Uruguay, cuatro años después de "Gigante"
"Tanta agua", el diluvio uruguayo que empapó a la familia
Gemma Casadevall
Berlín, 11 feb (EFE).- Uruguay emergió hoy en la Berlinale con "Tanta agua", un filme de bajo presupuesto dirigido por dos debutantes -Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero-, que de un diluvio en vacaciones salta al complejo mundo de la pubertad.
"Nos centramos en una familia en formato micro -un padre y sus dos hijos- para pasar a algo tan macro como es la fase de la persona que siempre persiste cuando creamos haber llegado a la adultez", explicó Efe Guevara, en entrevista a dos voces con su colega.
La situación de arranque de "Tanta agua", estrenada hoy en Panorama, es un "pobre padre" -como se denomina a sí mismo el personaje, interpretado por Néstor Guzzini-, divorciado, que se lleva a sus hijos de vacaciones una semana a unas termas uruguayas.
Como el título anuncia, al trío le espera un diluvio que además de inutilizar la piscina y empapar a la familia obliga al adulto a buscar alternativas a dos poco cooperativos hijos, empeñados en aburrirse sin disimulos, especialmente la muchacha, Malú Chouza.
Del padre que va a buscar a los chicos a casa de su exesposa, casi de madrugada y ya bajo la lluvia, "se desplaza la atención a la adolescente, que con 14 años tiene mucho por delante pero ningunas ganar de perder el tiempo", explicó Leticia Jorge.
El filme supera con creces el diluvio inicial para dejar emerger de nuevo esa cinematografía en la Berlinale, tras el espaldarazo que supuso en 2009 "Gigante", de Adrián Biniez, al acaparar el Gran Premio del Jurado, el Alfred Bauer -en memoria del fundador del festival- y el de mejor ópera prima.
"El éxito de 'Gigante' hace que nos hayamos encontrado el camino algo más transitado. Adrián nos empujó al resto, internacionalmente, y eso se nota", apuntó Leticia, para matizar que, modestamente, no se sienten "representantes" de su país, sino de su filme.
La suerte de "Tanta agua" arrancó del paso de la película, aún en versión proyecto, por San Sebastián, donde ganó el premio Cine en Construcción, una situación parecida a la de "Gloria", del chileno Sebastián Lelio, una de las 19 aspirantes a Oso de la Berlinale.
"La historia de 'Tanta agua' se fraguó en 2011, pero luego quedó atascada por falta de presupuesto. San Sebastián la impulsó", sostiene Ana Guevara.
No hubo un reparto específico de tareas entre una y otra directora, sino que se hizo "de forma natural", de acuerdo a las aptitudes de cada una y tras terminar un guión en que, en palabras de Leticia Jorge, dejo "muy visualizado cómo trabajaríamos".
El gran enemigo, sobre el papel, era ese protagonista establecido por el guión, pero a la vez indomable -la lluvia-, para lo cual se equiparon con los efectos especiales pertinentes por si fallaba el elemento natural.
"Fuimos una pesadilla para el asistente de producción. Tenía cada día tres planes distintos, para rodar si llovía, si no lo hacía, si estaba nublado o si salía el sol. Por suerte, el diluvio natural nos acompañó ahí donde debía", recordaba Jorge.
Tras ese filme en formato "micro", que esperan estrenar en Uruguay el próximo mayo, el dúo de realizadoras prepara ya el paso a la macro en el que será su segundo largometraje a dos manos, esta vez centrado en una estructura familiar mayor y los cambios que genera en ella la muerte del abuelo.
"Tanta agua" es uno de los aspirantes al premio ópera prima de la Berlinale, al que concurren largometrajes de las secciones a competición, Panorama y Forum.
América Latina copa la lista de los candidatos, con seis títulos: "Deshora", de la argentina Barbara Sarasola-Day; "Habi, la extranjera", de su compatriota María Florencia Alvarez; "Workers", del mexicano José Luis Valle; "AninA", del uruguayo Alfredo Sordeguit, y "Princesas Rojas", de Laura Astorga Carrera. EFE
gc/jcb/me
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La poética del sabotaje diario
"Workers", la rebelión silenciosa de los sumisos
Gemma Casadevall
Berlín, 11 feb (EFE).- La película "Workers", del mexicano José Luis Valle, plasmó hoy en la Berlinale la rebelión silenciosa de los trabajadores sumisos que un buen día dicen que no pueden más, desde la realidad de la Tijuana fronteriza, ampliable a otras latitudes.
