viernes, 14 de febrero de 2014

La vida misma

Toda una vida, según Linklater

Patricia Arquette plasmó el family life 100 % USA

Gemma Casadevall

Berlín, 13 feb (EFE).- Patricia Arquette, en complicidad con Ethan Hawke, desplegó un "family life" cien por cien estadounidense en una jornada de la Berlinale que gratificó a los madrugadores con un western magistral, a través de 500 kilómetros de desierto chino. 
La película del día era "Boyhood", el filme que Richard Linklater llevaba doce años rodando, sobre una pareja ya desintegrada, donde el espectador asiste a cómo ella -Arquette- va ganando kilos y él -Hawke- apenas algún conato de cana, mientras sus dos hijos pasan de una infancia algo sabionda a la adolescencia domesticada. 



Era el gran proyecto de Linklater, experto en románticas sagas -"Before Sunrise", "Before Sunset" y "Before Midnight", las tres estrenadas en su momento en la Berlinale-, que ahora dio un paso adelante y concentró la evolución de una familia en un solo filme donde el paso del tiempo no es obra del maquillaje, sino real. 
"Quise rodar la vida normal, de una familia normal y dejé fluir la historia. Tenía un guión más o menos reestructurado, pero tuve que irlo reformando según evolucionaban ellos, por supuesto", explicó el realizador, recibido en la Berlinale como el amigo fiel que de nuevo visita la casa. 
"Era un proyecto arriesgado, claro. En doce años pueden pasarnos a todos muchas cosas. No solo los personajes del cine se divorcian o tienen hijos. Nosotros también. Y quién sabe qué pasará por la cabeza de los chicos en este tiempo", añadió a su lado Arquette. 
En ausencia de Hawke -quien no acudió a Berlín-, la actriz fue la portavoz adulta de las inquietudes del electo ante la "arriesgada aventura" de exponerse a cambios indeseados en esos doce años. 
Los chicos -Eilar Coltrane y Lorelei Linklater- parecían menos preocupados por sus cambios externos y disfrutaron, explicó la hija del director, de la exhibición del "no siempre favorecedor paso por la pubertad", ortodoncia incluida. 
El cineasta arriesgó mucho en un proyecto que implicó rodar regularmente una vez al año, y la evolución de esos personajes no se queda solo en los nuevos cortes de pelo de Arquette u otros cambios del aspecto. 
Evolucionan los respectivos caracteres, aparece una nueva pareja, nuevo matrimonio, nueva familia, nuevos problemas conyugales, pequeñas o grandes rupturas, etc. 
Todo en la película responde al modelo del "american way of life", sin disidencias y de acuerdo al propósito declarado de Linklater, desde la banda sonora al desarrollo de los hijos, en un contexto donde todo es previsible, casi sin excepciones. 
Quien buscaba el factor sorpresa lo tuvo a primerísima hora de la mañana -07.30 GMT-, horario para algunos disuasorio en la octava jornada de un festival donde se proyectan 400 filmes en distintas secciones. 
"Wu Ren Qu" ("No Man's Land"), de Ning Hao -presente en ediciones anteriores, en secciones descubridoras de talentos-, colocó a quienes llegaron temprano ante un filme con un guión perfecto, entorno a traficantes de halcones y a un abogado urbano que de estrella de la profesión cae a víctima del desierto. 
De hacerse "selfies" con el celular mientras atraviesa la eterna carretera en línea recta sobre la tundra, pasa a ser acosado por perseguidores de estética "MadMax", extorsionado en la única gasolinera en centenares de kilómetros y finalmente caballero andante de la muchacha de la que quiso deshacerse. 
Ning Hao deja asimismo que su personaje crezca ante el espectador -no a lo largo de doce años de rodaje, sino en la línea argumental-, mientras el desierto chino adopta perfiles de western amenizado con música gemela a la de Ennio Morricone en cualquier "spaguetti". 
Un día después del hermoso halcón surcando el cielo polar en "Aloft", de la peruana Claudia Llosa, la Berlinale se reencontró con otro ejemplar de esa ave, enjaulado y convertido en objeto de la codicia de traficantes. 
Fueron dos perspectivas distintas del ave rapaz, en películas de fotografía prodigiosa y dirigidas por representantes de las dos cinematografías mimadas por esta edición del festival, la asiática y la latinoamericana. EFE 
gc/nl/cat



