sábado, 18 de febrero de 2017

Grandioso Aki

Sábado, 18 de febrero de 2017


Plata



Una delicia húngara y el extraseco Kaurismäki se reparten los honores


Gemma Casadevall

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Berlín, 18 feb (EFE).- La Berlinale se inclinó por una atípica historia de amor húngara para su Oso de Oro y repartió otros grandes honores entre el humor extra-seco del finlandés Akis Kaurismäki, en apoyo a un refugiado, y el retrato de una indómita congoleña, filmado por Alain Gomis. 
El máximo premio del jurado presidido por el director holandés Paul Verhoeven fue para "Teströl és lélekröl" ("On Body and Soul", de la directora Ildiko Enyedi, una película sobre dos seres aparentemente inhabilitados para el amor, hasta que descubren que, noche a noche, comparten el mismo sueño. 
La plata al mejor director fue para Kaurismäki, el preferido de la crítica con su historia de un sirio de Alepo al que las autoridades niegan el asilo, pero encuentra refugio entre una de esas constelaciones típicas en ese realizador, formada por ciudadanos de rostro impertérrito. 
Otra plata, la del Gran Premio Especial del Jurado fue para "Félicité", el retrato de una mujer a la que nada detiene, una opción asimismo acorde con la vocación de cine reivindicativo de ese festival. 
"Una mujer fantástica", dirigida por el chileno Sebastián Lelio, ganó el Oso al mejor guión, obra del director y de Gonzalo Maza, con una historia alrededor del rechazo social a una transgénero. 
Lelio regresaba a la competición en Berlín apuntalado en el éxito logrado en 2013 con "Gloria" -Oso de Plata a su actriz, Paulina García- y se fue con otro galardón para esta valiente coproducción entre Chile, España, Alemania y Estados Unidos. 
La película obtuvo, asimismo, el premio Teddy a la mejor película de contenido LGBT del festival y una mención especial de los premios ecuménicos, ambos otorgados por jurados independientes. 
Los Osos de Plata a las mejores interpretaciones fueron para el austríaco Georg Friedrich, por su papel de padre atribulado en busca de vías de diálogo con un adolescente en "Helle Nächte" ("Bright Nights"), y para la de actriz coreana Kim Minhee, por "Bamui Haebyun-Eoseo Honja" ("On the Beach at Night Alone"). 
La decisión a favor del actor se veía como una concesión al cine anfitrión, puesto que la película, dirigida por Thomas Arslan, no estuvo entre las mejor acogidas del festival. 
En lo que respecta a su colega coreana, se puede interpretar como un reconocimiento a Hong Sangsoo, quien junto con Kaurismäki acudía a la Berlinale como director de culto y un gran favorito a premio. 
Hubo galardones para rostros jóvenes del cine, como la española Carla Simón, mejor ópera prima del festival con "Estiu 1993" , además de gran premio especial del jurado en la sección Generation Kplus, exaequo con la coreana "Becoming Who I Was", de Chang-Yong Moon. 
Fue un palmarés compensado, entre compromiso político y apuesta cinematográfica, en una ceremonia en que hubo muchas alusiones críticas al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a otros "chicos decididos a destruir el mundo", en palabras del director de la Berlinale, Dieter Kosslick. 
Lelio hizo subir al escenario a su actriz, Daniela Vega, "mi mujer fantástica", dijo, además de puntal de una película que hace bandera del respeto a la diversidad sexual. 
El mexicano Esteban Arrngoriz Julien recordó a los estudiantes de Ayotzinapa al recoger la plata al mejor cortometraje por "Ensueño en la Pradera", mientras que Alain Gomis pidió justicia para Theo, el joven que se ha convertido en símbolo contra la violencia policial en Francia, por la agresión sufrida en un control policial. 
La Berlinale había abierto ya en clave reivindicativa, con el actor y director mexicano Diego Luna, miembro del jurado, quien al inicio del Festiva aseguró que estaba dispuesto a aprender de los berlineses cómo derribar un muro, en alusión a la política migratoria de Trump. 
Otro miembro del jurado, la actriz estadounidense Maggie Gyllenhaal, llamó asimismo en el arranque a la "resistencia" contra Trump y el ánimo combativo fue la tónica dominante en un festival, de por sí con reputación de político. 
La mayoría de las 18 aspirantes incluidas a competición tenían algún tipo de reivindicación en su interior. 
Los principales aportes de presencias estelares sobre su alfombra roja, como Catherine Deveune, Robert Pattinson y Hugh Jackmann, procedieron de películas fuera de concurso. EFE 
gc/cr 
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viernes, 17 de febrero de 2017


Osos y lobos en la Berlinale



El convincente cine rumano cierra el desfile, con Kaurismäki como favorito a todo


