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Día del Espectador: los Osos pasan al poder ciudadano
Gemma Casadevall
Berlín, 17 feb (EFE).- La Berlinale cerró hoy sus puertas con el tradicional "Día del Espectador", una jornada de "propina" en la que los Osos otorgados por el jurado internacional quedan bajo el juicio soberano del poder popular.
"El Día del Espectador' es, a veces, la última oportunidad de ver al Oso de Oro en una sala comercial", sostenía el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, al abrir del festival y en alusión a la suerte que pueden correr los teóricos grandes triunfadores.
La respuesta es uno de los chistes reincidentes con que este suabo de 64 años, desde 2001 al frente de la Berlinale, sale al paso a preguntas como qué fue de Osos anteriores, que nacieron y murieron en el festival berlinés, puesto que apenas lograron estrenarse.
Un caso sonado fue la sudafricana "U-Carmen", versión de la ópera de Bizet filmada en un suburbio de Ciudad del Cabo, sorprendente Oro en 2005 y luego desaparecida del circuito.
No se cuenta con un destino tan drástico con los ganadores de esta Berlinale, cuyo jurado, presidido por el cineasta chino Wong Kar Wai repartió sus trofeos por el este de Europa: el Oro fue para la rumana "Pozitia Copilului" ("Child's Pose") y el Gran Premio para "Epizoda u zivotuberaca zeljeza" ("An Episode in the Life of an Iron Picker"), del serbio Danis Tanovic.
La primera, de Calin Peter Netzer, está apuntalada en el trabajo de su actriz Luminitja Gheorghiu, mientras que al segundo -Oso de Plata a Nazif Mujic, un gitano arrancado de la vida real- cuenta con la palanca del prestigio del director, Óscar por "No Man's Land" (En tierra de nadie).
Las mejores perspectivas comerciales se perfilan para "Gloria", del chileno Sebastián Lelio, Oso de Plata a su actriz, Paulina García, con un personaje que inyecta optimismo y que se fue de Berlín premiada y con distribuidores para todo el mundo.
"Es el mensaje que todas, y todos, queremos oír: gente mayor que se conoce bailando y disfruta de la vida, del sexo, del alcohol y del casi proscrito placer de fumar", apunta Ulla Schmidt, sobre los 55 años e identificada con la mujer sin complejos de "Gloria".
"Ella es el Dr. Jekyll y la rumana Mr Hyde ", añadía esta crítica de a pie, quien en el festival también vi el filme que se llevó el Oro, centrada en otra fumadora -y bebedora- empedernida, de edad y condición social similar a la chilena, pero en una versión negativa.
García es el optimismo vital, mientras que la rumana es una manipuladora que usa toda su influencia para sacar del atolladero a su hijo, que atropelló y mató a un niño de familia humilde.
La Berlinale no precisa del "Día del Espectador", puesto que todo el festival está abierto al ciudadano corriente, que a lo largo de sus diez jornadas ha comprado las 300.000 entradas que salen a la venta.
Es un festival que opone al elitista Cannes el fervor de los berlineses, a los que en reconocimiento se consagra el día adicional, tras la gala de los Osos.
Es público de a pie, bien informado, que guarda colas las horas que haga falta para su entrada, sea para los estrenos de gala o para las secciones de cine experimental, en pleno invierno berlinés.
"El jurado hizo lo de siempre: repartir según los compromisos de sus miembros. Y, como no había franceses, no hubo premio para (Juliette) Binoche, por ejemplo", razonaba Dieter Merkel, estudiante de 29 años y sin parentesco conocido con la canciller Angela Merkel.
Francia fue la más presente de las cinematografías "clásicas" europeas entre los 19 filmes a concurso, con nombres como Binoche, Catherine Deneuve y Isabelle Huppert, pero se fue de vacío.
Tampoco tuvo premio el cine anfitrión, con una sola película -"Gold"- a competición y el director Andreas Dresen entre el jurado.
La lógica del ciudadano sí explicaría por qué obtuvo la Plata al mejor director David Gordon Green, con "Prince Avalanche", defendida entre el jurado por el actor estadounidense Tim Robbins.
"Mi Oro es para Jafar Panahi", opina Mariana Latorre, colombiana de paso por Berlín, quien no logró ver el filme del iraní -"Pardé"- pero considera que merece lo máximo por su coraje de cineasta.
