Italia convierte en poético un drama rural y Clooney se transforma en reflexivo astronauta
Berlín, 8 feb (EFE).- Gabriele Salvatores
convirtió en poético el brutal episodio rural de "No tengo miedo", la primera
producción con participación española a competición de esta Berlinale, que compartió honores con
el imaginativo Spike Jonze de "Adaptation" y el filosófico "Solaris" de Steven
Soderbergh.
Salvatores transformó en poesía, sobre vastos
campos de trigo quemados por el sol de Italia, la historia de un niño de diez
años, sepultado bajo tierra a pan y agua, no por delincuentes desalmados, sino
por padres y madres de familia, embrutecidos por la pobreza.
Para un adulto,
un crimen atroz, solo posible en mentes enfermas. Para los dos niños de la
historia -la víctima y otro chico de su edad, su único aliado- una experiencia
vivida desde perspectivas distintas: la del muerto en vida, la del ángel de la
guarda o el libertador, atenazado por juramentos de lealtad.
"Cada film
lleva una idea poética en su interior", explicó Salvatores, quien realizó un
casting entre 540 niños, hasta dar con esas miradas de Giuseppe Cristiano y
Mattia di Pierre, que dan vida a una historia que circula entre dorados trigales
y penumbras.
"No tengo miedo" -"Io non ho paura", en su título original- es
una producción italo-española-británica, con Aitana Sánchez Gijón en el papel de
madre italiana, tanto más guapa por los surcos dejados en su rostro por el
asfixiante sol y los estragos de la pobreza.
Igualmente hermosa, pero en
rubio y maduro, está en "Adaptation" Meryl Streep en su papel de fría reportera
en busca de los secretos de la orquídea, primero, y apasionada rastreadora de
pantanales plagados de cocodrilos, después.
El artífice de su metamorfosis
es un desdentado Chris Cooper, que borda su papel de descerebrado con moral de
vencedor. Pero el principal hallazgo es Nicolas Cage, que da vida a los gemelos
Charlie y Douglas Kaufman -un apocado guionista en crisis, el primero, y un
vividor que arrebata el oficio a su hermano, el otro.
Jonze y su alter-ego,
el "auténtico" guionista Charlie Kaufman, retoman con "Adaptation" esa
genialidad rayana en la locura que fue "Being John Malkovich".
Ambos
elementos del tándem, cada uno en su particular idea de la creatividad
desbocada, siguen un lema: "no frenarnos mutuamente", como explica de Jonze.
El resultado es un film donde se cruzan historias y duplicidades, ocurrente
y poblado de personajes que destilan ternura, encabezados por esos gemelos que
no son un sola persona desdoblada en dos personajes, sino dos seres humanos
redondos.
Jonze deja claro que su creatividad no se agotó con "Being John
Malkovich". Pero cae en la trampa que el gemelo buenazo entre los Cage
recomienda debe evitar todo guionista: cargar pilas al final.
El director no
llegó a explicar el por qué de esa concesión a una regla defendida tanto por el
Kaufman real como por el del guión. "No lo sé", fue su respuesta, a la pregunta
de si se trataba de una concesión a la maquinaria de Hollywood.
El presunto
desliz de última hora causó cierta decepción en la Berlinale, a pesar de que quizás ello refuerce las
posibilidades de "Adaptation" en la carrera por los Oscar.
"Solaris", de
Soderbergh, ofreció una versión mucho más digerible para el público corriente
que su antecesora de Andrei Tarkowski, igualmente basada en la novela de
Stanislaw Lem.
George Clooney es el melancólico astronauta prisionero del
recuerdo de su esposa, Rheya -la glacial Natascha McElhone-, escindido entre la
renuncia a un amor que es puro espejismo o dejarse mimar eternamente por él.
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