sábado, 25 de febrero de 2023

La nena de Basauri

   












Sofía convirtió en bueno un palmarés dudoso

Joana Serra

"A mi padre, Fernando Otero, el mejor padre del mundo entero", proclamó Sofía Otero sobre el escenario del Berlinale Palast, con su Oso de Plata en la mano y bajo la mirada de Estíbaiz Urresola, la directora de "20.000 especies de abejas". Entre el auditorio se alternaban las sonrisas y también las lágrimas, no solo por parte del aludido.
La Plata a la mejor interpretación entre las 19 películas a competición de la sección oficial de la Berlinale tenía muchos mensajes en clave. El de la niña a su padre real, confrontado al que interpreta en la película Martxelo Rubio, que no quiere ver como su hijo Aitor rechaza el nombre y el género que se le adjudicó.
La película de Urresola es una inmersión en el conflicto que genera en una familia la revelación de la transexualidad de Aitor, convertido en Lucía. La madre -Patricia López Arnaiz- trata de entender; otros rechazan esa transformación, en parte para preservarla de futuros conflictos como transexual.
La Plata a Sofía convirtió en aceptable un palmarés que, en su conjunto, fue controvertido. El Oso de Oro se fue para "Sur l'Adamant", del francés Nicolas Philibert, un documental en que hablan a cámara los pacientes de un centro de día psiquiátrico parisino. Un ejercicio más social que cinematográfico, que no fue bien acogido por la crítica que sigue el festival.
El Oso de Plata Gran Premio del Jurado fue para una de las favoritas al Oro, "Roter Himmel", del alemán Christian Petzold, un realizador habitual de la Berlinale y el más sólido aspirante al máximo premio entre los cinco representantes del cine alemán seleccionados para esta edición.
Se fue de vacío la mexicana "Tótem", de Lila Avilés y que planteaba otro retrato de una familia, en este caso agrupada en torno a un padre agonizante. Su protagonista era una niña de edad y rasgos parecidos a Sofía Otero, Naima Sentíes, la pequeña que asiste a los preparativos para el que será el último cumpleaños de su padre, rodeado de todos sus seres queridos.
Urresola tenía casi tantos elementos a favor como en contra para alcanzar el Oro. La acogida de su película tanto en los pases de prensa como en la gala del estreno fue más que cálida. Se apreció ahí más que una mera simpatía hacia una película destinada a tener una buena recepción en un festival comprometido temáticamente como es el berlinés.
Es una película que defiende el derecho a la diversidad de género, pero que trata con amor y respeto tanto a quienes comparten esa defensa como a quienes tratan de apartar a Aitor de un camino complejo.
El modelo de cine íntimo, familiar y sencillo de Urresola recibió fuertes aplausos en cada uno de sus pases durante la Berlinale. Antes de la ceremonia del Berlinale Palast, había recibido ya dos premios de los llamados jurados "independientes": primero fue el Gilde de Cine Artístico y Teatral; le siguió el del jurado de lectores del diario "Berliner Morgenpost".
Urresola acudió a recogerlos horas antes de la gala emocionada y destacando el hecho de que se trata de una película hablada en parte en euskera y el valor añadido que ello supone para el País Vasco.
Eso ocurrió sobre las doce y media del mediodía, en un acto sin pretensiones en la misma sala de prensa del Hotel Hyatt donde en todo el festival comparecieron ante los medios de directores, actores y equipo de cualquier filme de las secciones de la Berlinale.
Faltaban seis horas para la gala del Berlinale Palast, donde el jurado presidido por la actriz estadounidense Kristen Stewart iba a entregar sus Osos. Que entre su equipo hubiera dominio femenino -cinco mujeres y dos hombres- podía ayudar a una película dirigida por una mujer.
Pero que una de esas mujeres del jurado fuera precisamente otra española, la directora Carla Simón, ganadora en 2022 del Oro con "Alcarràs", podía ser hasta contraproducente. Era difícil -aunque no descartable- que el máximo galardón fuera dos años seguidos al mismo país, encima para otra película "sencilla y familiar" y dirigida por una mujer. Un cúmulo de paralelismos tal vez difícil de digerir para un jurado de procedencias diversas que tenía ante sí a 19 películas seleccionadas para la competición. Junto a Stewart y Simón integraban el equipo la actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach, la estadounidense Francine Maisler, el director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To. Cada uno con su forma de entender el cine, sus intereses y orientación.

Oso para Lucía en un palmarés desbarajustado

 




Berlin dio el Oro al cine social y premió la diversidad sexual con Sofía

Gemma Casadevall

Berlín, 25 feb (EFE).- La Berlinale entregó su Oso de Oro al cine "social", a través del documental sobre un centro psiquiátrico del francés Nicholas Philibert, en una edición del festival cuya reina absoluta fue Sofía Otero, la niña que personifica la defensa de la diversidad sexual en la película española "20.000 especies de abeja".
El máximo premio al filme del realizador francés es una de esas decisiones calificables de poco comprensibles y que probablemente se atribuirán a una supuesta falta de liderazgo de la presidenta del jurado, la actriz estadounidense Kristen Stewart.
"Sur l'Adamant", el filme premiado, no estaba entre las favoritas de los críticos que siguen el festival y fue recibido como una mera exposición o sucesión de pacientes de dicho centro de día, una barcaza en pleno Sena, en el corazón de París.
A "Roter Himmel", la sexta película con que el alemán Christoph Petzold acudía a la Berlinale, se le reservó el Oso de Plata Gran Premio del Jurado, cuando se barajaba para ese filme el máximo galardón. Y se dejó fuera del palmarés tanto a la mexicana "Totem", de Lila Avilés, como a la película de animación japonesa "Suzume", de Makoto Shinkai, ambas recibidas con entusiasmo en el festival.
Sobre el escenario del Berlinale Palast, Sofía Otero compensó con creces los desacuerdos que pueda generar el palmarés del jurado de Stewart, de cuyo equipo formaba parte la directora española Carla Simón, ganadora del Oro en 2022 con "Alcarràs".
"A mi padre, Fernando Otero, el mejor padre del mundo entero", proclamó la joven actriz, mientras entre el equipo de la película y los familiares de la niña presentes en la sala se repartían risas y lágrimas. "A mi madre, a mis hermanos..." siguió Sofía.
El homenaje a su padre, más allá de lo tierno o anecdótico, encaja en lo que es la película de Urresola: una inmersión en una familia del País Vasco, confrontada a la transexualidad de Aitor, el niño que no se identifica ni con ese nombre ni con el género atribuido.
El Oso de Plata a Sofía Otero era un premio al coraje de Urresola, cuya película es su ópera prima. El otro Oso de Plata de interpretación, en ese caso a un papel de reparto, fue para la alemana Thea Ehre, en el papel de una transexual recién salida de la cárcel, en "Bis ans Ende der Nacht" -"Till the End of the night", de Chistopher Hochhäusler.
El cine español y latinoamericano brillaron asimismo en secciones como "Encounters", destinado a nuevos creadores: "El eco", de la mexicana Tatiana Huezo, ganó el premio al mejor documental y también a la mejor dirección de esa sección.
El español Lois Patiño consiguió el premio del Jurado de Encounters por "Samsara", mientras que el premio a la mejor opera prima entre todas las secciones de la Berlinale fue para la argentina "Adentro mío estoy bailando", de Leandro Koch y Paloma Schachmann.
El cineasta español, afincado en Francia, Paul B. Preciado obtuvo una mención especial del jurado de "Encounters", así como el premio al mejor documental de los premios Teddy, orientados al colectivo LGTBI.
La 73 edición de la Berlinale era la cuarta con el italiano Carlo Chatrian y la holandesa Mariette Rissenbeck al frente de la dirección bicéfala del festival, que además recuperó todos sus formatos tras las restricciones de los años anteriores por la covid.
Eligieron un jurado con cinco mujeres y dos hombres: junto a Stewart y Simón integraban el equipo la actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach y la estadounidense Francine Maisler, además del director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To.
Al margen de las discusiones que pueda generar el palmarés, Chatrian y Rissenbeck lograron en su cuarto año una selección de 19 películas a concurso de calidad alta o suficientemente alta -con alguna excepción-.
Dominó el cine de autor sobre el de entretenimiento. Y se logró de nuevo el objetivo de llenar las salas de cine en distintos puntos de Berlín, con unas 400 películas en las distintas secciones del festival y para un festival que presume de popular, frente al despliegue de estrellas que caracteriza a Cannes. EFE
gc/ie
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viernes, 24 de febrero de 2023

Última ronda

 




Carla Simón, ante un reparto de los Osos "compensado, compartido y equilibrado"

