El cine alemán descompone a Houellebecq
Berlín, 11 feb (EFE).- El cine alemán
desembarcó hoy en la Berlinale
con "Elementarteilchen", una descomposición del pornográfico mundo de Michel
Houellebecq, mientras que Terrence Malick encandiló con la magia de Pocahontas y
el mexicano Gael García Bernal alegró el patio convertido en duende soñador.
Oskar Roehler, en la dirección, y el productor Bernd Eichinger, auténtico
artífice del proyecto, inauguraron el despliegue de cine doméstico -cuatro
filmes a competición- al frente de una misión imposible: filmar la exitosa
novela de Houellebecq -"Las partículas elementales", en su título español- sin
pornografía y sin sátira social.
"La pornografía es un elemento interesante
en la novela de Houellebecq, pero en cine no hubiera funcionado", explicó
Roehler, director "por encargo" al servicio de Eichinger, uno de los productores
más poderosos del ámbito alemán, amante de lidiar con la polémica.
Tampoco
podía incluirse en los 105 minutos de película todo el "microcosmos contenido"
en la novela del escritor francés, por lo que el tándem Roehler-Eichinger se
limitó a reproducir "algo del espíritu" de la novela, en palabras del director.
En esencia, la novela es "la historia de dos hermanos dispares, pero
totalmente anti-románticos, que acaban descubriendo su sentimentalidad", resumió
Martina Gedeck, una de las intérpretes.
Se trata pues de reducir al máximo a
las dos criaturas centrales de la novela: el genio de la biología molecular
-Christian Ulmen-, obsesionado por descodificar las claves de la reproducción
sin sexo, y su depresivo y racista hermano por parte de madre -Moritz
Bleibtreu-, obsesionado por el sexo.
Tanta reducción dejó a la Berlinale escindida en varios
flancos: los adoradores de Houellebecq, indignados por la masacre; los
conocedores, pero no entusiastas de su obra, que no entendían la obstinación por
llevar al cine una novela que se sabe inabordable; y los que no lo han leído,
que trataban de entender las claves del escritor desde la virtualidad fílmica.
Eichinger ha saltado en los últimos tiempos de producciones exitosas, como
"Der Untergang" -"El hundimiento. Los últimos días de Hitler"- a fracasos
estrepitosos, como su incursión en la ópera de Wagner "Parsifal". Ahora se
empeñó en Houllebecq y, al menos en Alemania, su película podría ser un éxito de
taquilla.
El propio novelista se ha desentendido totalmente del proyecto
-"no ha visto la película hasta ahora y no está accesible, como es habitual en
él", explicó Roehler-. Probablemente la única forma de llegar a disfrutar algo
del film va en esa dirección: olvidarse de Houllebecq y de la pregunta de por
qué se elige a un escritor si lo que se pretende es despojarle de sus partículas
elementales.
Compensaron el desconcierto dejado por el cine alemán "The New
World", de Malick, y "The Science of Sleep", de Michel Gondry, con García Bernal
y Charlotte Gainsbourg, ambas en la sección oficial, pero fuera de concurso.
La película de Malick es puro Pocahontas, tal cual, sólo que en lugar del
diseño Walt Disney, el sello es del director de "The Thin Red Line", Oso de Oro
en 1999.
Tras carabelas del imperio británico llegan a la Norteamérica por
colonizar, en 1607. Tienen ante sí el Nuevo Mundo y varias alternativas:
conquistarlo, devastarlo o amarlo. Colin Farell, el héroe, opta por lo primero.
Por supuesto, está en minoría, pero poco importa teniendo ante sí la belleza de
la hija preferida del rey de la tribu, Pocahontas, interpretado por la
quinceañera Q,Ortianka Kilcher.
Los indígenas de Malick son como ciervos,
que se acercan al hombre blanco con curiosidad, temor y desconfianza, primero, e
imponen sus condiciones, si es preciso con las armas, después. Se produce el
pulso entre la nobleza del salvaje y la avaricia del conquistador que ignora las
reglas del juego.
El resultado es un cuento mágico, que podría darle un
Oscar al fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki, entre los candidatos a las
figuritas de Hollywood.
Asimismo mágico, pero en versión colorida y
divertida, es "The Science of Sleep", un nuevo ejercicio de imaginación de
Gondry. García Bernal es su estrella casi en solitario, mientras que Gainsbourg
se limita a hacer lo de siempre: estar ahí, con su mirada de eterna adolescente
como en estado de duerme-vela.
El actor mexicano compensa con sus aires de
duende saltarín el atolondramiento de ella y se erige en el mejor aliado de los
delirios de Gondry. EFE gc/ih/rt
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