Berlín, 10 feb (EFE).- "Man to Man", de Regis
Wargnier, abrió hoy el Festival de Cine de Berlín, la
Berlinale, en el que un total de 22 concursantes
buscarán el favor del jurado liderado por el director Roland Emmmerich,
responsable de películas como "Godzilla" y "The Day After Tomorrow".
"Presidir el jurado de la
Berlinale es como regresar a casa: aquí empezó mi
carrera, aquí vuelvo, algo nervioso, pero excitado, a juzgar el trabajo de mis
colegas", dijo Emmerich, en alusión a su "Das Arche Noah Prinzip", presentada en
el festival hace 21 años.
Un director de cine catastrofista, un elegante
diseñador italiano -Nino Cerruti-, tres hermosas actrices -la china Bai Ling, la
alemana Franka Potente y la lituana Ingeborga Dupkunaite- un escritor ucraniano
-Andrei Kurkov- y un productor holandés -Wouter Barendrecht- son encargados de
repartir los Osos.
"Vengo preparada: llevo barritas de cereales y aspirinas
en el bolso", dijo Potente, mientras Emmerich se reconocía muchos menos previsor
-"yo no llevo nada, pero confío en ti..."- y Kurkov explicaba que su receta para
afrontar los diez días de intenso cine es no beber "nada de vodka, y sólo algo
de whisky al final del día".
Con o sin cereales y aspirinas, los siete
miembros del jurado tienen un amplio repertorio de distintos modos de entender
el cine.
"Man to Man", que romperá esta tarde el hielo de la competición, es
un film de corte clásico y hermosa fotografía, alrededor de una pareja de
exploradores occidentales y una de pigmeos, a los que se arranca de su entorno y
pretende explotar científicamente, primero, para acabar en una relación de tú a
tú.
A la película de Wagnier, Oscar 1992 por su "Indochine ", seguirán
representantes de las nuevas cinematografías, como el británico David MacKenzie
con "Asylum", el danés Jacob Thuesen con "Anklaget", el estadounidense Mike
Milles, con "Thumsucker", y el italiano Steffano Mordini, con "Provincia
Meccanica".
Lejos de la órbita de Emmerich, instalado en EEUU aunque diga
que "mi corazón sigue latiendo en la
Berlinale", están sus compatriotas Christian Petzold,
con "Gespenster", y Marc Rothemund, con "Sophie Scholl", sobre esa mártir de la
resistencia contra Hitler.
Otro alemán de hoy, Hannes Stoehr, traerá la
germano-española "One day in Europe", una película que transcurre entre La
Coruña, Moscú, Estambul y Berlín, rodada en siete idiomas y sobre los percances
de "turistas futboleros" durante la Liga de Campeones.
Clásicos del cine
francés, como Catherine Deneuve y Gérard Depardieu, competirán con "Le temps qui
changent", de André Techine. Otro francés, Robert Guédiguian, retratará los
últimos paseos de Francois Mitterrand en "Le promeneur du Champ de Mars" ; Alain
Corneau representará al cine joven galo con "Les mots leus", interpretada por
Sergi López.
"En el buen cine entra de la pura diversión a la política y la
intimidad. El cine no es bueno por su género, sino por su factura", apuntaba
Kurkov, ansioso por "no dormirse en la butaca".
Representantes de cine
político serán tanto "Paradise now", en que Hany Abu-Assad retrata a un kamikaze
palestino, como "Sometimes in April ", de Rauol Peck, sobre el genocidio de
Ruanda, temática que también aborda "Hotel Rwanda", de Terry George, esta última
con carácter de exhibición.
"Fateless", película basada en una novela del
Nobel de Literatura Imre Kertez e incluida en el último momento a concurso,
invitará a reflexionar sobre el Holocausto desde Budapest.
"Solnze", de
Alexander Sokurov, aborda la figura del emperador Hirohito cuando, en verano de
1945, se dirige por primera vez de viva voz a su pueblo para comunicarles la
rendición de Japón.
Diversión pretende ofrecer Wes Anderson, con sus Bill
Murray y Anjelika Huston submarinos de "The Life Aquatic". También, aunque fuera
de concurso, brindarán espectáculo "Hitch", con Will Smith, y "Kinsey", de Bill
Condon, sobre la vida del sexólogo Alfred Kinsey.
"Amo la cultura, la
sensibilidad, la delicadeza y la intensidad del cine asiático", proclamó la
hermosa Bai Ling, quien presumiblemente defenderá esas cinematografías.
El
cine asiático estará representado por el cámara chino Gu Changwi que debuta como
director con "Peacock"; por Tsao Ming Liang, un conocido del festival, que
regresará con "Tian bian yi duo yun", como lo hará el japonés Yoji Yamada, con
"Kakusi Ken Oni no Tsume".
Y, finalmente, algo de exotismo traerá "U-carmen
eKhayelitsha", una versión de la ópera de Bizet, interpretada por africanos.