Gemma Casadevall

Berlín, 24 feb (EFE).- La directora española Carla Simón, Oso de Oro de la Berlinale 2022 con "Alcarrás", avanza que el palmarés de la 73 edición será "compensado" en el reparto de distinciones, "compartido" por los siete miembros del jurado del que forma parte y "sin imposiciones" de ningún tipo.
La decisión final ya ha sido adoptada, explicó a EFE, en la víspera de la gala de los Osos, obviamente sin dar pistas acerca de quién se alzará con el Oro, pero segura de que "todos nosotros podemos vivir con lo elegido", en alusión al equipo que preside la actriz estadounidense Kristen Stewart.
"Ha habido mucho diálogo y el resultado es un palmarés muy compartido, de acuerdo a la voluntad de Kristen de que todo el mundo se sienta representado", dijo, y también bajo la premisa de que "nadie estará totalmente de acuerdo con todos los premios".
Han sido diez días para visionar las 19 películas a concurso, entre ellas la española "20.000 especies de abejas", de Estíbaliz Urresola, y la mexicana "Tótem", de Lila Avilés, ambas centradas en núcleos familiares: la primera, alrededor de un niño que se identifica como niña; la segunda, desde la mirada de otra niña ante la fiesta de cumpleaños de su padre, un hombre joven que agoniza.
En el jurado hubo un claro dominio femenino, con cinco mujeres frente a dos hombres. Además de Stewart y Simón, lo integraron a actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach, la estadounidense Francine Maisler, el director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To.
Esta composición "no ha influido en lo elegido", asegura Simón: "no nos hemos dejado llevar por quién ha hecho una película, sino por la película en sí".
Sí se ha notado la alta presencia femenina, sin embargo, en la forma cómo se ha desarrollado el diálogo y la consecución de ese resultado, insiste, "muy compartido".
Simón (Barcelona, 1986) había tenido ya varias experiencias como jurado, aunque no en uno tan numeroso y tampoco en un festival internacional de primera categoría, como la Berlinale.
"Es una responsabilidad. Te das cuenta de cómo un Oso de Oro ha marcado la vida de 'Alcarrás', cómo se ha visto fuera, cómo ha viajado, cómo se ha vendido en tantos sitios. Tienes la sensación de que debes elegir muy bien", explica.
Al mismo tiempo, admite, "te das cuenta de que en las conversaciones al final estás hablando de sensaciones, de intuiciones". Desde esta perspectiva, explica, "te preguntas cómo debían hablar hace un año de 'Alcarràs' y qué sensaciones produjo".
Estar en un jurado es también una manera de "abrir la mirada" hacia unas películas que "tal vez no verías, porque no es tu tipo de cine". La competición de la Berlinale es una especie de "termómetro sobre cómo está el mundo del cine y el mundo en general, los temas nos interesan más", resume.
El trabajo del jurado terminó el pasado jueves, puesto que el equipo de Stewart ve los filmes en sesiones y orden distintos que el discurrir del festival. Este viernes se estrenaban oficialmente las últimas dos aspirantes: "Bis ans Ende der Nacht", de Christoph Hochhäusler, la última de las cinco representantes del cine alemán a concurso, así como la francesa "Sur l'Adamant", de Nicolas Philibert.
Simón ha vivido un año frenético. En 2022 recogió su Oso de Oro embarazada y ahora regresó a Berlín con su bebé, que ha viajado con la directora -y la pareja o los padres de ésta- en muchas de las estaciones derivadas del éxito de "Alcarràs".
"El 1 de marzo me encierro de nuevo en la cueva. Ni una entrevista más", afirma. Tiene escrita una primera versión del guión de "Romería", su tercera inmersión en la familia -como fue "Estiu", premio a la mejor opera prima en la Berlinale de 2017 y luego "Alcarràs".
Empezó a escribir su guión en la pandemia y espera iniciar su rodaje en 2024. Simón advierte una diferencia entre esta tercera película y las anteriores: "Ahora será una reflexión sobre la memoria familiar, no una historia sobre una u otra familia", revela. EFE
gc/jam/pi
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Alemania y Francia cierran la caza del Oso de una Berlinale familiar y de autor

Gemma Casadevall

Berlín, 24 feb (EFE).- La película "Bis ans Ende der Nacht", de Christoph Hochhäusler, la última de las cinco representantes alemanas a concurso, junto con la francesa "Sur l'Adamant", de Nicolas Philibert, cerraron este viernes la búsqueda del Oso de una Berlinale volcada en el cine de autor y familiar.
A Hochhäusler, con un film cuyo arranque recuerda a las producciones televisivas policíacas, y Philibert, con un documental sobre un centro de día psiquiátrico en el Sena, les correspondió la última ronda de un festival cuyo jurado entregará mañana sábado los premios oficiales.
"Bis ans Ende der Nacht" -"Till the End of the Night"- sorprendió con la magnífica interpretación de Thea Ehre, en el papel de una transexual recién salida de la cárcel y utilizada como cebo por su agente domiciliario.
"Sur d'Adamant" fue acogida como el documental "social" de presencia casi obligada en cualquier festival, que retrata uno a uno a los pacientes de un establecimiento que bien podría ser un hostal, en el corazón de París.
El cine alemán cerró así su propio desfile, con un balance más que bueno y un firme candidato al Oso de Oro, Christian Petzold, por sexta vez en la competición de la Berlinale, de nuevo con Paula Beer y un "Roter Himmel" -"A fire"- con el que parece haber encontrado, por fin, la película redonda.
Decepcionó en cambio Margarethe von Trotta, que no consiguió convencer con su "Ingeborg Bachmann", pese a la soberbia interpretación de Vicky Krieps sobre la escritora austríaca, emancipada y exitosa, pero rota por el abandono de su colega Max Frisch.
El nombre de Petzold se baraja en las apuestas que circulan por el festival junto con el de la mexicana Lila Avilés y su "Tótem", la película apoyada en la mirada de una niña -Naima Senties- ante la fiesta familiar que se le prepara por su cumpleaños a su padre, un hombre joven que agoniza entre sus seres queridos.
Conmovió asimismo "20.000 especies de abejas", de la española Estíbaliz Urresola, cuyo personaje central interpreta otra niña de edad parecida, Sofía Otero, en el papel de un niño que no se identifica ni con el género ni con el nombre que se le ha adjudicado, Aitor.
Las preferencias de la revista de la Berlinale, "Screen", se inclinaban a media semana por "Past Lives", dirigida por la surcoreana-canadiense Celine Song y alrededor de una historia de amor abruptamente interrumpida, pero nunca abandonada, entre Corea del Sur, Canadá y finalmente Nueva York.
Pero dos estrenos en los últimos días del festival podrían dar la vuelta a favor de Asia, principalmente "Suzume", de Makoto Shinkai, el regreso del cine de animación japonés a la Berlinale tras el "Spirited Away" de Hayao Miyazaki, ganadora del Oro en 2002 -un máximo premio ex aequo con "Bloody Sunday".
La otra opción asiática es la china "Art College 1994", de Liu Jian, asimismo de animación.
No hay pronósticos sólidos para un festival de cine cuyo palmarés no suele coincidir con las quinielas. El jurado presidido por la actriz estadounidense Kristen Stewart tomó ya su decisión, según avanzó a EFE la directora española Carla Simón, miembro de su equipo y ganadora del Oro en 2022 con "Alcarràs".
Será un reparto de premios "compensado", "compartido" por los siete miembros del jurado del que forma parte y "sin imposiciones" de ningún tipo, explicó.
En el jurado hubo un claro dominio femenino, con cinco mujeres frente a dos hombres. Además de Stewart y Simón, lo integraron a actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach, la estadounidense Francine Maisler, el director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To.
Esta composición "no ha influido en lo elegido", asegura Simón: "No nos hemos dejado llevar por quién ha hecho una película, sino por la película en sí".
Sí se ha notado la alta presencia femenina, sin embargo, en la forma cómo se ha desarrollado el diálogo y la consecución de ese resultado, sostuvo, "muy compartido" por todos sus miembros. EFE
gc/psh
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jueves, 23 de febrero de 2023

Dos de dibujos animados

 La Berlinale se sumerge en la magia de la animación asiática

 Gemma Casadevall




Berlín, 23 feb (EFE).- La Berlinale se abandonó a la magia asiática a través de "Suzume", una película de Makoto Shinkai en que conviven la mitología japonesa y el imperio de lo digital, representante del cine de animación en lucha por los Osos del festival junto con la china "Art College 1994".
Era la primera vez en dos décadas largas en que Japón estaba en la competición oficial del festival con una película de animación, tras el "Spirited Away" de Hayao Miyazaki que ganó el Oro en 2002 -un máximo premio ex aequo con "Bloody Sunday".
"El cine de animación permite trasladar a un amplio público, adulto o niños, filmes que a unos les remite a los más traumáticos terremotos sufridos por mi país y a otros a la aventura o el sueño romántico", explicó Shinkai (Nagano, 1973), considerado el heredero de los maestros japoneses de este género.
El título "Suzume" remite al nombre de una muchacha de 17 años, que un día camino a la escuela en su bicicleta se topa con el enigmático Souta, un joven rastreador de puertas misteriosas entre ruinas dejadas por seísmos devastadores, tras las cuales se esconde el monstruoso generador del siguiente terremoto.
El joven es el cerrajero depositario de una llave capaz de contener al enorme gusano. Pero un gatito aparentemente inofensivo lo deja convertido en la silla infantil de tres patas, recuerdo para Suzume de su madre, muerta siendo una niña.
Arranca ahí la mágica aventura de iniciación de la muchacha y su chico-silla, a través del Japón sacudido por sucesivos seísmos, más el traumático tsunami. El altamente tecnificado Japón actual, sus modernos sistemas de alarma, teléfonos inteligentes y GPS pueden paliar sus efectos, pero solo una adecuada interpretación de los mitos le preservará de la destrucción.
"La animación consigue que veamos películas como la nuestra desde la perspectiva del cine de entretenimiento", explicó Shinkai. El realizador japonés, catapultado al reconocimiento internacional y el éxito comercial en 2016 con "Your Name", combina en "Suzume" la fascinación por los mitos con el homenaje al espíritu de lucha de su país frente a las catástrofes generadas por la madre Tierra.
Cada uno de los filmes surgidos de la factoría japonesa es, a la vez, exponente de sus prodigios tecnológicos, entre personajes y comportamientos que reproducen lo humano hasta el detalle o inventan catástrofes difíciles de plasmar fuera del ámbito de la animación.
Habría sido el único entre los aspirantes al Oso de esa escuela asiática, de no haber sido que la Berlinale incluyó en el último momento entre los 19 seleccionados de la sección a concurso a la china "Art College 1994", de Liu Jan.
Son producciones muy distintas tanto en lo temático como en el ritmo. "Suzume" va de lo poético a la catástrofe de forma trepidante, mientras que Liu busca el retrato de la sociedad de su país a través de un grupo de estudiantes que conversan o reflexionan sobre tradición y modernidad, arte y filosofía.
Es cine de animación que toca de pies al suelo y con el que Liu regresa a la competición de la Berlinale, tras haber estrenado en 2017 "Have a Nice Day", una película que de la capital alemana viajó luego a festivales de todo el mundo, desde Londres a Sitges (España) o Tesalónica (Grecia).
Completó la penúltima jornada concurso de la 73 edición de la Berlinale "Limbo", una espléndida exposición de cine en blanco en negro dirigida por Ivan Sen, que convierte a Simon Baker en un policía australiano investigando el asesinato de mujer aborigen veinte años atrás.
Es una película de protagonismo compartido entre el agente blanco -y, por tanto, generador de desconfianzas en el entorno de la víctima- y el desierto australiano, además del destartalado vehículo en que se mueve el policía.
"Procedo de esas tierras. Conozco su valor para todos nosotros, aborígenes o no. Es más que un paisaje, es nuestro estado de ánimo", explicó el cineasta, hasta ahora más identificado como "autor" de otros festivales europeos, como Cannes, que de Berlín. EFE
gc/jam/psh
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La "Misión a Marte" de Vallmajor o cómo triunfar en paralelo en la Berlinale

