domingo, 17 de febrero de 2019

Penúltimo adiós




El Día del Espectador cierra una Berlinale expectante ante el futuro

Gemma Casadevall



Berlín, 17 feb (EFE).- La Berlinale cerró hoy con el "Día del Espectador", una jornada en que el festival se rinde al público corriente y en medio de las expectativas abiertas por el relevo en su cúpula, tras 18 años con Dieter Kosslick en su dirección.
El director saliente se dedicó un último baño de multitudes entre aplausos en la entrega del premio de Amnistía Internacional (AI) al filme brasileño "Espero tua (re) volta", donde las ovaciones se repartieron entre Kosslick y la directora premiada, Eliza Capai.
"Siempre me preguntan si la Berlinale es política. Cómo no va a serlo, si es reflejo de este mundo", dijo Kosslick, en alusión al filme premiado -que denuncia la represión policial contra las revueltas estudiantiles- y a tantas otras cintas del festival.
Kosslick, de 70 años, los mismos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como recordó, prolongó así en formato más modesto la despedida que se le brindó ayer en la entrega de los Osos, donde "Synonymes", del israelí Navad Lapid, ganó el Oro y "Gràce à Dieu", del francés François Ozon, el Gran Premio del Jurado.
El pase de la película brasileña era una de las múltiples sesiones de este domingo por las 27 salas que durante el festival proyectaron unos 400 filmes repartidos en sus múltiples secciones.
La Berlinale es un festival popular, en que salen a la venta unas 300.000 entradas para todas sus sesiones, incluidos los estrenos.
Esa es una de las señas de identidad del festival, que teóricamente mantendrán los sucesores de Kosslick, el italiano Carlo Chatrian y la holandesa Mariette Rissenbeek.
El dúo director siguió muy discretamente el discurrir de esta 69 edición del festival, pero todas las miradas se clavaron en ellos al recibir el saludo de Kosslick en un momento de la gala de los Osos.
Kosslick deja el puesto como un director cercano, que sabe suplir con chistes los deslices organizativos, pero cuestionado por su tendencia a colocar en competición a una serie de directores y estrellas que repiten en el festival.
Las ansias de cambio eran ya muchas, como evidenció una carta publicada antes de la designación de Chatrian y Rissenbeek, firmada por destacados directores alemanes, como Maren Ade, Doris Dörrie y Volker Schlöndorff, en que se pedía un relevo "transparente". El malestar era cada vez más audible entre el cine anfitrión y solo se calmó al echar marcha atrás la ministra alemana de Cultura, Monika Grütters, a sus planes de designar a una persona que se consideraba de su confianza para la sucesión.
Chatrian dirigía el Festival de Locarno desde 2013 y se encargará de la cuestión artística, mientras que Rissenbeek, nacida en Holanda pero afincada en Alemania, llevará la gerencia.
Del dúo se esperan aires nuevos, tras años de repetición de esquemas conocidos, en un festival que últimamente sufre sequía de nombres punteros y de estrellato sobre la alfombra roja.
Puede favorecerles un cambio, aunque leve, aplicado en el calendario: la próxima edición será del 20 de febrero al 1 de marzo, algo retrasada respecto a lo habitual.
La celebración en las primeras semanas de febrero coincide con los preparativos para los Oscar, un factor disuasorio para que los nominados se desplacen a un festival europeo que, además, no tiene la fotogenia de Cannes.
El próximo año la entrega de los Oscar será a principios de febrero y no debería haber impedimento para viajar luego a Berlín.
En la última edición de la "era Kosslick", la máxima estrella fue una amiga leal de la Berlinale, la actriz francesa Juliette Binoche, presidenta del jurado del festival de este año, quien dio brillo a la alfombra roja desde la apertura a la gala final.
Kosslick se dejó querer, de homenaje en homenaje, y acabó bailando con un gran oso de peluche, junto a Binoche y resto del jurado, al cierre de la gala del Berlinale Palast.
Pero la emotividad de la despedida no ocultaba que su edición de despedida no había sido ni la más concurrida, en cuanto a estrellas, ni tampoco la más rica, cinematográficamente, con 16 aspirantes en competición, frente a la veintena habitual. EFE

gc/fpa

sábado, 16 de febrero de 2019

Lo que más o menos bien acaba


Berlín dio el Oro al puzzle del israelí Lapid y honró la denuncia de Ozon

Gemma Casadevall





Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale dio su Oso de Oro a Nadav Lapid y su "Synonymes", un filme trazado como un puzzle alrededor de un israelí de identidad perdida, y entregó el Gran Premio del Jurado a la denuncia de los pecados de la Iglesia, filmados por el francés François Ozon. 
El jurado, presidido por la actriz francesa Juliette Binoche y con el director chileno Sebastián Lelio entre sus miembros, optó así por un cineasta de culto -Lapid-, al frente de un filme que recorre los traumas del Israel militarizado a través de un exsoldado deambulante por París. 
Ozon obtuvo el merecido premio por "Gràce à Dieu", una película alejada de la órbita de personajes femeninos de anteriores filmes para centrarse en el manto de silencio con que la Iglesia pretende tapar la pederastia, en este caso basado en un escándalo real. 
El cine anfitrión recibió dos Osos de Plata a través de dos realizadoras de su cantera de nuevos talentos: Angela Schenelec, mejor dirección por "Ich war zu Hause, aber" ("I was at home, but"), mientras que Nora Fingscheidt obtuvo el Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival, con "Systemsprenger" ("System crasher"). 
La primera se llevó el premio con un filme que dividió opiniones, alrededor de una madre de dos hijos incapaz de aplicar ternura a la tarea de recomponer su vida, tras la muerte del padre; la segunda gira en torno a una niña capaz de desarrollar violencia extrema, pero también de robar el corazón a sus desbordados terapeutas. 
Los Osos a la mejor interpretación, masculina y femenina, fueron para Wang Jingchun y Yong Mei, por el film que llegó al final de la Berlinale como favorito al Oro, "Di jiu tian chang" ("So long, my son"), de Wang Xiaoshuai, un drama familiar que retrata los estragos dejados en la sociedad china por la política del único hijo. 
Otro filme en el que se había visto a un aspirante a los premios principales, "La paranza dei bambini", basada en una novela de Roberto Saviano, presente en la ceremonia de premios, y centrada en un líder juvenil que se pone al frente de una banda criminal napolitana, obtuvo el premio al mejor guión. 
El cine latinoamericano, bien representado en anteriores ediciones, pero sin película a concurso en la sección oficial de esta Berlinale, entró en el palmarés a través de la argentina "Blue Boy", de Manuel Abramovich, Oso de Plata a mejor cortometraje. 
De vacío se fueron algunos consagrados, como Wang Quan'an, Oro en 2007 con "Tulla's Marriage" y de regreso ahora con otro filme rodado en Mongolia, "Öndog"; o como el turco-alemán Fatih Akin, quien tras ganar el máximo premio en 2004 con "Gegen die Wand" -"Contra la pared"- decepcionó ahora con su retrato de un asesino en serie. 
La 69 edición fue la última bajo la dirección de Dieter Kosslick, quien tras 18 años en el puesto recibió una clamorosa ovación de despedida, con el Berlinale Palast en pie, mientras la ministra de  Cultura, Monika Grütters, sostenía que con su gestión había escrito "una página de la historia del cine". 
Fue un homenaje obligado al director saliente, al que se atribuye haber incurrido en la repetición de su nómina de directores, pero al que se reconoce mucha capacidad para la cercanía, sea hacia las estrellas o al ciudadano corriente, en un festival abierto al público y popular. 
La presente edición no fue ni de las más mediáticas en cuanto a presencias estelares sobre su alfombra roja ni de las más ricas cinematográficamente bajo su dirección. 
La competición quedó limitada a 16 aspirantes -lo habitual eran de 19 a 20-, tras retirarse a última hora, ya en pleno festival, la película "One Second", del maestro chino Zhang Yimou. 
La supresión se debió, según la explicación oficial, a "problemas técnicos, un argumento tras el que algunos vieron la mano de la censura china. 
Kosslick tuvo que encajar ese contratiempo y la Berlinale se quedó sin Zhang, nombre mítico en el festival desde que en 1987 ganara el Oro con "Red Sorghum", como recordó en la gala de los premios Binoche. 
El palmarés de su última edición no es perfecto -nunca lo son-, pero, por lo menos, no será tan duramente cuestionado en su totalidad como ocurrió en numerosas ocasiones bajo la "era Kosslick". 
La lista de máximos galardones discutibles durante la gestión del director es larga; el último exponente fue el Oro de 2018 a la rumana "Touch me not", aunque el más chocante que se recuerda fue el de 2005, que ganó "U-Carmen", una versión sudafricana de la ópera. EFE 


(foto) (vídeo)



La brasileña "Espero tua (re) volta", premio de Amnistía y de la Paz en la Berlinale

