bien -"existe el riesgo de que el proyecto fracase,
que haya pinchazo o se convierta en impracticable", dice- o que acabe derivando
en un "pulso entre actores y director".
Ninguno de esos peligros se cebó en
su film, una de esas películas de las que uno sale con la sonrisa puesta, sin
que ello signifique que se haya presentado una realidad edulcorada.
La
sorpresa de Olesen no fue tan pequeña y estuvo enmarcada en una buena jornada de
cine, gracias al veterano Altman.
Al frente de un convoy de magníficos
actores -Maggie Smith borda el papel de insoportable snob, Alan Bates hace lo
propio con su envarado mayordomo y Emily Watson en la criada rebelde-, Altman
pone en danza los universos paralelos de aristócratas y servidumbre.
Sigue
la pauta de la famosa serie "Arriba y abajo", pero a lo grande y convertido en
concierto de idas y venidas, sólo digeribles si detrás hay un pulso firme en su
dirección.
Altman disfraza su film con una atmósfera a lo Agatha Christie,
aunque en realidad se salta los esquemas policiales.
El crimen, supuesto
objeto de la película, se produce tras hora y veinte minutos de preámbulo; el
detective es una parodia de Hércules Poirot, que en lugar de recoger pistas
borra huellas dactilares, desestima personajes esenciales y se centra en falsos
indicios.
Altman estuvo en la sección oficial de la
Berlinale no con rango de concursante, sino para exhibir
su película y recibir el homenaje del festival a toda su carrera, en la sesión
de gala, por la noche.
El reverso de la medalla a la agradable sorpresa de
Olesen y la veteranía de Altman fue la alemana "Der Felsen", segunda película a
concurso en la jornada de este domingo.
El film, dirigido por Dominik Graf,
es el segundo representante del cine germano en esta
Berlinale, tras "Heaven", que abrió el festival, y a la
espera de las restantes "Halbe Treppe", de Andeas Dresen, y "Baader", de
Christopher Roth.
Si "Heaven" supo a poco o incluso enojó a los que
esperaban algo más consistente para una inauguración del festival, "Der Felsen"
fue recibido incluso con algún abucheo -aunque mezclado con aplausos-.
Filmada con cámara digital y con amagos de cine experimental, la película
trata de escrutar la desesperación de una turista alemana en Córcega, a la que
acaba de dejar su amante y que encuentra rápido repuesto en un delincuente
juvenil.
El resultado es un despropósito, que va de lo pretencioso a lo
absurdo, basado en la exhibición de una chica boba y rubia, que echa por tierra
los esfuerzos por reintegrar a la sociedad a muchachos perdidos, solo porque la
ha dejado plantada un novio al que finalmente parece que ni siquiera quería. EFE
gc/ma/emr
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