Gemma Casadevall

Berlín, 23 feb (EFE).- La Berlinale consta en su 73 edición de unos 400 filmes, entre los 19 que luchan por los Osos en su sección oficial, los 16 de la sección Encounters para nuevos creadores, los de Panorama, Generation, Forum, Series, Retrospectiva y Homenajes, así como los del European Film Market.
Teóricamente hay espacio suficiente para todas las escuelas, formatos y tendencias, actuales o clásicos, para un festival que abrió el pasado 16 de febrero y que entregará sus premios oficiales el próximo sábado. A las proyecciones en esas secciones se suman además las sesiones o workshop del Talent Campus.
Más allá de esos espacios, discurre en paralelo la llamada Semana de la Crítica -"Woche der Kritik"-, con una treintena de títulos procedentes todo el mundo, entre ellos "Misión a Marte", de Amat Vallmajor del Pozo (Girona, 1996), cineasta formado en la Elias Querejeta Zine Eskola de San Sebastián.
"En un formato paralelo a la Berlinale, sin alfombras rojas, sin famosos. Con muchos debates y con un programa que incluye debates previos a la proyección de tu película con otras de los 80", explicó a Efe el director, tras el estreno de su filme en la capital alemana.
A Vallmajor le correspondió compartir la sesión con la estadounidense "Cafe Flesh" (1982), de Stephen Sayadian, y la surcoreana "The fifth thoracic vertebra" (2022), de Syeyoung Park.
"Misión a Marte" es una especie de "road movie" que parte de un País Vasco post-apocalíptico, atravesado por nubes tóxicas, para ir a parar a Vergès, la población catalana donde creció Vallmajor y donde vive su madre, Mila del Pozo, parte del trío protagonista del filme.
"Es una película en clave de apocalipsis doméstica, para echar unas risas y pensar un poco, pero no mucho", explica el director. El peso de su película recae sobre dos hermanos -Txomin y Gerardo del Pozo-, los tíos del director.
Uno es arqueólogo, contratado para ir a hacer un peritaje a Marte, una misión para la que se busca de acompañante a su hermano, quien accede pese a su mal estado de salud.
Juntos parten de Eíbar, en el País Vasco, hasta Verges, lo que implica una larga conversación en que se alternan conocimientos de meteoritos con cuestiones domésticas, comentarios sobre la lucha contra la banda terrorista ETA o curiosas teorías sobre el nazismo.
"No hay que tomarlo en serio. Hay cosas que suenan a conspiranoico, porque así son a veces las cosas que dicen mis tíos", explica Vallmajor. Para el director, la película es un recorrido sobre las conversaciones que él mismo escuchaba, de niño y en ese mismo trayecto, viajando con esos dos parientes.
"Misión a Marte" es la opera prima de Vallmajor, que ejerce de panadero en el País Vasco, y que se tomó unos días para asistir en Berlín a la Semana de la Crítica. La película había tenido previamente su estreno en la última edición del Festival Internacional de Cine de Gijón y se proyectó a continuación en el Festival de Pontevedra (Novos Cinemas).
Su próxima estación será el D'A Film Festival de Barcelona, que tendrá lugar el próximo mes de marzo. EFE
gc/ad


miércoles, 22 de febrero de 2023

Lucía, Paula, Iceta y, de postres, una portugesa

 



La Lucía de Urresola y el cielo rojo de Petzold a por su Oso

Gemma Casadevall

Berlín, 22 feb (EFE).- La 73 edición de la Berlinale tuvo este miércoles una jornada redonda en su sección oficial, a través de las "20.000 especies de abejas" de la directora española Estíbaliz Urresola y de "Roter Himmel" -"Cielo rojo"- del alemán Christian Petzold, un habitual del festival alemán, ahora encaminado al Oso.
La aceptación de la diversidad sexual empieza con la de un niño es el mensaje de la directora vasca, seleccionada entre las 19 películas de la sección a competición del festival alemán. La suya es una película que penetra en la vida interna de una familia, como hizo Carla Simón en "Alcarrás" -Oso de Oro en 2022-.
"Mi deseo fue aportar algo, desde mi ámbito de trabajo, que es el cine, a la tarea de aproximar posiciones que aparentemente están muy distantes", explicó Urresola (Bilbao, 1984). El cine será la "herramienta" para acercarse al despertar de la transexualidad en Aitor, el niño de ocho años interpretado por Sofía Otero, que no se siente cómodo ni con ese nombre ni con el apodo neutral "Cocó".
Su entorno es una familia vasca bien estructurada y moderna, pero con goteras: el matrimonio se encamina a la ruptura, la madre busca retomar su carrera como escultora y asoman asimismo los problemas económicos.
Urresola describe en su filme "múltiples despertares". Uno de ellos es la transexualidad de Aitor que empieza a reconocerse a sí mismo bajo otro nombre -Lucía-. La madre (Patricia López Arnaiz) respetará el derecho de su hijo a vestirse como una niña, pese a reconocerse desbordada por la situación.
El padre (Martxelo Rubio) considerará que a los ocho años es pronto para darle paso a la "Lucía" que clama dentro de Aitor. Son dos de las posiciones "distantes" que plantea la película, junto con la de la abuela católica practicante (Itziar Lazcano) y una tía apicultora (Ane Gabaraín).
Conviven en su película muchas miradas sobre la transexualidad, de la restrictiva a la tolerante. Todo ocurre durante unas vacaciones en la casa de la abuela en el País Vasco. Los menores están más capacitados para encajar los cambios, mientras el mundo adulto no sabe cómo afrontarlos, sea por conservadurismo o por temor a los problemas que aguardan a Aitor.
El peso del filme recae en Sofía Otero, aunque es una película coral con una dinámica intimista similar a la de "Tótem", la película dirigida por la mexicana Lila Avilés, asimismo a competición. Ahí la protagonista es Sol, otra niña de edad parecida, hija de un hombre joven que agoniza y al que su familia prepara una fiesta de cumpleaños con sus seres queridos, hermanos, amigos, colegas y la pareja.
En el film de Urresola domina la constelación femenina formada por la madre, la abuela y la tía, aunque finalmente la respuesta adecuada procederá de Eneko, el hermano algo mayor.
"20.000 especies de abejas" compartió la jornada con el "Cielo rojo" de Petzold, la segunda pieza de su trilogía sobre el insomnio iniciada con "Undine (Ondina)".
Retoma a su musa de entonces, Paula Beer, aunque ahora quien no puede dormir es un joven novelista, Thomas Schubert, que va a pasar unos días con su amigo Felix a una casa enterrada en un bosque junto al litoral báltico alemán con intención de trabajar.
Leo, el escritor que interpreta Schubert, es un tipo permanentemente crispado, con sobrepeso y confrontado al trío de esbeltos, lúdicos y constructivos amigos que forman Felix, Nadja y un rescatista de la playa. No puede dormir porque le atacan los mosquitos, porque escucha las noches de sexo de la pareja o porque intuye que su novela es un bodrio.
Ninguno atenderá al incendio forestal que forzó ya a evacuar poblaciones vecinas y que da el título al quinto filme con que Petzold busca su Oso berlinés, entre ellos "Barbara" -Plata a la mejor dirección en 2012-.
Ambas producciones son firmes aspirantes a los premios, que entregará el jurado internacional dirigido por la actriz estadounidense Kristen Stewart y que cuenta entre sus miembros con Simón, el Oro de 2022. EFE