Gemma Casadevall

Berlín, 17 feb (EFE).- El rumano Calin Peter Netzer cerró hoy con una convincente historia de desamor el desfile de las aspirantes al Oso de la Berlinale, con Aki Kaurismäki encabezando las preferencias generales, lo que no necesariamente implica que vaya a ser esta la opción del jurado presidido por Paul Verhoeven. 
Cuatro años después de ganar el Oro con "Pozitia Copilului" -"Child's Pose-, un tortuoso nudo familiar alrededor de una mujer acostumbrada a mandar, Netzer regresó al festival con un filme disfrazado de historia de amor entre un muchacho de buena familia y una chica de bajo estrato. 
Toma -Mircea Postelnicu- es ejemplo de abnegación, que cuida con mimo y atiende a su novia -Diana Cavallioti-, aquejada de ataques de pánico, depresiones y tal vez secuelas de abusos sufridos por parte de un padrastro. 
Ella se deja atender, mimar y conducir a través de un embarazo objetivamente poco conveniente, a lo que seguirá un proceso de desamor que Netzer retrata en sucesivos episodios vitales y con abundantes saltos cronológicos. 
Con la desaparición de la enfermedad se disuelve también el amor para entrar en el cáncer de los celos y obsesiones de alguien que, en realidad, necesitaba la dependencia del otro para ejercer su control. 
Fue un muy buen cierre para la ronda de los 18 aspirantes al Oso, por mucho que implicaba un cierto esfuerzo del espectador por no perder el hilo cronológico de lo que se muestra o insinúa, en unos personajes en los que el paso del tiempo se identifica, básicamente, por sucesivos cortes de pelo. 
"Ana, mon amour" compartió la jornada a competición con "Hao Ji Le" -"Have a Nice Day"-, de Liu Jian, una imaginativa película de animación también envuelta en cierto galimatías, solo que en este caso en ello radica el encanto del filme. 
Gira en torno a un bolso con un millón de yuanes en su interior, que para un aprendiz de ganster servirá será para pagarle la operación de cirugía estética en Corea a su novia -según el deseo de la abuela de esta- y que obviamente otros también codician. 
Todo discurre en formato cómic, entre ironías alrededor de los personajes y guiños al espectador sobre las contradicciones de la China más que capitalista actual, por mucho que los billetes lleven estampada la imagen de Mao Zedong. 
Ambas películas serían dignas merecedoras del Oro del festival, que tras un mal arranque inicial -con "Django" y "The Dinner"- se ha rehabilitado con "The Party", de Sally Potter, "Toivon Tuolla Puolen" -"The Other Side Of Hope", de Kaurimäki, y "Bamui Haebyun-Eose Honja" -"On the Beach at Night Alone"-, del coreano Hong Sangsoo. 
Las preferencias del público y la crítica internacional que sigue la Berlinale se inclinan claramente por Kaurismäki, a lo que se suma el anuncio del cineasta a un medio finlandés apuntando a una retirada, lo que daría al Oso un rango de premio al genio. 
Al jurado que preside el holandés Verhoeven -con el mexicano Diego Luna entre sus miembros- le corresponderá buscar "su" película entre las 18 aspirantes, con la independencia que se espera su juicio soberano. 
En lo respecta a las interpretaciones, destacó la de Daniela Vega, en "Una mujer fantástica", del chileno Sebastián Lelio, mientras que la otra representante del cine latinoamericano a concurso, "Joaquim", podría darle el correspondiente a mejor actor a Julio Machado. 
Se baraja asimismo la opción de un premio compartido a las mejores interpretaciones para la constelación de magníficos actores y actrices de "The Party" -principalmente Kristin Scott Thomas, Patricia Clarkson, Bruno Gan, Cillian Murphy y Timothy Spall-. 
En caso de indecisión, el jurado tiene ante sí opciones más o menos asumibles para todos, como la austríaca "Wilde Maus", dirigida e interpretada por Josef Hader, la húngara "Testrol es lélekröl" o "Mr. Long", del japonés Sabu. EFE 
gc/cr 
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Jackmann llevó a la Berlinale su amoroso adiós a la cuchillas de "Logan"

Gemma Casadevall


Berlín, 17 feb (EFE).- El actor australiano Hugh Jackman llevó hoy a la Berlinale una declaración de amor a "Logan", el mutante que ha interpretado durante 17 años, al tiempo que minimizaba la polémica por la aparición en el nuevo filme de la serie de mortíferos niños programados como máquinas asesinas. 

"Amo este papel, lo echaré de menos, porque es parte de mi viaje vital", explicó el actor, en la presentación ante los medios de la película en la que se despide de su personaje de las manos como cuchillas, exhibida en la sección oficial, aunque fuera de concurso. 
Jackman, recuperado de una nueva intervención de cáncer de piel, fue recibido con una fuerte ovación, en una rueda de prensa muy concurrida -la que más, en la presente edición de la Berlinale-, a pesar de que la película no lucha por los Osos del festival. 
Acompañado del director de la película, James Mangold, y de su compañero de reparto, Patrick Stewart -el Profesor X-, el actor australiano afirmó haber "llorado", al saber que iba a hacerse una nueva cinta con Logan. 
Afirmó que ello fue posible por "decisión grupal" del equipo, ya que solo "contando con todos" podía llevarse adelante el proyecto. 
El actor australiano ha encarnado a su mutante en "X-Men" (2000), "X-Men 2" (2003), "X-Men: The Last Stand" (2006), "X-Men Origins: Wolverine" (2009), "X-Men: First Class" (2011), "The Wolverine" (2013), "X-Men: Days of Future Past" (2014), "X-Men: Apocalypse" y, ahora, "Logan" (2017). 
"Todos en el equipo sabíamos que era la última vez que interpretaría ese papel", indicó, acerca de su Lobezno, el mutante cuyas poderosas cuchillas mantienen la vitalidad y poder destructor, por mucho que el personaje haya envejecido. 
Su Logan necesita gafas para ver de cerca, es un superhéroe en el que se aprecia el paso del tiempo y, además, descubre que tiene descendencia, Laura, una niña de once años, interpretado por la española Dafne Keen. 
"Estoy orgulloso de ella, en serio, Tiene unas dotes para la interpretación increíbles", apuntó, en dirección a la niña, quien asistía, sentada en una zona reservada a los miembros del equipo, a la conferencia de prensa internacional. 
A Keen se la preservó así de los medios, pero no por ello dejó de escuchar la reincidente pregunta de si era "responsable" colocar a niños en papeles de violencia extrema y decapitando a los villanos perseguidores con cuchillas idénticas a las de su "padre". 
"Una cosa es trabajar en una película y otra verla. Nuestro filme no está hecho para que lo vean los niños", explicó Mangold, quien aseguró que habían tenido un trato "absolutamente responsable" en el rodaje hacia los niños que aparecen en su película. 
"Eso es responsabilidad suya, no mía", añadió, a una pregunta de un periodista, qué le cuestionaba, como padre, cómo puede asegurarse que los niños no verán esas escenas de violencia extrema, por ejemplo, en la televisión. 
Mangold explicó ahí que son muchas las series o películas con escenas violentas u obscenas que aparecen en televisión -"no hace falta que aparezca mucha sangre para que sea un filme violento", argumentó, en relación a los profusos baños de sangre de su "Logan". 
Jackman, además de insistir en su "orgullo" por el trabajo de Dafne Keen, explicó que su mutante es, a la vez, una especie de "padre de familia", al que corresponderá poner a salvo a Laura y el resto de niños mutantes, a través de la frontera con Canadá. 
Stewart, en el papel del profesor X apuntó que la Laura que interpreta Dafne es "una máquina de matar", pero que bajo el contacto con Logan y él mismo "cambia", "reacciona al amor" y genera "sentimientos familiares". 
Con o sin polémica, "Logan" encontró en la Berlinale una gran pantalla de proyección internacional, mientras que el festival logró la presencia de Jackman sobre su alfombra roja, en la jornada en que se dio por finalizado el desfile de películas a concurso. 
El jurado presidido por el director holandés Paul Verhoeven, con el actor y realizador mexicano Diego Luna entre sus miembros, entregará mañana los Osos de la 67 edición del festival entre el total de 18 películas incluidas en su sección a competición. EFE 
gc/cr 
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jueves, 16 de febrero de 2017