La película obtuvo la Plata al mejor guión, un premio con que la Berlinale perpetúa su compromiso con los cineastas que, como Panahi, desafían al régimen de Teherán y siguen haciendo buen cine. EFE
gc/mcm
(foto)
sábado, 16 de febrero de 2013
Dos mujeres a la vez
La Berlinale repartió sus Osos entre la mala rumana y la espléndida chilena
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale repartió sus Osos entre dos figuras de mujer valientes y sin complejos: la manipuladora protagonista del filme rumano "Pozitia Copilului" ("Child's Pose"), Oso de Oro del festival, y la espléndida Paulina García, con la Plata a la mejor actriz por "Gloria", del chileno Sebastián Lelio.
La lección de positivismo y capacidad de sobreponerse a los golpes, por parte chilena, y la fuerza menos positiva, pero valerosa que imprime la actriz rumana Luminitja Gheorghiu al filme de Calin Peter Netzer, fueron los dos rostros triunfadores de mujer de la Berlinale.
El jurado, presidido por el cineasta chino Wong Kar Wai, cumplió así con creces el compromiso del director del festival, Dieter Kosslick, de consagrar su 63 edición a la mujer, en sus múltiples variantes y a través de dos soberbias interpretaciones.
"Gracias a Sebastián, por este increíble papel y por haber creído en mi", dijo la actriz chilena, al recibir su estatua de plata por esa producción chileno-española que, desde su proyección, se colocó entre las grandes favoritas, tanto de la crítica como del público.
El triunfo de "Gloria" supone el regreso por la puerta grande a la Berlinale de Chile, que no estaba presente en competición en ese festival desde 1991, en que "La Frontera", de Ricardo Larraín, obtuvo el premio a la mejor ópera prima.
Rumanía se llevó su primer Oso de Oro con un filme centrado en una mujer de clase alta y acostumbrada a mandar, que toma las riendas de todo cuando su hijo mata en un accidente de coche a un niño de familia humilde, sin escrúpulos y sin reparar en gastos.
El filme del realizador rumano se llevó, asimismo, el premio de la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI).
Otro triunfador por partida doble fue el bosnio Danis Tanovic, cuyo "Epizoda u zivotuberaca zeljeza" ("An Episode in the Life of an Iron Picker"), ganó dos Osos de Plata, el correspondiente al Premio Especial del Jurado, y el de mejor actor, para Nazif Mujic.
El desgarrador filme de Tanovic está interpretado por personajes reales y se centra en una gitana embarazada que lleva un feto muerto en su interior y a la que el hospital quiere atender por no estar asegurada, para desesperación de su esposo, el Mujic real.
La plata al mejor director fue para David Gordon Green, por la comedia "Prince Avalanche", mientras que la película canadiense "Vic+Flo ont vu un ours", de Denis Côté, obtuvo el Premio Alfred Bauer, en memoria al fundador de la Berlinale.
La Berlinale dio el acostumbrado premio con sabor político al iraní Jafar Panahí con la Plata al mejor guión para "Pardé", un filme rodado burlando la inhabilitación profesional de Teherán.
El jurado de Wong premió asimismo al debutante kazajo Emir Baigazin por "Uroki Garmonii", ("Harmony Lessons"), el primer filme de Kazajistán a competición en ese festival, que acudía con recomendación especial de Kosslick y que se llevó la Plata a la mejor contribución artística por sus bellísima labor de cámara.
Se cerró con este palmarés una Berlinale con aire muy doméstico, ya que la mayoría de los grandes astros invitados -como las actrices Catherine Deneuve y Isabelle Huppert o los directores como Steve Soderbergh y Gus Van Sant- han sido presencias asiduas en la llamada "era Kosslick".
Se cumplió asimismo lo que ha sido una tónica constante en la gestión de Kosslick, en el cargo desde 2001, en lo que respecta al habitual mensaje político con el galardón a Panahi, quien no acudió, como tampoco pudo hacerlo cuando fue miembro de su jurado "en ausencia", en 2011, entonces por estar en arresto domiciliario.
Fue una 63 edición de la Berlinale con poco cine europeo -a excepción de Francia-, lo que Kosslick atribuyó a que los efectos de las crisis en la cinematografía empiezan a evidenciarse cuatro o cinco años después que en otros ámbitos.
Parece que este 2013 ni siquiera la alfombra roja disimula ya que nada es como fue, porque hubo asimismo menos brillo mediático de lo habitual.