Berlín, 16 feb (EFE).- La película brasileña "Espero tua (re)volta", de Eliza Capai, se alzó este sábado con el premio Amnistía Internacional (AI) y con el del Cine por la Paz en la Berlinale con su alegato en favor de la educación igualitaria.
El filme, exhibido en la sección Generation, muestra la "represión que sufren escolares que tratan de defender el acceso a la educación libre", destacó el jurado de AI, mientras la cineasta Capai recibía el galardón, emocionada, como una invitación a "seguir luchando por ese derecho básico".
"Imagínense ustedes que sus hijos salen a la calle porque su gobierno quiere cerrarles las escuelas y reciben gases lacrimógenos y porrazos", apuntó la actriz austríaca Feo Aladag, del jurado de AI, al entregar el premio.
La película de Capai recibió asimismo el Premio de la Paz, que auspicia la Fundación Heinrich Böll, afín al partido de los Verdes alemanes, como exponente del cine comprometido con el coraje cívico, según la argumentación del jurado.
Ambas distinciones, la de AI y la de la Paz, forman parte de los galardones de los jurados independientes que preceden a la gala en que se entregan los Osos del festival en sus distintas categorías.
Los premios oficiales se desvelarán hoy en el Berlinale Palast por el jurado presidido por la actriz francesa Juliette Binoche, con el director chileno Sebastián Lelio entre sus miembros.
El viernes otorgó ya sus galardones la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI), que ganó la película israelí "Synonymes" de Nadav Lapid, entre los filmes de la sección oficial, mientras que al italiano "Dafne", de Federico Bondi, le correspondió el de la sección Panorama.
Asimismo se entregaron el viernes los Teddys, galardones al cine orientado hacia la comunidad LGTB, el principal de los cuales fue para "Breve historia del planeta verde", dirigida por el argentino Santiago Loza, como mejor filme del festival alemán.
La cinta, una fábula en el que tres amigos realizan un viaje a pie durante el cual se fortalecen sus vínculos, fue proyectada en la sección Panorama, la segunda en importancia del festival, y recibió asimismo el premio del público en la gala de los Teddy.
El Teddy al mejor documental fue para la película chilena, con participación colombiana, "Lemebel", mientras que la producción chinoespañola "A Dog Barking at the Moon", recibió el Premio Especial del Jurado.
El documental premiado, proyectado en la sección Panorama, aborda la figura del escritor, artista plástico y activista Pedro Lemebel (1952-2015) y está dirigido por Joanna Reposi, quien al recoger el galardón recordó la situación de discriminación que sufren esos colectivos en parte del mundo.
"A Dog Barking at the Moon", dirigido por la cineasta china Xiang Zi, se centra en el drama que atraviesa una familia acomodada china a raíz de la homosexualidad del padre, que éste vive a escondidas, y ante la que la madre busca refugio en una secta.
La competición de la Berlinale está integrada por 16 aspirantes a los Osos, entre los que "My Son, so long", del chino Wang Xiaoshuai, así como "Öndog", rodada en Mongolia por su compatriota Wang Quan'an, y "Grâce à Dieu", de François Ozon, se consideran los favoritos.
Otro gran maestro chino, Zhang Yimou, que estaba asimismo entre los favoritos, tuvo que retirar de la competición su filme "One second", aparentemente por problemas técnicos, aunque algunos medios considera que ello se debió a la censura china. EFE
gc/cr/fa 

viernes, 15 de febrero de 2019

Ositos

Asia y Francia, favoritas al Oso de Oro de la imprevisible Berlinale

Gemma Casadevall

Berlín, 15 feb (EFE).- El cine asiático, sea con la China que retrata Wang Xiaoshuai o la Mongolia de Wang Quan'an, así como el francés François Ozon y su denuncia de la pederastia en la Iglesia, son los favoritos al Oso de Oro de la Berlinale, que entregará el sábado el jurado que preside la actriz francesa Juliette Binoche. 
"Öndog", el poético filme rodado sobre la estepa mongola, y "Gràce à Dieu", la de Ozon, se colocaron entre las preferidas de la crítica de la revista del festival, "Screen", para los filmes a competición. 


Bildergebnis für berlinale 2019

El ranquin solo se publica en los primeros días de la Berlinale, un festival con reputación de imprevisible en cuanto a su palmarés, por lo que las perspectivas de los filmes proyectados a partir del martes quedan a merced de las quinielas entre pasillos. 
"Di jiu tian chang ("So Long, My Son"), donde Wang Xiaoshuai recorre 30 años de la historia china a través de un drama familiar, fue la última película presentada a competición, el jueves, y se situó de inmediato en el liderazgo de las quinielas oficiosas. 
Los dos representantes del cine asiático son nombres habituales del festival alemán -Wang Quan'an ganó el Oro en 2007 con "Tulla's Marriage", otra poética lección de cine rodada en Mongolia-, mientras que Ozon ha sido asimismo presencia frecuente en Berlín. 
Todos ellos dejaron sus nombres inscritos en el palmarés de anteriores ediciones, lo mismo que Zhang Yimou, el maestro del que se esperaba ver "One second", excluida en el último momento de la competición por unos problemas técnicos tras los que algunos han visto la mano de la censura china. 
Junto a los mencionados consagrados se dan firmes opciones a premio a nuevos talentos, como la macedonia Teona Strugar Mitevska, quien compitió con un filme de corte feminista muy acorde con el compromiso declarado de la Berlinale con el cine hecho por mujeres. 
La española "Elisa y Marcela", en torno a dos mujeres que logran casarse en la Galicia de 1901 gracias a una trampa, también encaja en ese compromiso y su directora, Isabel Coixet, es amiga fiel de la Berlinale, donde ha presentado nueve películas en toda su carrera. 
Italia hizo vibrar al festival con "La paranza dei bambini", de Claudio Giovannesi y con guión de Roberto Saviano, al servicio de una historia de clanes juveniles en el criminalizado Nápoles. 
El israelí Nadav Lapid dividió opiniones con "Synonymes, un cinta en torno a un desarraigado compatriota que deambula por París, lo mismo que ocurrió con "Répertoire des villes disparues", un filme de pueblos zombies del canadiense Denis Côte. 
El alemán Fatih Akin, Oro en 2004 con "Gegen die Wand" ("Contra la pared"), fue para algunos la gran decepción con su retrato de una decrépita Alemania, mientras otros lo encumbraron como una lección de cómo convertir lo feo en arte. 
A su actor, Jonas Dassler, en el papel del asesino en serie de prostitutas, se le ve en la Berlinale como un firme aspirante a la Plata como mejor actor -en reñida competencia con los protagonistas de Ozon. 
Para el Oso de la mejor actriz las apuestas apuntan a la joven protagonista de "Systemsprenger", Helena Zengel, la desgarradora niña capaz de desarrollar la máxima violencia y también ternura, entre desbordados asistentes sociales y terapeutas. 
Otras destacadas interpretaciones femeninas fueron la de Valerie Pachner, en el filme austríaco "Der Boden unter den Füssen" ("The ground beneath my feet"), y la de Maren Eggert, en la alemana "Ich war zu Hause, aber" ("I was at home, but"), otra representante del cine anfitrión que dividió opiniones. 
La Berlinale se ha ganado la etiqueta de festival imprevisible, sobre todo en los 18 años bajo la dirección de Dieter Kosslick, quien con esta 69 edición dejará el cargo. 
Su lista de máximos galardones cuestionados es larga; el último exponente fue el Oro de 2018 a la rumana "Touch me not", filme que provocó en su pase muchas deserciones, aunque el más chocante fue el que ganó, en 2005, "U-Carmen", una versión sudafricana de la ópera de Bizet. EFE 


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La Berlinale vibra con una Aretha inédita y con el punk alemán de "Die Toten Hosen"


Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale vibró este viernes, víspera de la entrega del Oso, con una Aretha Franklin inédita gracias a material recuperado de 1972, seguido de un documental sobre "Die Toten Hosen", la banda de punk alemán que arrasa en Argentina. 
"Amazing Grace" es el título del legendario álbum de la reina del soul y también del filme presentado, en la sección oficial del festival, pero fuera de concurso, por el cineasta Alan Elliot. 
Más que una película, se trata de un proyecto cinematográfico, editado a partir del material grabado en el concierto en Los Ángeles, por encargo de Warner Brothers. 
Franklin tenía por entonces otros planes cinematográficos y el material quedó sin editar durante 35 años, explicó Elliot, quien no consiguió convencer a la cantante -"no tenía ganas de hablar conmigo del proyecto", admitió. 
"Tenía sentido editarlo ahora. Es material que recupera la carga de alegría y esperanza que transmitía Aretha. Algo muy necesario en estos tiempos", añadió Elliot sobre su protagonista, fallecida en 2018. 
El concierto del Nuevo Templo de la Iglesia Baptista de Los Angeles incluyó algunas joyas, como las imágenes de un Mick Jagger entonces con 30 años, bailando en la última fila. 
A la proyección de los 90 minutos de ese concierto único siguió el documental "Weil du nur einmal lebst" -"Porque solo vives una vez"-, también fuera de competición, y dedicado a los fanáticos de "Die Toten Hosen", fundado en 1982 y más activos que nunca, tanto en lo musical como en su combate particular contra el neonazismo. 
El filme se centra en la gira de 2018 del grupo, al que la cineasta Cordula Kablitz-Post sigue por media Alemania hasta recalar en Argentina. 
"Es una pasión mutua", explicó Campino, el carismático líder de la banda, en relación a la pasión que despierta el grupo en el país latinoamericano. 
Cada concierto suyo es Argentina, sea en Mendoza o en Buenos Aires, despierta una explosión de entusiasmo con miles de gargantas "que seguramente no saben alemán" -deduce Campino- coreando sus temas con el mismo fervor que en Düsseldorf, la ciudad donde la banda punk tiene su origen. 
La gira de "Die Toten Hosen" quedó marcada por la suspensión de varios conciertos, debido a un ataque de tínitus o acúfenos que hizo pensar a Campino que tal vez llegó la hora de retirarse, así como por los conciertos contra el racismo en respuesta a movilizaciones neonazis en el este del país. 
La Berlinale cumplió así con su habitual cita con los documentales apuntalados en grandes nombres de la música, sean bandas alemanas -los antecesores de "Die Toten Hosen" fueron BAP- el film de Martin Scorsesse sobre los Rolling Stones que abrió el festival, "Shine a Light", en 2008, o en torno a Ed Sheeran, el año pasado. EFE 


