jueves, 10 de febrero de 2005

Alfombra roja a Emmerich


Arranca la Berlinale con un jurado tan variado como los aspirantes a Oso
Gemma Casadevall 

Berlín, 10 feb (EFE).- "Man to Man", de Regis Wargnier, abrió hoy el Festival de Cine de Berlín, la Berlinale, en el que un total de 22 concursantes buscarán el favor del jurado liderado por el director Roland Emmmerich, responsable de películas como "Godzilla" y "The Day After Tomorrow". 
"Presidir el jurado de la Berlinale es como regresar a casa: aquí empezó mi carrera, aquí vuelvo, algo nervioso, pero excitado, a juzgar el trabajo de mis colegas", dijo Emmerich, en alusión a su "Das Arche Noah Prinzip", presentada en el festival hace 21 años. 
Un director de cine catastrofista, un elegante diseñador italiano -Nino Cerruti-, tres hermosas actrices -la china Bai Ling, la alemana Franka Potente y la lituana Ingeborga Dupkunaite- un escritor ucraniano -Andrei Kurkov- y un productor holandés -Wouter Barendrecht- son encargados de repartir los Osos. 
"Vengo preparada: llevo barritas de cereales y aspirinas en el bolso", dijo Potente, mientras Emmerich se reconocía muchos menos previsor -"yo no llevo nada, pero confío en ti..."- y Kurkov explicaba que su receta para afrontar los diez días de intenso cine es no beber "nada de vodka, y sólo algo de whisky al final del día". 
Con o sin cereales y aspirinas, los siete miembros del jurado tienen un amplio repertorio de distintos modos de entender el cine. 
"Man to Man", que romperá esta tarde el hielo de la competición, es un film de corte clásico y hermosa fotografía, alrededor de una pareja de exploradores occidentales y una de pigmeos, a los que se arranca de su entorno y pretende explotar científicamente, primero, para acabar en una relación de tú a tú. 
A la película de Wagnier, Oscar 1992 por su "Indochine ", seguirán representantes de las nuevas cinematografías, como el británico David MacKenzie con "Asylum", el danés Jacob Thuesen con "Anklaget", el estadounidense Mike Milles, con "Thumsucker", y el italiano Steffano Mordini, con "Provincia Meccanica". 
Lejos de la órbita de Emmerich, instalado en EEUU aunque diga que "mi corazón sigue latiendo en la Berlinale", están sus compatriotas Christian Petzold, con "Gespenster", y Marc Rothemund, con "Sophie Scholl", sobre esa mártir de la resistencia contra Hitler. 
Otro alemán de hoy, Hannes Stoehr, traerá la germano-española "One day in Europe", una película que transcurre entre La Coruña, Moscú, Estambul y Berlín, rodada en siete idiomas y sobre los percances de "turistas futboleros" durante la Liga de Campeones. 
Clásicos del cine francés, como Catherine Deneuve y Gérard Depardieu, competirán con "Le temps qui changent", de André Techine. Otro francés, Robert Guédiguian, retratará los últimos paseos de Francois Mitterrand en "Le promeneur du Champ de Mars" ; Alain Corneau representará al cine joven galo con "Les mots leus", interpretada por Sergi López. 
"En el buen cine entra de la pura diversión a la política y la intimidad. El cine no es bueno por su género, sino por su factura", apuntaba Kurkov, ansioso por "no dormirse en la butaca". 
Representantes de cine político serán tanto "Paradise now", en que Hany Abu-Assad retrata a un kamikaze palestino, como "Sometimes in April ", de Rauol Peck, sobre el genocidio de Ruanda, temática que también aborda "Hotel Rwanda", de Terry George, esta última con carácter de exhibición. 
"Fateless", película basada en una novela del Nobel de Literatura Imre Kertez e incluida en el último momento a concurso, invitará a reflexionar sobre el Holocausto desde Budapest. 
"Solnze", de Alexander Sokurov, aborda la figura del emperador Hirohito cuando, en verano de 1945, se dirige por primera vez de viva voz a su pueblo para comunicarles la rendición de Japón. 
Diversión pretende ofrecer Wes Anderson, con sus Bill Murray y Anjelika Huston submarinos de "The Life Aquatic". También, aunque fuera de concurso, brindarán espectáculo "Hitch", con Will Smith, y "Kinsey", de Bill Condon, sobre la vida del sexólogo Alfred Kinsey. 
"Amo la cultura, la sensibilidad, la delicadeza y la intensidad del cine asiático", proclamó la hermosa Bai Ling, quien presumiblemente defenderá esas cinematografías. 
El cine asiático estará representado por el cámara chino Gu Changwi que debuta como director con "Peacock"; por Tsao Ming Liang, un conocido del festival, que regresará con "Tian bian yi duo yun", como lo hará el japonés Yoji Yamada, con "Kakusi Ken Oni no Tsume". 
Y, finalmente, algo de exotismo traerá "U-carmen eKhayelitsha", una versión de la ópera de Bizet, interpretada por africanos. 
Si a Emmerich no le divierte lo que ve, siempre le quedará un recurso doméstico: el "The Day After Tomorrow", que se proyectará en la sección Berlinale Special, con carácter de homenaje, y brindará al director la oportunidad de incidir en sus "visiones" más o menos científicas sobre maremotos y otras catástrofes. EFE gc/ih/i


