sábado, 11 de febrero de 2006

Elemental Michel

El cine alemán descompone a Houellebecq

Gemma Casadevall 

Berlín, 11 feb (EFE).- El cine alemán desembarcó hoy en la Berlinale con "Elementarteilchen", una descomposición del pornográfico mundo de Michel Houellebecq, mientras que Terrence Malick encandiló con la magia de Pocahontas y el mexicano Gael García Bernal alegró el patio convertido en duende soñador. 
Oskar Roehler, en la dirección, y el productor Bernd Eichinger, auténtico artífice del proyecto, inauguraron el despliegue de cine doméstico -cuatro filmes a competición- al frente de una misión imposible: filmar la exitosa novela de Houellebecq -"Las partículas elementales", en su título español- sin pornografía y sin sátira social. 
"La pornografía es un elemento interesante en la novela de Houellebecq, pero en cine no hubiera funcionado", explicó Roehler, director "por encargo" al servicio de Eichinger, uno de los productores más poderosos del ámbito alemán, amante de lidiar con la polémica. 
Tampoco podía incluirse en los 105 minutos de película todo el "microcosmos contenido" en la novela del escritor francés, por lo que el tándem Roehler-Eichinger se limitó a reproducir "algo del espíritu" de la novela, en palabras del director. 
En esencia, la novela es "la historia de dos hermanos dispares, pero totalmente anti-románticos, que acaban descubriendo su sentimentalidad", resumió Martina Gedeck, una de las intérpretes. 
Se trata pues de reducir al máximo a las dos criaturas centrales de la novela: el genio de la biología molecular -Christian Ulmen-, obsesionado por descodificar las claves de la reproducción sin sexo, y su depresivo y racista hermano por parte de madre -Moritz Bleibtreu-, obsesionado por el sexo. 
Tanta reducción dejó a la Berlinale escindida en varios flancos: los adoradores de Houellebecq, indignados por la masacre; los conocedores, pero no entusiastas de su obra, que no entendían la obstinación por llevar al cine una novela que se sabe inabordable; y los que no lo han leído, que trataban de entender las claves del escritor desde la virtualidad fílmica. 
Eichinger ha saltado en los últimos tiempos de producciones exitosas, como "Der Untergang" -"El hundimiento. Los últimos días de Hitler"- a fracasos estrepitosos, como su incursión en la ópera de Wagner "Parsifal". Ahora se empeñó en Houllebecq y, al menos en Alemania, su película podría ser un éxito de taquilla. 
El propio novelista se ha desentendido totalmente del proyecto -"no ha visto la película hasta ahora y no está accesible, como es habitual en él", explicó Roehler-. Probablemente la única forma de llegar a disfrutar algo del film va en esa dirección: olvidarse de Houllebecq y de la pregunta de por qué se elige a un escritor si lo que se pretende es despojarle de sus partículas elementales. 
Compensaron el desconcierto dejado por el cine alemán "The New World", de Malick, y "The Science of Sleep", de Michel Gondry, con García Bernal y Charlotte Gainsbourg, ambas en la sección oficial, pero fuera de concurso. 
La película de Malick es puro Pocahontas, tal cual, sólo que en lugar del diseño Walt Disney, el sello es del director de "The Thin Red Line", Oso de Oro en 1999. 
Tras carabelas del imperio británico llegan a la Norteamérica por colonizar, en 1607. Tienen ante sí el Nuevo Mundo y varias alternativas: conquistarlo, devastarlo o amarlo. Colin Farell, el héroe, opta por lo primero. Por supuesto, está en minoría, pero poco importa teniendo ante sí la belleza de la hija preferida del rey de la tribu, Pocahontas, interpretado por la quinceañera Q,Ortianka Kilcher. 
Los indígenas de Malick son como ciervos, que se acercan al hombre blanco con curiosidad, temor y desconfianza, primero, e imponen sus condiciones, si es preciso con las armas, después. Se produce el pulso entre la nobleza del salvaje y la avaricia del conquistador que ignora las reglas del juego. 
El resultado es un cuento mágico, que podría darle un Oscar al fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki, entre los candidatos a las figuritas de Hollywood. 
Asimismo mágico, pero en versión colorida y divertida, es "The Science of Sleep", un nuevo ejercicio de imaginación de Gondry. García Bernal es su estrella casi en solitario, mientras que Gainsbourg se limita a hacer lo de siempre: estar ahí, con su mirada de eterna adolescente como en estado de duerme-vela. 
El actor mexicano compensa con sus aires de duende saltarín el atolondramiento de ella y se erige en el mejor aliado de los delirios de Gondry. EFE gc/ih/rt

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