"Es una rebelión sutil, no expresada en gritos, sino en pequeños gestos, de quienes durante años se esmeraron en hacerlo todo bien y que se ven desposeídos del mínimo reconocimiento", explicó a EFE Valle, nacido en El Salvador y desde hace año y medio "mexicano legalizado".
Ese es el caso de Rafael, servidor fiel durante 30 años de una fábrica de bombillas, que se compra zapatos nuevos para presentarse al patrono en su teórico último día de trabajo y se le recuerda que no tiene los papeles en regla y, por tanto, tampoco acceso al retiro.
También es el caso del colectivo de sirvientes de una tiránica patrona, atada a una silla de ruedas y con respiración asistida, que al morir convierte en heredera universal a la galgo hembra "Princesa", de la que pasan a ser lacayos de por vida.
"Son dos historias paralelas, reflejo de la brutalidad kafkiana, grotesca, que tal vez nos hace reír en el filme, pero que no es graciosa, de un mundo en que la brecha social se extiende, desde el sexto mundo mío a esta Europa que parecía ideal", prosigue.
Se trata del primer largometraje del realizador, incluido en la sección Panorama Special -la segunda sección de la Berlinale- y financiado con la ayuda del World Cinema Fund (WCF), los fondos creados por la Berlinale en 2004 para apoyar a jóvenes talentos.
De esa factoría salieron filmes como "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009, así como "El otro", del argentino Ariel Rotter; "El custodio", de su compatriota Rodrigo Moreno; y "El abrazo partido", de Daniel Burman, todos ellos premiados en ediciones anteriores del festival.
"Workers" es uno de los seis filmes procedentes de América Latina que aspiran al premio ópera prima de la Berlinale, sean de la sección a competición o de las restantes, como es el caso del cubano Carlos Machado Quintela, con "La Piscina".
México está entre las cinematografías latinoamericanas "mimadas" por la Berlinale en los últimos años, después de que en una fase anterior la atención se hubiera centrado, en lo que a ese ámbito se refiere, en Argentina y Brasil.
A esta 63 edición del festival acuden cinco títulos con participación mexicanas, ya que junto a "Workers" está en Panorama la coproducción con Uruguay "Tanta agua", aspirante al premio a la mejor ópera prima, dirigido por Ana Guevara y Leticia Jorge.
En Forum, dedicado al cine experimental, se proyectó "Matar extraños", dirigida por Jacob Secher Schulsinger y Nicolás Pereda y centrada en la revolución mexicana del siglo pasado.
En Cortometrajes, México presenta la coproducción entre Estados Unidos, Ghana y México "Kwaku Ananse", así como el documental de animación "Reality 2.0", dirigido Víctor Orozco.
No como representante del cine mexicano, pero asimismo abundando en la realidad brutal que sacude el país está "Narco Cultura", una película dirigida por el israelí Shaul Schwarz, incluida en Panorama Documentos y centrada en los crímenes de Ciudad Juárez.
"Mi país vive una guerra brutal. Andar por Tijuana es confrontarse con esa realidad monstruosa, con crímenes que no tienen nombre ni estadística. Cuídense los europeos: no dejen crecer entre ustedes el abismo de injusticia social que nosotros no sabemos ya cómo combatir", advierte Valle. EFE
gc/ram
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domingo, 10 de febrero de 2013
Anticipándonos a Catherine
La Berlinale encontró a su heroina sin complejos
Gemma Casadevall
Berlín, 10 feb (EFE).- La Berlinale encontró hoy a su heroína en "Gloria", del chileno Sebastián Lelio, el retrato de una mujer sin complejos, inmersa en una sociedad asimismo ansiosa de demostrar que no le teme a la vida, que aportó luz a la competición del festival.