Se vendieron unas 300.000 entradas al público, lo que revalida el título de la Berlinale como festival eminentemente ciudadano, a diferencia de su elitista rival directo, Cannes.
Fiel a ese público leal, la 63 edición prolongará mañana una jornada más su existencia, con el tradicional Día del Espectador, reservado al ciudadano de a pie, razón de ser y tal vez seguro de continuidad de la Berlinale. EFE
gc/mcm
Paulina, triunfando y sin complejos
"Gloria", un sueño que nació bailando
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale se rindió al retrato de mujer valiente y sin complejos que representa la chilena "Gloria", Oso de Plata a su actriz Paulina García con un papel que "nació bailando" y que reafirma el magnífico momento de Chile.
El jurado presidido por el cineasta chino Wong Kai Wai se sumó al parecer de crítica y público, que colocó desde su estreno al filme dirigido por Sebastián Lelio como su favorita de la 63 edición del festival.
El Oso de Oro fue para otra película apuntalada en un papel femenino, la rumana "Pozitia Copilului" ("Child's Pose"), Oso de Oro del festival, interpretada por Luminitja Gheorghiu y dirigida por Calin Peter Netzer.
La producción chileno-española "Gloria" acaparó la Plata a su actriz, más dos premios de los jurados independientes del festival -el ecuménico y el de la Asociación de Cines de Arte y Ensayo-, además de la cartera repleta de pedidos, en lo que concierne a su distribución mundial.
"Es un sueño que se ha hecho realidad bajo este cielo tan plomizo de Berlín", comentaba Lelio a EFE, tras recibir los galardones independientes, en una ceremonia previa a los oficiales y cuando no se atrevía a soñar aún en que luego alcanzaría un Oso.
"De merecerlo alguien, esa es Paulina", dijo el realizador, cuyo filme llegó a Berlín avalado por el premio Cine en Construcción de San Sebastián.
Con el Oso de Plata en la mano y sobre el escenario del Berlinale Palast, Paulina García dedicó su trofeo al director, "por este increíble papel y por haber creído en mi".
"Es una película que nació bailando", había comentado a Efe durante el festival la actriz.
Lo primero que hizo Leilo tras encargarle el papel fue llevarla a bailar, con su esposa y con quien es su pareja en la película, el actor Sergio Hernández, "a uno de esos salones donde suena música de antes, de gente grande".
La Berlinale se dejó contagiar por el positivismo que desprende el personaje de Gloria, la mujer sin complejos que, a punto de entrar en los 60, canta al volante mientras conduce por Santiago, disfruta del vino, el cigarrillo y el sexo.
"Es una mujer que se levanta, por encima de los golpes de la vida", apuntó la actriz, lo que para Lelio es un reflejo del momento actual de la sociedad chilena, dispuesta a "superar el pasado, a luchar por el presente y a defender su futuro".
El triunfo de "Gloria" supone el regreso por la puerta grande a la Berlinale de Chile, que no estaba presente en competición en ese festival desde 1991, en que "La Frontera", de Ricardo Larraín, obtuvo el premio a la mejor ópera prima.
La película se aseguró, ya antes de los premios concedidos por la Berlinale, la distribución en "como quien dice en todo el mundo", según Lelio.
Desde su estreno en la Berlinale, el pasado domingo, y hasta el cierre del European Film Market, paralelo al festival, el filme ha encontrado distribuidor en EEUU, Reino Unido, Holanda, Francia, Alemania, Suiza, España, Grecia, Chipre, Brasil y Colombia.
"Chile está muy arriba. Vamos a ver qué pasa con los Oscar", comentaba Lelio, en alusión a la película "No", dirigida por Pablo Larraín e interpretada por Gael García Bernal, aspirante a una estatuilla en Hollywood.
Chile perpetuó con "Gloria" la buena sintonía entre la Berlinale y el cine de América Latina, que tomó fuerza en 1998 con el Oso de Oro a la brasileña "Central do Brasil", de Walter Salles.
Al éxito de Brasil siguió una buena racha para Argentina, desde que Lucrecia Martel ganó el premio a la opera prima con "La ciénaga" ese 2001, a lo que siguió, en 2004, "El abrazo partido", de Daniel Burman, Gran Premio del Jurado y Plata al actor Daniel Hendler.