Iceta advierte en Berlín de los techos aúnpor romper por la mujer en el cine

Berlín, 22 feb (EFE).- El ministro español de Cultura, Miquel Iceta, destacó hoy desde la Berlinale la fuerza adoptada por directoras como Estíbaliz Urresola, aspirante a los Osos con "20.000 especies de abejas", pero advirtió de los "muchos techos" que quedan por romper para una cineasta.
"No me gustaría que encasillásemos a las directoras solo en un cine muy intimista. Están demostrando que son capaces de hacer buen cine en todos los terrenos", afirmó Iceta en un aparte con los medios, tras visitar el pabellón español European Film Market, evento paralelo a la Berlinale.
Según Iceta, tanto en el cine español como en el europeo "no se estaba dando la importancia suficiente a la mirada de la mujer", mientras que -"aunque a los hombres nos cueste entenderlo", admitió- las mujeres son capaces de ver "un mismo problema desde otro ángulo" y ese ángulo puede ser "fundamental".
El ministro de Cultura consideró que las políticas públicas deben contribuir a "seguir rompiendo" los límites que se encuentran aún las mujeres para la dirección y recordó que la pasada edición de los premios Goya fue muy buena "porque mostró la gran capacidad de nuestras mujeres" cineastas.
Iceta aludió ahí a la gran cantidad de mujeres cineastas candidatas a los premios nacionales -"aunque también hubo quejas de que no fueron tantas las premiadas", admitió-. "Ésa es la garantía de futuro que debemos celebrar", añadió, en relación a las nominaciones.
El ministro español acudió a la Berlinale para el estreno de "20.000 especies de abejas", una película que aborda la diversidad sexual a través del personaje de Aitor, un niño de ocho años que no se siente cómodo con ese hombre y en el que progresivamente va revelándose su personalidad como Lucía.
Al hablar de diversidad sexual "estamos hablando de sentimientos, estamos hablando de libertad, estamos hablando de derechos", apuntó Iceta sobre esa la película, una de las 19 aspirantes de la sección oficial de la Berlinale, donde el año pasado se alzó con el Oro "Alcarrás", de Carla Simón.
"Los avances a veces cuestan, pero cuando se producen son irreversibles. Así va a pasar con la ley trans, como pasó con la ley de divorcio, con la ley del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo", pronosticó.
Iceta, quien visitó el European Film Market unas horas antes del estreno de "20.000 especies de abejas", destacó asimismo la importancia de ese espacio, aunque obviamente la atención mediática se centre en el festival.
"El Market es donde se compran y se venden producciones, ideas. No es la alfombra roja, pero es lo que permite que exista la alfombra roja", afirmó, para destacar el buen momento del cine español, reflejado asimismo en la atención acaparada en el recinto del Gropius Bau, donde se desarrolla el mercado.
La visita al recinto tuvo lugar tras la presentación ante los medios de la Berlinale de la película de Urresola (Bilbao, 1984), cuyo filme describe la vida interior y entorno familiar, escolar y social de Aitor, el niño que interpreta Sofía Otero, que no se siente cómodo ni con ese nombre ni con el neutral de "Cocó".
El filme se centra en un núcleo familiar, donde la madre -Patricia López Arnaiz- representa la aceptación del derecho a la diversidad, mientras que el padre -Martxelo Rubio- considera que con ocho años es pronto para darle paso a la "Lucía" que Aitor dice llevar dentro.
Son dos de las posiciones "distantes" que aparecen en la película, junto con las de la abuela católica practicante -Itziar Lazcano-- y una tía apicultora -Ane Gabaraín-, reveladora de múltiples diversidades. EFE
gc/jam/cg
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Brandon Cronenberg exhibe en Berlín su último horror

Berlín, 22 feb (EFE).- El director canadiense Brandon Cronenberg exhibió hoy en la Berlinale "Infinity Pool", el último film de horror que lleva la firma de un apellido identificado con el cine inquietante y que aportó al festival berlinés una alfombra roja rica en estrellato.
De "subjetiva" y "algo salvaje" calificó Cronenberg su nueva película, proyectada en la sección Berlinale Special con rango de estreno europeo, tras su paso por el festival estadounidense de Sundance.
El escenario elegido es un resort turístico exquisito, instalado en una corrupta dictadura de un país extremadamente pobre. Al visitante le conviene no tratar de salir del recinto, puesto que tras las vallas de protección le puede pasar lo de al matrimonio formado por James y Em -Alexander Skarsgard y Cleopatra Coleman-.
Un accidente de automóvil puede implicar pena de muerte, que solo evita un extranjero rico si accede a pagar una fuerte cantidad y dejar que se genere un clon suyo perfecto, al que se ejecutará ante sus ojos.
En la misma sala donde se le comunica la sentencia hay un cajero automático para facilitar la operación, tras lo cual se ingresa también casi automáticamente a una comunidad de ricos decadentes. Practican el procedimiento reiteradamente y coleccionan las urnas de los ejecutados.
El filme de Cronenberg, continuador de la escuela de su padre, David Cronenberg, no se inscribe realmente en el género del terror, sino más bien del cine violento.
Su programación en la Berlinale dio al festival los rostros más mediáticos de la jornada. Junto al propio Cronenberg acudió Skarsgard -hijo a su vez de un habitual en otras ediciones, Stellan Skarsgard-, así como Mia Goth.
"Mi personaje es un novelista sin talento que lleva años sin publicar y que vive a expensas de su adinerada esposa. Es un perrito que reacciona al primer halago", explicó Skarsgard, respecto a un personaje que le lleva a aparecer más y más ensangrentado a cada ejecución de algún clon.
Gabi, el personaje de Goth, es una actriz asimismo sin talento que, como James, lleva una vida de lujo gracias al marido millonario.
La diferencia entre ambos es que uno seguirá siendo, tras sucesivas operaciones de clonado, un personaje sometido, mientras que ella desarrolla un sadismo aparentemente ilimitado.
"Infinity Pool" sigue la regla del "nada es verdad, pero todo es posible", en palabras de su director, una de las características de la filmografía Cronenberg, padre o hijo. Que el ejecutado sea el clon o el original es una de las preguntas que queda para el espectador.
La película deriva en una exhibición de violencia extrema, más algunas escenas de sexo bajo alucinógenos, que causó cierta decepción a quienes esperaban algo en la línea de "Antiviral", que fue exhibido en Cannes en 2012.
El festival berlinés suele alternar estas producciones fuera de competición, que aportan las presencias mediáticas que generalmente no genera el llamado cine de autor de la sección oficial a concurso EFE

El portugués Canijo, a por un doble triunfo en Berlín con un fado y un hotel

Berlín, 22 feb (EFE).- El director portugués Joao Canijo compitió hoy en la Berlinale con "Mal viver", una película concebida como un doble proyecto cinematográfico con el que buscará el triunfo tanto en la sección oficial como en Encounters, el segundo gran apartado del festival alemán.
"Mi protagonista es un viejo hotel, algo destartalado, donde iba de niño con mis padres. Pensé que lo habrían demolido ya, pero descubrí que sigue en pie", explicó el director, en su presentación ante los medios, acerca del establecimiento en que discurren lo que en realidad son dos filmes paralelos, "Mal viver" y "Viver mal".
"Mal viver" es el que quedó seleccionado entre los 19 aspirantes a los Osos de la 73 edición del festival, mientras que "Viver mal" forma parte de los 16 que compiten por el premio en Encounters.
En ambos casos, toda la acción discurre en un hotel semiabandonado a 40 kilómetros de Oporto. Ahí se mueven cinco mujeres entre las que se cruzan complejas relaciones madre-hija, en un ambiente que va de la melancolía característica de un fado al desgarro, la desesperanza y la amargura.
"Son mujeres pérfidas aparentemente. Pero en realidad en nudo de relaciones entre ellas va mucho más allá de ese calificativo", explicó Beatriz Batarda, una de las actrices del equipo, estrictamente femenino en lo que respecta al filme a concurso.
En el viejo hotel, que conserva su majestuosa piscina con una vista panorámica excepcional, subsisten esas mujeres con apenas algún que otro cliente esporádico, a los que Piedade -Anabela Moreira- brinda el mismo trato exquisito y algo trasnochado de sus tiempos como establecimiento de lujo.
La contraparte de Piedade, la dueña, es su hija Salome, cuyo regreso reabre heridas del pasado, especialmente en lo que se refiere a la figura del padre.
La película recuerda por momentos los dramas entre personajes fuertes femeninos del alemán Rainer Werner Fassbinder o el francés Jacques Rivette, a medio camino entre el teatro y el cine, entre escenas plagadas de dobles interpretaciones, malentendidos y cuentas pendientes.
"Mal viver" se estrenó en la jornada de la sección oficial este miércoles tras "Roter Himmel", del alemán Christian Petzold, y "20.000 especies de abejas", de la española Estíbaliz Urresola, dos películas consideradas firmes aspirantes del Oso del festival.
"Viver mal" se presentará mañana, jueves, en Encounters, la sección dedicada a nuevos lenguajes cinematográficos.
El director artístico del festival, Carlo Chatrian, destacó al anunciar la programación completa de la Berlinale el hecho de que es la primera vez que un mismo director compite de forma paralela en las dos grandes secciones.
Chatrian situó a Canijo en la estela del gran maestro del cine portugués, Manoel de Oliveira, de quien fue asistente de dirección, antes de trazar su propia carrera, con alrededor de diez largometrajes presentados en festivales de cine internacionales, como Cannes, Venecia, San Sebastián y Toront

