Suicidas palestinos impactan en la Berlinale
Berlín, 14 feb (EFE).- Dos palestinos a punto
de perpetrar un atentado suicida, antesala del paraíso frente al infierno de los
territorios ocupados, causaron impacto en la Berlinale, en una jornada complementada por un
crepuscular Francois Mitterrand empeñado en prepararse su panteón político.
"Paradise Now", dirigida por Hany Abu-Assad, llevó a la Berlinale la crudeza de Oriente
Medio, de la mano de una película desnuda de cortesías al espectador y que
presenta un retrato sensible y detallado de dos terroristas dispuestos a la
acción.
"No es un film pro palestino. Jamás haría una película con ese
mensaje predeterminado. Pero sí creo que la ocupación es la culpable de todo y
trato de reflejar lo que esa ocupación puede hacer de una persona, en qué puede
convertirla", explicó el realizador.
Said y Jaled -interpretados por Kais
Nesif y Ali Suliman- son los elegidos para el ataque suicida. Reciben la orden
de actuar con apenas tiempo para pasar la última noche con su familia, que,
según sus instructores, no debe apercibirse de lo que les espera.
La cámara
de Abu-Assad les acompaña en sus últimas horas. Jaled duda sobre la legitimidad
de la acción; Said, hijo de un colaborador ejecutado por traidor, no duda del
camino elegido, pero le tiembla el pulso ante un atentado en el que morirán
inocentes.
El ritual del musulmán que se prepara para "matar al enemigo",
incluida la lectura de su testamento ante un torpe cámara que debe repetir la
toma porque no quedó grabada, forma parte de los preparativos de una acción para
la que no habrá repetición posible.
De la Naplusa de edificios derruidos y
fachadas raídas pasarán al Tel Aviv con rascacielos cubiertos de anuncios
sobredimensionados y mujeres paseando en bikini. Será el momento del ahora o
nunca.
"Puede que el paraíso solo esté en mi cabeza. Pero es mejor que el
infierno en que vivo", concluye uno de los elegidos para morir, convertido en
una bomba humana.
El rodaje fue "más que difícil, peligroso", explicó
Abu-Assad, quien acudió a la Berlinale acompañado de su equipo al completo, incluido
Amil Harel, productor de la parte israelí.
Distribuirlo en Oriente Medio se
presenta complejo: "Sería estupendo pasarlo en Naplusa, pero ahí no hay cine y
su suerte en Israel dependerá de si hay o no atentados cuando se estrene", dijo
el director.
Al crudo testimonio del joven director palestino, primer film
de competición acogido por la Berlinale como "candidato a Oso" tras el pase de prensa,
siguió el Mitterrand de "Le promeneur du Champ de Mars", de Robert Guediguian.
También ahí, se trata de un hombre preparándose para morir. Pero su órbita
está a años luz del infierno de Naplusa.
Un megalómano Mitterrand -Michel
Bouquet-, convencido de que es el "último gran presidente que tendrá Francia",
relata ante un periodista de 30 años lo que aspira que sea el libro de su vida.
Debilitado por la enfermedad y los años, el presidente no quiere un
periodista, sino un escribano. Antoine -Jalil Lespert- responde a ese patrón y,
encima, su existencia parece más decrépita y crepuscular que la del propio
patriarca socialista.
Sólo de vez en cuanto osará "importunar" a su
entrevistado con la recurrente pregunta de qué hizo Mitterrand en el Vichy de la
colaboración. Ni Francia ni él tuvieron nunca que ver con eso, es la respuesta
de "monsieur le President".
"Nunca hubiera hecho este film sin Michel
Bouquet", afirmó Guediguian. El actor se incrusta en la piel de ese presidente
que reflexiona y pasea por una otoñal playa o que se deshace de placer cuando
una adolescente le para por la calle para pedirle un beso.
"La familia de
Mitterrand vio el film y están de acuerdo con su tratamiento", sostuvo el
director, especialmente en lo que concierne a su viuda, Danielle, y su hija
ilegítima Mazarine Pingeot.
La veteranía de Bouquet es un grado en la
película de Guediguian, de la misma manera que lo es la dirección tripartita de
Ermanno Olmi, Abbas Kiarostami y Ken Loach en "Tickets", una pequeña maravilla
presente en la sección oficial, aunque fuera de concurso.
La historia de
varios "extraños en un tren", dividida en tres episodios pero con un hilo
conductor, cuenta con la gratificante presencia de Valeria Bruni Tedeschi.
Muestra, además, cómo tres batutas distintas, como las del director
italiano, el iraní y el inglés puede dar una película redonda. EFE gc/cv/eg
Olmi, Kiarostami y Loach, tres cocineros en un tren
Berlín, 14 feb (EFE).- El italiano Ermanno
Olmi, el iraní Abbas Kiarostami y el británico Ken Loach dieron en la Berlinale una lección de maestría a
través de "Tickets", película que transcurre en un tren y en la que los tres
realizadores se pasan el relevo, en una imaginativa "cocción" tripartita.
"Nos cocinamos la película los tres juntos y los tres la saboreamos
después", explicó Olmi, alma mater del proyecto.
"Bueno, en realidad creo
que comimos más que cocinamos", apuntó Loach, quien consideró "mucho más
interesante" el experimento de hacer un film con sus dos colegas que meterse
cada uno en su propia película.
Meditativo y sentimental es el episodio de
Olmi, que cuenta con la gratificante presencia de Valeria Bruni Tedeschi; con
sabor italiano y una estupenda Silvana de Santis haciendo de insoportable viuda
cascarrabias es el capítulo correspondiente a Kiarostami.
Finalmente, Loach
aporta ese toque de retrato social que caracteriza su cine, de la mano de tres
adolescentes hinchas del Celtic, en viaje a Roma para seguir a su equipo en
partido de la Liga de Campeones.
Esos son los ingredientes de esa joya sin
pretensiones y genial que es "Tickets", film que arranca de Austria, en un
abarrotado vagón restaurante, con un viejo profesor enamorado que encarna Carlo
Delle Piane.
Las ensoñaciones del profesor se enlazan con la impertinencia
de una viuda que tiraniza a medio tren -incluido el revisor- y desembocará en
las broncas de los tres muchachos enfundados en la camiseta del Celtic y
solidarizados con refugiados albaneses.
"Son historias entrelazadas, con sus
conflictos, sus malos entendidos y sus situaciones caóticas", explicó Loach.
"Un tren es un espacio en movimiento. Las historias que se tejen en sus
vagones expresan esa realidad en movimiento", apuntó Kiarostami.
Olmi puso
en marcha el film, Kiarostami aceleró su característico ritmo lento y Loach le
puso el griterío de esos tres muchachos escoceses, cuyos continuos "fucking..."
merecen la ayuda de los subtítulos en inglés, también para el público de su
país, para desentrañar su fuego cruzados de exabruptos.
"Tickets" se exhibió
en la sección oficial, aunque fuera de concurso, en una jornada en que la Berlinale se vio sacudida por el
impactante "Paradise Now" sobre dos terroristas suicidas palestinos.
La
película de dirección tripartita reconfortó el ánimo de un Festival de Cine que
hoy llegó a su quinta jornada y que, hasta ahora, ha dado lo mejor de sí con las
películas fuera de competición. Es decir, "Tickets" y "Hotel Rwanda", de Terry
George.
EFE gc/cv/eg
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