Dos años después "El Custodio", de Rodrigo Moreno, obtuvo el Alfred Bauer y al siguiente "El otro", del asimismo argentino Ariel Rotter, el Premio del Jurado y la Plata a su actor Julio Chávez.
Tras Argentina llegó el momento de Uruguay, en 2009, con "Gigante", de Adrián Biniez -Gran Premio del Jurado, Alfred Bauer y mejor opera prima- mientras la peruana Claudia Llosa logró ese año Oro con "La teta asustada".
Chile ha tomado ahora el relevo a esa sucesión de premios en la Berlinale, con una película que levantó el ánimo del festival alemán, que cinco días después de su proyección sigue tarareando el "Gloria" de Umberto Tozzi. EFE
gc/mcm
viernes, 15 de febrero de 2013
Última dosis de estrellato
El cavernícola Cage y la diva Deneuve
Gemma Casadevall
Berlín, 15 feb (EFE).- El actor Nicolas Cage, la "voz" de un cavernícola del filme de animación "The Croods", y la diva francesa Catherine Deneuve, como fumadora empedernida en "Elle s'en va" acapararon hoy los flashes de la Berlinale, en la última ronda de un festival con aire de encuentro entre amigos.
Cage compareció como un gentleman, galanteando a la otra "voz" protagonista, Emma Stone, y compensando con los gestos de sus manos y los guiños de sus ojos la ausencia física en "The Croods", el filme sobre una familia de cavernícolas que debe dejar su hábitat.
"Actuar es poner voz. Y en este caso no pude respaldarme ni en la cara ni en el cuerpo. Es decir, no en mi cara ni en mi cuerpo, sino en la de esos otros seres animados", afirmó Cage, cuyo filme se proyectó con carácter de estreno mundial, fuera de competición.
Deneuve apareció bajo los flashes como la diosa que siempre fue, algo menos displicente que otras veces y representando a una mujer sobre los 60 años, que anda dando tumbos en busca de cigarrillos y entre altibajos generacionales o sexuales.
"La felicidad como estado permanente no existe. Hay momentos de felicidad, el resto no sería creíble", afirmó la diva, para admitir que "no es fácil" representar "tantas historias de amor" como las que ha llevado al cine y adaptarse a los cambios o estragos de la edad.
En "Elle s'en va", Deneuve interpreta a una mujer que un día se pone al volante de un viejo Mercedes y deja a sus espaldas a su madre, su restaurante, sus deudas y su último desengaño.
Es un filme escrito por su directora, Emmanuelle Bercot, para Deneuve -invitada casi permanente de la Berlinale-, interpreta un papel con fuertes paralelismos con la chilena "Gloria", solo que sin el ininterrumpido positivismo de la mujer sin complejos que asume la actriz Paulina García.
Deneuve, en la piel de una mujer con altibajos, despliega en el filme todo su repertorio de miradas altivas, sonrisas de diosa y lágrimas de amargura de la exmiss de provincias que de pronto asume su estatus de abuela con vida sexual.
Las presencias de Cage y Deneuve aportaron la última dosis de estrellato a la Berlinale, aunque el actor acudía con un filme incluido en el programa con fines promocionales.
La 63 edición del festival contó con una nutrida gama de divas francesas -además de Deneuve, Juliette Binoche, por "Camille Claudel 1915", Isabelle Huppert, por "La Religieuse", y Julie Delpy, en "Before midnight"-.
Desfiló por su alfombra también un buen despliegue de actores de Hollywood, como Ethan Hawke, Matt Damon, Jude Law, Hugh Jackmann, James Franco, así como el británico Jeremy Irons.
Francia y Estados Unidos aportaron el contingente de estrellato, inherente a todo festival, por mucho que la Berlinale no dé tanto plato fuerte en ese aspecto como su principal rival europeo, Cannes.
Un balance más o menos satisfactorio para el director del festival, Dieter Kosslick, aunque los medios berlineses hayan hecho hincapié en que la edición presente tuvo escasa brillantez mediática.
Faltaron nombres punteros y los filmes, salvo honrosas sorpresas -"Gloria", de Sebastián Lelio, y el debutante kazajo Emir Baigazin, con "Harmony Lessons"-, no desataron entusiasmos.