La berlinale, en la sala de visitantes de la cárcel o en la butaca del barrio

Gemma Casadevall

Berlín, 15 feb (EFE).- La alfombra roja del Festival de Cine va más allá de los 2.400 metros cuadrados de tela extendidos ante el Berlinale Palast: hay otras variantes estos días, sea ante la cárcel de Plötzensee o ante algunos cines de barrio de la capital alemana 
Acceder al pase en la prisión de "Systemsprenger" -"System crasher"-, una de las 16 aspirantes al Oso de Oro, implicaba dejar en consigna todas las pertenencias, también el teléfono móvil, someterse a un estricto registro y pasar por tres controles de seguridad. 
"Es lo mismo que debe hacer cualquier visitante de los 345 internos que tenemos aquí", informa la funcionaria que realiza el registro a las mujeres, cada una con su letrero de "visitante", que se le entrega tras depositar su documento de identidad. 
"Esto no es ficción, es una cárcel real; toda visita implica un riesgo, sea o no tiempo de Berlinale,", apuntó a Efe Bernd Michael, jefe de seguridad, tras comprobar la funcionaria que el bolígrafo detectado en uno de los bolsillos solo sirve para escribir. 
La sala de visitas de Plötzensee, donde se han distribuido unas 150 sillas para la proyección, es uno de los lugares elegidos en la presente edición del festival de cine para el ciclo Berlinale goes Kiez -traducible por "La Berlinale va al Barrio"-. 
Además de esa sesión en la cárcel, el ciclo se desarrolla en salas de toda la capital, incluido el llamado "B-ware", un local especializado en filmes viejos o raros de Friedrichhain, uno de los barrios del antiguo sector este, ahora feudo de la modernidad. 
Entre viejas butacas y reliquias de cineastas se proyectó estos días en esa sala "off" la cinta "God exists, her name is Petrunya", filme macedonio asimismo de la competición oficial, y también "Los miembros de la familia", del argentino Mateo Bendesky, exhibida en la sección Panorama. 
"Tratamos de hacer una selección representativa de todos los apartados del festival", explicó a Efe Anna Jurzik, programadora del ciclo, consciente de que no puede abarcar más que una mínima parte de los 400 filmes que se ven en los diez días de festival entre todas sus secciones, a concurso o no. 
Para Plötzensee se ha programado un único pase con la mencionada película de la alemana Nora Fingscheidt, representante de la nueva generación de cineastas del país y centrada en una niña de nueve años extremadamente violenta, a la que mandan de centro en centro entre desbordados terapeutas y asistentes sociales. 
Es una niña crecida en una familia desestructurada, que va de los estallidos de ira a la ternura, que desespera a todo aquel que trata de buscarle una salida pero también les rompe el corazón, por lo desgarrador de una situación fuera de control. 
"Una película perfecta para esta lugar", en opinión de Helmut Weiss, juez ya retirado, de 73 años, quien en el pasado se ocupó de muchos casos de delincuentes juveniles "en los que claramente fallaron los sistemas de prevención", antes de caer en el delito. 
Interpreta a Benni, la protagonista, Helene Zengel, una de las revelaciones de esta Berlinale, cuyos premios repartirá mañana el jurado presidido por la actriz francesa Juliette Binoche y con el realizador chileno Sebastián Lelio entre sus miembros. 
La alfombra roja de Plötzensee era muy distinta no solo a la del Berlinale Palast -hecha con basura marítima reciclada y moquetas viejas-, sino también de otras versiones reducidas para los cines de barrio: dos fluorescentes rojos, a un lado y otro de la escalera en la entrada de visitantes de la cárcel. 
"Estamos a pocos metros de otro lugar que también debería ser disuasorio, representativo de nuestra historia monstruosa", explica el exjuez, en alusión a la antigua cárcel donde entre 1933 y 1945 se ejecutó a unos 3.000 enemigos u opositores del Tercer Reich. 
A unos 200 metros del acceso a la cárcel actual está el monumento que recuerda a esas víctimas del nazismo, entre ellos algunos de los conjurados de la "Operación Walkiria", oficiales agrupados en torno a Claus Schenk von Stauffenberg, autor del atentado fallido contra Adolf Hitler, el 20 de julio de 1944. EFE 


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jueves, 14 de febrero de 2019

Cerrando puertas

Los estragos colectivos de la revolución cultural china cierran la lucha por el Oso

Gemma Casadevall 


Berlín, 14 feb (EFE).- El director chino Wang Xiaoshuai cerró este jueves el desfile de aspirantes al Oso de la Berlinale con un drama familiar sobre los estragos de la revolución cultural sobre una sociedad obligada, además, a asimilar los salvajes cambios de la China actual. 
"La consigna de la revolución cultural era que debíamos mirar hacia delante en favor del progreso de nuestro país. Pero eso no es posible sin hacer las paces con el pasado", explicó el realizador de "Di jiu  tian chang ("So Long, My Son"), sobre una película que recorre 30 años de trauma colectivo. 
La política del único hijo, el aborto forzado a que queda sometida la mujer que queda embarazada por segunda vez -y que fatalmente perderá al primer hijo en un accidente- es el núcleo de un drama que arranca de un matrimonio para extenderse al entorno de sus amigos. 
La planificación familiar se aplicaba en términos marciales, como ocurría en cualquier otro ámbito de la sociedad china -del laboral al baile con música prohibida-. 
Los efectos de todo ello sobre esa familia ampliada serán los remordimientos del niño que metió al agua al amigo que no sabía nadar o los de la compañera de la fábrica que delató un segundo embarazo. 
Es un mundo en el que a la mujer a la que se forzó a interrumpir su embarazo quedará, además, obligada encajar la recompensa pública de ser distinguida como ciudadana ejemplar por ello. 
"Perdonarse y hacerse perdonar puede ser un largo camino. Como mi película", bromeó Wang, ante los 180 minutos del filme, el más extenso entre los 16 aspirantes a los Osos del festival que repartirá el sábado el jurado presidido por la actriz francesa Juliette Binoche. 
La cinta del realizador -ganador en 2008 del Oso de Plata al mejor guión con "In Love We Trust"- habría sido la penúltima según el programa original de la Berlinale, ya que inicialmente estaba previsto cerrar el desfile con "One Second", de su compatriota Zhang Yimou. 
A la exclusión en el último momento del filme del aclamado director de "Sorgo Rojo" -Oso de Oro en  1987 en Berlín-, por supuestos "problemas técnicos" en la postproducción, han seguido las sospechas de censura por parte de las autoridades chinas, difundidas por algunos medios que siguen el festival. 
"Me enteré de que no estaría aquí Zhang cuando llegué. Es triste, todos esperábamos tenerlo aquí", afirmó Wang, preguntado sobre esa exclusión y haciendo equilibrios sobre si él mismo temía problemas con sus autoridades por las críticas contenidas en su filme -"espero que no haya presiones sobre mi película", dijo. 
La retirada del filme de Zhang, que iba a presentarse este viernes, ha dejado vacía en lo que respecta a la competición oficial la víspera de la entrega de los premios, que adopta así la forma de una especie de "jornada de reflexión" para el jurado. 
En la recta final hasta los premios del sábado se incorporó asimismo a la lista de los cazadores potenciales del Oso el filme "Synonymes", del israelí Nadav Lapid, al que parte de la crítica esperaba en el festival alemán como la posible penúltima sorpresa. 
La película del cineasta, convertido en realizador de culto tras haber presentado su "The Kindergarten Teacher" ("La profesora de parvulario" (2014) en la Semana de la Crítica de Cannes, coloca a un joven israelí desnudo y perdido en piso parisino que podría ser el del "Último tango en París". 
Es un desarraigado de paso por la capital francesa, al que roban todo mientras duerme en ese apartamento donde iba a pasar una única noche, y que despierta del shock en la cama de matrimonio de una joven pareja vecina. 
Yoah (Tom Mercier) no solo ha perdido su maleta y toda su ropa, sino también su identidad. No quiere ni hablar en hebreo, sino que se compra con el dinero prestado de sus nuevos amigos un diccionario de sinónimos para perfeccionar su francés. 
Deambulará por París -incluida la embajada de su país y algunos provocadores compatriotas- en medio de un puzzle mental de difícil reconstrucción, tras el que se esconde otro trauma colectivo, el de su país, y los rastros dejados por su instrucción militar. EFE 