España, una presencia "de factura distinta"

Gemma Casadevall

Berlín, 13 feb (EFE).- La presencia española en la Berlinale es poco perceptible este año para el espectador y se centra en producciones "de factura distinta": sean filmes como "Aloft", rodado en Canadá y dirigido por la peruana Claudia Llosa, o proyectos alternativos, a modo de respuesta a la crisis del sector. 
"Algo está cambiando en el cine de producción española. Tenemos a competición una película que no se identificaría como española, mientras que nuestros cineastas están en secciones alternativas", apuntó a Efe la directora general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Susana de la Sierra. 
Son, en definición de la representante del cine español, películas "de factura distinta", alejadas de lo que tradicionalmente se considera una película española, lo que en su opinión no tiene por qué ser interpretado como negativo. 
En el caso de "Aloft" -el filme con el que Llosa regresó a competición, tras el Oso de Oro conseguido en 2009 con "La teta asustada"- se trata de producciones con "vocación internacional".
Rodada en inglés, con un elenco no español -Jennifer Connely, Cillian Murphy, Mélanie Laurent y Oona Chalpin- y dirigida por una peruana, "Aloft" es en términos de producción en un 80 % española -Wanda Vision-, recuerda de la Sierra. 
"Si Llosa se va con premio, será en rigor un triunfo para el cine español. Pero difícilmente va encontrar un medio, fuera de los de su país, que lo identifique como tal. Diremos que ha ganado Perú o Canadá o el Polo Norte", bromeaba el crítico alemán Jens Balzer, del diario "Berliner Zeitung". 
"Aloft", en la sección a competición, es la única presencia española en medio de los 400 filmes que se proyectan en los distintos apartados del festival. 
El grueso de la representación española se concentra en el ciclo de cine culinario, sección introducida como apuesta personal del director de la Berlinale, Dieter Kosslick. 
Ahí se incluyeron "El Somni" ("El Sueño") dirigida por Franc Aleu y centrada en los hermanos Roca, propietarios del restaurante "El Celler de Can Roca", considerado el mejor restaurante del mundo. 
En esa misma sección están "Taba - El juego en la mesa", dirigida por Pep Gatell y Eloi Colom, y "The food guide to love", de Dominic Harari y Teresa de Pelegrí, que combina lo culinario con el flirteo. "Tienen Ustedes los mejores y más mediáticos cocineros del mundo. ¿Cómo no vamos a invitarlos?", comentaba a Efe Thomas Struck, director de la sección, quien incluye en esa lista tanto a los chefs de esta edición como a los de las precedentes, entre los que ha estado Ferran Adrià. 
¿Por qué hay más cocineros que cineastas españoles en esta Berlinale?, es la pregunta que planea sobre el estand de España del European Film Market, espacio dedicado a distribuidores y productores, paralelo a la Berlinale. 
A pesar de su escasa presencia en el festival, el pabellón de España sigue siendo el más visible de ese mercado, por su emplazamiento estratégico -junto a la cafetería- y el espacio que ocupa. 
Para Susana de la Sierra, el cine culinario "no es un subproducto, sino el reflejo de una percepción del cineasta respecto a lo culinario convertido en arte". 
La modesta presencia de cineastas españoles responde, según la directora del ICAA, al hecho de que los festivales de referencia -como la Berlinale- se han diversificado. 
"Por razones estratégicas, los directores pueden preferir llevar sus películas a otros festivales, por ejemplo en España, donde lograr mayor eco para sus producciones", sostiene. 
El Instituto español está "en estrecho contacto con el festival", la relación con la dirección de la Berlinale es "excelente y muy fluida" y hay una representación española en el comité que selecciona las películas que irán en su programa, recordó. 
El cine español pasa "dificultades, al igual que les ocurre a otros sectores", reconoce la directora general del ICAA, para quien la respuesta son los "proyectos y respuestas alternativas". 
Entre estos, "Ártico", dirigida por el salmantino Gabriel Velázquez, y presentado en la sección Generation. EFE 
gc/nl/cat