La película se desmarcó de lo visto hasta ahora en una Berlinale que su director, Dieter Kosslick, ha plagado de personajes de mujeres poderosas, aunque hasta el momento sin el factor de positivismo que emana esta producción chilenoespañola.
"Es un canto al derecho a disfrutar de la vida de una generación, la de los ya mayorcitos, en medio de una sociedad enfermizamente obsesionada por la juventud", explicó Lelio, tras el paso de la película, la primera a concurso que se llevó una cerrada ovación.
Aparentemente, todo gira en torno a la mujer que interpreta Paulina García -recibida por la prensa de la Berlinale como "la Meryl Streep de América Latina"-, una mujer que se acerca a los 60 saboreando lo que le ofrece la vida, incluido por supuesto el sexo.
"En realidad, es un retrato interconectado con el ansia de libertad y de ser por fin feliz, compartido por toda la sociedad chilena", añadió Lelio.
No se trata solo de esa Gloria, una mujer estupenda que tal vez bebe demasiado como para poder tomar siempre las decisiones correctas, en el momento adecuado, pero que "acaba encontrando el camino correcto".
Se trata de todos los personajes "que genera en Santiago de hoy", desde esa generación de "mayorcitos" a los que alude el director a los estudiantes que salen a la calle a clamar por sus derechos, telón de fondo del filme.
Paulina García es una mujer que canta al volante, que se ríe, que se enamora de un hombre que no está a su altura -es difícil estarlo- y que tiene su lucha diaria con un vecino drogadicto y con el gato de este, con más aspecto de murciélago que de felino.
Disfruta del sexo, lo que inscribe a "Gloria" en la corriente actual de filmes que muestran cuerpos desnudos ya entrados en años, por mucho que eso "pueda costarnos algún rechazo en los sectores machistas, hipócritas, de nuestra sociedad", apuntó Paulina García.
Lelio, argentino de origen, crecido en Chile y residente en Berlín -donde acabó su filme, con una beca de la sociedad de intercambio DAAD-, devolvió a la competición de la Berlinale el cine chileno, ausente desde 1991 -entonces, con "La Frontera", de Ricardo Larraín, Oso de Plata a la mejor ópera prima-.
"Gloria" es su cuarto filme -tras "Sagrada Familia", "Navidad" y "El año del tigre"- y llegó con buena estrella a la Berlinale, tras haber obtenido en San Sebastián el premio Cine en Construcción a su proyecto, lo que le abrió la puerta a la coproducción española.
Brindó la dosis de positivismo que precisaba el festival, en una jornada a competición compartida con "La religieuse", de Guillaume Nicloux, interpretada por Pauline Etienne y Isabelle Huppert y centrada en la estricta, hasta brutal, vida tras los portalones de un convento.
Es la historia de la rebelión de una de esas monjas, minuciosamente contada, desde la perspectiva de la que se subleva contra el poder de la madre superiora.
A Huppert se la esperaba en Berlín como la primera del contingente de divas francesas que Kosslick ha preparado para la 63 edición del festival -las siguientes serán Juliette Binoche, como "Camille Claudel" y Catherine Deneuve, en "Elle se'n va".
El filme, sin embargo, no gira en torno a ella, sino de la joven colega de convento y de profesión.
La tercera película a competición era la canadiense "Vic+Flo ont vu un ours", de Denis Côte, estaba asimismo centrada en dos mujeres, una lesbiana "auténtica" y su novia -a la que en realidad gustan los hombres-, en una historia oscura en que se mezclan pasados carcelarios, venganzas y amenazas.
Entre los frondosos bosques canadienses y los altos muros del convento, "Gloria" aportó el resplandor de la mujer que sabe sonreírle a la vida, desde un Santiago de Chile que asimismo se sacude los corsés del pasado. EFE
gc/cat
(foto) (vídeo)
Gemma Casadevall
Berlín, 10 feb (EFE).- La Berlinale encontró hoy a su heroína en "Gloria", del chileno Sebastián Lelio, el retrato de una mujer sin complejos, inmersa en una sociedad asimismo ansiosa de demostrar que no le teme a la vida, que aportó luz a la competición del festival.