Un pseudodrama pigmeo poco convincente abre el desfile

por Gemma Casadevall 

Berlín, 10 feb (EFE).- El 55 Festival de Cine de Berlín, la Berlinale, arrancó hoy con "Man to Man", un drama histórico poco convincente de Régis Wargnier sobre la odisea de una pareja de pigmeos reducidos a moneda de cambio entre antropólogos occidentales ávidos de dar con el "eslabón perdido". 
El director francés se enfrascó en la aventura de llevar al cine el universo africano del escritor William Boyd -su amigo y coguionista del filme-, con el resultado de una película que recuerda peligrosamente a "The Elephan Man" (1980) de David Lynch o "L'enfant sauvage" (1970) de Francois Truffaut, en detrimento del propio Wargnier. 
Con la exquisita Kristin Scott Thomas y el atractivo Joseph Fiennes como dúo protagonista "occidental" contrapuesto a los pigmeos Cécile Bayiha y Lomama Boseki, "Man to Man" abrió la ronda de las veintidós concursantes de este 55 Festival de Cine de Berlín entre aplausos de cortesía y algunos abucheos. 
"No pretendí hacer un film sobre racismo, sino una película histórica. Si al espectador finalmente le queda la sensación de que entra en la cuestión del racismo, mejor que mejor, pero no era mi intención", afirmó el director tras el pase de prensa. 
Histórico es el entorno y antropológico el trasfondo: dos pigmeos -"macho y hembra", como les describen sus captores- son arrancados de su entorno africano por una exploradora que tanto enjaula a negros como a animales salvajes -Scott Thomas-, ayudada por su "contratista", el antropólogo escocés que encarna Fiennes. 
Empieza para la pareja pigmea un humillante viaje desde un Africa de hermosas cascadas a la lluviosa Escocia, entre rudimentarios exámenes médicos de un equipo de científicos empeñados en ser la sensación de la comunidad científica con sus teorías. De ahí a la exhibición en un zoológico no hay más que un paso. 
"Tal vez se perciba como racista. Así era la sociedad de 1870 ante la que esos antropólogos querían presentar su sensación científica", explicó Wargnier, que tras "Indochine", que le dio el Oscar de 1992 a la mejor película en lengua no inglesa, regresa al terreno del colonialismo, sólo que esta vez desde la vertiente de la explotación presuntamente científica. 
"Traté, apoyado en Boyd, de colocarme en la piel de esos seres a los que se contempla con repugnancia y temor, salvajes o semihumanoides, y a los que se traslada a un entorno donde nada entienden y con el no pueden comunicarse", prosiguió. 
Empieza así un proceso de transformación mutua, de acercamiento, de cambio de perspectiva de doble dirección -de la pareja pigmea a la blanca y viceversa-, y de ahí a la ruptura de los corsés científicos que se pretenden demostrar. 
"Jamie acaba comunicándose con Likola como no lo hizo con nadie hasta entonces: sin palabras", explicó Fiennes acerca de su personaje y el de la pigmea. 
El trabajo con los pigmeos, dos debutantes, fue algo parecido a lo que plasma el filme: "Un descubrimiento mutuo, su espontaneidad interpretativa frente a nuestra aparente profesionalidad. Su calor humano, su talento innato", completó Scott-Thomas. 
Ambos, Boseki y Bayiha, acompañaron al resto del equipo en la presentación en la Berlinale de "Man to Man", que llegó al festival como estreno mundial. 
La presencia del cuarteto protagonista, junto al director, dos actores secundarios -Hugh Bonneville y Ian Glenn- y el productor, Farid Lahouassa, acentuó la sensación que deja el film: la pareja pigmea es sólo una comparsa a la que se trata con paternalismo, casi en la onda del "buen salvaje" o del naturalismo romántico. 
"No sé por qué considera que se trata el racismo como una cuestión secundaria", respondió un Fiennes visiblemente enojado a la insistente pregunta de los periodistas sobre por qué se pasa de puntillas sobre la explotación -científica o de otra índole- del hombre blanco sobre el negro. 
"Nunca hasta ahora había viajado a Europa. En la Africa donde yo vivo sólo hay negros. No conozco el racismo. Pero estar aquí, esta acogida, me parece magnífico. Gracias", decía un emocionado Boseki, custodiado por un intérprete que traducía al francés sus palabras en lingala, un idioma desconocido para la Berlinale
Entre Scott Thomas y Wargnier, Cécile Bayiha, diminuta y callada, como en la película, asistía a la conferencia de prensa sin abrir la boca y con la mirada tierna que transmite su personaje, Likola, tal vez lo mejor de la floja apertura brindada por "Man to Man". EFE gc/gsm/eg

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