miércoles, 12 de febrero de 2014


Llosa y Murga, dos retornos latinoamericanos en la Berlinale

La Berlinale se brindó a los mitos de Llosa y al minimalismo argentino

Gemma Casadevall

Director Claudia Llosa (2nd R) poses with cast members Cillian Murphy (L-R), Jennifer Connelly and Melanie Laurent during a photocall to promote the movie ''Aloft'' at the 64th Berlinale International Film Festival in Berlin February 12, 2014. REUTERS/Tobias Schwarz

Berlín, 12 feb (EFE).- La Berlinale vivió hoy una jornada a competición dominada por talentos latinoamericanos, de la mano de la peruana Claudia Llosa y su nueva incursión en el poder de la tierra, mientras la argentina Celina Murga optaba por el minimalismo en torno a esa explosiva etapa llamada adolescencia. 

Cinco años después de ganar el Oso de Oro con "La teta asustada", Llosa regresó a competición con "Aloft", una nueva historia plagada de mitos, trasladados ahora a impresionantes paisajes helados y cielos polares surcados por un halcón. 
Su colega argentina, quien en 2012 estuvo ya en ese festival con el documental "Escuela normal", metió el dedo en la llaga con un adolescente aparentemente tranquilo, en un entorno familiar sin estridencias y donde nada hace presentir que algo va 
a entrar en erupción, más allá de su mirada eternamente perdida. 
"Se trataba de no anunciar nada, dejar fluir, que fuera el espectador quien descubriera que algo anda ahí socavando al personaje", explicó a Efe Murga sobre su filme, segundo representante argentino a competición tras "Historia del miedo", de Benjamin Naishat. 
La trama discurre alrededor de una familia -en realidad, dos familias paralelas-, en una sociedad marcada por las "hipocresías de los secretos a voces", propia de lo que la cineasta califica de "núcleos cerrados", como el de Entre Ríos, su provincia natal y escenario tanto del mencionado documental como de este filme. 
El protagonista es el adolescente -Allan Devetac-, pero el conflicto no se cierne en torno a una muchacha de su edad, sino un padre multiatareado -Daniel Veronesa- que busca al primogénito sucesor de todo lo que considera su dominio -familia, trabajo, hacienda, prostíbulos y armario donde guarda sus armas-. 
Murga debutó en competición con esos "materiales básicos", en sus palabras, mientras Llosa era recibida como una campeona en una Berlinale que en 2009 la descubrió gracias al hermoso cantó quechua que es "La teta" y a la que ahora regresaba entre estrellas internacionales. 
"Aloft" es una película que "arranca de la tierra y queda luego suspendida en el cielo, como el vuelo del halcón", según comentó a Efe, acerca de una coproducción hispano-inglesa-canadiense donde de nuevo indaga en la "relación del ser humano con lo sagrado". 
"Lo sagrado, lo primitivo es algo que llevamos en el ADN, no es específico de uno u otro país, en uno u otro continente, sino que está presente en todas las sociedades", añadía la cineasta peruana, quien de los agrestes paisajes de Lima de "La teta" pasa ahora a hielos polares "para seguir hablando de mitos y rituales", admitió. 
El peso del filme recae en "una mujer fuerte -Jennifer Connelly- poderosa, que busca alternativas, sus propios canales de conexión, sea en el arte o en las técnicas de curación, frente a un entorno que trata de oprimirla". 
En paralelo discurre una historia de abandono y desesperanza, representada por un hijo, ya adulto, en busca de la madre perdida, junto a una reportera empática que trata de resolver su propio enigma. 
La Berlinale presentó así dos formas de hacer cine, a millas de distancia entre sí: por un lado, un "Aloft", rodado en inglés y con un elenco internacional integrado por Cillian Murphy y Mélanie Laurent, además de Connelly-; por el otro, "La tercera orilla", un filme todo sencillez, sin el menor despliegue de medios ni estructurales ni presupuestarios. 
"Aloft", cuya producción es en un 80 % española, era la única representante del cine Español a competición en esta Berlinale, mientras que Argentina, con sus dos títulos, completó la presencia más abultada que se recuerda en décadas en ese festival. 
Completó la jornada el filme chino "Bai Ri Yan Huo" -"Blanck Cool, Thin Ice"-, de Diao Yinan, una historia de matones profusa en sangre e imaginativos asesinatos, además de una genial esposa que entierra la urna con las cenizas del marido en el misérrimo jardincito que rodea un árbol ciudadano junto a su tintorería. EFE 
gc/cr 
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Celina Murga: "El cine argentino no se hunde en una crisis. Al contrario"

