Chabrol y Lumet: la veteranía es un grado incluso en la Berlinale
Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale demostró hoy que la
veteranía es un grado y que un film de Claude Chabrol con Isabelle Huppert no
puede fallar, de la misma forma que tampoco puede pinchar Sidney Lumet, aunque
su "Find me Guilty" sea la enésima recreación de un juicio contra una banda de
mafiosos.
Chabrol brinda en "L'ivresse du pouvoir" un papel hecho a medida
para Huppert: una juez apodada "la piraña", que aplica a sus interrogatorios el
instinto de una glacial torturadora y que tiene la oportunidad de "salir en los
papeles" al frente de un asunto de corrupción inspirado en el caso Elf
Aquitaine. Lumet convierte a Vin Diesel en protagonista del mayor juicio de la Historia criminal de EEUU, contra veinte miembros de una banda de gánsteres -por supuesto, italiana- de los cuales es el único que ya está preso y también el único que decide defenderse por sí mismo.
Por si no quedara claro el
perfil de la implacable juez, Chabrol le enfunda unos guantes de piel rojos y le
coloca como marido -por cierto, en declive- un médico que repasa los casos de
salmonella o sida con menos ahínco que el imprimido por ella en combatir las
infecciones de este corrupto mundo.
"Isabelle fue mi primera elección. No
escribí el papel ex profeso para ella, pero a medida que avanzaba veía
claramente que era la actriz ideal para él", admitió Chabrol tras el pase para
la prensa.
"Un film se descubre mientras se va rodando. Por supuesto, leo el
guión, por curiosidad y por información. Pero es la propia experiencia la que
hace la película", añadió Huppert, por si no quedaba claro que "L'ivresse du
pouvoir" es ella y sólo ella.
El título del film (literalmente, "La
embriaguez del poder") es de doble dirección: tan ebria de poder está la juez,
orgullosa de que le coloquen a dos guardaespaldas, pese a que ello precipite la
ruptura matrimonial, como los políticos, presidentes de consorcios y entorno
judicial.
La trama es lo de menos, a pesar de que Chabrol coquetee
abiertamente con el caso de la petrolera Elf Aquitaine al colocar sobre el film
la frase de que "todo parecido con personas vivas o muertas es coincidencia". Lo
importante es la caricatura de toda la clase política-judicial-empresarial.
¿Pueden convivir dos pirañas en un mismo acuario? ¿Puede conformarse una
piraña con merendar con yogur cuando le quitan de delante la gran pieza? Son
algunas de las preguntas colaterales de un film al que el único reproche que se
le ve es que sólo revalida una perfección atribuida de antemano.
Lumet
tampoco se lanza a experimentos. Su "Find me Guilty" es una película sobre un
proceso interminable, con un montón de ocurrentes episodios, cruce de réplicas
entre el mafioso metido a abogado y ex colegas de "famiglia", así como alguna
paliza carcelaria.
Diesel borda su papel, sin llegar a la exquisitez de
Huppert, y Lumet compone una constelación de gánsteres y abogados a millas de
distancia de la glacial juez de Chabrol.
"Find me Guilty" es un chiste largo
en el que la veintena de mafiosos, traficantes de droga y asesinos aparece como
una panda de simpáticos abuelitos a los que el espectador desea que se declare
inocentes.
Pocos experimentos y mucho "savoir faire", como corresponde a una
jornada consagrada a dos maestros -Chabrol, 75 años; Lumet, 81- que se unieron a
la estela de veteranía de Robert Altman -a punto de cumplir los 81-, asimismo
entre los aspirantes a los Osos con "A Prairie Home Companion".
Completó la
jornada "Isabella", de Pang Ho-cheung, una producción de Hong-Kong y China a la
que al handicap de compartir jornada con Chabrol y Lumet se le sumó el de llegar
a la Berlinale etiquetada como
"la china de las nueve de la mañana". Es decir: para quedarse en la cama.
La
etiqueta era injusta, como a veces ocurre. "Isabella" empieza como la historia
de un policía de Macao al que de pronto una muchacha con la que acaba de
acostarse le dice que es su hija.
Lo que parecería un argumento folletinesco
y forzado reserva un par de buenas sorpresas y hermosas imágenes, hasta llegar a
un fado portugués, síntesis del Macao agónico punto de quedar adscrito a la
República Popular China. EFE gc/rs/egn
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