martes, 21 de febrero de 2023

Cómo no amarlo

La Berlinale se rinde a Spielberg, el Oso de Honor perfecto

Gemma Casadevall


Berlín, 21 feb (Efe).- La Berlinale se rindió hoy sin condiciones a Steven Spielberg, el Oso de Oro de Honor de la presente edición del festival, quien acudió a la capital alemana derrochando una mezcla de inteligencia, humanidad y sencillez poco habituales en el cine.
"Algo debo haber hecho bien en la vida si estoy aquí, ante ustedes, recibiendo el premio al conjunto de mi carrera de uno de los mejores festivales de cine del mundo", respondió Spielberg, ante una sala de prensa abarrotada, a la pregunta de cómo se sentía en ese preciso momento.
El director estadounidense hizo algo más que cumplir con el deber de mostrarse agradecido. Accedió a responder a "algunas preguntas más", transcurrido el tiempo previsto para su rueda de prensa y cuando el moderador -Rainer Rother, responsable de la Retrospectiva del festival- había dado por cerrado el turno.
"Jaws" -"Tiburón", 1975- fue la película "físicamente más ambiciosa" de su carrera, explicó, requerido a nombrar los títulos más destacados de su filmografía. "Schindler's List" -"La lista de Schindler", 1993-, en cambio, fue la película "emocionalmente" más exigente, añadió.
"The Fabelmans" -2022-, su último filme, con siete nominaciones a los Oscar y que se proyectará en la gala especial donde recibirá el Oso de Honor, se ha convertido en una especie de "experiencia emocional", afirmó, en alusión a sus ingredientes autobiográficos.
Es una película concebida bajo las restricciones impuestas por la pandemia y "bajo el impacto del miedo a la covid", explicó.
En ese periodo pasó mucho tiempo en su casa con su esposa y sus hijos. Ahí se cuestionó sobre si había algún tipo de película "que no hubiera hecho aún" y para el cual "probablemente no tenga ya tiempo de hacer en otro momento".
Empezó así a trabajar en un guión basado en la historia de sus padres y su hermana, una familia judía, en los Estados Unidos de los años 50 y 60.
Circunstancias como ésta -"o como el hecho de estar recibiendo un premio al conjunto de una carrera", dijo- hacen que se "reflexione" sobre la propia existencia y se vuelva la mirada hacia cuestiones personales y familiares.
El Oso de Oro de Honor a Spielberg (1946, Ohio) se inscribe en una filmografía con más de 100 títulos o series. Ha ganado tres Oscar -entre un total de 19 nominaciones a los premios de la Academia de Hollywood- y es uno de los cineastas más versátiles o completos de la historia del cine.
La retrospectiva programada en la 73 edición de la Berlinale incluye, junto a los mencionados "Tiburón", "La lista de Schindler" y "The Fabelmanns", títulos como "Bridge of Spies" -"El puente de los espías", 2015- rodado parcialmente en escenarios originales de Berlín para intercambios de prisioneros en la Guerra Fría.
También se proyectó "E.T., el extraterrestre" (1982) y "Múnich" (2005), centrada en la toma de rehenes del equipo israelí por el comando palestino Septiembre Negro, durante los JJOO de 1972. El secuestro terminó en un baño de sangre, con nueve rehenes y un policía muerto, además de cinco de los ocho terroristas, en medio de un desastroso operativo policial que sigue avergonzando a Alemania.
Spielberg declinó pronunciarse acerca de cuáles son los grandes hitos en su carrera -"no esperen prodigios: les diré que cada una de mis películas es como un hijo y no puedo elegir", dijo-.
Si declaró, en cambio, que probablemente lo más importante que ha llevado a cabo es la creación de la Shoa Fundation, surgida a raíz de "La lista de Schindler" y destinada a recordar a los millones de víctimas del Holocausto nazi.
"Una película, como la de Schindler, ocupa un espacio relativamente corto de atención. La Shoa Fundation es un proyecto de largo recorrido", afirmó.
La institución le hizo acreedor de una distinción no directamente relacionada con alguna de sus películas: la Cruz del Mérito de la República Federal de Alemania (RFA), la máxima distinción institucional del país, que recibió en 1998. EFE
gc/ad 


Alemania añade a Edipo en una Berlinale volcada en dilemas familiares

 Gemma Casadevall

Berlín, 21 feb (Efe).- El cine alemán incorporó el mito de Edipo a una Berlinale muy volcada en los dilemas familiares, a través de "Music", una película con formato de tragedia griega dirigida por Angela Schanelec y que discurre entre el Mediterráneo y las calles berlinesas vecinas a la sede del festival.
La música que reproduce un magnetófono a cassette con piezas de Monteverdi, Bach y Pergolesi ocupa más espacio sonoro en el filme de Schanelec que los escasísimos diálogos entre sus personajes: el joven que mata al hombre que le acorralada en un acantilado griego; la carcelera que le cura sus malheridos pies o el matrimonio que crió al recién nacido abandonado entre las rocas.
La directora alemana, Oso de Plata en 2019 con "Ich war zuhause, aber" -"I was at home, but"-, regresó a la competición con una de esas películas que previsiblemente una parte de la crítica calificará de obra maestra y sus detractores considerarán soporífera.
Su nuevo Edipo es Jon -interpretado por Aliocha Schneider- y la carcelera que será su esposa se llama Iro -Agathe Bonitzer-. Son figuras hieráticas, herméticas, que se mueven en dirección a la tragedia ya escrita y conocida, entre pedregales griegos y una escapada al Berlín actual.
Compartía la jornada a competición con "Le grand Chariot", dirigida por el francés Philippe Garrel y exponente de un cine en que lo familiar va más allá de lo argumental: el veterano realizador francés convierte en intérpretes de su filme a tres hijos suyos, Louis, Esther y Lena.
La película con la que aspira al Oro funciona como una especie de empresa familiar, alrededor de un teatro de marionetas dirigido por el patriarca de la casa que, exhausto, pasa las riendas a los sucesores poco antes de morir.
El amor al oficio no siempre es hereditario, es una de las conclusiones a que aboca Garrel. Tampoco lo son el éxito o el fracaso artístico, en una película emparentada con la vieja escuela francesa de las relaciones triangulares, donde los relevos de pareja se suceden sin mayores dramas.
El director artístico de la Berlinale, Carlo Chatrian, había advertido de que el anuncio del filme de Schanelec puede llamar a engaño. La imagen elegida es un viejo coche destartalado al sol con cuatro personas dentro-, que de alguna recuerda al de "Alcarrás", el Oso de Oro de 2022 dirigido por Carla Simón.
Efectivamente, es un mero efecto óptico. Del dinamismo de la familia de melocotoneros de Lleida (España) que dio a la directora española el máximo premio se pasa a la tragedia griega sin palabras.
Es una de las múltiples versiones de dilemas o tramas familiares que domina en la selección de las películas a concurso de esta 73 edición de la Berlinale, de cuyo jurado internacional forma parte Simón, junto a su presidenta, la actriz estadounidense Kristen Stewart.
El cine mexicano está entre los favoritos. La película "Totem", de Lila Avilés, conmovió al festival con la historia del hombre joven que agoniza y al que su familia prepara una fiesta de cumpleaños, con todos los seres queridos, hermanos, amigos, antiguos colegas, su pareja y la hija de ambos, Sol.
La mirada de esa niña emocionó, en un film sencillo y caracterizado por el dinamismo que la directora mexicana imprime a un guión complejo, donde cada uno de sus personajes se definirá en un par de trazos.
Mañana se presentará oficialmente "20.000 especies de abeja", asimismo aspirante al Oso de Oro de este festival y dirigido también por una mujer, la española Estíbaliz Urresola.
Naime Senties, la niña de "Totem", es de edad y mirada parecida a Sofia Otero, la de "20.000 especies de abeja". Ambas crecen bajo el amor y la protección de sus padres, en un entorno familiar bien estructurado y entre adultos concentrados en transmitirles lo mejor.
La Sol mexicana debe afrontar la despedida del padre amoroso, pero que apenas podrá sostenerse en pie. La Lucía de Urresola los problemas de haber crecido como Aitor, pero que lleva tiempo sintiendo que es y siente como una muchacha. EFE
gc/fpa  

lunes, 20 de febrero de 2023

Celebrando la muerte

 La mexicana "Tótem" emociona con una hermosa agonía en familia

 Gemma Casadevall

Berlín, 20 feb (EFE).- La película mexicana "Tótem" emocionó hoy a la Berlinale hasta el saludable llanto, a través de la agonía en familia de un hombre joven, al que la directora Lila Avilés arropa con todo el amor posible hasta convertir en celebración la despedida.
La protagonista es un "chiquicuerpo" -en palabras de la realizadora- llamado Sol, la niña que interpreta Naíma Sentíes. Es decir, la hija de Tona, un pintor de talento que fue además el chico más guapo de la playa, ahora en la fase terminal de un cáncer.
Las hermanas del pintor preparan su casa para el que obviamente será su último cumpleaños. Trajinan en la cocina mientras una se tiñe el pelo, la otra se maquilla en el baño o el abuelo médico pasa consulta a sus pacientes con el laringófono que lleva implantado.
Sol es el hilo conductor, pero el hombre joven que agoniza es algo más que un padre. También es la pareja o expareja, el hermano, el hijo, el primo, el amigo o el compañero de viajes de adolescencia, para cada una de las personas que se juntan en esa casa.
"Es una película coral, mi equipo es como una colmena", afirmó la realizadora ante la Berlinale, rodeada en su comparecencia ante los medios de un equipo estrictamente femenino. Acudía a la competición avalada por "La camarista", la película estrenada en 2018 que llevó a la directora (México, 1982) por una cincuentena de festivales.
Además de Sentíes, imán mediático como suele ocurrir cuando se incorpora a un niño en una rueda de prensa, subieron al estrado dos de sus actrices adultas -Teresita Sánchez y Montserrat Marañón- y la productora Louise Riousse.
Desde su aparente sencillez, "Tótem" sumerge al espectador en las múltiples complejidades de ese núcleo familiar, más los amigos o colegas que se suman a la fiesta. A Avilés le bastan 95 minutos de filme para retratar en unos pocos trazos a la hermana manipuladora, la alcohólica o el abuelo que no quiere fiestas, impaciente ante las secuelas de su enfermedad y la que se llevará a su hijo, la misma que le quitó ocho años atrás a su esposa.
Deja espacio para unas risas, entre ellas a raíz de la visita a la casa de una genial santera que teóricamente va a liberarlos de malos espíritus. Se cobrará 2.500 pesos por la visita, a una familia económicamente exhausta para afrontar nuevas terapias e incluso para pagar a la cuidadora de Tona.
"Tótem" destila mexicanidad, tanto por el lenguaje y espontaneidad de sus intérpretes como por la capacidad de convertir en "celebración" la muerte.
La Berlinale quedó así bajo el impacto de una de esas películas ante las que el espectador no tiene por qué luchar para contener las lágrimas, más que justificadas y en ningún momento sensibleras.
Es la segunda película de lo que hasta ahora se ha visto de la competición oficial -que integrarán 19 filmes- que fue recibida con agrado y aplausos, en un festival a cuyo director artístico, Carlo Chatrian suele reprochársele que incorpora a la lucha por los Osos filmes desiguales o sin la talla debida.
La primera gran aspirante al máximo premio se vio el domingo: "Past Lives", de la surcoreano-canadiense Celine Song, que rápidamente se colocó en la cabecera del ránquin de la crítica internacional que publica a diario la revista del festival, "Screen".
También en ese caso, la dirección corresponde a una mujer. Si Avilés cautiva por la mezcla de ternura y sencillez, Song lo hizo con una historia de amor donde todo, incluso la despedida, discurre con suavidad.
La película "familiar" mexicana tendrá su contrapunto, no solo en lo temático, en "La grand Chariot", dirigida por el francés Philippe Garrel y asimismo alrededor de la pérdida del padre, en ese caso el alma que mantiene en pie un teatro de marionetas.
Conforman su elenco tres hijos del realizador, Louis, Esther y Lena, los tres hermanos a los que corresponderá defender la supervivencia del negocio familiar, ya en precario bajo el patriarca, a lo que se suma la cuestión de hasta qué punto es hereditario el amor a ese oficio. EFE
gc/jam/vh
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Helen Mirren convierte a Golda Meir en su nueva "Queen"