Gemma Casadevall

Berlín, 12 feb (EFE).- La directora argentina Celina Murga completó hoy la ronda de cineastas latinoamericanos a competición en la Berlinale con "La tercera orilla", la historia de un adolescente a punto de ebullición, y defendió la vitalidad del cine de su país, con una presencia récord en esta edición del festival. 

"Argentina no es como otros países. Nosotros no nos hundimos por una crisis. Al contrario: convivimos con ella y emergemos", explicó a Efe la cineasta, en un aparte del festival y previo al estreno en la sesión de gala de su filme. 
"Tenemos aquí dos películas a concurso, sí. Pero eso no es todo. Menos visible, pero igual más relevante que eso es la amplia presencia también aquí de proyectos que buscan, y a menudo encuentran, apoyo internacional", añadió Murga, quien dos años atrás exhibió en ese festival el documental "Escuela normal". 
"La tercera orilla" es su tercer largometraje, -tras "Ana y los otros" y "Una semana solos"- y, al igual que otros tres filmes argentinos presentes en Berlín -como "Historia del miedo", de Benjamin Naishtat, a competición- contó con el apoyo del World Cinema Fund (WCF), subvenciones del festival a jóvenes talentos. 
El filme de Murga compartió jornada a concurso con "Aloft", de la peruana Claudia Llosa -Oso de Oro en 2009 con "La teta asustada", en su momento asimismo apoyada por esa especie de cantera oficiosa de la Berlinale que es el WCF. 
Llosa regresó al festival como una campeona y al frente de una superproducción interpretada por Jennifer Connelly, mientras que Murga lo hizo con un filme de corte minimalista y "presupuesto medio", en palabras de esa cineasta, nacida en Entre Ríos en 1973. 
"La tercera orilla" encaja muy bien en la filosofía de un festival que mima las cinematografías latinoamericanas y que este año, por primera vez en décadas, incluyo dos filmes argentinos a competición. 
Murga se centra en un adolescente -Alian Devetac- aparentemente tranquilo, en un entorno familiar sin estridencias de su provincia natal y donde nada hace presentir que algo va a entrar en erupción, más allá de su mirada eternamente perdida. 
"Se trataba de no anunciar nada, dejar fluir, que fuera el espectador quien descubriera que algo anda ahí socavando al personaje", explicó Murga. 
La trama del filme discurre alrededor de una familia -en realidad, dos familias paralelas-, en una sociedad marcada por las "hipocresías de los secretos a voces", propia de los "núcleos cerrados", como es el mundo entrerriano, añadió. 
El protagonista es el adolescente, pero su conflicto en torno a un padre multiatareado -Daniel Veronesa- que quiere un primogénito como perfecto sucesor de todo lo que considera su dominio -familia, trabajo, hacienda, prostíbulos y armario donde guarda sus armas. 
Murga, además de presentar su filme, participó en la jornada anual del WCF, junto a su colega y "rival" Naishtat, el productor Hernán Musaluppi -miembro de jurado del premio a la mejor ópera prima del festival- y al crítico Diego Lerer. 
La sesión se centró en el cine argentino -"parece que estamos en la cresta de la ola", comentó Murga- y en su organización participó el Instituto Cervantes de Berlín. 
Musaluppi incidió en la necesidad de los cineastas argentinos en buscar apoyos en productoras europeas, dada que difícilmente la encuentran en otros países latinoamericanos, según explicó. 
"En el cine, como en el mundo, hay momentos de grandes cambios y los cambios implican situaciones de crisis", apuntó la cineasta. 
Murga recordó que su primer largometraje surgió justo cuando estalló la crisis en su país, en 2001, y sostuvo que, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, "el cineasta argentino está acostumbrado a reflotar, reinventarse en tiempos de crisis". EFE 
gc/cr 
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Llosa regresó a la Berlinale "escarbando en los mitos de la tierra"