Sin paciencia para tanto sufrimiento



Gomes llevó a la Berlinale su alegato contra Brasil colonial y los males del presente

Gemma Casadevall

Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale entró hoy en la recta final con "Joaquim", un duro retrato del héroe nacional brasileño "Tiradentes", que compartió la penúltima jornada a concurso con la poética del aclamado director coreano Hong Sangsoo. 

El director Marcelo Gomes dejó al festival bajo el impacto de su filme sobre Joaquim José da Silva Xavier, un personaje sobre el que el realizador ve dibujadas las raíces de los desequilibrios del Brasil actual. 

Ein Mann auf einem Pferd


"Brasil está viviendo una grave crisis democrática", apuntó Gomes, quien además de presentar su película, dejó en la capital alemana un manifiesto firmado por doce cineastas de su país alertando sobre esa situación y sus efectos sobre el sector. 
En su país se ha instalado "desde hace casi un año un gobierno ilegítimo", sostiene el texto, que apela a la solidaridad de la comunidad internacional ante esa situación. 
El toque de atención sobre los "males del presente" quedó incluido en la presentación de un filme no exactamente apologético sobre un héroe cuyo nombre quedó inscrito en los libros de historia y que acabó decapitado y descuartizado. 
Se le apodó "Tiradentes" porque, además de oficial, ejerció de dentista de otros soldados o de simples campesinos, aunque no siempre practicó ese oficio con lealtad hacia su paciente, sino consciente del poder que le otorgaba tener una tenaza en mano. 
Se lanzó a una peligrosa expedición como buscador de oro en su ansia por comprar a una esclava y amante, a la que simplemente llamaba "negra", sin pensar siquiera que tenía un nombre propio. 
Una esclava no siempre es una mujer sumisa, como demuestra la negra interpretada por Isabel Zuáa, y tampoco un luchador contra el poder colonial tiene por qué tener necesariamente madera de libertador, como es el Joaquim al que da cuerpo Julio Machado. 
El filme se mueve entre distintas constelaciones mixtas -portugueses, mestizos, brasileños, indios y africanos esclavizados-, fundamento del Brasil multiétnico de hoy. 
"Las estructuras de poder del Brasil colonizado se mantienen en el Brasil actual", insistió Gomes, quien regresó a la Berlinale, ahora en competición, tras haber exhibido en 2014 "O Homem das Multidoes" en la sección Panorama. 
La explotación y la crueldad del hombre blanco sobre el negro, la expoliación de la riqueza que se practicó en el siglo XVIII "echó raíces en esa sociedad y se perpetúa ahora en forma de corrupción". 
"A 'Tiradentes' se le ve aún como un Dios, pero en la lucha de entonces no había dioses ni héroes. Él tampoco pretendió serlo", prosiguió, para insistir en su convicción de que "el pasado dejó su huella en los males del presente". 
"Joaquim" es la segunda representante de América Latina a concurso en la 67 edición de la Berlinale, tras el estreno el pasado domingo de "Una mujer fantástica", del chileno Sebastián Lelio. 
Su dureza contrastó con la poética de "Bamui Haebyun-Eoseo Honja" -"On the Beach at Night Alone"-, de Sangsoo, a quien en la Berlinale se esperaba como el más firme rival del finlandés Aki Kaurismäki en la lucha por el Oso. 
Ambos directores, el coreano y el finlandés, tienen una legión parecida de entusiastas entre los medios que siguen la Berlinale y había cierta expectación ante la intensidad del aplauso final a la proyección de sus respectivos filmes. 
Kaurismäki cautivó con su bien dosificado humor extraseco y humanismo, alrededor de un refugiado de Alepo al que las autoridades rechazan y los neonazis acosan, pero que logrará un asilo oficioso. 
Sangsoo vuelve en su filme sobre uno de sus temas preferentes, una larga conversación sobre amor y desamor, en este caso a partir del personaje de una famosa actriz desengañada por un hombre casado. 
Se trata del tercer intento en la competición de la Berlinale -tras "Night and Day", en 2008, y "Nobody's Daughter Haewon", en 2013-, de un director acostumbrado a triunfar en cualquier festival internacional al que acude. 
Su proyección fue como un bálsamo para los ojos ya algo fatigados de muchos asistentes, una semana después del arranque del festival. 
Los aplausos que se ganó el filme tenía algo de reconocimiento a ese alivió y a la maestría del cineasta, creador de una estética y un lenguaje propio. EFE 
gc/cr 