Gemma Casadevall


Berlín, 20 feb (EFE).- La actriz británica Helen Mirren presentó hoy ante la Berlinale a una Golda Meir convertida en su nueva "Queen", a través de una película de título inequívoco -"Golda"-, como lo es el propósito de glorificar a la figura que lo inspira, como hizo anteriormente la intérprete con la reina Isabel II.
"Golda fue una mujer increíble, valiente y exponente del compromiso absoluto y de por vida con su país, como lo fue Isabel II con el suyo", afirmó Millen, al presentar ante el festival su película, estrenada en la sección Berlinale Special, fuera de competición.
Dirigida por el realizador israelí Guy Nattiv (Tel Aviv, 1973), el filme incorpora documentación recientemente desclasificada, según explicó su guionista, Nicholas Martin, sobre el contexto de la llamada guerra de Yom Kipur, de 1973.
"Me documenté, leí todo lo que puede leerse sobre el personaje, recabé todas las fuentes posibles, hasta componer mi guión", sostuvo Martin. Su película arranca de la comparecencia de Meir ante una comisión investigadora, confrontada a su presunta responsabilidad en la muerte de miles de soldados.
"A Golda le rompía el corazón cada uno de los soldados muertos en esa guerra", afirmó Mattiv, quien describió a su personaje como una política fuerte y a la vez maternal, hasta hogareña, que horneaba pasteles caseros para recibir a su Estado Mayor o al ministro de Defensa, Moshe Dayan.
Mirren recrea a la fumadora empedernida que fue Meir, una mujer de la que, recordó, "apenas hay fotos en la que no aparezca con un cigarrillo o envuelta en su humo" y que no se desprendió de esa adicción ni a las puertas de la muerte, enferma de leucemia.
El capítulo de la extensa trayectoria de la líder sionista, nacida en Ucrania, en que se centra la película es la guerra de Yom Kipur, lanzada por la coalición liderada por Egipto y Siria, con el propósito de recuperar los territorio perdidos en la llamada Guerra de los Seis Días de 1967.
Se inició en esa festividad judía, tomó por sorpresa al Estado Mayor israelí y al propio Dayan. Israel perdió en unos pocos días tanques, aviones de combate y miles de soldados, hasta que finalmente reencauzaron su propia ofensiva sobre el Canal de Suez.
"Golda no quería la guerra, buscaba proteger a su país, buscaba la paz", defiende Nattiv. Muestra de ello, según el equipo, fue el acuerdo alcanzado -por mediación del entonces secretario de Estados Henry Kissinger- entre Meir y el presidente egipcio, Anwar Sadat.
"Egipto e Israel firmaron la paz. Y ese acuerdo se mantiene", resumió el director israelí, quien admitió que su admiración por la "heroína" que fue, a su parecer, la primera ministra israelí.
Mirren consigue una mimetización perfecta con su personaje. Tras esa caracterización hubo "muchas horas de maquillaje", explicó, hasta pasar de la esbeltez característica de la actriz británica a las formas de una mujer ajena a todo toque de femineidad que fue Meir.
Más allá del uso de prótesis en la nariz, la papada o las infladas piernas, hasta alcanzar las dimensiones de las de Meir, la caracterización de Mirren se plasma asimismo en la mirada, gestos y respuestas de la llamada "mujer de hierro" y aficionada a la pastelería doméstica.
Para su comparecencia ante los flashes de la Berlinale, Mirren había recuperado obviamente sus elegantes trazos y dejado de lado las prendas de hechura hombruna de su personaje, para aparecer vestida de un rosa tan brillante como el rubio de su cabello. EFE
gc/jgb
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domingo, 19 de febrero de 2023

Ni Vicky salva a von Trotta

 ecker, de la cárcel británica a la Berlinale

Gemma Casadevall



Berlín, 19 feb (EFE).- El extenista alemán Boris Becker acudió hoy a la Berlinale, dos meses después de salir de una cárcel del Reino Unido, a presentar un documental centrado en sus logros deportivos y convencido de que, pese a sus errores, está a tiempo de convertirse "en una mejor persona".
"Fueron ocho meses y seis días en una cárcel en los que cada mañana te preguntabas cómo será el resto de tu vida", explicó el tres veces campeón de Wimbledon, rodeado del director del filme "Boom! Boom! The World vr. Boris Becker", Alex Gibney.
El filme arranca con una entrevista grabada pocos días antes de escuchar sentencia. Habla a cámara con el rostro abotargado y al borde del llanto, a modo de premonición de la condena a dos años y medio que se le impuso por irregularidades financieras.
Sus delitos fiscales se cifraban en unos 2,7 millones de euros. La sentencia seguía a una cadena de problemas financieros, una declaración de insolvencia de 2017, una deuda por casi 60 millones de euros y un préstamo pendiente de liquidación por 3,5 millones de euros por una villa de su propiedad en Mallorca.
A la entrevista sigue la imagen de un enjambre de cámaras captando la llegada a un tribunal londinense de Becker, elegantemente trajeado y de la mano de su pareja actual, Lilian De Carvalho Monteiro. Tras escuchar sentencia ingresó directamente en la cárcel londinense de Wandsworth.
"Ahora estoy aquí sentado, me siento bien. Me he marcado el propósito de ser mejor persona. La esperanza es lo último que se pierde", afirmó, unas horas antes del estreno oficial de su filme.
Gibney, ganador de un Oscar en 2008 por "Taxi to the Dark Side", compone su película con dos entrevistas a Becker -la de 2022 y una anterior de 2019-, imágenes de sus partidos más legendarios y entrevistas con otros astros retirados, como John McEnroe, Mats Wilander o Bjorn Borg.
De las imágenes del adolescente alemán que ganó su primer Wimbledon con 17 años se pasa a tratar de explicar sus fortalezas y debilidades: "La vida de una máquina de ganar en tenis es mucho más dura de lo que se imaginan", aseguró Becker.
Barbara Feltus, la actriz con quien estuvo casado entre 1993 y 2001 y con quien tuvo dos hijos, Noah y Elias, es la única entre las exmujeres de su vida que aparece entre los entrevistados.
El divorcio de ésta sucedió a la relación con la modelo Angela Ermakova, con la que tuvo un encuentro sexual en el cuarto de las escobas de un hotel de lujo londinense, fruto del cual nació su hija Anna.
Empezó ahí una cadena de indemnizaciones millonarias, alternadas con intentos de recomponer su vida y nuevos escándalos, que en el filme de Gipsey se reflejan a través de portadas de tabloides.
"Lo último que pretendo es ganarme la compasión. Soy consciente de mis errores", afirmó Becker, más sereno que en las primeras entrevistas difundidas en Alemania tras salir de la cárcel por medios como el diario sensacionalista alemán "Bild".
El documental sobre Becker se exhibe en la sección Berlinale Special, donde asimismo se estrenará "Love to love you, Donna Summer", dirigido por Roger Ross Williams y que recoge material inédito de la que fue reina del pop.
En los primeros días del festival se estrenó ya "Joan Baez I A Noise", de Karen O'Connor y Maeve O'Boyle, que recoge la última gira de la cantante estadounidense, en 2018, además de material de archivo y imágenes familiares.
La legendaria cantante no solo acudió al estreno. También tarareó una canción en la ronda de preguntas tras la proyección del documental, en medio de fuertes ovaciones de los presentes. EFE 