Gemma Casadevall

Berlín, 12 feb (EFE).- La cineasta Claudia Llosa regresó a la Berlinale, cinco años después de ganar el Oso de Oro con "La teta asustada", con un filme que "sigue escarbando en lo sagrado, en los mitos y en la tierra", esta vez no en su Perú natal, sino entre los hielos polares. 
"Nuestra relación con lo sagrado, con lo primitivo es algo que llevamos en el ADN, no es específico de uno u otro país, en uno u otro continente, sino que está presente en todas las sociedades", explicó a Efe Llosa, tras la proyección de "Aloft", la producción hispano-inglesa-canadiense a competición en ese festival. 
Es una película "que arranca de la tierra y queda luego suspendida en el cielo, como el vuelo del halcón", añadió la directora, en alusión al ave que "casi comparte protagonismo" con el elenco "humano" del filme, asimismo con gran carga mítica. 
Como en "La teta asustada", que además del Oro ganó el Premio de la Federación de la Crítica Internacional, Fipresci, su figura central es "una mujer fuerte, poderosa, que busca alternativas, sus propios canales de conexión, sea en el arte o en las técnicas de curación, frente a un entorno que trata de oprimirla". 
El peso del filme recae en Jennifer Connelly, con un papel de gran dramatismo: una madre que asume en solitario a dos hijos, uno de ellos con una extraña enfermedad, en un entorno hostil, donde acabará "reencontrándose con el poder de la tierra". 
En paralelo discurre una historia de abandono y desesperanza, representada por uno de esos hijos, ya adulto, en busca de la madre perdida, junto a la reportera que trata de resolver su propio enigma. 
"No siempre hacemos lo correcto. Como decimos en mi país, Dios escribe a veces con las líneas torcidas. A esa mujer fuerte, a esa madre, le ocurre algo así con su hijo", explicó Llosa. 
Rodada en inglés, entre impresionantes escenarios helados, y con un reparto internacional -Cillian Murphy, Mélanie Laurent y Oona Chalpin-, "Aloft" sigue el hilo temático marcado por la cineasta con "La teta". 
Si ahí abordaba el drama de las mujeres violadas en Perú en las dos décadas de guerra y terrorismo, en "Aloft" recurre a territorios alejados de país natal, para avanzar en el tratamiento "de lo sagrado", pero sin "acomodarme en lo conocido". 
Del canto quechua que sedujo a Berlín, en 2009, de la mano de su actriz Magaly Soler y los agrestes escenarios de Lima, pasó Llosa a esa historia entre fríos polares, donde de nuevo cabe la superstición y lo místico. 
Las diferencias aparentemente abismales, entre una y otra película, acaban no siéndolo tanto, insiste esta cineasta, que se siente como en casa en la Berlinale. 
"Estar aquí es casi como estar en familia. Todo es magnífico, cómo se me recibe ahora, cómo se me recibió entonces. Así que antes de pensar en cómo acabará este festival para mi quiero disfrutar de este momento", añadió Llosa, a la pregunta del eventual "destino" -es decir, potencial premio- de "Aloft" en esta Berlinale. 
Si entonces acudió "con la tranquilidad de ánimo del debutante", y pocas demandas de entrevistas por parte de los medios acreditados en el festival, al menos hasta que se llevó el premio, ahora el equipo de "Aloft", tanto Llosa como sus actores, iban de entrevista en entrevista, en un salón de un hotel de lujo berlinés. 
Como "La teta asustada", el actual filme a competición de Llosa es un 80 % de producción española y la única representante del cine hispano en esta Berlinale. EFE 
gc/ram 
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martes, 11 de febrero de 2014