miércoles, 15 de febrero de 2017


La sobrina, la trans y los de la Memoria Histórica



La polémica de los restos de Lorca y la homofobia franquista, en la Berlinale


Gemma Casadevall

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Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale fue hoy escenario, en pantalla y en vivo, de la polémica sobre la búsqueda, o no, de los restos del poeta Federico García Lorca con el estreno del documental "Bones of Contention", centrado en las fosas comunes del franquismo y la represión a los homosexuales durante la dictadura. 
La directora del documental, la alemana Andrea Weiss, acudió acompañada de varios de las personas que aparecen en el filme, como Laura García Lorca, sobrina del poeta y presidenta de la fundación en su memoria, así como Emilio Silva, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. 
Ambos sostienen posiciones contrarias, como aparece en la película, y así quedó de manifiesto también, en vivo, en el debate posterior a su exhibición, en la sección Panorama Documento, la segunda en importancia del festival. 
La sobrina de Lorca expuso así claramente la posición de la familia, contraria a que se siga excavando en busca de sus restos, por considerar que lo fundamental es hacer un "trabajo honesto" de recuperación histórica de todo el colectivo de víctimas, sin personalismos. 
Silva defendió, como hace en la película, "que los huesos hablan" y pueden llegar a reconstruir, de dar con ellos y alcanzar a identificarlos con un análisis de su ADN, cómo fueron asesinados. 
"Para mí fue importante lograr localizar e identificar los de mis familiares", explicó, para añadir que a raíz de esa experiencia propia fue cómo se empezó a generar su asociación, ante las muchas otras personas que se dirigieron a ellos para pedirles que buscaran también a los suyos. 
La excavación o no para buscar los restos de Lorca, uno entre los 120.000 muertos que se estima que yacen en fosas comunes por distintos puntos de España, es un aspecto del filme, que incorpora a las entrevistas con imágenes de archivo e informativos de la época, locutados en inglés, donde se habla de Francisco Franco como el "Hitler español". 
El otro gran capítulo del documental es el carácter emblemático del poeta en la lucha del colectivo LGTB, tras recordarse que, según un informe policial de 1965 aparecido hace dos años, Lorca fue asesinado por "homosexual y socialista". 
Entran ahí los testimonios de Antoni Díaz, quien conoció las cárceles franquistas por su condición de gay, y Silvia Reyes, transexual y asimismo perseguida por la represión del régimen. 
Díaz detalla ante la cámara de Weiss lo que significó vivir bajo el yugo de la llamada "ley contra vagos y maleantes", que equiparó a los homosexuales con delincuentes comunes, mientras que Isabel Franc recupera los "códigos secretos" que se intercambiaban las lesbianas -"libreras", en su argot- para reconocerse. 
Reyes aporta su testimonio del rechazo social y familiar que sufrieron los transexuales que, como ella, solo podían vivir de la prostitución, ya que "con estas tetas y esta cara nadie nos daba trabajo de lavaplatos o cualquier otra cosa". 
Vestida con un traje de noche de lentejuelas, Reyes fue la representación viva, desde la Berlinale, del fuerte carácter que documenta la película, especialmente cuando se entra en el capítulo de la primera manifestación del orgullo gay en Barcelona, en 1971. 
Un grupo de transexuales se incorporó a la cabeza de esa marcha, detalla el filme, pese a que inicialmente algunos miembros de otras organizaciones de gays y lesbianas hubieran preferido darles menos protagonismo. 
Cuando los "grises" -como se apodaba entonces a la policía nacional, por el color de su uniforme- cargaron contra la marcha fueron los transexuales quienes se mantuvieron firmes y plantaron cara, mientras otros huían, se recuerda en el filme de Weiss. 
España estuvo, durante años y hasta entrada la transición, entre los países más represores del colectivo LGBTI, del mismo modo que en los últimos años se ha convertido en uno de los más avanzados en cuanto a la plena equiparación de sus derechos, apunta la cineasta alemana. 
El debate que siguió al estreno del filme abundó en la temática de este, especialmente en cuanto a la necesidad de superar el pasado -"el franquismo cometió el crimen perfecto, ya que logró una especie de amnesia colectiva", argumentó Silva-. 
Entre los espectadores estaba Serafín Fernández, español residente en Alemania desde hace más de 50 años, explicó, quien en su momento también conoció las cárceles españolas por su condición de homosexual. 
"La última palabra la tiene la familia. Sólo los Lorca pueden decidir si hay que seguir excavando o no en busca de sus restos. Pero darían mucha fuerza a quienes luchan por la Memoria Histórica si el apellido Lorca se uniera a esa organización", comentó, al fin de la proyección. EFE 
gc/cr



martes, 14 de febrero de 2017

Stellan y Aki

martes, 14 de febrero de 2017


Volker aburre hasta con Stellan



Schlöndorff regrese a Max Frisch de la mano del infalible Skarsgard



Gemma Casadevall

Berlín, 14 feb (EFE).- El director alemán Volker Schlöndorff volvió hoy en la Berlinale a sus esencias de la mano del impecable Stellan Skarsgard, en una jornada a concurso en que Portugal brilló con "Colo", centrado un derrumbe familiar a zarpazos de la eurocrisis. 
"Retourn to Montauk", una nueva incursión de Schlöndorff en su "alter ego", el escritor suizo Max Frisch, aportó la presencia del actor sueco en un festival del que Skarsgard es fiel visitante, esta vez convertido en pareja de Nina Hoss, otra habitual de la casa. 
Quince años después de "Homo Faber", el cineasta alemán traza en esa película la historia de una expareja que trata de recomponer las piezas rotas de una relación, por supuesto desde el "lugar de los hechos", junto a la maravillosa playa de Montauk. 
"Nunca he dejado de pensar en los temas que quedaron pendientes en ese filme, en temas como el remordimiento, la dificultad por encontrar la reparación o la exculpación, sea por lo que no se hizo o por lo que sí se hizo, pero mal", explicó el cineasta. 
Su puntal es Skarsgard, en el papel del escritor que reflexiona sobre el arrepentimiento o la inutilidad de arrepentirse y quien demuestra su aparente incapacidad, como actor, para no dar la talla, sea lo que sea lo que interpreta. 