Von Trotta y Song diseccionan en la Berlinale el amor o su ruptura

Gemma Casadevall
 
Berlín, 19 feb (EFE).- Dos directoras, la alemana Margarethe von Trotta y la surcoreana Celine Song, trazaron hoy en la Berlinale sus historias de amor, desde la perspectiva de la ruptura o del reencuentro, en ambos casos con un lenguaje minucioso y apuntalado en las excelentes Vicky Krieps y Greta Lee.
La veterana Von Trotta (Berlín, 1942) volvió a la Berlinale con un retrato de mujer fuerte y emancipada, la escritora austríaca Ingeborg Bachmann, de pronto rota y abandonada por su colega suizo Max Frisch, con quien formó pareja hasta que los celos y promiscuidades por ambas partes echaron abajo el amor.
Song (Seúl, 1989) debutó con "Past Lives", una película de perfiles autobiográficos, sobre una niña que emigra con sus padres desde Corea del Sur a Canadá, primero, y a Nueva York, después, pero deja atrás a un compañero de escuela que seguirá prendido del primer amor.
"Ingeborg Bachmann. Journey into the Desert" es la travesía en el desierto al que Frisch envía a la mujer elegante, libre y seductora que es la escritora, asidua a los ambientes sociales y literarios elitistas, como él mismo.
"Ingeborg llega al desierto exhausta y con el trauma del abandono. Ahí tendrá su revancha amorosa y recupera su energía", explicó Von Trotta ante la Berlinale, el festival en el que ha competido seis veces y al que acudió ahora tras recibir en diciembre el premio de honor de la Academia del Cine Europeo.
"El desierto es un lugar de silencio, alejando del ruido que rodea este circo llamado vida social", apuntó por su parte Krieps, premio a la mejor actriz en Cannes con "Corsage", su indómita revisión de "Sissi".
Von Trotta encuentra en Krieps la Ingeborg perfecta y añade esa figura a la lista de personajes femeninos de su filmografía, sean Gudrun y Christiane Ensslin -la terrorista de la Fracción del Ejército Rojo (RFA) y su hermana-, la comunista Rosa Luxemburgo o la escritora Hanna Arendt.
Le falla un actor masculino de talla similar para Frisch, el personaje que interpreta Ronald Zehrfeld, un rostro habitual en producciones de la televisión alemana.
En "Past Lives", en cambio, todo funciona a la perfección: Greta Lee interpreta a la surcoreana integrada en Estados Unidos, cuya adolescencia discurre sin altibajos, se convierte luego en autora sin mayores problemas y encuentra pareja igualmente en armonía.
El primer amor que dejó en Seúl la buscará a través de Facebook años después, contactarán por skype y recuperarán virtualmente el hilo emocional que dejaron atrás. La racionalidad de ella interrumpe esas comunicaciones, pero no de forma definitiva.
Todo en la película de Song se mueve en una suavidad exquisita, sin temor a caer en lo ñoño. La contraparte de Greta Lee es Teo Yoo, el enamorado surcoreano que no se conforma con que le corten las comunicaciones por skype.
El hilo argumental de "Past Lives" queda aparentemente resuelto en su escena inicial -un encuentro en el bar de un hotel entre un trío asiático-estaounidense, donde uno de los tres queda descolgado de la conversación-. Song, sin embargo, deja espacio para las sorpresas.
La tercera película a competición de la jornada era "Disco Boy", dirigida por el italiano Giacomo Abbruzzese. El actor alemán Franz Rogowski interpreta a un bielorruso que consigue cruzar Europa y llegar a París, donde se enrola en la legión extranjera como vía para adquirir algún día la nacionalidad francesa.
Se convierte en miembro de un comando cuya misión es rescatar a rehenes franceses capturados por una guerrilla del delta del Níger, a merced del expolio petrolero y medioambiental de las grandes compañías occidentales.
Rogowski, un valores sólido del cine alemán, queda inmerso en un argumento algo delirante, entre bailes en trance en la jungla que luego se trasladan a lo tecno, de regreso en París, y aderezado con una mimetización física con el guerrillero nigeriano y su hermana. EFE 


sábado, 18 de febrero de 2023

Penoso Penn

 Penn documenta el inicio de la invasión de Ucrania, al borde de la propaganda

Gemma Casadevall



Berlín, 18 feb (EFE).- El actor y director estadounidense Sean Penn defendió hoy ante la Berlinale su "Superpower" como un filme muy personal, que documenta el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia, y que acaba situándose al límite de la propaganda.
"Nuestro compromiso es con la verdad, con el espíritu de lucha de los ucranianos que arriesgan su vida, con la defensa de la libertad", afirmó el cineasta ante los medios del festival de cine alemán, ante reiteradas preguntas acerca del aspecto partidista de su filme.
"No sé si eso es o no propaganda. Es nuestra película", refrendó por su parte el co-director Aaron Kaufmann, quien como Penn vivió desde Kiev las semanas precedentes al inicio de la invasión y también el día en que se materializó la agresión rusa, el 24 de febrero de 2022.
Para Penn, como para Kaufmann, el presidente Volodímir Zelenski, como su entorno, son "nuestros amigos"; cada uno de los encuentros y entrevistas con el líder o sus directos colaboradores se producen entre abrazos, apretones de manos y el saludo "Slava Ukriani".
"No tengo la menor intención de hablar con (Vladímir) Putin. No es el momento", admitió Penn, ante reiteradas preguntas -algunas de ellas, formuladas por representantes de medios identificables como pro-rusos- acerca de si había buscado testimonios del otro lado, el no ucraniano.
Putin sí aparece en "Superpower", pero a través de sus declaraciones bélicas, antes o después de consumar su guerra de agresión. Es un autócrata de mirada gélida, distante y agresivo.
Zelenski es el líder cercano, que da coraje a su población y llama a defender la democracia, tanto en Ucrania como en Europa; inspira fortaleza a los suyos, como lo hace el exboxeador y actual alcalde de Kiev, el coloso Vitali Klitchko.
El núcleo de la película son las imágenes del equipo de Penn moviéndose por Kiev, entrevistando a Zelenski en su cuartel general horas después del inicio de la invasión o saliendo luego en dirección a la frontera polaca.
La cruzarán andando, en medio del atasco de decenas de miles de ucranianos saliendo del país. Ya en Varsovia, entrevistarán al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, el aliado europeo que venía reclamando una línea más dura hacia Moscú desde mucho antes de consumarse la invasión.
Alterna estas escenas con imágenes de archivo del movimiento pro-europeo de la plaza del Maidán, la represión que le siguió y el ascenso de Zelenski desde su posición de talentoso actor, bailarín y cómico hasta la llegada al poder por la fuerza de los votos.
También incide en la anexión de Crimea en 2014, con Ucrania incapaz de defenderse, con un ejército aún precario y mientras líderes como la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés Emmanuel Macron trataban de mediar o impedir una escalada mayor.
El rostro compungido y ojeroso de Penn es omnipresente en las escenas rodadas por su equipo, sea mientras toma una copa tras otra en su hotel o mientras recorre Ucrania en los días siguientes al arranque de la invasión.
Es probablemente esta presencia constante del cineasta el peor enemigo de su película, incluso para aquellos que ven a Penn y su equipo en el lado correcto de la historia, en tanto que defensores del país invadido, no del agresor.
"Superpower" se estrenaba fuera de competición en la sección Berlinale Special, tres días después de la inauguración del festival con un mensaje virtual de Zelenski y con Penn convertido en un maestro de ceremonias presencial.
Ucrania es, en lo político, el tema dominante de la Berlinale, un festival tradicionalmente "comprometido" con la defensa de la democracia, contra la represión o la guerra, cuya 73 edición coincide además con el primer aniversario del inicio de la invasión. EFE
gc/jgb 

"Manodrome" envuelve la Berlinale en un manicomio de masculinidades tóxicas

Gemma Casadevall
 
Berlín, 18 feb (EFE).- La película "Manodrome" envolvió hoy a la Berlinale en un manicomio de masculinidades tóxicas, con Adrien Brody y Jesse Eisenberg como elemento mediático principal sobre la alfombra roja del festival, en una jornada en que el cine chino aportó algo de armonía a la competición.
El título "Manodrome" remite al nombre de una secta liderada por el llamado "padre Dan" -el personaje de Brody- en que "las fronteras entre camaradería, masculinidad y homosexualidad desaparecen", explicó ante el festival su director, John Trengove.
Eisenberg interpreta a uno de los "hijos" del manipulador y dominante Dan. Es un conductor de Uber al borde la precariedad, asiduo al body building y con una novia embarazada, que se mueve como un "adulto infantilizado", en palabras del actor.
Es un "saco de reacciones febriles", a punto de estallar por una acumulación de traumas, hasta que finalmente explota.
"En Estados Unidos es fácil hacerse con un arma. Cualquiera puede adquirirla y evidentemente se usa. Es nuestra tragedia como sociedad", resumió Brody, respecto a las sucesivas explosiones de violencia a trompadas de Ralph, hasta finalmente llegar a la pistola.
Trengove volvía a la Berlinale tras haber presentado en su sección Panorama "The Wound" (2016). Ya ahí, el director sudafricano exploraba en una serie de rituales de la masculinidad como detonantes de fuerzas internas, que en su nuevo filme van de lo tóxico a las reacciones incontrolables y la violencia física extrema.
"Manodrome", de producción británico-estadounidense, es uno de los pocos filmes en la competición oficial en esta 73 edición de la Berlinale con rostros famosos, lo que le daba rango de acontecimiento al menos mediático.
Junto a Brody -Oscar en 2002 por "El pianista"- y Eisenberg -con el mismo rostro de perpetuo adolescente que en "The Social Network"-, la película llevó al festival la presencia de Odessa Young, la novia embarazada de Ralph- y Sallieu Sesay -el líder del colectivo gay del gimnasio, contrapunto al guru de la secta de los "hijos de Dan"-.
La búsqueda del padre desaparecido en "Manodrome" es una de las múltiples toxicidades acumuladas por el personaje de Eisenberg, envuelto en sus estallidos de iras pasadas y presentes, mientras que por parte del cine chino se presentó en la competición oficial "Bai ta zhi Guang" -"The shadowless tower"-.
También ahí su protagonista masculino busca al hombre que se esfumó del seno familiar. Está asimismo confrontado con su propia paternidad, con sus relaciones de pareja pasadas o en curso, así como con el síndrome del abandono paterno.
El recorrido por todos estos traumas ocupa a su director, Zhang Lu, 144 minutos, mientras que en la producción británico-estadounidense se resuelve en 95. Ello no impide, sin embargo, que la película de Trengove acabe haciéndose larga, en medio de episodios que van agregándose al argumento en busca del final.
Zhang en cambio va tejiendo a su ritmo habitual, sin altibajos, la historia del divorciado al que un día le pasan el teléfono del padre biológico y empieza a reordenar su existencia. Primero escucha su voz, pero le deja sin respuesta; luego se sienta en su silla, mira sus películas y deja alguna que otra huella en la casa del padre, mientras éste está haciendo volar su cometa en una playa vecina.
El director chino es uno de esos cineastas que periódicamente regresan a la competición del festival berlinés. Ahí presentó en 2007 su "Dream Desert", tres años después regresó con "Dooman River" y en 2019 lo hizo con "Fukuoka".
La suya es una de las tres producciones asiáticas incluidas entre los 19 filmes a competición. Le seguirán la asimismo china "Art College 1994", de Liu Jian, y la japonesa "Suzume", en ambos casos películas de animación. EFE
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viernes, 17 de febrero de 2023

Un puñado de bebés grandes

 


Un trepidante "Blackberry" alegra el arranque de la Berlinale 

Gemma Casadevall



Berlín, 17 feb (EFE).- La canadiense "Blackberry", una película tan trepidante como lo fue el auge y derrumbe de los primeros teléfonos inteligentes, alegró la primera jornada a competición de la Berlinale, mientras que el australiano Rolf de Heer aportó un apocalíptico filme sin diálogos.

