Berlín redescubre el encanto de Hawke yDelpy
Berlín, 10 feb (EFE).- Los actores fueron hoy protagonistas con mayúsculas de la Berlinale, con Ethan Hawke y Julie Delpy en "Before Sunset", y Jean-Pierre Darroussin y Carole Bouquet en "Feux Rouges", mientras que el coreano Kim Ki-Duk dividió opiniones con su mística "Samaria".
El romántico dúo Hawke-Delpy retomó el idilio hilvanado diez años atrás en "Before sunrise" para reencontrarse con el Festival de Cine de Berlín, que ya entonces se rindió a sus encantos y premió con un Oso de Plata a su director, Richard Linklater.
Casi una década después de ese romance de 14 horas, con inicio y final en una estación de Viena, Linklater llegó con la segunda ronda, bajo la misma premisa de film rodado casi en tiempo real, como un paseo por una capital europea más romántica si cabe, París.
"Había dos opciones: o los reencontrábamos como los románticos de entonces, o convertidos por el tiempo en dos cínicos. Optamos por lo que somos: por presentarlos como dos románticos más realistas", explicó Linklater, secundado por Hawke y Delpy.
Igual de guapos, igual de dulces, pero más maduros y con notables cicatrices en los asuntos del corazón, pero sin cinismo: así es esa pareja, en 2004, a la que el destino vuelve a juntar, con más premura de tiempo aún que en la anterior cita de Viena y con desenlace con claro mensaje de "continuará...".
El paseo por París tiene esquema de pieza teatral, con dos únicos personajes que conversan sin pausa de lo propio y lo ajeno: "trabajamos muy duro para aprendernos todo ese guión y lograr la apariencia de un diálogo espontáneo", explicó la actriz.
Linklater, Hawke y Delpy funcionan como un equipo compacto, en que los actores son mucho más que meros intérpretes, ya que ambos han trabajado en el guión y, además, ella ha escrito la música.
A cambio, el director entrega el film a unos encantadores actores que, además de armónicos hasta en el vestuario -comparecieron ante la prensa con espectacular camisa negra con rosas rojas bordadas, él, y vestido asimismo negro, con flores amarillas, ella- saben hacer su trabajo.
Mucho menos adorable es la pareja formada por Jean-Pierre Darrausin y Carole Bouquet en "Feux Rouges", una película de Cédric Kahn que somete al espectador a un ejercicio mental del que sólo es posible sacar placer si uno está dispuesto a integrarse en el juego.
Su peso recae principalmente en Darrausin, un esposo colérico que dinamita primero lo que debería ser la regla de oro de todo código de circulación -si bebes, no conduzcas- y acaba saltándose, por azar, el principio sacrosanto de no tomarse la justicia por su mano.
Kahn, como Linklater, apuntala su película, adaptación de una novela de Georges Simenon, en el buen hacer de sus intérpretes. En el caso del realizador francés, lo que prima no es precisamente la calidez o el romanticismo, sino la crispación y la impaciencia.
Y, mientras la Berlinale en pleno se dejaba mecer por el encanto de "Before Sunset", Kim Ki-Duk sembró de nuevo disidencias con la deliberadamente rara "Samaria".
"Yo no vengo a por premios, porque si me los dieran cedería parte de mi libertad creadora. Sé que sólo puedo gustar a un 50 por ciento de quienes ven mis películas, mientras que el otro 50 por ciento me detesta. Así quiero seguir siendo", dijo el coreano, quien en 2002 concursó en la Berlinale con "Bad Guy".
"Samaria" es una historia de escolares en uniforme que duermen abrazadas a sus osos de peluche, pero que al salir del instituto ejercen la prostitución "a menudo para pagarse sus caprichos o lo que entienden por necesidades, sea un teléfono móvil o un viaje a Europa", en palabras en Kim.
Sus clientes no son necesariamente depravados, sino hombres incluso amables, que conducen autos de lujo y que tras el polvo en el hotel sienten la necesidad de usar su móvil para asegurarse de que sus hijas sí están en la escuela.
Uno de esos padres se lanza a dar su merecido a cada uno de esos más o menos afectuosos o brutales clientes, en una extraña combinación de baño de sangre y camino de redención inspirada en milagros de Teresa de Calcuta.
"No es film moralista, pero sí trato de abordar el tema bajo nuevos cánones. Vivimos en unos tiempos en que hay que aprender a perdonar incluso lo que parece imperdonable", afirmó el director.
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