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Si hace tres años, en ese mismo festival, convirtió en memorable un western polar, "Kraftidioten", dirigido por el noruego Hans Petter Moland, ahora hace lo propio con esta película que se mueve entre seres brillantes, elegantes y perfectos, en un Nueva York que podría ser el de Woody Allen. 
Hoss, una especie de musa de la Berlinale con papeles complejos como "Barbara" o "Yella", no sale tan bien parada en su interpretación de una exitosa abogada, que se mueve entre apartamentos y despachos de lujo, pero de naufragio en naufragio. 
"Return to Montauk", el retorno de Schlöndorff al festival tras "Diplomaty", en 2014, gira en torno a dos formas de elitismo -el intelectual del escritor y el de los ricos clientes de la jurista-, con un retorno sobre los corazones rotos con poco poder reparador. 
Su filme era el tercero y último de los representantes del cine anfitrión a competición -tras la algo anodina "Helle Nächte", del germano-turco Thomas Arslan, y el brillante documental "Beuys", de André Veiel- y dejó la sensación de ser un producto básicamente autocontemplativo. 
El cine portugués brilló con "Colo", dirigido por Teresa Villaverde, una realizadora que en 1991 estrenó en ese festival "Os Mutantes", entonces como talento a descubrir, y que ahora regresó desde su posición de voz consolidada entre el llamado cine "de autor". 
Sin estridencias ni dramatismos, el filme recorre el proceso de desmantelamiento de una familia, formada por el matrimonio y una hija adolescente, en el que todo podría funcionar perfectamente, si no fuera que el desempleo crónico del padre es un cáncer que devora el tejido familiar. 
En ellos se reflejan los efectos, a medio plazo, de una crisis económica que parece endémica y que además ha contagiado a todo el entorno social, escolar y vecinal de su barrio, la ciudad y el país donde ocurre. 
La crisis ha condenado a la condición de inútil a un esposo y padre que no consigue trabajo, simplemente porque no lo hay, mientras la madre trata de sacar adelante a la familia entre sucesivos trabajos mal pagados. 
Lo que no era, sobre el papel, una familia desestructurada pierde la cohesión, erosionada por los efectos de una crisis que, a efectos macroeconómicos, tal vez empezó a superarse, pero cuyas secuelas persisten en lo individual y lo colectivo. 
"Colo" confirmó la sensación de que la presente Berlinale, que tuvo unas primeras jornadas a competición más bien flojas, entró en la buena senda ya el pasado domingo, con "Una mujer fantástica", del chileno Sebastián Lelio, para reforzarse en los días siguientes. 
El lunes, la británica Sally Potter hizo subir poderosamente el listón con "The Party", a lo que siguió el martes el finlandés Aki Kaurismäki, con "Toivon toulla puolen" ("The other Side of Hope"), para muchos, la auténtica joya de este festival berlinés. 
Con expectación se espera mañana la nueva película del coreano Hong Sangsoo y, ya cerrando el desfile de los 18 aspirantes al Oso, al rumano Calin Peter Netzer, el viernes. EFE 
gc/cr 
(foto) (vídeo)



La Berlinale plasmó la polémica en torno a los restos de Lorca y la homofobia franquista



Gemma Casadevall

Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale fue hoy escenario, en pantalla y en vivo, de la polémica sobre la búsqueda, o no, de los restos del poeta Federico García Lorca con el estreno del documental "Bones of Contention", centrado en las fosas comunes del franquismo y la represión a los homosexuales durante la dictadura. 
La directora del documental, la alemana Andrea Weiss, acudió acompañada de varios de las personas que aparecen en el filme, como Laura García Lorca, sobrina del poeta y presidenta de la fundación en su memoria, así como Emilio Silva, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. 
Ambos sostienen posiciones contrarias, como aparece en la película, y así quedó de manifiesto también, en vivo, en el debate posterior a su exhibición, en la sección Panorama Documento, la segunda en importancia del festival. 
La sobrina de Lorca expuso así claramente la posición de la familia, contraria a que se siga excavando en busca de sus restos, por considerar que lo fundamental es hacer un "trabajo honesto" de recuperación histórica de todo el colectivo de víctimas, sin personalismos. 
Silva defendió, como hace en la película, "que los huesos hablan" y pueden llegar a reconstruir, de dar con ellos y alcanzar a identificarlos con un análisis de su ADN, cómo fueron asesinados. 
"Para mí fue importante lograr localizar e identificar los de mis familiares", explicó, para añadir que a raíz de esa experiencia propia fue cómo se empezó a generar su asociación, ante las muchas otras personas que se dirigieron a ellos para pedirles que buscaran también a los suyos. 
La excavación o no para buscar los restos de Lorca, uno entre los 120.000 muertos que se estima que yacen en fosas comunes por distintos puntos de España, es un aspecto del filme, que incorpora a las entrevistas con imágenes de archivo e informativos de la época, locutados en inglés, donde se habla de Francisco Franco como el "Hitler español". 
El otro gran capítulo del documental es el carácter emblemático del poeta en la lucha del colectivo LGTB, tras recordarse que, según un informe policial de 1965 aparecido hace dos años, Lorca fue asesinado por "homosexual y socialista". 
Entran ahí los testimonios de Antoni Díaz, quien conoció las cárceles franquistas por su condición de gay, y Silvia Reyes, transexual y asimismo perseguida por la represión del régimen. 
Díaz detalla ante la cámara de Weiss lo que significó vivir bajo el yugo de la llamada "ley contra vagos y maleantes", que equiparó a los homosexuales con delincuentes comunes, mientras que Isabel Franc recupera los "códigos secretos" que se intercambiaban las lesbianas -"libreras", en su argot- para reconocerse. 
Reyes aporta su testimonio del rechazo social y familiar que sufrieron los transexuales que, como ella, solo podían vivir de la prostitución, ya que "con estas tetas y esta cara nadie nos daba trabajo de lavaplatos o cualquier otra cosa". 
Vestida con un traje de noche de lentejuelas, Reyes fue la representación viva, desde la Berlinale, del fuerte carácter que documenta la película, especialmente cuando se entra en el capítulo de la primera manifestación del orgullo gay en Barcelona, en 1971. 
Un grupo de transexuales se incorporó a la cabeza de esa marcha, detalla el filme, pese a que inicialmente algunos miembros de otras organizaciones de gays y lesbianas hubieran preferido darles menos protagonismo. 
Cuando los "grises" -como se apodaba entonces a la policía nacional, por el color de su uniforme- cargaron contra la marcha fueron los transexuales quienes se mantuvieron firmes y plantaron cara, mientras otros huían, se recuerda en el filme de Weiss. 
España estuvo, durante años y hasta entrada la transición, entre los países más represores del colectivo LGBTI, del mismo modo que en los últimos años se ha convertido en uno de los más avanzados en cuanto a la plena equiparación de sus derechos, apunta la cineasta alemana. 
El debate que siguió al estreno del filme abundó en la temática de este, especialmente en cuanto a la necesidad de superar el pasado -"el franquismo cometió el crimen perfecto, ya que logró una especie de amnesia colectiva", argumentó Silva-. 
Entre los espectadores estaba Serafín Fernández, español residente en Alemania desde hace más de 50 años, explicó, quien en su momento también conoció las cárceles españolas por su condición de homosexual. 
"La última palabra la tiene la familia. Sólo los Lorca pueden decidir si hay que seguir excavando o no en busca de sus restos. Pero darían mucha fuerza a quienes luchan por la Memoria Histórica si el apellido Lorca se uniera a esa organización", comentó, al fin de la proyección. EFE 
gc/cr