La película se desmarcó de lo visto hasta ahora en una Berlinale que su director, Dieter Kosslick, ha plagado de personajes de mujeres poderosas, aunque hasta el momento sin el factor de positivismo que emana esta producción chilenoespañola.
"Es un canto al derecho a disfrutar de la vida de una generación, la de los ya mayorcitos, en medio de una sociedad enfermizamente obsesionada por la juventud", explicó Lelio, tras el paso de la película, la primera a concurso que se llevó una cerrada ovación.
Aparentemente, todo gira en torno a la mujer que interpreta Paulina García -recibida por la prensa de la Berlinale como "la Meryl Streep de América Latina"-, una mujer que se acerca a los 60 saboreando lo que le ofrece la vida, incluido por supuesto el sexo.
"En realidad, es un retrato interconectado con el ansia de libertad y de ser por fin feliz, compartido por toda la sociedad chilena", añadió Lelio.
No se trata solo de esa Gloria, una mujer estupenda que tal vez bebe demasiado como para poder tomar siempre las decisiones correctas, en el momento adecuado, pero que "acaba encontrando el camino correcto".
Se trata de todos los personajes "que genera en Santiago de hoy", desde esa generación de "mayorcitos" a los que alude el director a los estudiantes que salen a la calle a clamar por sus derechos, telón de fondo del filme.
Paulina García es una mujer que canta al volante, que se ríe, que se enamora de un hombre que no está a su altura -es difícil estarlo- y que tiene su lucha diaria con un vecino drogadicto y con el gato de este, con más aspecto de murciélago que de felino.
Disfruta del sexo, lo que inscribe a "Gloria" en la corriente actual de filmes que muestran cuerpos desnudos ya entrados en años, por mucho que eso "pueda costarnos algún rechazo en los sectores machistas, hipócritas, de nuestra sociedad", apuntó Paulina García.
Lelio, argentino de origen, crecido en Chile y residente en Berlín -donde acabó su filme, con una beca de la sociedad de intercambio DAAD-, devolvió a la competición de la Berlinale el cine chileno, ausente desde 1991 -entonces, con "La Frontera", de Ricardo Larraín, Oso de Plata a la mejor ópera prima-.
"Gloria" es su cuarto filme -tras "Sagrada Familia", "Navidad" y "El año del tigre"- y llegó con buena estrella a la Berlinale, tras haber obtenido en San Sebastián el premio Cine en Construcción a su proyecto, lo que le abrió la puerta a la coproducción española.
Brindó la dosis de positivismo que precisaba el festival, en una jornada a competición compartida con "La religieuse", de Guillaume Nicloux, interpretada por Pauline Etienne y Isabelle Huppert y centrada en la estricta, hasta brutal, vida tras los portalones de un convento.
Es la historia de la rebelión de una de esas monjas, minuciosamente contada, desde la perspectiva de la que se subleva contra el poder de la madre superiora.
A Huppert se la esperaba en Berlín como la primera del contingente de divas francesas que Kosslick ha preparado para la 63 edición del festival -las siguientes serán Juliette Binoche, como "Camille Claudel" y Catherine Deneuve, en "Elle se'n va".
El filme, sin embargo, no gira en torno a ella, sino de la joven colega de convento y de profesión.
La tercera película a competición era la canadiense "Vic+Flo ont vu un ours", de Denis Côte, estaba asimismo centrada en dos mujeres, una lesbiana "auténtica" y su novia -a la que en realidad gustan los hombres-, en una historia oscura en que se mezclan pasados carcelarios, venganzas y amenazas.
Entre los frondosos bosques canadienses y los altos muros del convento, "Gloria" aportó el resplandor de la mujer que sabe sonreírle a la vida, desde un Santiago de Chile que asimismo se sacude los corsés del pasado. EFE
gc/cat
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Todos con Gloria
Leilo y Paulina, dos chilenos a por el Oso
Gemma Casadevall
Berlín, 10 feb (EFE).- El director chileno Sebastián Lelio y la actriz Paulina García entraron hoy en la ronda de cazadores del Oso de Berlín con "Gloria", el retrato de una mujer y de una sociedad, la de Chile, que aspiran a todo porque no le temen a la vida.
