Angelopoulus recrea la poética visual y Akin refresca el cine alemán
Berlín, 12 feb (EFE).- Theo Angelopoulos ofreció uno de sus recitales de cine poético con "Trilogia: to livadi pou Dakrisi", su última incursión en el drama de la historia griega reciente, en una Berlinale que se reconcilió con el cine alemán gracias al germano-turco Fatih Akin y su refrescante "Gegen die Wand".
Angelopoulos llevó al Festival de Berlín una reedición de su cine eminentemente visual, hecho de imágenes de sábanas al viento y cielos plomizos, en la primera entrega de una nueva trilogía que el maestro del cine griego califica de "shock poético".
Los dos personajes centrales -Alexandra Aidini y Nikos Poursanidis- son refugiados griegos en Odessa, víctimas de un exilio familiar y también del político, que se mueven a modo de comparsas de la gran tragedia colectiva de una Grecia escindida por la guerra.
Angelopoulos vuelve sobre sus características imágenes en gris azulado, paisajes encharcados y cielos que se funden en el mar, con la música de Eleni Karaindrou, colaboradora en siete de sus filmes.
Su propósito en esta nueva trilogía griega es "hacer balance de un siglo a través de la vida de una mujer", explicó Angelopoulos.
Su primera parte arranca de 1919 y termina con el exiliado griego convertido en soldado estadounidense que escribe desde Okinawa. Le seguirán una nueva entrega, a partir de la muerte de Stalin y hasta la guerra de Vietnam, para iniciar luego lo que denominad un "viaje retrospectivo" o "regreso imposible" al pasado.
La guerra contra el fascismo, la ocupación, la represión y los dramas personales de familias partidas en un país asimismo escindido se suceden en una atmósfera operística, más que cinematográfica, y con ese punto de teatro griego característico en Angelopoulos.
Quilométrico como de costumbre -180 minutos-, el veterano director defendió el ritmo de una película excesiva para algunos, pero que él considera se corresponde al "movimiento interior" de lo que está relatando.
La otra película a competición de la jornada, "Gegen die Wand", fue un bálsamo, especialmente para los medios alemanes, tras el resbalón del día anterior con la primera producción germana a concurso, "Die Nacht singt ihre Lieder", de Romuald Karmakar.
Akin regresó al Festival de cuyo jurado formó parte hace unos años con una historia de amor trágica entre un perdedor alcoholizado y una muchacha germano-turca como él, que le pide se case con ella para poder emanciparse de un hogar en que el dominante padre impone las costumbres de su país de origen.
Será un matrimonio de conveniencia entre un desesperado y una muchacha ávida de libertades, que evoluciona hacia el amor a golpe de broncas, navajazos, sangre y finalmente drama, desde Alemania a Turquía, sin billete de regreso.
No es un film "de inmigrantes", sino del colectivo germano-turco actual, que ni es extranjero, ni 'alemán de primera clase' y que lleva bien que mal esa doble identidad.
"La palabra inmigración ni siquiera existe en mi film. Es un término pasado de moda, nosotros no somos inmigrantes", cortó en seco Akim, nacido en Hamburgo de padres turcos, a un pregunta en esa dirección.
Los protagonistas usan alternativamente el turco o el alemán o incluso el inglés en el caso del protagonista masculino -un excelente Birol Uenel-, que recurre a esa lengua franca cuando llega a Turquía, porque se siente inseguro en el idioma de sus padres.
Uenel borda su papel de perdedor alcoholizado y redimido a golpes. Su compañera de reparto es Sibel Kekilli, una primeriza en el cine que hasta ahora trabajaba de empleada en un Ayuntamiento, quien da el contrapunto de espontaneidad que requiere su personaje.
"Gegen die Wand" no es una comedia, pero resultó refrescante tras la impresión dejada el día anterior por Karmakar. No sólo porque su "Die nacht singht ihre Lieder" no gustó, sino por la respuesta del director, que convirtió su conferencia de prensa en una pelea con los periodistas por no haber sabido "captar" la grandeza de su film.
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