Grandioso



Kaurismäki, héroe de la Berlinale con su humor extra-seco aplicado a un refugiado



Gemma Casadevall



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Berlín, 14 feb (EFE).- El finlandés Aki Kaurismäki se convirtió hoy en héroe de la Berlinale con un filme de humor extraseco, aplicado a un refugiado y donde confluyen la denuncia a la fría Europa y una declaración de amor al ciudadano que se arriesga y ayuda. 
"Toivon toulla puolen" ("The other Side of Hope") plasmó con la contundencia y parquedad habituales en el cineasta el calvario de un sirio de Alepo llegado al puerto de Helsinki que, en lugar de escabullirse a la autoridad, formaliza su solicitud de asilo. 
En cuatro frases relatará Khaled (Sherwan Haji) a la funcionaria los bombardeos sobre la ciudad donde perdió a su familia, el dinero que ha pagado a sucesivas mafias desde la frontera con Turquía a Grecia o los golpes sufridos en la ruta de los Balcanes. 
Un caso idéntico al de cientos de miles de sirios, cuyo destino depende no solo de si se les reconoce el derecho a "protección subsidiaria", sino también de si se topan en un garaje con un neonazi de los "Verdaderos Finlandeses" o si acude a defenderlo un mendigo. 
"Quisiera ser un gran manipulador para cambiar el mundo. Pero soy demasiado vago, me contento con tratar de cambiar Europa", explicó, para criticar luego a la Europa que cierra sus fronteras. 
"A Finlandia, país relativamente pequeño, llegaron 20.000 iraquíes y la gente temió que venían a atacarnos, como lo hizo Rusia años atrás. Que nos robarían el coche o nos lo rayarían", explicó, en el mismo tono de humor extraseco y sarcástico de sus filmes. 
Inteligente e irónico, Kaurismäki atajó como una broma una pregunta la presunta islamización de Europa -"¿islandización? No, no, Islandia no invadirá Europa", simuló entender-, para zanjar que no hay indicios de tal cambio cultural, como pregona la ultraderecha. 
Puso como ejemplo la Sevilla de Al Andalus, donde convivieron cristianos, judíos y musulmanes, "hasta que decidieron expulsarlos" y lamentó los "crímenes" de la Europa de hoy ante los refugiados, para salvar de ese contexto a la canciller Angela Merkel, "que al menos aborda el problema", mientras el resto de líderes lo ignora. 
En su filme, como en la Europa más burocratizada y egoísta, sí existe quien ayuda y Kaurismäki lo recuerda volviendo su película hacia estas personas "que aún tienen sueños y esperanzas", como el viajante convertido en dueño de restaurante -Sakari Kousmanen-. 
Surgen ahí algunos de los rostros habituales en el cineasta, en una de esas constelaciones con perfiles de familia, formada por una camarera, el cocinero, el camarero y un perro asimismo asilado. 
Kaurismäki imprimió su sello en la lucha por el Oso de la Berlinale, con un filme exponente al 100 por cien de un estilo imposible de clonar desde tiempos de la "Chica de la fábrica de cerillas" (1991). 
Son películas de rasgo simple, como lo es la manera de hablar del director, generadas por una genialidad lógicamente intransferible. 
A su constelación de personajes e inefables músicos callejeros de rostros impertérritos -"no quiero que mis actores agiten los brazos como molinos de viento, me gustan sus rostros como son", bromeó- se incorpora ahora el refugiado, espejo de la realidad actual. 
"Qué diablos somos, si no somos capaces de comportarnos como seres humanos", lanzó el cineasta, quien acudió a Berlín con toda su batería de actores, pero compareció ante los medios solo con Haji, el refugiado, y con Kuosmanen, el viajante soñador. 
Este actor se ganó unos minutos de gloria al entonar a pleno pulmón una canción en finlandés en la rueda de prensa, merecedora de la segunda ovación de la jornada, tras la recibida por su director. 
La otra figura de la jornada a competición fue Joseph Beuys, el artista alemán que revolucionó el concepto de arte y convirtió en acontecimiento todo acto público suyo, al que el cineasta Andrés Veiel dedica un documental apuntalado en material de archivo. 
Es un filme apologético, a 30 años de la muerte de un artista por el que muchos alemanes sienten una mezcla de orgullo e incredulidad, por la repercusión internacional que alcanzó un concepto del arte que no todos compartían. 
"Beuys" es la segunda película alemana a concurso, tras "Helle Nächte", ayer, y ante el estreno de "Return to Montauk", de Volker Schlöndorff. EFE 
gc/cr 
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lunes, 13 de febrero de 2017