(foto) (vídeo)

miércoles, 13 de febrero de 2019

Pequeña Coixet, enorme Varda

Coixet homenajea la lucha contra los vetos con su matrimonio sin hombre de 1901

Gemma Casadevall



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Berlín, 13 feb (EFE).- La directora española desveló en la Berlinale su "Elisa y Marcela", un filme que rescata la historia de dos mujeres que lograron casarse en la Galicia (noroeste de España) de 1901 y que rinde homenaje a quienes deben seguir luchando contra los vetos al amor.
Rodada en blanco y negro, la única representante española a concurso en esa Berlinale fue recibida como una cinta de temática poderosa, en un festival volcado al cine hecho por mujeres.
"Yo no busco historias de mujeres fuertes. Ellas me encuentran a mí", explicó la cineasta, recibida como una amiga en su novena visita a ese festival, respecto a los papeles que interpretan Greta Fernández -como Marcela- y Natalia de Molina -su Elisa-.
La historia de esas dos mujeres reales, que se casaron en la ciudad gallega de La Coruña en 1901, camuflándose una de ellas de hombre, le cayó en las manos hace diez años y de ahí surgió un filme que "no es un manifiesto", dijo, aunque sí recuerda a todos aquellos que siguen perseguidos por su homosexualidad.
Retrata lo que fue un amor a primera vista entre Marcela, una muchacha crecida en un orfanato, pese a tener padres, que llega empapada a su primer día en la escuela y deja que Elisa, quien vive ahí con su tía monja, la arrope y reconforte.
Marcela es menuda, Elisa algo más hombruna. Su relación despierta pronto las suspicacias en un entorno donde que una mujer leyera ya era sospechoso de pecado; de las sospechas se pasa a las pedradas, a la trampa de hacer pasar Elisa por hombre, a una boda en La Coruña y al escándalo social al revelarse lo que fue un "matrimonio sin hombre".
"Era importante lograr crear la química suficiente entre nosotras para traspasar la pantalla", explicó Natalia de Molina, en la presentación ante los medios del filme.
La cineasta dedicó diez años al proyecto, pero el rodaje se completó en cuatro semanas, con un guion que arranca en el exilio de la pareja en Argentina, para volver al pueblo gallego donde surge su amor y pasar a Portugal, donde caen en la cárcel tras descubrirse su trampa.
"Puedo entender las razones de quienes consideran a Netflix una amenaza. Pero no puedo compartir que, en nombre de la cultura, se pretenda excluirnos de la competición", explicó Coixet, en relación a las presiones de los exhibidores alemanes contra su película, producida por esta plataforma audiovisual.
Un colectivo de 160 salas de cine difundieron estos días una carta al director de la Berlinale, Dieter Kosslick, y al ministerio de Cultura alemán pidiendo su exclusión de la competición.
El propio Kosslick había explicado ya antes, cuando surgieron las primeras quejas, que habían decidido programarla por tener las garantías de que iba a exhibirse al menos en salas de cine españolas.
"El mejor precedente es 'Roma', la película que probablemente gane el Óscar, porque es la mejor", dijo Coixet, en relación al aclamado filme dirigido por el mexicano Alfonso Cuarón, producido también por Netflix y triunfador en el Festival de Venecia.
La polémica en torno a Netflix fue tema recurrente en la presentación de Coixet, quien tuvo que explicar una y otra vez las dificultades con que se topó hasta encontrar financiación para un proyecto en blanco y negro -como "Roma"-.
"Hay muchas Marcelas y Elisas en todo el mundo", recordó Natalia de Molina, mientras Coixet se declaraba "alérgica al matrimonio", pero defensora de que cada uno pueda casarse con quien quiera.
La directora tuvo que defender, además, la idea de colocar algas y pulpos en algunas escenas de amor. "Soy una gran fan del pulpo", explicó entre risas, mientras de Molina admitía que les costó lo suyo jugar con el cefalópodo "que olía mal y estaba muy frío".
"Marcela y Elisa" supone el regreso de Coixet a la lucha por los Osos de la Berlinale, un festival en que debutó en 1996 con "Cosas que nunca te dije", fuera de concurso, para regresar en 2003 ya a competición con "Mi vida sin mí", en 2008 con "Elegy" y en 2015 con "Nadie quiere la noche", protagonizada por Juliette Binoche, presidente del jurado en la presente edición.
"Estar aquí debe significar que no soy tan mala", bromeó de nuevo la cineasta, quien conoció el festival también como jurado -en 2009- y compite ahora con otras seis directoras, del total de 16 filmes a concurso.
Coixet compartió la jornada a concurso con el realizador israelí Nadav Lapid, al frente de "Synonymes", penúltima película en el desfile de aspirantes al Oso, que cerrará mañana el chino Wang Xiaoshuai con "So long, my son". EFE
gc/jam/agf


La polémica en torno a Netflix entra en la Berlinale con Coixet

Berlín, 13 feb (EFE).- El debate sobre si Netflix matará o salvará a la industria del cine entró de pleno hoy en la Berlinale con la proyección de "Elisa y Marcela", dirigido por la española Isabel Coixet y uno de los 16 aspirantes al Oso de Oro de la 69 edición del festival.
La presentación de la película, en torno a dos mujeres que logran casarse en la Galicia católica de 1901, quedó marcada por la carta de un colectivo de exhibidores de cine alemán, que exigían la exclusión de esa película de la lucha por los premios por haber participado esa productora.
"Puedo entender las razones de quienes consideran a Netflix una amenaza. Pero no puedo compartir que, en nombre de la cultura, se pretenda excluirnos de la competición", explicó Coixet, en respuesta a sucesivas preguntas sobre las presiones de los exhibidores alemanes, que dicen representar a 160 salas de cine.
La Berlinale es, en realidad, uno de los últimos grandes festivales europeos que se abren a filmes producidos por Netflix para su sección oficial.
El gran precedente es "Roma", la exitosa película del mexicano Alfonso Cuarón, firme aspirante a los Oscar -"es la mejor de todas", dijo Coixet-, después de haber triunfado en Venecia y en otros galardones internacionales, como los Globos de Oro o los Bafta del cine británico,
Un éxito en Venecia que le llegó tras ser rechazado el filme en el Festival de Cannes, que se plegó a las críticas de los exhibidores franceses y decidió que solo podrían participar en las competiciones las películas que llegaran a las salas de cine de Francia.
Eso provocó la huida de Netflix, cuyas películas fueron acogidas sin reparos por Venecia y que también han encontrado hueco en la competición berlinesa.
Aunque el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, tuvo que explicar ya, en los días precedentes a la apertura del festival, que habían aceptado la película de Coixet tras garantizarse que será estrenada en salas de cine, al menos en España.
"Yo también amo las salas de cine", indicó Coixet, sin querer pronunciarse sobre si considera o no a Netflix una amenaza para el futuro del cine e insistir en las dificultades que encontró para lograr financiación para una película que, al igual que "Roma", está rodada en blanco y negro.
Coixet acudió a la Berlinale como amiga y cineasta habitual del festival, donde debutó en 1996, entonces fuera de concurso y en la sección Panorama, con "Cosas que nunca te dije".
Desde entonces regresó a esa plaza en otras ocho ocasiones, varias de ellas a competición, como fue en 2003 con "Mi vida sin mí", en 2008 con "Elegy" y en 2015 con "Nadie quiere la noche", protagonizada por Juliette Binoche, presidente del jurado en la presente edición.
La propia Coixet fue asimismo miembro del jurado de la sección oficial, en 2009.
En "Elisa y Marcela" -personajes interpretados por Natalia de Molina y Greta Fernández-, Coixet rescata la historia de dos maestras de pueblo, que en 1901 lograron casarse en la católica Galicia haciéndose pasar la primera de ellas por un hombre.
La cineasta dedicó diez años al proyecto, pero el rodaje se completó en cuatro semanas, con un guión que arranca en el exilio de la pareja en Argentina, para volver al pueblo gallego donde surge su amor y pasar a Portugal, donde caen en la cárcel tras descubrirse su trampa


Agnès Varda, feminista, sabia y generosa

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Berlín, 13 feb (EFE).- La Berlinale homenajeó este miércoles a la cineasta franco-belga Agnès Varda, de quien se proyectó fuera de competición "Varda par Agnès" y a quien se entregó una de las Cámaras de honor de la 69 edición del festival.
"No soy una leyenda, estoy viva", afirmó la realizadora ante los medios que siguen el festival alemán, con más de 90 años y presente como arquetipo del cine feminista, en una Berlinale volcada más que nunca hacia las mujeres cineastas.
Varda compareció ante la prensa tal y como aparece en el mencionado filme, jugueteando con las gafas de leer entre las manos, dispuesta a hablar de cine y vestida con sus habituales tonos lilas, una de sus señas de identidad.
"Varda par Agnès" es un documental donde repasa parte de su filmografía y explica pacientemente, sentada sobre el escenario de un teatro, su concepto del cine y cómo hizo algunos de sus filmes.
En la cinta, presentada en la sección oficial aunque fuera de concurso, tiene ante sí al público sentado en sus butacas, mientras que en su conferencia de prensa se vio ante un gremio periodístico bastante más ajetreado, en la séptima jornada de un festiva cuyo programa incluye 400 filmes.
Varda recorrió algo de una trayectoria que empezó en 1954, con "La pointe courte", y que aún no se ha detenido.
"En toda película entran tres fases: la idea, la creación a partir de esta y cómo compartirla", explicó la realizadora, tomando el punto de partida de su lección magistral ante el auditorio del teatro.
En "Varda par Agnès" alterna sus explicaciones con imágenes de algunos de sus filmes -"Le bonheur"  (1966), "L'une chante, l'autre pas" (1976), "Les plages d'Agnès" (2008), entre otros-, más conversaciones con algunos de sus protagonistas, como Sandrine Bonnaire.
"La gente que me rodea me fascina. No importa dónde se encuentre. En las calles de mi barrio de París, en Nueva York, sean los protagonistas de mis historias o gente corriente que me surge por una esquina", afirmó, cordial y generosa, en medio de un festival donde las prisas son la dinámica por muchos compartida.
"A decir verdad, mis películas nunca me dieron dinero", admitió a continuación, para mencionar luego, a modo de excepción la película que le dio en 1985 el León de Oro de Venecia, "Sin techo ni ley".
El cine le ayudó "a abrir perspectivas, conocer gente, compartir, tener mucho eco, también internacional", explicó, en relación a los proyectos que la llevaron fuera Europa, hasta Estados Unidos, y donde la voz femenina de la "Nouvelle Vague" extendió sus horizontes.
Y le sigue aportando nuevos amigos y conocimientos, como demostró en su anterior trabajo, el documental "Caras y lugares" (2017), un divertido y fresco recorrido de Varda y el músico, fotógrafo y artista callejero JR, por la Francia rural.
Una curiosa pareja, la de la cineasta nonagenaria y el fotógrafo treintañero en una cinta que demostró una vez más la eterna curiosidad de una realizadora que ha ido ganando en modernidad con el paso de los años. EFE
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martes, 12 de febrero de 2019

