Israel le puso rostro a la guerra en la Berlinale
Berlín, 14 feb (EFE).- La guerra del Líbano entró en la Berlinale con el pretendidamente apolítico film israelí "Beaufort", mientras que Alemania llevó a concurso una espectral "Yella", ante la que el mejor refugio fue el cómic fílmico "300" y la batalla de las Termópilas.
Un director israelí, Joseph Cedar, le puso rostro a la guerra con una película centrada en lo que fue un trauma nacional: la retirada, en 2002, de Beaufort, la fortaleza levantada sobre la montaña que en 1982 había conquistado el Ejército israelí.
"No hay un mensaje político, lo evitamos deliberadamente, porque la intención es reflejar los miedos y ansia de supervivencia de unos soldados, los últimos, en Israel o en cualquier otro país del mundo", explicó Cedar tras la proyección del film.
En "Beaufort" ni se ve al enemigo -"porque no lo hay, puesto que eso no es lo importante"- ni hay grandes escenas bélicas. Es una película centrada en los rostros de los soldados y las relaciones entre ellos, la alegría al recibir la orden de retirada y la esperanza de llamar, de una vez, a casa y decir que salieron vivos.
Pero los misiles penetran en el búnker y destrozan a uno u otro entre el puñado de soldados del último reemplazo, del mismo modo que una mina se lleva por delante a un artificiero recién llegado.
Se trata de un film que, paradójicamente, empezó a rodarse cuando "aún creíamos que la guerra del Líbano había terminado", en junio del año pasado, pero a la que el nuevo estallido bélico del mes siguiente "dio una perspectiva y percepción distinta", añadió el director.
Para rodarlo, fue necesaria "toda una labor logística", explicó el director, desde vigilancia de la ONU a la reconstrucción de la fortaleza que Israel voló en la retirada, lo que de alguna manera también influyó en el resultado final.
"Lo de hacer volar el bastión de cemento y hormigón construido para el film fue una especie de metáfora de lo que debió significar para Israel hacer estallar lo que durante años se había defendido, por lo que habían caído tantos soldados", añadió.
Cedar insistió una y otra vez en que su película y sus propósitos eran apolíticos, lo que costaba creer, viéndolo tocado con una kipá y respondiendo con ojos desorbitados a la pregunta de un periodista sirio: "¿Sirio? ¿Y para quién informa?".
El tema no es neutral y, pese a los muchos méritos de "Beaufort", interpretativos y de creación de una atmósfera claustrofóbica, el film no logró vencer la sensación de incredulidad.
Si hace dos años, en la Berlinale apenas nadie creyó en una auténtica neutralidad en "Paradise Now" -asimismo centrada en dos rostros humanos, los de los dos palestinos a punto de perpetrar un atentado suicida-, tampoco ocurrió ahora con "Beaufort".
Aunque sólo fuera porque el film no puede evitar "explicar" mucho de la mentalidad israelí y sus soldados, que no conocen otra cosa que la guerra, generación tras generación.
Completó la jornada a competición "Yella", un exponente del cine más espectral que pueda dar de sí Alemania, en la forma y el fondo.
Christian Petzold, que dos años atrás compitió con "Gespenster" (literalmente, "Fantasmas"), regresó a lo fantasmagórico alrededor de una muchacha que, junto a un marido violento que se salta una orden de alejamiento, acaba en el fondo de un río cuando sale en pos de nuevos horizontes.
Nina Hoss trata de dar vida en pantalla a lo que claramente es una zombi, que se mueve entre zombies y que forma tándem con un chantajista de empresarios en bancarrota. O sea, más zombies.
"Yella" arrancó algún aplauso de los medios alemanes y deseos de huida a los internacionales, con poca paciencia para espectros alemanes. "300", fuera de competición, fue la válvula de escape para una Berlinale algo desangelada.
La película dirigida por Zack Snyder, basada en un cómic de Frank Miller sobre tres centenares de guerreros espartanos capitaneados por Leónidas contra las tropas del rey persa Jerjes, dio oportunidad de asistir a una filigrana entre la digitalización y los actores de carne y hueso.
Mucha batalla, mucha sangre, mucha extremidad sesgada por cualquier espada y saltando por los aires, pero también mucha vitalidad, contrastando con una jornada a competición triste. EFE gc/ih/egn
No hay comentarios:
Publicar un comentario