Si a Emmerich no le divierte lo que ve, siempre le quedará un recurso
doméstico: el "The Day After Tomorrow", que se proyectará en la sección
Berlinale Special, con carácter de
homenaje, y brindará al director la oportunidad de incidir en sus "visiones" más
o menos científicas sobre maremotos y otras catástrofes. EFE gc/ih/i
Un pseudodrama pigmeo poco convincente abre el desfile
Berlín, 10 feb (EFE).- El 55 Festival de Cine
de Berlín, la
Berlinale, arrancó
hoy con "Man to Man", un drama histórico poco convincente de Régis Wargnier
sobre la odisea de una pareja de pigmeos reducidos a moneda de cambio entre
antropólogos occidentales ávidos de dar con el "eslabón perdido".
El
director francés se enfrascó en la aventura de llevar al cine el universo
africano del escritor William Boyd -su amigo y coguionista del filme-, con el
resultado de una película que recuerda peligrosamente a "The Elephan Man" (1980)
de David Lynch o "L'enfant sauvage" (1970) de Francois Truffaut, en detrimento
del propio Wargnier.
Con la exquisita Kristin Scott Thomas y el atractivo
Joseph Fiennes como dúo protagonista "occidental" contrapuesto a los pigmeos
Cécile Bayiha y Lomama Boseki, "Man to Man" abrió la ronda de las veintidós
concursantes de este 55 Festival de Cine de Berlín entre aplausos de cortesía y
algunos abucheos.
"No pretendí hacer un film sobre racismo, sino una
película histórica. Si al espectador finalmente le queda la sensación de que
entra en la cuestión del racismo, mejor que mejor, pero no era mi intención",
afirmó el director tras el pase de prensa.
Histórico es el entorno y
antropológico el trasfondo: dos pigmeos -"macho y hembra", como les describen
sus captores- son arrancados de su entorno africano por una exploradora que
tanto enjaula a negros como a animales salvajes -Scott Thomas-, ayudada por su
"contratista", el antropólogo escocés que encarna Fiennes.
Empieza para la
pareja pigmea un humillante viaje desde un Africa de hermosas cascadas a la
lluviosa Escocia, entre rudimentarios exámenes médicos de un equipo de
científicos empeñados en ser la sensación de la comunidad científica con sus
teorías. De ahí a la exhibición en un zoológico no hay más que un paso.
"Tal
vez se perciba como racista. Así era la sociedad de 1870 ante la que esos
antropólogos querían presentar su sensación científica", explicó Wargnier, que
tras "Indochine", que le dio el Oscar de 1992 a la mejor película en lengua no
inglesa, regresa al terreno del colonialismo, sólo que esta vez desde la
vertiente de la explotación presuntamente científica.
"Traté, apoyado en
Boyd, de colocarme en la piel de esos seres a los que se contempla con
repugnancia y temor, salvajes o semihumanoides, y a los que se traslada a un
entorno donde nada entienden y con el no pueden comunicarse", prosiguió.
Empieza así un proceso de transformación mutua, de acercamiento, de cambio
de perspectiva de doble dirección -de la pareja pigmea a la blanca y viceversa-,
y de ahí a la ruptura de los corsés científicos que se pretenden demostrar.
"Jamie acaba comunicándose con Likola como no lo hizo con nadie hasta
entonces: sin palabras", explicó Fiennes acerca de su personaje y el de la
pigmea.
El trabajo con los pigmeos, dos debutantes, fue algo parecido a lo
que plasma el filme: "Un descubrimiento mutuo, su espontaneidad interpretativa
frente a nuestra aparente profesionalidad. Su calor humano, su talento innato",
completó Scott-Thomas.
Ambos, Boseki y Bayiha, acompañaron al resto del
equipo en la presentación en la
Berlinale de "Man to Man", que llegó al festival como
estreno mundial.
La presencia del cuarteto protagonista, junto al director,
dos actores secundarios -Hugh Bonneville y Ian Glenn- y el productor, Farid
Lahouassa, acentuó la sensación que deja el film: la pareja pigmea es sólo una
comparsa a la que se trata con paternalismo, casi en la onda del "buen salvaje"
o del naturalismo romántico.
"No sé por qué considera que se trata el
racismo como una cuestión secundaria", respondió un Fiennes visiblemente enojado
a la insistente pregunta de los periodistas sobre por qué se pasa de puntillas
sobre la explotación -científica o de otra índole- del hombre blanco sobre el
negro.
"Nunca hasta ahora había viajado a Europa. En la Africa donde yo vivo
sólo hay negros. No conozco el racismo. Pero estar aquí, esta acogida, me parece
magnífico. Gracias", decía un emocionado Boseki, custodiado por un intérprete
que traducía al francés sus palabras en lingala, un idioma desconocido para la
Berlinale.
Entre Scott Thomas
y Wargnier, Cécile Bayiha, diminuta y callada, como en la película, asistía a la
conferencia de prensa sin abrir la boca y con la mirada tierna que transmite su
personaje, Likola, tal vez lo mejor de la floja apertura brindada por "Man to
Man". EFE gc/gsm/eg
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