Pirañas, madres y abuelas


Saviano denuncia en Berlín la espiral de los clanes juveniles napolitanos

Gemma Casadevall

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Berlín, 12 feb (EFE).- El escritor italiano Roberto Saviano irrumpió en la Berlinale como guionista de "La paranza dei bambini", un vibrante retrato de un "piraña", un joven catapultado a liderar un clan y de imponer su ley en las angostas calles napolitanas. 
"Siempre hubo niños en los clanes. Ahora por primera vez tenemos clanes liderados por niños de 14 o 15 años", explicó Saviano al presentar el filme, acompañado de su director, Claudio Giovannesi, y varios de sus intérpretes, actores no profesionales napolitanos. 
Sus protagonistas son diez muchachos que de robarse un árbol de navidad en ciclomotor pasan al crimen adulto, en un entorno "en que la política no ofrece otra alternativa a los jóvenes que delinquir o emigrar", indicó el autor de "Gomorra" -novela adaptada tanto al cine como la televisión- y ahora de la novela que da título al filme. 
Giovannesi, director de dos episodios de la serie televisiva "Gomorra", imprime ritmo a una película interpretada por esos "rostros de las contradicciones de nuestro mundo dicho civilizado", prosiguió el guionista. 
Saviano se erigió en portavoz principal del filme, salpicado por las explicaciones de los muchachos que lo interpretan -"no todos los napolitanos somos como ellos. Algunos tenemos sueños y perspectivas", defendió Francesco Di Napoli, el líder del filme-. 
La realidad italiana del momento "no ayuda a resolver esas situaciones", explicó el escritor, quien aludió a su ministro del Interior, Matteo Salvini, como un político al que le gusta "vestirse de policía". 
Y de la custodia que lleva a raíz de las amenazas recibidas por "Gomorra", aseguró a preguntas de los periodistas que "no es un privilegio, sino un drama humano". 
Su filme es una de las aspirantes al Oso de un festival con dos Oros recientes para Italia: en 2012, al "Cesare deve morire" de Paolo y Vittorio Taviani, interpretado por presos de una cárcel romana, y en 2016, al desgarrador documental "Fuocoammare" ("Fuego en el marc"), de Gianfranco Rosi, sobre el drama de los refugiados que tratan de alcanzar Lampedusa. 
"La paranza bei bambini" también se sustenta en la denuncia, sobre personajes arrancados de la vida real, en este caso el alevín de piraña que de cobrar el impuesto del miedo al servicio de otros pasa al primer amor, la primera pistola y el primer muerto. 
El matón en pañales, que conoce mejor las prisas que el miedo, llevará a su chica a la ópera, como Richard Gere hizo con Julia Roberts. Pero como obviamente no se trata de un nuevo "Pretty woman" el discurrir del romance con esa niña con cuerpo de top-model será muy distinto. 
A las adolescencias robadas napolitanas siguió en la jornada de hoy de la Berlinale la historia del joven de buena familia crecido en una granja ecuestre sur de Francia y captado por el integrismo islámico bajo los ojos atónitos de su abuela -Catherine Deneuve-, una mujer que vivió en Argelia y que convive con el mundo musulmán moderado. 
"L'adieu à la nuit" es el título del filme, que acudía en la sección oficial, pero fuera de concurso, y que colocó a Deneuve de nuevo en un festival al que acude prácticamente cada año, a las órdenes además de un director asimismo de la casa, André Téchiné. 
La temática de su filme actuó de complemento de la aspirante a los Osos italiana: del líder camorrista napolitano que aprende el manejo de las armas por internet se pasa al francés converso vía skype, vía por el que se casará con la muchacha que le metió en la red. 
El segundo filme a competición de esta jornada, el alemán "Ich war zu Hause, aber..." -"I was at home, but"-, despidió con poca gloria la ronda de cine anfitrión a concurso -"Der goldene Handschuh", de Fatih Akin, y "System Crasher", de Nora Fingscheid. 
Dirigido por Angela Schanelec, representante del nuevo cine alemán como Fingscheid, el filme plantea la imposible reconstrucción de un núcleo familiar formado por la madre y dos hijos, incapaces de reencontrarse desde la muerte del padre, dos años atrás. 
Si los muchachos napolitanos de Giovanessi respiran realidad, a los berlineses de Schanalec les coloca su directora entre ensayos de un "Hamlet" escolar de formato ortopédico, con una madre que en lugar de empatía transmite dominio o hasta mal trato, sea a sus hijos o al pobre jubilado sin voz al que compra una vieja bicicleta de segunda mano. EFE 



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La abuela tolerante Deneuve y mamá Swinton, dos rostros fieles a la Berlinale




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Berlín, 12 feb (EFE).- La Berlinale se reencontró hoy con la actriz francesa Catherine Deneuve y con su colega escocesa Tilda Swinton, la primera en el papel de una tolerante abuela y la segunda como madre generosa, ambas fieles visitantes del festival alemán.
"El paso del tiempo me hizo tolerante. En mi película interpreto a una mujer inteligente, que trata de entender qué le pasó a su nieto", explicó Deneuve respecto a Muriel, su personaje en "L'adieu a la nuit", de André Techiné, proyectada en la sección oficial aunque fuera de concurso.
El conflicto entre esa mujer y su nieto, que mantienen una relación casi materno-filial desde que murió la madre de este, estalla al descubrir ella que el joven, además de haberse convertido al islam, ha sido reclutado por el integrismo islámico.
Todo ocurre en una idílica granja ecuestre del sur de Francia, que Muriel regenta con un socio musulmán, pero moderado, el primero que advierte de que Alex -Kacey Mottet Klein- está dispuesto a robarles para unirse a la yihad junto a su novia, igualmente radicalizada.
"Primero escucho, trato de entender. Luego actúo", explicó Deneuve, respecto a este filme, con el que regresó a un festival del que es presencia casi inexcusable, edición tras edición, esta vez dirigida por Téchiné, asimismo habitual de la casa.
Tolerante con casi todo, pero "no ante la intolerancia", se definió Deneuve, quien recomendó un "cambio de gobierno" a Polonia, al recordarle un periodista de ese país su rechazo a la inmigración musulmana por considerar que con ella pueden entrar terroristas.
La Berlinale tuvo así a Deneuve sobre su alfombra roja, la última con Dieter Kosslick como director del festival, cargo que dejará este año tras 18 años en ese puesto. 


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"Todo mi respeto y reconocimiento a Kosslick. Con él la Berlinale se ha convertido en una fiesta todos los inviernos", apuntó por su parte Swinton, presente este año en el festival con la película "The souvenir", dirigida Joanna Hogg.
"He visitado este festival muchas veces desde 1986, en todas sus secciones y desde múltiples facetas", enfatizó Swinton, quien ha dado muestras en Berlín de su versatilidad como cineasta, con películas a competición o fuera de ella, además de haber sido miembro de su jurado, en 2009.
"The souvenir", estrenada con éxito en el último festival de Sundance, se presentó en la sección Panorama, fuera de concurso, y dio ocasión de ver a la consagrada actriz junto a su hija de 21 de años, Honor Swinton-Byrne, la protagonista del filme.
"Casualmente somos madre e hija. Pero en la película interpretamos a una madre y a una hija que son  muy distintas a nosotras", apuntó Tilda.
Honor Swinton-Byrne interpreta a una estudiante de cine, en la Inglaterra de los 80, que se enamora del distinguido y maduro Anthony.
"Ha sido una experiencia muy interesante y personal", resumió Tilda Swinton, en relación a lo que ha sido para ella trabajar con su hija y a su papel de madre empática y generosa. EFE
gc/agf 

lunes, 11 de febrero de 2019

De 17 a 16

La Berlinale retira el filme de Zhang Yimou por "problemas técnicos"


Berlín, 11 feb (EFE).- La dirección de la Berlinale anunció hoy la retirada de la película del maestro chino Zhan Yimou "Yi miao zhong" ("One second"), que estaba incluida en la competición oficial, por haber aparecido "problemas técnicos" en la fase de postproducción del filme.
La lucha por los Osos de Oro del festival berlinés queda así reducida a 16 aspirantes, precisó la Berlinale en un comunicado, donde se explica que otra película del mismo director chino se proyectará en la gala prevista para éste, aunque no se especifica cuál.
La película de Zhang era la única prevista para la sección oficial a concurso del viernes, última jornada antes de la entrega de los Osos, que tendrá lugar el sábado.
El director chino es un nombre mítico para el festival berlinés desde que en 1987 ganó en la capital alemana el Oso Oro con "Sorgo rojo", película que abrió las puertas de ese festival al cine asiático.
En ediciones posteriores regresó asimismo a la competición con filmes como "Happy Times" (2002), "Hero" (2003) o "Una mujer, una pistola y una tienda de fideos" (2010).
Su película era uno de los platos fuertes de la presente edición, la número 69, en la que asimismo compiten por el Oso directores consagrados como el francés François Ozon, el alemán Fatih Akin y la española Isabel Coixet.
El jurado encargado de otorgar los premios está presidido por la actriz francesa Juliette Binoche, quien cuenta entre los miembros de su equipo con el director chileno Sebastián Lelio. EFE
gc/agf


