El "Syriana" de Clooney eclipsó la competición
Berlín, 10 feb (EFE).- "Syriana" pasó por la
Berlinale fuera de concurso, pero
con George Clooney como estrella absoluta del festival, y ocurrió lo que se
esperaba: el "thriller" político de Stephen Gaghan eclipsó sin dificultad las
películas a competición del día, la danesa "En Soap" y la austríaca "Slumming".
Gaghan no dio la menor oportunidad a las flojas aportaciones europeas. Su
ambicioso film toca muchas teclas: la denuncia del aparato político-judicial en
EEUU, en complicidad con la CIA y los consorcios petroleros, o por qué tal
constelación de corrupciones da alas, de paso, al extremismo islámico.
Todo
un compendio de política internacional, que va de Teherán y Beirut a los
Emiratos, pasando por Marbella, Washington, Kazajistán, un rancho tejano y un
campamento donde un muchacho pakistaní espera su expulsión del golfo Pérsico y
empieza a visitar una escuela coránica, sin olvidar tampoco el impacto del
poderío chino.
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Un mapamundi de conflictos internacionales metidos en 126
minutos de película, con Clooney ejerciendo de veterano de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) y Matt Damon de buen padre de familia tratando de hacer
negocios limpios en un mundo de manos sucias.
Gaghan retoma el esquema de
episodios de "Traffic" (2000), película de Steven Soderbergh de la que fue
guionista.
Trata de responder a "la fuerte derechización de la política
estadounidense tras el 11 de Septiembre", explicó, con un producto que se sabe
cien por cien Hollywood y que quiere conectar con el mundo musulmán, donde el
director aspira que su "Syriana" se vea "sin censura".
Clooney, convertido
en algo así como la conciencia de Hollywood, considera que "si algo bueno trajo
ese caos" -la situación internacional- fue el nacimiento de un nuevo interés por
lo político, a lo que él piensa aportar algo más que un grano de arena.
Los
propósitos de ambos están claros, como también lo es el mensaje de "Syriana".
Otra cosa es que el espectador llegue a captar el enjambre de conspiraciones y
negocios sucios que se tejen en tan amplio espectro mundial.
También estaba
claro cuál era el propósito del director del festival, Dieter Kosslick, al
incluir "Syriana" en la sección oficial, aunque fuera de competición: tener a
Clooney sobre la alfombra roja, un papel que le viene como anillo al dedo.
Por si acaso a alguno se le escapaba quién era el protagonista de la
jornada, el programa de la sección a concurso acabó de dejarlo claro: la
debutante danesa Pernille Fischer Christensen, en "En Soap", y el austríaco
Michael Glawogger, con "Slumming".
"He buscado el contraste entre lo
auténtico y el serial televisivo. Mis maestros son John Cassavetes y Douglas
Sirk", explicó la directora respecto a su primer largometraje, recibido en la Berlinale como la inevitable
aportación de cine de bajo presupuesto y corte escandinavo que despierta cierta
ternura.
El argumento parece sacado de los primeros filmes de Pedro
Almodóvar: una mujer se emancipa de su aburrido compañero de cama para irse a
vivir de vecina de una transexual.
Una puerta que no cierra bien y el
perrito de la transexual deprimida, al que no queda más remedio que cuidar, atan
a la nueva pareja.
Sobre el film planean múltiples conflictos de identidad,
hasta que el transexual propina al ex novio de la vecina un puñetazo que da la
medida exacta de las cosas: con o sin dudas sobre su sexo, sigue siendo un macho
y el único que puede dar al intruso el bofetón que se merece, de igual a igual.
Un par de bofetadas se merecen, asimismo, los dos impresentables personajes
protagonistas de "Slumming": un niño guapo (August Diehl), que por atractivo y
adinerado se otorga el derecho a ejercer de gamberrín en los bajos fondos, y un
mendigo alcoholizado (Paulus Manker) que va por las estaciones pegando gritos y
aporreando a turistas o niños.
El primero se entretiene fotografiando con el
móvil la entrepierna de las chicas a las que seduce, el segundo vacía botellas
de lo que sea y de vez en cuando suelta algo de dinero a su novia.
El
primero acaba en Yakarta, en busca de suburbios más suburbiales que los
vieneses; el segundo amanece un día en una estación checa, tras un viaje en el
portaequipajes del niño bien.
La película danesa es floja, sin más; la
austríaca confirmó que el propósito de la dirección era centrar la jornada en la
exhibición de Clooney y de nadie más que Clooney. EFE gc/ih/egn
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