Los grandes directores que acudieron -Gus Van Sant o Steven Soderbergh- eran amigos de la casa, asiduos al festival en "era Kosslick, lo mismo que el iraní Jafar Panahi, héroe en ausencia de la Berlinale con su última película, "Pardé", rodada pese a que el régimen de Teherán le ha inhabilitado profesionalmente. EFE
gc/cr
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jueves, 14 de febrero de 2013
Explorando cinematografías ignotas
El recóndito cine kajazo pone cerco al Oso
Gemma Casadevall
Berlín, 14 feb (EFE).- Un cineasta debutante Emir Baigazin, al frente del primer filme de Kazajistán a competición en la Berlinale, le puso cerco hoy a los Osos, en la penúltima jornada del festival con una historia de trama hermética y planos de belleza impactante.
"Uroki Garmonii" (Harmony Lessons), un filme que discurre en una recóndita escuela rural kazaja y que arranca del degüelle y destripe de una oveja por el muchacho protagonista -Aslan Anarbayev-, colocó la pieza que faltaba en una Berlinale ansiosa por revelar talentos.
Aslan es un chico aplicado, que aplica lo que aprende en las clases de Física y Química en construir minisillas eléctricas para las cucarachas de su casa o pistolas de madera, que disparan fuego real, pensando en los matones que le extorsionan en la escuela.
No es un chico cruel, sino alguien que busca la precisión en cada gesto y que, puestos a sacrificar la oveja para su abuela, lo hace hasta con amor y procurándole el menor dolor posible.
Su único amigo en la escuela es un muchacho llegado de la ciudad, que se rebela contra los matones, y la chica que la gusta una musulmana con el pañuelo islámico, que a su manera también marca las diferencias frente a la ley marcial imperante en el colegio.
Baizagin, con menos de 30 años, representó eso que un festival como la Berlinale necesita aportar cada año, un lenguaje cinematográfico nuevo, que se plasmó escena a escena con un trabajo de cámara sensacional -a cargo de Aziz Zhambakiyev-.
La trama, que deriva en cortos procesos policiales en medio de crímenes escolares y torturas en oscuros calabozos, tiene sus lagunas, a lo que se suma algún detalle que chirría en el contexto del Kazajistán rural, como la maestra con apariencia de secretaria de alto standing en Wall Street.
Sin embargo, tuvo una entre cálida y entusiasta acogida en el pase para la prensa y el director del festival, Dieter Kosslick, la había colocado entre sus "filmes destacados" al presentar programa.
El realizador kajazo acudía a la Berlinale, además, arropado por las ayudas del World Cinema Fund, las subvenciones creadas por ese festival en apoyo del cine periférico y cantera de muy buenos títulos que luego pasaron a luchar por los Osos.
A falta de dos filmes a concurso -"Elle s'en va", con Catherine Deneuve y "Nobody's Daughter Haeven", del coreano Hong Sangsoo-, las valoraciones de la crítica internacional, reflejadas en la revista "Screen" de la Berlinale, apuntaban a "Gloria" como clara favorita.
La película del chileno Sebastián Leilo cautivó con su potente retrato de una mujer sin complejos que toma las riendas de su vida, mientras que la clasificación de la crítica alemana -del diario berlinés "Der Tagesspiegel" se decanta por "Pardé", de Jafar Panahi.
El jurado que lidera el realizador Wong Kar Wai tiene sus propias reglas del juego y podría optar por buscar su propio héroe.
El filme kajazo fue el único a competición en esta jornada, cuya sección oficial completó, con carácter de exhibición, "Dark Blood".
Se trata del último film rodado por el actor River Phoenix, quien falleció diez días antes de completar su trabajo, en 1993, por una sobredosis de barbitúricos.
El director, el holandés George Sluizer, completó ahora esa película, centrada en un matrimonio de actores -Judy Davis y Jonathan Price- cuyo Bentley queda averiado en medio del desierto de Estados Unidos.
Phoenix, un joven de sangre india que vive solo en su cabaña, será su ayuda o su condena, según se vea, ya que en paralelo al juego de seducción con la atractiva esposa se genera la inevitable rivalidad con el marido.
Sluizer rellenó las escenas inconclusas con su propia voz, relatando lo que habríamos visto, de no haber muerto el actor.
Veinte años después de la trágica muerte del actor, al que ahora se ve -como suele ocurrir con los fallecimientos prematuros de astros- como un sucesor de James Dean, la proyección de "Dark Blood" tenía carácter de homenaje a Phoenix.