"Mi película es el viaje de un individuo, una mujer, que ocurre en medio del torrente colectivo de la sociedad chilena", explicó Lelio a EFE, tras la proyección de "Gloria", que se llevó la primera ovación cerrada de la sección a competición de la Berlinale.
Gloria representa "el ansia de vivir, sin complejos y sin miedo, ni a la edad ni al qué dirán", explicó por su parte Paulina García, quien da cuerpo junto a Sergio Hernández a una pareja entrada en años, que se conoce y enamora bailando.
Ella va camino de los 60, él pasó esa barrera y superó una operación de la que resurgió con muchos kilos menos encima. Ambos disfrutan del vino y el sexo, sin tabúes, sólo que ella es arrojada y decidida y él no.
"Las mujeres somos más valientes. Preferimos tomar una decisión antes que quedarnos en la ambigüedad. Vivimos en una sociedad muy machista, en Chile, donde la mujer no tuvo derecho al voto hasta 1948. Pero incluso antes de poder votar ya decíamos nosotras", asegura la actriz.
Lelio traza en "Gloria" el nexo entre las ansias de vida de esa mujer que no se acobarda y las de la sociedad chilena actual por liberarse de los lastres del pasado.
"Chile se ha modernizado a tropezones, su contrato social es caduco. Hay una sociedad nueva que exige educación y salud gratis", apunta el realizador, para quien pese al protagonismo de Paulina hay un "cordón umbilical invisible entre ella y su sociedad".
"Son dos cosas que se retroalimentan: su derecho a vivir y a ser querida representa también las ansias del chileno de hoy", añade Lelio, nacido en 1974 en Argentina y desde los dos años en Chile.
"Gloria" es un canto al ansia de libertad, individual y colectiva, representada por una mujer "ya mayorcita", en medio de "una sociedad enfermizamente obsesionada por la juventud".
Se trata de un filme que empezó a fraguarse tres años atrás, que luego quedó aparcada mientras Lelio rodaba "El año del tigre" -"ahí quedó medio huérfana, pero se reveló y volvimos a ella"-.
A partir de ahí todo empezó a funcionar "con gran rapidez", filmaron en Santiago de Chile a principios de 2012, luego ganó el premio Cine en Construcción en San Sebastián y a partir de ahí encontraron coproductora española.
"Fue como una explosión. Los programadores de la Berlinale la vieron y la seleccionaron. En medio recibí una beca alemana -de la sociedad de intercambio cultural DAAD-, así pasé unos meses trabajando y terminando de montar la película aquí", explicó Lelio, que se quedará "unos meses más" en la capital alemana.
Con "Gloria", la película de una mujer madura que canta al volante, que se ríe y que se enamora de un hombre que no está a su altura, el cine chileno regresó a competición en la Berlinale tras años de ausencia -la última fue en 1991 con "La Frontera", de Ricardo Larraín, Oso de Plata a la mejor ópera prima-.
Se trata del cuarto filme de Lelio -tras "Sagrada Familia", "Navidad" y el mencionado "El año del tigre"- y brindó al festival la dosis de positivismo que precisaba la Berlinale, pletórica de personajes poderosos de mujer, pero hasta ahora más bien sombríos.
"Gloria" compartió la jornada a concurso con "La religieuse", de Guillaume Nicloux, interpretada por Pauline Etienne y Isabelle Huppert y centrada en la estricta, hasta brutal, vida tras los portalones de un convento.
La tercera película a competición del día fue la canadiense "Vic+Flo ont vu un ours", de Denis Côte, estaba asimismo centrada en dos mujeres, una lesbiana "auténtica" y su novia -a la que en realidad le gustan los hombres-, en una historia oscura en que se mezclan pasados carcelarios, venganzas y amenazas.
Lelio la rodó tras "El año del tigre", una película dura hecha tras el terremoto que sacudió su país, necesitado de un "golpe de vitalidad".
Como tal aporte de positivismo recibió la Berlinale a "Gloria", única representante de América Latina entre las 19 aspirantes al Oso. EFE/cr
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