La Berlinale se sumerge en los pueblos zombies, de Canadá o de Turquía

Gemma Casadevall


Berlín, 11 feb (EFE).- La Berlinale arrancó la segunda semana de la lucha por los Osos sumergida en dos pueblos zombis de Canadá y de Turquía, aunque cedió el protagonismo mediático de la jornada a Christian Bale y su "Vice", presente en Berlín como invitado fuera de competición. 
"Répertoire des villes disparues", del canadiense Denis Côte, y "Kiz Kardesler" -"A tale of three sisters"-, del turco Emin Alper, colocaron al festival ante dos filmes donde el denominador común es la desolación y falta de perspectivas en el mundo despoblado o rural, remoto y despoblado. 
"Vivir entre muertos es acabar moviéndose como ellos", explicó el realizador canadiense, ganador en 2013 del premio Alfred Bauer, erigido en memoria del fundador del festival berlinés, con "Vic + Flo ont vu un ours". 
Su pueblo zombi es Irénee-les-Nieges, una de las muchas poblaciones prácticamente deshabitadas que se reparten entre el paisaje nevado, inmenso e infinito, de la región de Québec. 
Quedan ahí apenas 215 resistentes, una población menguante que de pronto parece agrandada por la presencia de unas cuentas siluetas inquietantes, sus muertos vivientes. 
No son zombis buscadores de sangre humana ni amenazantes, sino una compañía hasta mimética que comparte espacio con los habitantes, a los que la alcaldesa (Simone Smallwood) trata de convencer de quedarse ahí, tal vez porque ese pueblo es su parcela de poder. 
El mimetismo con los zombis deriva en lo clónico en las almas más atormentadas, mientras el hermano de un joven que acaba de morir, Jimmy (Robert Naylor), traumatizado por esa pérdida como lo que queda de su familia, mira hacia Quebec. 
A las nieves quebequesas siguieron las de Anatolia, en un pueblo asimismo perdido al final de una carretera encrespada, entre montañas, rocas y pedregales, sin zombis explícitos, sino con seres vivos que se mueren por salir de ahí, en ese caso hacia Ankara. 
Alper, Premio Especial del Jurado de Venecia el pasado año con "Frenzi", sitúa ahí su cuento sobre sus tres hermanas, una metáfora de la imposibilidad de liberarse de la Turquía arcaica donde crecieron. 
Por tres veces envía un padre viudo a sus hijas -Reyhan, de 20 años, Nurham, de 16, y Havva, de 13- a trabajar a la ciudad, en la casa del protector y a la vez cacique feudal de la zona. 
Las tres regresarán a la montaña poco después por circunstancias diversas -incluido un embarazo-; ahí se quedarán con la bolsa de viaje preparada, anhelando la siguiente oportunidad. 
Si el canadiense regresó a la Berlinale con un filme algo oscuro, en contraste con la nieve, y salpicado por escenas rodadas en 16 mm, su colega turco cautivó con un cuento que deja al espectador mecerse, a pesar de los agrestes pedregales que mantienen secuestradas a las tres hermanas. 
Pero la Berlinale necesitaba un rostro mediático para este lunes y Bale acudió dispuesto a cumplir ese cometido, relajado y liberado de la caracterización que le convierte en Dick Cheney en el filme dirigido por Adam McKay. 
"Vice" ("El vicio del poder") es el único largometraje estadounidense incluido en la sección oficial de la Berlinale, un festival más bien volcado al cine europeo o asiático, con vocación de explorar en lo periférico. 
El filme de McKay llegó a la capital alemana en medio de la gira promocional europea de esta firme aspirante a los Óscar -entre ellos, los correspondientes a mejor película, mejor director y mejor actor-. 
"Mi película refleja cincuenta años de hacer política de una forma determinada", explicó el director respecto a su recreación de quien escaló posiciones bajo Richard Nixon y Ronald Reagan, hasta llegar a la vicepresidencia con George W. Bush en la Casa Blanca. 
Recién llegado de Londres, donde anoche asistió a la gala de los Bafta, el camaleónico Bale admitió que empieza a no ser tan fácil para él engordar o adelgazar según requiera su personaje: "Mi cuerpo grita ya pidiendo ayuda: si sigues así, morirás". EFE 
gc/agf 
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Christian Bale, liberado del "sapo" o el "bulldog" de Cheney

Berlín, 11 feb (EFE).- El actor británico Christian Bale cumplió hoy con su cita con la Berlinale, liberado de los kilos que reclamó su caracterización para el personaje de Dick Cheney en la película "Vice", un papel en el que se vio a sí mismo como un batracio o como un bulldog.
"Un sapo, me veo como un sapo", afirmó, para añadir luego la palabra "bulldog", en la presentación ante los medios de ese filme, proyectado en la sección oficial del festival aunque fuera de concurso y en el que Bale demostró de nuevo sus dotes camaleónicas.
"Mi cuerpo grita pidiendo ayuda: si sigues así, morirás", respondió luego, a una pregunta alusiva a los cambios de imagen a que se somete para adaptarse a los personajes requeridos.
Esquivó, sin embargo, la pregunta de si estaría dispuesto también a interpretar al actual presidente de EE.UU., Donald Trump, y pretextó que "otros lo han hecho ya".
Bale acudió a la capital alemana junto con el director del filme, Adam McKay, dentro de la gira europea de promoción de la película que recrea en tono crítico la figura del exvicepresidente de EE.UU. y que está nominada a los Óscar a mejor película, mejor dirección y mejor actor.
"Todas las nominadas son maravillosas. Espero que eso ayude a que la gente vaya más al cine", dijo Bale, de nuevo sin pronunciarse claramente al ser preguntado por sus aspiraciones a hacerse con la estatuilla de Hollywood.
"Mi película refleja cincuenta años de hacer política de una forma determinada", explicó por su parte McKay respecto a "Vice", que recorre la ascensión política de Cheney, bajo Richard Nixon y Ronald Reagan, hasta llegar a la vicepresidencia con George W. Bush en la Casa Blanca.
"Trump es el resultado de esa política", indicó respecto al actual presidente y su forma de hacer política "que no parece entender de los silencios, como Cheney", añadió, en alusión a su tendencia a pronunciarse aparentemente sin reflexionar, en twitter.
"Vice" es el único largometraje estadounidense incluido en la sección oficial de la Berlinale, un festival más bien volcado al cine europeo o asiático, con vocación de explorar en lo periférico.
Bale se presento ante los medios de la Berlinale con algo de retraso y procedente de Londres, donde anoche asistió a la gala de los Bafta, los premios del cine británico en los que estaba nominado como mejor actor, galardón que fue para Rai Malek por su interpretación de Freddie Mercury en "Bohemian Rhapsody".
Era la presencia más mediática de la jornada, pese a no estar en la lucha por los Osos del festival, competición que ha quedado reducida a 16 aspirantes por la retirada, por problemas técnicos, de la película con que iba a competir el director chino Zhang Yimou. EFE
gc/agf
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domingo, 10 de febrero de 2019

Mr Jones, perdido en la Ucrania stalinista

Las directoras de la Berlinale recuerdan el deber del periodista con la verdad

Gemma Casadevall

Berlín, 10 feb (EFE).- La Berlinale recordó este domingo el deber de todo periodista con la verdad, en una jornada a competición compartida entre dos directoras de voz poderosa, la polaca Agnieszka Holland y su joven colega macedonia Teona Strugar Mitevksa.
Un free-lance sin visado, en la Ucrania que el estalinismo mata de hambre, entre carretas de cadáveres helados y niños cadavéricos; o un premio Pulitzer entre orgías opiáceas en Moscú, negando lo que ocurre fuera de su hotel de lujo, en 1933: esas son las dos caras del periodismo mostradas por Holland en su "Mr Jones".

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La directora polaca no ahorra pinturas negras, escenas de canibalismo -metafórico o literal- ni tampoco algún tópico, como la presencia de una única colega dispuesta a auxiliar al buscador de la verdad, Ada Brooks (Vanessa Kirby).
Es un filme estructurado sobre personajes reales y diseñado para advertir, en estos tiempos de "fake news", que el buen periodista es el que encuentra el camino para explicar al mundo la verdad, por difícil que sea, y no el que se sujeta al dictado de sus intereses, de su medio o de la geopolítica.
Toma como protagonista al periodista galés Gareth Jones (James Norton), determinado a entrevistar a Josef Stalin tras haberlo hecho con Adolf Hitler, pese a la tenaza soviética y la desfachatez cómplice de colegas como Walter Duranty (Peter Sarsgaard), galardonado con el Pulitzer.
Su relato será desgarrado, como el trazo de Holland; de ese relato periodístico surgirá el germen de algo superior, la novela "Rebelión en la granja" de George Orwell, la sátira que muestra como del ideal comunista se pasó a la tiranía soviética.
La cineasta polaca regresó así a la Berlinale, dos años después de haber ganado un Oso de Plata con "Pokot" -"Spoor"- y consagrada con sucesivas nominaciones al Oscar (a "In darkness", "Europa, Europa" y "Angry Harvest").
Los 141 minutos de "Mr. Jones" compartieron la jornada a competición con otra película dirigida por una mujer, la macedonia Teona Strugar Mitevksa, una de las siete directoras incluidas en la sección a concurso, del total de 17 aspirantes a los Osos del festival.
"God exists, her name is Petrunya" es un alegato, de principio a fin, en contra el fanatismo machista y el ultranacionalismo en que se mueve aún ese país balcánico, como refleja un concurso anual restringido a los hombres, consistente en lanzarse al río en busca de una cruz bendita ortodoxa.
Petrunya (Zorica Nusheva) es una licenciada en Historia, de 32 años, demasiado gorda, demasiado bien preparada y demasiado inteligente para encontrar un hueco laboral en un país dominado por el desempleo y la caverna machista.
Ella se convertirá en la transgresora de las leyes no escritas masculinas, en un ámbito familiar y social en que ni siquiera su madre cree en sus posibilidades.
Sí encontrará el apoyo de una periodista de un canal local, que transmite el rito ancestral navideño de los hombres lanzándose al río y que ve cómo esa mujer se erige en ganadora del premio.
La periodista no es una reportera de guerra, como el Mr Jones galés, sino una profesional presionada por su jefe y un exmarido que no cumple con sus deberes.
Petrunya y la reportera quedarán enredadas en un conflicto revelador de los rigores medievales persistentes en 2018, en medio de turbas masculinas que cercan a la "ladrona" de la cruz en la comisaria del pueblo.
"La educación es el arma para romper los techos de cristal a los que seguimos sometidas", sostuvo la realizadora macedonia, fundadora con dos de sus hermanas de su propia productora.
Su película está basada en hechos reales, como el filme de su consagrada colega polaca.
Entre ambas colocaron al primer domingo del festival el sello del cine hecho por mujeres, con mayúsculas, que esta 69 edición de la Berlinale reclama como señal de identidad. EFE
gc/emm
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Binoche y Kruger, dos intrusas de identidades ajenas para la Berlinale