Hablando a escondidas de Trump



Scott Thomas levanta la Berlinale con un recital de sarcasmo inglés pre-bréxit



Gemma Casadevall
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Berlín, 13 feb (EFE).- La actriz Kristin Scott Thomas levantó hoy la Berlinale con "The Party", un recital de sarcasmo británico contenido en 71 minutos, dirigido por Sally Potter y con un coral de actores enormes, de Bruno Ganz a Patricia Clarkson y Timothy Spall. 
El festival entró en su segunda semana necesitado de algo para levantar el ánimo y lo encontró en esa cáustica comedia en blanco y negro alrededor de un mujer que se cree en el cénit, personal y político, en un Reino Unido donde se respira ya el "brexit". 
"Mi filme tiene algo de declaración política sobre una Inglaterra que se desgarra", afirmó Potter, una asidua de ese festival, donde estrenó ya "The Gold Diggers" (1983), "The London Story" (1986), "Yes" (2004) y "Rage" (2009). 
La cineasta acudió acompañada de su elenco casi al completo y capitaneado por Scott Thomas, la anfitriona que pretende celebrar con una fiesta entre amigos su designación como ministra de un gobierno a la sombra. 
El festejo deriva en catástrofe, entre un matrimonio ya moribundo -el de la incisiva Clarkson, empeñada en llamar nazi a su esposo alemán, Ganz- y el formado por Scott Thomas y Spall, en parecido estado, sólo que hasta ese día se lo ocultaban. 
Es una película con estructura teatral, que discurre entre el comedor, la cocina, el baño y el pequeño jardín de los anfitriones, pero que, según Potter, se concibió como un filme. 
"Rodar en un espacio reducido y en unas pocas semanas tenía algo de liberación. No es preciso pensar en grandes sumas de dinero, sino que nos concentramos en desarrollar los personajes", explicó. 
"Todo el filme respira el pánico ante tanta cercanía", apuntó Scott Thomas, la ministra que se defenestra ante sus invitados, sea el matrimonio amigo, sea una pareja de lesbianas que espera trillizos o el esposo cocainómano de una asesora traidora. 
Todos están impecables -especialmente Spall, en su papel de enfermo terminal- y todo, incluida la música, funciona en perfecta armonía en la coral que dirige Potter. 
Era el filme que la Berlinale precisaba para retomar brío, tras el flojo arranque que tuvo con "Django" y de que quedaran también por debajo de las expectativas algunos teóricos platos fuertes a concurso, como el "The Dinner" de Richard Gere y Laura Linney. 
Aportó, además, unos cuantos grandes nombres sobre su alfombra roja, asimismo necesitada de presencias mediáticas. 
Potter compartió la jornada a competición con "Mr Long", del japonés Sabu, y "Helle Nächte" -"Bright Nights"-, dirigida por Thomas Arlsan, el primer representante alemán a concurso. 
El filme asiático parte de un asesino a sueldo taiwanés que se convertirá en cocinero accidental en Japón mientras busca la forma de regresar a su país, malherido tras una misión fracasada. 
Una botella de agua mineral recibida de manos de un niño da un vuelco a lo que inicialmente parecía una de tantas películas profusas en sangrías entre hampones asiáticos. 
Al botellín de agua seguirán vendas y desinfectante para curarse; luego, unas piezas de ropa para adecentarse y a continuación tres o cuatro vegetales, que Long convertirá en su primera sopa prodigiosa. 
De las guerras de hampones se pasa a una historia de solidaridad entre vecinos e integración del refugiado que ni habla su idioma. 
"Es 'cool' porque no habla", dice el nene respecto al matón, en esta peculiar historia de exitosa integración. 
Lo contrario le ocurre al protagonista del filme alemán, un hombre que viaja a Noruega con su hijo adolescente para desmantelar la casa del abuelo, muerto inesperadamente, tras años sin visitarse. 
Trata de recuperar con su hijo la comunicación que no tuvo con su progenitor, pero tiene ante sí a un adolescente con cero interés en hablar con el mundo adulto, menos aún con su padre. 
La excursión por Noruega va de mal en peor, como la película, con un padre que no consigue dormir en el verano escandinavo donde no cae la noche. 
Al espectador acaba asaltándole cierta comprensión hacia el muchacho, en esa compleja fase llamada pubertad y, encima, con un padre sin dotes para comunicarse, pero empeñado en hablarle. EFE 
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Berlinale | Eröffnungsgala und Filmpremiere Django | Clotilde Courau (Getty Images/AFP/O. Andersen)



El muro fronterizo de Trump, eje oficioso de la Berlinale

Gemma Casadevall




Berlín, 12 feb (EFE).- El muro fronterizo que quiere construir el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha convertido en eje oficioso de la Berlinale y es una pregunta recurrente a los cineastas que acuden al festival, especialmente si proceden de México o de EE.UU. 
"Un asno", un temerario al que hay que "perderle el miedo" o el causante del "mayor crimen" en política migratoria de la historia reciente estadounidense: estas son algunas de las opiniones que se han escuchado en el festival acerca de los planes de Trump. 
Abrió la ronda el director y actor mexicano Diego Luna, al ser preguntado por esa cuestión en su presentación como miembro del jurado que la 67 edición del festival. 
Eso fue en la jornada inaugural, el jueves pasado, y desde entonces no ha habido día sin un pronunciamiento al respecto, sea a preguntas de los periodistas o por propia iniciativa. 
Luna, quien tres años atrás estrenó en la Berlinale un filme sobre el activista mexicano-estadounidense Diego Chávez, se mostró dispuesto a "aprender" de los berlineses su "experiencia en derribar muros", en alusión a la división que partió la ciudad durante la Guerra Fría y hasta que cedió a la presión popular, en 1989. 
Hablaba desde su posición de cineasta que vive a caballo entre ambos países, pero a su declaración siguió una llamada a la "resistencia contra Trump", de la actriz estadounidense Maggie Gyllenhaal, asimismo miembro del jurado. 
"La resistencia ya existe. La vemos en los aeropuertos, en los juzgados, en las movilizaciones contra la política migratoria de Trump", explicó a Efe Catherine Gund, directora junto a Daresha Kyi del documental "Chavela", sobre la legendaria cantante mexicana Chavela Vargas, estrenado en la sección Panorama del festival. 
El filme partió de una entrevista hecha a Vargas 25 años atrás y se completó luego con testimonios de personas que la conocieron -y algunas mujeres con las que vivió su lesbianismo-, además de figuras que la veneraron, como el director español Pedro Almodóvar. 
"Cuando Catherine empezó a filmar estaba conmocionada por la muerte de varios amigos a consecuencia del sida. Ahora nos movilizamos para impedir deportaciones masivas de víctimas de la política migratoria de Trump", explicó su compañera, Kyi. 
"Hay que evitar tenerle miedo a un rubio que lo que hace es asustar al mundo eternamente y ver un país como una empresa privada", apuntó el documentalista mexicano Everardo González, quien presentó hoy en Berlín "La libertad del diablo". 
González se refirió a Trump como "el señor del copete", mientras que a su compatriota Felipe Cazals se le deslizó la palabra "asno" y luego "cobarde" al referirse al mandatario. 
Fue en la presentación de una versión restaurada de "Canoa", ganadora del Oso de Plata, premio especial del Jurado hace 41 años, y que ahora se incluyó en la sección "Clásicos", dedicada a películas imprescindibles en la historia del festival. 
Cazals centró su presentación en el "hecho vergonzoso" que fue la caza humana lanzada en 1968 contra un grupo de universitarios, considerados por las fuerzas recalcitrantes de San Miguel de Canoa "enemigos de la fe cristiana". 
Ante una sala abarrotada, el cineasta mexicano aludió a la pervivencia de casos como ese, a la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y a la conjunción en el México de hoy de tales hechos con la política migratoria de Trump. 
México está muy presente en la Berlinale, con películas en las secciones Special, Generation y Forum -como "Casa Roshell", de Camila José Donoso- además de ser el "país invitado", con cinco producciones, en el European Film Market (EFM). 
La alerta mexicana ante las medidas de Trump ha ido acompañada de las críticas del actor estadounidense Richard Gere, quien atribuyó a Trump el "crimen de vincular refugiados y terroristas" o del director Stanley Tucci, quien expresó su preocupación por el futuro de su profesión ante la línea de la Casa Blanca. 
Ya desde Europa, la directora polaca Agnieszka Holland, cuyo filme "Pokot" está entre los aspirantes al Oso, alertó de que Trump da "aire" a otros populismos que ponen en peligro las democracias continentales. EFE 
gc/cr