El otro homenajeado de la jornada fue el documentalista francés Claude Lanzmann, Oso de Oro honorífico de esta 63 edición de la Berlinale, por su documental "Shoah" sobre el genocidio contra los judíos europeos. EFE
gc/jcb/cr
(foto)
Dedicado a Elena Box
La resurrección de River Phoenix topa con legalismos
Gemma Casadevall
Berlín, 14 feb (EFE).- El actor River Phoenix, muerto en octubre de 1993 de una sobredosis, resucitó hoy en la gran pantalla de la Berlinale con la exhibición de su última película "Dark Blood", aunque no tiene asegurado su estreno comercial por razones legales.
El director de la película, George Sluizer, en la sección oficial pero fuera de competición, admitió tras el pase para la prensa que no tiene claro si llegará a estrenarse por un contencioso con la aseguradora bajo cuya custodia quedó el material.
"No hemos llegado a un acuerdo. Tal vez lo consigamos mañana, tal vez no lo consigamos. No lo sé", explicó el cineasta holandés, quien ha tardado veinte años en completar un filme cuyo rodaje quedó interrumpido diez días antes de su final por la muerte del actor.
Phoenix falleció a los 23 años de una sobredosis a las puertas de una discoteca, entonces propiedad de Johnny Depp, lo que de inmediato le catapultó, como a tantos astros de muerte prematura, a comparaciones como un nuevo James Dean.
Sluizer tardó años en recuperar el material rodado del filme, que arranca con un matrimonio de actores cuyo Bentley queda averiado en una carretera del desierto de Arizona, situación de la que los salva -o no- el guapo joven de raíces indias que interpreta Phoenix.
"De pronto me enteré, hacia 1999, de que la compañía de seguros donde habían quedado depositados los rollos iba a destruirlos y decidí actuar deprisa para recuperarlo", explicó hoy Sluizer, acompañado del protagonista masculino, George Pryce.
Consiguió impedir su destrucción, pero no se puso a trabajar de inmediato sobre ese material, hasta que en 2007, creyéndose a las puertas de la muerte, decidió completarlo.
"Me diagnosticaron un aneurisma y creí que iba a morir", explicó, lo que sumó otros dos años al retraso ya acumulado hasta que ya, restablecido, pudo dedicarse a completar el filme.
Fue una tarea ardua, porque además de no haberse terminado el rodaje tampoco puedo recuperar íntegramente todos los rollos que teóricamente habían quedado almacenados en un depósito.
"Dark Blood" pasó por otros festivales antes de llegar a la Berlinale, pero es complejo saber si va a lograr sortear el eslabón del litigio con la aseguradora para pasar a salas comerciales.
"Estamos hablando de otras dimensiones. De gente que no entiende de cine o cultura y que solo les preocupa el dinero. Mucho dinero, por lo demás", lamentó el octogenario cineasta.
La película empieza con una advertencia al espectador del propio Sluizer, quien aclara que fue un rodaje inacabado y destaca el futuro que tenía por delante Phoenix -hermano mayor del también actor Joachin Phoenix-.
A partir de ahí, se adentra en la historia del matrimonio de actores, con una cita para un rodaje, que quedan tirados en una carretera donde transita un auto cada dos días.
El esposo decide esperar dentro del Bentley, hasta que ella -Judy Davis- se lanza en la noche en dirección a la luz de una cabaña, lugar donde vive Boy, un muchacho tan esotérico como guapo y necesitado de una mujer, puesto que enviudó de la propia.
Se abre así el inevitable juego de seducción entre la atractiva esposa y el joven, así como la lógica rivalidad con el marido.
Sluizer rellena las escenas inconclusas con su propia voz, relatando lo que habríamos visto de no haber muerto el actor.
El conjunto tiene un punto hasta macabro, a lo que contribuye una frase de Judy Davis al chico, en que le provoca diciéndole que es un joven prematuramente muerto.
La exhibición de "Dark Blood" completó la jornada de la sección oficial de hoy, penúltima de la Berlinale, cuyo único filme a competición fue el kazajo "Uroki Garmonii" (Harmony Lessons), que discurre en una recóndita escuela rural.
Se trata del debut como director de Emir Baigazin, nacido en 1984, y también el primer filme de Kazajistán a competición en la Berlinale, que generó ovaciones en el pase para la prensa. EFE
gc/cr
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