Bildergebnis für binoche kruger berlinaleBerlín, 10 feb (EFE).- La actriz francesa Juliette Binoche y su colega alemana Diane Kruger representaron este domingo ante la Berlinale a dos mujeres metidas en identidades ajenas, desde perspectivas y filmes diametralmente distintos, marcados por la mirada característica e inimitable de cada una de esas intérpretes.
"Mi personaje es una mujer que se redescubre al inventarse una identidad ajena", explicó Binoche sobre "Celle que vous croyez", el filme dirigido por Safy Nebbou, centrado en un divorciada de 50 años, con dos hijos, que se hace pasar por una joven de 24 para chatear en internet.
"No soy un James Bond, soy un ser real que trabaja como agente y asume, obviamente, una personalidad que no es la suya", dijo su parte Kruger respecto a "The operative", la película dirigida por el israelí Yuval Adler proyectada en la sección oficial pero fuera de concurso, donde interpreta a una espía del Mosad en Teherán.
Binoche es una de las presencias más mediáticas y constantes en esta 69ª edición del festival, ya que además de presentar ese filme -en la sección Berlinale Special, fuera de concurso- ejerce de presidenta del jurado internacional que entregará los Osos.
Su interpretación en el filme de Nebbou da intensidad a un personaje que irremisiblemente perderá el control sobre lo que empieza como un flirteo virtual con un hombre de la edad de la mujer construido en ese perfil inventado.

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Kruger humaniza a una agente que no podrá evitar "tejer vínculos" y "sentir afinidades", en sus propias palabras, en el país que no es suyo, bajo esa identidad usurpada, hasta convertir lo que aparentaba ser un thriller de espías en un drama psicológico.
El filme de la actriz francesa tampoco terminará siendo la comedia más o menos agridulce o sentimental que aparenta ser durante los dos primeros tercios de la película.
Da un vuelco hacia el suspense justo después de constatar que incluso la más bella, inteligente y preparada se convierte en invisible para el hombre que va en busca de la muchacha de 24 años.
Los ojos de Binoche dominan sobre toda la película, con una secundaria de lujo como Nicole García, en el papel de terapeuta.
Kruger lanza sobre el filme israelí esa mirada incisiva tan propia, ya conocida, a más tardar, desde su "Aus dem nichts" -"De la nada"-, dirigida por el alemán Fatih Akin.
Sus respectivas inmersiones en identidades ajenas aportaron la dosis de estrellato que precisa el festival, en un domingo cuya sección a competición se repartió entre dos filmes dirigidos por mujeres -"Mr Jones", de la polaca Agnieszka Holland, y "God exists, her name is Petrunya", de la cineasta macedonia Teona Strugar Mitevska. EFE
gc/cmm 

sábado, 9 de febrero de 2019

Por St Pauli con Fatih

Skarsgard equilibra la Berlinale, sacudida por la decrépita Alemania de Akin

Gemma Casadevall


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Berlín, 9 feb (EFE).- La solidez de dos actores -el sueco Stellan Skarsgard y la austríaca Valerie Parchner- equilibró la competición de este sábado en la Berlinale, tras la sacudida dejada por el intento del director turco-alemán Fatih Akin de mostrar la Alemania más decrépita. 
A Akin, Oso de Oro en 2004 con "Gegen die Wand" ("Contra la pared"), se le esperaba en Berlín como a un exitoso representante del cine alemán actual que regresa al festival que le catapultó entonces, ahora con "Der Goldener Handschuh" ("The Golden Glove"). 
El papel protagonista de su nuevo filme corresponde a Jonas Dassler, al que se definía estos días en los medios berlineses como un nuevo talento interpretativo, metido en el papel de un asesino en serie de prostitutas, en el Hamburgo de los años sesenta. 
Era el plato fuerte del día y la dirección de la Berlinale tuvo que improvisar una tercera sala para el pase previo ante los medios, tras quedar desbordada la capacidad de las dos inicialmente previstas. 
A la expectación siguió un filme chocante, en que Akin coloca a su asesino, tomado de la vida real, entre el bar que da nombre al filme, un antro poblado por borrachos de ambos sexos tambaleantes, y el pestilente ático del barrio de St Pauli hamburgués donde va matando, troceando y escondiendo a sus víctimas. 
El cóctel argumental hacia pronosticar algún paralelismo con los hermanos Ethan y Joel Coen o con Quentin Tarrantino, pero lo que se vio fue un filme sin genialidades de humor macabro, sino una mera exhibición de figuras grotescas, zafias, desdentadas y sombrías. 
Si en "Gegen die Wand" retrató los desajustes de sociedades paralelas como la germano-turca, su nuevo filme parece ser la revancha del realizador de origen inmigrante empeñado en pintar el submundo decrépito de sus convecinos cien por cien alemanes. 
En contraste con desconcierto que dejó en algunos "Der goldene Hanschuh" -y de la imposibilidad de comprobar si bajo las prótesis que se coloca a Dassler hay un gran actor-, el veterano Skarsgard y su colega austríaca aportaron talento más que reconocible. 
El actor sueco interpreta en "Out Stealing Horses", de Hans Petter Moland, a un viudo traumatizado por la muerte de su esposa, que vuelve al recóndito bosque noruego donde pasó su último verano con su padre, en 1948. 
Los recuerdos de ese último verano discurren entre talas de árboles a hachazos, donde cualquier descuido podía llevarse por delante a un compañero o dejarle retorciéndose de dolor. 
Ahora la tala es con sierras mecánicas, entre toneladas de nieve y conversaciones con un vecino que se presenta contándole que a los 19 años mató a un perro por orden de su madre, la pieza que le llevará a desentrañar el drama de un triángulo que es, en realidad, el cuadrilátero de confrontación entre el padre y el hijo. 
Skarsgard es la introspección en el pasado, el hombre en pos del adolescente que fue -Jon Ranes- en esos tiempos en que un verano con el padre -Tobias Santelmann- no consistía en embelesarse en la tablet, sino en ducharse bajo la lluvia o deshacer a lomos de un caballo salvaje una madeja de troncos atrancada en el río. 
"Moland siempre consigue hacerme volver a la naturaleza", afirmó el actor, una especie de invitado fiel a la Berlinale, en alusión a su papel a "Kraftidioten", el extraseco western polar dirigido por el realizador noruego, con el que compitió en ese festival en 2013. 
El guión se basa en la novela del mismo título de Per Petterson y el gran protagonista es el bosque; pero la Berlinale acogió a Skarsgard como al viejo amigo al que siempre agrada ver, irónico e infalible, esta vez junto a un actor revelación, el joven Ranes. 
La otra gran interpretación del día fue la de Valerie Pachner, la impecable y esbelta consultora de empresas a sanear -o cerrar-, con una hermana aquejada de paranoia esquizofrénica y por enésima vez  ingresada en un psiquiátrico. 
"Der Boden unter den Füssen" ("The Ground Beneath My Feet"), dirigida por Marie Kreutzer, parte de una situación que tal vez condenaría al filme a caer en lo previsible -confrontación entre la hermana perfecta y la destrozada- y el dilema de ceder o no a sus chantajes emocionales permanentes. 
Pachner le dan la vuelta al esquema de lo consabido y convierte al ser perfecto en alguien vulnerable, al que coloca al borde de síndromes parecidos a los de la hermana. EFE 
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Monumental "Brecht", el último genio alemán 