Chicos de calendario, de Fortaleza a Kreuzberg


Brasil entró en competición con una historia homosexual muy berlinesa

Gemma Casadevall


Berlín, 11 feb (EFE).- Brasil entró hoy en competición en una Berlinale de sobredimensionada presencia alemana con "Praia do Futuro", una historia de amor homosexual y desarraigo que arranca en Fortaleza y deriva en Berlín 
De la playa brasileña y exhibiciones de cuerpos con aires de calendario "gay" al cielo sobre Berlín, a lo Wim Wenders: estos son los escenarios del filme de Karim Aïnouz, con un socorrista -Wagner Moura- al que un día se le queda ahogado entre las aguas un motorista alemán. 
"He adoptado algo de la lección de coraje que nos dejó (Rainer Werner) Fassbinder. El miedo que nos paraliza, contrapuesto al coraje que necesitamos para vencerlo y mirar hacia adelante", explicó Ainouz sobre su filme, uno de los 20 aspirantes a los Osos de Oro. 
Un motorista muere ahogado y el amigo que le sobrevive -Clemens Schick- se convertirá en el motivo que arrancará al socorrista de su playa y le convertirá en submarinista limpiador de acuarios gigantes en Berlín. 
Es una historia de amor "que no se queda solo en eso, sino que también plantea los miedos de quien se arriesga a vivir en un entorno que no es el suyo", añadió a su lado Moura, acerca de ese inmigrante brasileño perdido por las calles de Berlín. 
El tema parece ser la añoranza del inmigrante de una playa salpicada de parques eólicos y contenedores industriales, pero como las apariencias engañan -sobre todo en cine-, el eje acabará siendo el hermano menor que dejó en Fortaleza. 
Aïnouz reside en Berlín, Wagner es un viejo conocido de la casa -volvía al festival tras su papel en "Tropa de Elite", Oso de Oro en 2008- y su película es "tan de Berlín como de Fortaleza, las dos ciudades que más amo", explicó el realizador. 
A caballo entre Brasil y Alemania, "Praia do Futuro" compartió jornada con "Zwischen Welten" ("Inbettween Worlds"), cuarta representante del cine alemán a concurso, dirigida por Feo Aladag, 
El escenario es ahora Afganistán y su protagonista un buen soldado, en la guerra equivocada: es decir, un alemán de las tropas internacionales, ISAF. 
Aladag coloca a Ronald Zehrfeld -uno de los protagonistas del romántico filme sobre Schiller, "Die geliebte Schwester", asimismo a concurso- en un recital de dilemas morales, estacionado en la misma zona donde murió su hermano en un atentado. 
El filme es un catálogo de buenas intenciones, donde cada frase del soldado o su intérprete -Mohsin Ahmady- pretende aleccionar sobre los desatinos de la guerra, la injusticia del mundo o cómo percibe la población afgana al teórico "aliado". 
La inclusión por Kosslick de cuatro representantes alemanes -sin olvidar otras seis coproducciones con participación germana, del total de 20 aspirantes al Oso- se interpretaba casi como abusivo en un festival dicho internacional. 
Completó la jornada "Stratos", uno de esos filmes que el único momento placentero que proporcionan es cuando suena la música del final, tras 137 tortuosos minutos donde todo lo que discurre ante los ojos del espectador es puro negativismo, en un mundo sórdido donde no se cruzará una mala sonrisa. 
Su director, Yannis Economides, refleja a través de Stratos -un hombre enjuto que alterna el trabajo amasando croissants en una panadería con el de asesino a sueldo- la decrepitud de una sociedad, la griega, que ha renunciado a todos los principios. 
El director de la Berlinale, Dieter Kosslick, incluyó esta película a competición con el argumento de que retrata a una sociedad depauperada por la crisis. 
El paisaje en que se desenvuelve Stratos -Vangelis Mourikis- es un extrarradio semidesierto, como si apenas quedaran ahí un par de familias, donde los hierbajos empiezan a aflorar en las comisuras del asfalto o junto a los postes telefónicos. 
Es un mundo sin escrúpulos, alrededor de una trama entre matones y una madre de familia convertida en prostituta, que desemboca en esa música final, ciertamente agradable, como si el director pretendiera "disculparse" por ese entorno tan atroz que mostró. EFE 
gc/nl/agf 
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