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domingo, 12 de febrero de 2017


Daniela, la fantástica



Chile lucha por el Oso con un retrato de la exclusión social a una mujer transgénero



Gemma Casadevall



Berlín, 12 feb (EFE).- El director chileno Sebastián Lelio volvió hoy a la competición de la Berlinale con "Una mujer fantástica", un retrato de la exclusión social a las personas transgénero, que compartió jornada con otro rompedor personaje femenino, en el filme polaco "Pokot". 
"Una mujer fantástica", con la actriz Daniela Vega a modo de "alter ego" Marina, la mujer a la que, por el hecho de ser transgénero, se niega hasta el derecho a dar el último adiós a quien fue su pareja, colocó a Chile en la lucha por los Osos del festival. 
Fue la primera representante de América Latina a competición en esta Berlinale -le seguirá "Joaquim", de Marcelo Gomes, el próximo jueves- y acudió arropada por el éxito logrado en 2013 por Lelio con "Gloria", Oso de Plata a su gran actriz, Paulina García. 

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Vega, puntal de la película como lo fue su antecesora de "Gloria", encarna en esta coproducción chileno-española-alemana a una transgénero a la que la familia del fallecido quiere expulsar de su entorno, ya que en su momento no pudieron evitar su existencia. 
A la exclusión que sufriría en circunstancias parecidas una mujer a la que se considerase culpable de la ruptura de un matrimonio dado por santo se suma la ambigüedad sexual. 
Sobre ella caerán también las sospechas tanto de médicos como de policías, que parten de la base de que algo raro debe envolver la muerte accidental de quien fue su pareja, puesto que, a sus ojos, lo suyo no podía ser una relación de amor o sexo normal. 
A las humillaciones de quienes dicen cumplir con su trabajo se sumarán las de la familia del hombre con quien compartió Marina un periodo de su vida, más dispuestos a echarla a golpes del funeral que a compartir con ella el duelo por la muerte inesperada. 
Lelio opta por dejar sola a su Marina, de sacudida a sacudida, con su rostro atravesado por el dolor, el llanto o la rabia, con apenas algún momento de respiro procedente de una mano amiga. 
No explica cómo se conocieron Orlando y Marina, ni tampoco explica mucho del entorno de esta. 
En lugar de arroparla con la complicidad que probablemente le habría dado un Pedro Almodóvar -por ejemplo-, la deja a merced de la soledad sin paliativos, como exponente de rechazo crudo que, en la vida real, sufren las personas transgénero. 
Chile ha sido una cinematografía de peso en las últimas ediciones en la Berlinale -al éxito de "Gloria" siguieron en 2015 el Gran Premio del Jurado para "El Club", de Pablo Larraín, y el de mejor guión para "El botón de nácar", de Patricio Guzmán-. 
Ahora regresó con "Una mujer fantástica", un filme en el que Lelio rinde de nuevo tributo a un personaje que no se rinde. 
La polaca Agnieszka Holland volvía asimismo al festival con "Pokot" -"Spoor"-, dos décadas y media después de haber competido con "Gorackza", ahora como cineasta consolidada tras sus nominaciones al Oscar por "In darkness", "Europa, Europa" y Angry Harvest". 
Su filme presenta a una mujer no domesticable, una jubilada y activista medioambiental, que vive entre bosques polacos y pretende llevar con precisión de una Miss Marple las investigaciones por los "asesinatos" de jabalíes, ciervos y todo ser animado no humano. 
Holland recorre esos bosques con la cámara, husmeando entre malezas como haría uno de sus animales amigos o con espléndidas vistas panorámicas tomadas desde un dron. 
Los enemigos de su justiciera jubilada son cazadores, legítimos o furtivos, los policías corruptos que les amparan y matones locales que convierten sus cotos de caza en prostíbulos. 
Es una película basada en una novela de Olga Tokarczuk, que acompañó a la cineasta a la Berlinale para respaldar su tesis del "holocausto ecológico". 
Lo que funciona en un libro no siempre se acomoda al formato cinematográfico y a Holland se le acaba echando encima un reparto de papeles bastante maniqueo entre la Miss Marple vegetariana y sus aliados, frente a la legión de crueles cazadores. 
Fuera de competición se exhibió "Viceroy's House", dirigido por Gunrinder Chadha, quien como hizo en "Bend it like Beckham" traza una historia entre rivalidades históricas, étnicas y sociales, esta vez trasladada al momento en que de la marcha pacífica de Gandhi se pasa a la división entre India y Pakistán. 
Un compendió histórico sobre la independencia india, con algún toque de Bollywood, con un virrey británico bienintencionado y brechas insalvables entre musulmanes, hindúes y sijs. EFE 
gc/cmm 
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