Berlín, 9 feb (EFE).- La Berlinale estrenó hoy, en su sección Special, el monumental "Brecht", un filme de 187 minutos consagrados a recrear obra, vida y momento histórico de Bertolt Becht (1898-1956), el dramaturgo que se consideró el último genio alemán.
Una proyección de gala, con asistencia del presidente del país, Frank Walter Steinmeier -algo inusual, ya que en el festival berlinés no se prodigan las visitas del ámbito político federal-, dio al estreno rango de acontecimiento, para un filme que se presentaba fuera de concurso.
Su director, Heinrich Breloer, reconocido recreador de grandes personajes o sagas, como hizo con la de Thomas Mann y su familia, optó de nuevo por una combinación entre las imágenes documentales y la ficción para abordar la figura de Brecht (1898-1956).
El genial autor, el seductor, el poco fiable amante o esposo y el revolucionario dramaturgo, músico, poeta y cantante son algunos de los aspectos que recorre un filme que, más allá de la reconstrucción del personaje, permite discurrir por la convulsa historia alemana, desde la I Guerra Mundial a la república de Weimar, el nazismo y finalmente la división del país.
Las mujeres marcan las distintas etapas de su vida, desde su primer amor adulto -Paula- hasta su relación con su alter ego, creativo y sentimental, Helene Weigel, la compañera que le obligó a tratar por primera a una mujer de igual a igual.
La labor interpretativa recae principalmente en los actores que interpretan a Brecht, el joven Tom Schilling, para los primeros años, y el veterano Burhardt Klaussnert, al que corresponde la parte más sólida del personaje, en lo creativo y en lo personal, incluida su compleja relación con la República Democrática Alemana (RDA).
El Brecht que se llamaba con cierta ironía el "último genio alemán", animado por sus amigos y algún adulador antes incluso del estreno de su exitosa "Opera de tres centavos" (1928), se verá obligado a exiliarse a Estados Unidos tras la llegada de Adolf Hitler al poder (1933).
Con la capitulación del Tercer Reich vuelve a Europa, se instala en Suiza y luego en la Alemania comunista, donde las autoridades le prometen un teatro propio, el que se conocerá -y sigue conociéndose- como "Berliner Ensemble", dirigido por Weigel.
De la posición de poeta oficial de la RDA comunista pasa a la decepción y la amargura, fase de especial relevancia en una película que dejó algo exhausto al espectador medio y también a parte de la crítica, en medio de un festival en que se exhiben unos 400 filmes, entre el total de sus secciones. EFE
gc/cr
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La Berlinale, escaparate exculpador de Lian Neeson


Berlín, 9 de feb (Efe).- La Berlinale se convirtió hoy en escaparate exculpador para Liam Neeson, en medio de la controversia desatada por unas declaraciones del actor británico en que afirmaba haber pensado en "matar a un negro".
"Conozco a Liam y sé que no es un racista", afirmó el director noruego Hans Petter Moland respecto al protagonista de su filme "Cold pursuit", en la presentación ante los medios de "Out Stealing Horses", una de las aspirantes a los Osos del festival.
"No deberíamos condenar a la gente por lo que creímos que dijeron", afirmó por su parte el actor sueco Stellan Skarsgard, parte del elenco con el que Moland compite en la presente Berlinale.
"Cold Pursuit" es una nueva versión del anterior filme dirigido por el realizador noruego, titulado "Kraftidioten" e interpretado entonces por Skarsgard, película que compitió en la Berlinale en 2013.
La presencia del director de "Cold Pursuit" y del antecesor de Neeson en ese papel convirtió la controversia en torno a las declaraciones del actor británico en pregunta casi obligada en la presentación en Berlín de "Out Stealing Horses".
La controversia en torno a Neeson saltó hace unos días, a raíz e una entrevista al diario The Independent, donde explicaba que salió a la calle durante varios días buscando pelea con "algún negro" para matarlo en venganza por la violación de una conocida suya.
Las declaraciones han salpicado la promoción de "Cold Pursuit", en que Neeson interpreta a un personaje que quiere vengarse por el asesinato de su hijo. EFE
gc/cr 

viernes, 8 de febrero de 2019

El manto de silencio

Ozon plasma en Berlín el rostro de las víctimas de la pedofilia eclesiástica

Gemma Casadevall

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Berlín, 8 feb (EFE).- El director francés François Ozon mostró en la Berlinale el rostro múltiple de las víctimas de la pedofilia en la iglesia, en una jornada a concurso que completaron una rompedora historia sobre violencia infantil y la estepa azotada por el viento de Mongolia. 
"No me interesa el aspecto jurídico, sino el humano. No pretendo influir en la justicia francesa, sino en la sociedad", afirmó Ozon sobre "Gràce à Dieu", su quinta película a concurso del festival berlinés, esta vez centrada en un universo de traumas masculinos. 
Su filme se estructura sobre un escándalo real, el que salió a la luz a raíz de la plataforma "La Parole Liberé", el colectivo de víctimas del padre Bernard Preynat, al que se imputan abusos a 70 menores, cuyo abogado ha presentado una demanda en Francia para que se retrase el estreno del filme hasta después del proceso. 
A partir de ahí, Ozon arrastra "al espectador hacia personalidades distintas masculinas", inspiradas en esos personajes reales, hasta componer un mosaico amplio, como extenso es el pecado de la pedofilia en la iglesia. 
Ahí está Alexandre (Melvil Poupaud), el padre de una familia modélica católica que no quiere perder la fe, pese a lo sufrido; o el que fuera niño prodigio Emmanuel (Swann Arlaud), incapaz de recomponer las piezas destrozadas por el padre que arruinó su niñez. 
A su alrededor están las esposas o madres que los sostienen en la lucha contra la impunidad eclesial o que trataron de no ver a tiempo ese secreto a voces que es la pederastia infligida por religiosos. 
"No es un filme documental sobre ese caso. Podría ser sobre cualquier otro en España, en Argentina, en otro lado", defendió Ozon, sobre una película que va más allá del "proceso Preynat" y la red de silencio tejido alrededor de este por la iglesia. 
"Gràce à Dieu" llegó a la Berlinale cuatro años después de que el chileno Pablo Larraín ganara el Gran Premio del Jurado con "El club", el filme centrado en un grupo de sacerdotes perdidos entre atrocidades inconfesables. 
Ozon da un giro de 180 grados a los anteriores filmes con los que compitió en Berlín -entre ellos, "8 Femmes" ("8 mujeres"), Oso de Plata en 2002 a su elenco de actrices, entre ellas Catherine Deneuve, Isabelle Huppert y Fanny Ardant-. 
Francia entró así con buen pie en la batalla en una competición, cuyos premios repartirá el jurado presidido por la actriz Juliette Binoche, con el director chileno Sebastián Lelio en el equipo. 
También tuvo un buen arranque Alemania con "Systemsprenger" ("System crasher"), un filme dirigido por Nora Fingscheidt, representante de la nueva generación de cineastas alemana, que no deja un segundo de respiro al espectador. 
Su protagonista es Benni, una niña de nueve años (Hélena Zengel) que aterroriza a sucesivos terapeutas y hogares de adopción con sus explosiones de violencia extrema, salpicados de momentos de ternura que les parte el corazón. 
Tan imposible es desentenderse a esa niña como que la incorporen a su vida privada uno de sus desbordados terapeutas, conscientes de que tienen ante sí el producto de un hogar desestructurado como tantos otros, pero que a la que no deben acercarse a un hijo propio. 
"Un niño violento es grito que pide ayuda", explicó Finscheidt sobre un filme que encierra un homenaje a tantos asistentes sociales de la vida real, en lucha contra la batalla aparentemente perdida de dar con un lugar donde Benni no sea un peligro para ella ni para el entorno. 
Un hombre que no es capaz de volver a dar las gracias a la pastora que salvó en medio de una noche helada bien merece que se le escape la chica a la capital y que la moto le deje tirado: esa es una de las lecciones de "Öndög", el tercer filme a competición, dirigido por Wang Quan'an. 
Rodado de nuevo en Mongolia, como el "Tulla's Marriage" que dio al realizado chino el Oso de Oro del festival, en 2007, la película parte de un policía inexperto de 18 años que queda al "cuidado" de una cadáver de mujer desnuda abandonado en la estepa. 
Le salvará de morir helado la pastora menos joven que además de sopa, abrigo y tabaco, recostados en su camello, le deja hacer. 
Wang Quan'an completa una constelación humana menos simple de lo que parece, entre imágenes que parecen desafiar a la pregunta recurrente en el festival de si el cine sobrevivirá a Netflix. 
"Öndög" es una de esas películas impensables en otro formato que no sea la gran pantalla. Inmensa, como su director, e intensa, si se atiende a cada uno de los detalles. EFE 
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Cassey, persguido por el escándalo "Mee too"



Berlín, 8 feb (EFE).- El actor y director estadounidense Casey Affley se vio hoy perseguido por el escándalo de abusos sexuales en su aparición en la Berlinale, donde acudía a presentar su película "Light of my Life", donde interpreta el papel de un vigoroso padre determinado a salvar a su hija en medio del colapso global.
"Escribí el guion mucho antes de que saltara esa cuestión", afirmó Affleck ante los medios, ante la pregunta de si había intentado rehabilitarse con el papel que interpreta en ese filme, exhibido fuera de concurso en la sección Panorama.
"No soy un experto en feminismo. No creo que mi película tenga un mensaje político", añadió, en otro momento de su comparecencia, preguntado acerca del reparto de papeles entre el personaje que él interpreta, el de padre, y el de su hija, quien adquiere un creciente protagonismo narrativo en el guión.
"Light of the night" es una película de corte algo apocalíptico, en que de una larga escena inicial, del padre explicándole a su hija una historia, en un ambiente casi idílico, se pasa a ese mismo hombre tratando de salvarla del fin del mundo, azotado por una pandemia.
"Rag, mi hija, acabará transformando el relato, será su dueña. Cobra protagonismo absoluto. Sí, tal vez eso sea ser feminista. Aunque no soy el más adecuado para decidirlo", continuó.
Anna Pniowsky, en el papel de esa hija, acaba quitando planos al padre, tanto en el filme como en la presentación en la Berlinale, donde la cuestión de los presuntos abusos sexuales tuvo un papel casi marginal, pese a que inevitablemente se confrontó a Affleck con el tema.
El actor y realizador, ganador de un Oscar en 2016 por "Manchester by the Sea", quedó salpicado por el escándalo a raíz de las acusaciones de Amanda White y Magdalena Gorka, productora y directora de fotografía del documental "I'm still here", cuestión que se cerró con un pacto entre denunciantes y defensa.
Su caso se enmarca en el goteo de revelaciones acerca de agresiones sexuales, presuntas o demostradas, que salpica Hollywood desde que se activó el movimiento "Me Too" (Yo también), animando a las víctimas a denunciar esos casos. EFE
gc/agf
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