El realizador Matt Johnson, director y protagonista de "Blackberry", trasladó al festival a los geniales innovadores de la telefonía móvil confrontados con los tiburones del gremio.
Su personaje es Doug, el más "freak" entre los colegas de Mike Lazaridis -interpretado por Jay Baruchel-, el jefe de una provinciana empresa canadiense formada por colegas que se comportan como bebés grandes.
"Nunca tuve un 'blackberry', mi padre sí. Es un producto de otra época", afirmó Johnson, quien compareció con el mismo "look" que en el filme, mientras Baruchel, a su lado, aseguraba que la marca es "un orgullo para Canadá" frente a la superpotencia de Estados Unidos.
Johnson y su actor hicieron alarde ante la Berlinale de aquello que da fuerza a su película: diálogos rápidos, respuestas incisivas, dinamismo y el mismo aire de camaradería con que nació su prodigio.
Su primer tiburón es Jim Balsillie -el personaje de Glen Howerton-, al que se unirán otros depredadores, además de ingenieros reclutados entre la competencia con contratos fraudulentos. Juntos lanzarán el "Blackberry que durante diez años dominó la telefonía móvil, hasta que un ingenio superior llamado iPhone lo degradó a obsoleto.
El villano no es, sin embargo, ni la competencia "Made in China" ni Steve Jobs, sino los tiburones internos, además de la Comisión Nacional del Mercado de Valores que indaga en los fraudes.
"Blackberry" es el tercer film del canadiense, tras "Dirties" y "Operation Avalanche". Johnson envuelve deliberadamente su cámara en el caos, entre saltos de imagen, órdenes y contraórdenes inapelables y miradas de desconsuelo de los bebés grandes a los que se les rompe el juguete.
El filme está basado en el best seller "Losing the signal" y da ocasión para reflexionar sobre la dependencia generada por unos aparatos que iban a resolver el día a día del usuario, pero que acaban esclavizándole.
El canadiense levantó una jornada programada para presentar las tres primeras de las 19 aspirantes a los Osos del festival. Las otras dos eran la australiana "The survival of Kindness", de De Heer, y la primera de las cinco representantes alemanas a concurso, "Irgendwann werden wir uns alles erzählen" -"Someday we'll tell each other Everything"-, de Emily Atef.
La cámara de De Heer atrapa al espectador en la dura imagen de una mujer negra, abandonada dentro de una jaula oxidada en un desierto, atravesado por hormigas rojas. Ahí la deja un grupo de hombres blancos que se comunican entre sí en un lenguaje ininteligible y cubiertos con máscaras de gas.
Es un film sin diálogos, más allá de los ruidos ininteligibles. Discurre entre aldeas devastadas por los hombres blancos que enferman en una atmósfera apestada, fábricas tóxicas y una travesía por el desierto en que el primer alivio serán unas botas viejas, pero donde mejorar el calzado significa acercarse a una civilización en vías de extinción.
El filme de Atef topó en su pase para los medios con probablemente lo peor que puede ocurrirle a una película: que los momentos supuestamente de mayor intensidad provoquen risas.
La realizadora, nacida en Berlín y de raíces franco-iraníes, concursó en la Berlinale dos años atrás con "3 Days in Quiberon" y volvía con la historia de un reencuentro en una granja perdida de la Alemania oriental entre parientes del este y del oeste alemán, tras la caída del Muro.
En paralelo discurre una historia de amor con ribetes literarios entre una muchacha que pasa del amor adolescente a la pasión adulta. Las risas ante escenas que querían ser sensuales, pero parsimoniosas, fueron inclementes.
Con esas películas se abrió la carrera hacia los Osos, que entregará el jurado presidido por la actriz estadounidense Kristen Stewart y con la directora española Carla Simón entre sus miembros. En los próximos días se presentarán el resto de candidatas, entre ellas "20.000 especies de abejas", de la española Estíbaliz Urresola, y "Tótem", de la mexicana Lila Avilés. EFE
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La Berlinale, un altavoz del exilio iraní y del apoyo a Ucrania


Berlín, 17 feb (Efe).- Irán, una cinematografía que en ediciones pasadas de la Berlinale ganó los máximos honores del festival alemán, está presente en su actual edición a través de sus cineastas en el exilio, convertidos en altavoz de las protestas contra el régimen de Teherán.
"Estamos obligados a levantar la voz contra el régimen. Sea con nuestras películas, con nuestras palabras o con nuestras actitudes", afirmó la directora Sepideh Farsi, tras la proyección para los medios de "La Sirène", un filme de animación centrado en el conflicto Irán-Irak en los años 80.
Su película, exhibida fuera de concurso en la sección Panorama, se estrenará oficialmente el sábado, pero ya tras su previa ante los medios sirvió de plataforma a las protestas contra el régimen ante el Berlinale Palast.
Varias mujeres iraníes desplegaron una pancarta con la frase "Woman Life Freedom", mientras que la actriz iraní Golshifteh Farahani denunció asimismo la situación en su país en su presentación como parte del jurado internacional del festival que preside su colega estadounidense Kristen Stewart.
"Irán es una dictadura. La existencia de nuestros artistas e intelectuales está en peligro", afirmó Farahami, quien, al igual que Farsi, vive en el exilio.
La Berlinale ha convertido las protestas contra el régimen en uno de los contenidos políticos de esta edición, después de que en el pasado varios realizadores iraníes ganaran el Oso de Oro del festival.
El último de ellos fue Mohammad Rasoulof, en 2022, con "There is no Evil", si bien no puedo acudir a recogerlo por estar retenido en su país, mientras que en 2015 fue una sobrina de Jafar Panahi la que recogió el suyo por "Taxi", por causas parecidas.
Junto a la solidaridad hacia la oposición iraní, el festival alemán es exponente del apoyo a Ucrania y a su presidente, Volodímir Zelenski, quien intervino de modo virtual en la gala de apertura del jueves previo al estreno del film "She came to me", de Rebecca Miller.
Zelenski, quien en 2022 intervino ya de forma virtual en los festivales de Cannes y Venecia, es el personaje central del documental del actor y director estadounidense Sean Penn "Superpower", que se estrenará el sábado fuera de competición.
El filme fue rodado en Ucrania entre 2021 y hasta poco antes del inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero de 2022, que sorprendió al equipo de Penn en el país.
La Berlinale renueva así su carácter de festival con una alta voluntad de compromiso político, en este caso plasmado en el apoyo a la oposición iraní y contra la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.
Al margen de estas expresiones políticas, el festival se ha visto salpicado por algunas manifestaciones fuera de programa, como la protagonizada en la jornada inaugural por dos activistas climáticos de la llamada "Letzte Generation" -"Última generación"-, que se pegaron en el suelo ante el Berlinale Palast.
La acción apenas alteró el discurrir sobre la alfombra roja de los invitados a la gala inaugural, entre ellos varios ministros del gobierno de Olaf Scholz -como la titular de Cultura, Claudia Roth, y el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, ambos de los Verdes, así como la de Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser-.
También coincidiendo con la jornada inaugural hicieron llegar su protesta en las inmediaciones del Berlinale Palast un grupo de empleados de salas de cine implicadas en el festival, dentro de la campaña de huelgas convocada por el sindicato del sector servicios Ver.di. EFE
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jueves, 16 de febrero de 2023

Una sosa comedia romántica

 




La Berlinale se vuelca en lo mediático con Anne Hathaway

Gemma Casadevall

Berlín, 16 feb (EFE).- La Berlinale optó por el impacto mediático en su apertura, con el estreno de "She came to me", una comedia suave que llevó a la capital alemana a Anne Hathaway, Peter Dinklage y Marisa Tomei, para un festival centrado en lo político en la solidaridad hacia Ucrania.

     "Muestro diversos aspectos de mi país, muy polarizado, pero a la vez con rostros múltiples", explicó ante los medios la directora estadounidense Rebecca Miller, rodeada de los actores mencionados, más Evan Ellison y Joanna Kulig, además del compositor Bryce Dessner, factor esencial en un filme donde la ópera es parte del argumento.

Hathaway será la perfecta pareja de Dinklage, fanática del orden y con una "relación íntima secreta con Dios", explicó Miller. Él es un compositor en crisis y con múltiples neurosis, hasta se topa con la capitana de una barcaza remolcadora -Tomei- enamorada del amor.

Las relaciones supuestamente sólidas del mundo adulto serán cambiantes, mientras que los dos adolescentes -Ellison y Harlow Jane- creen haber encontrado el amor eterno. Es un Romeo y Julieta en que la rivalidad se plasma en el fanatismo político, mientras que la religiosidad monjil es benefactora.

"Mi corazón late por el cine, no importa si es bajo el sello independiente o no", afirmó Hathaway, acaparadora de los primeros flashes de este festival, seguida de cerca por Dinklage, aún bajo la estela del "Juego de tronos".

Miller, identificada como directora de Sundance y de nuevo con una comedia romántica en la Berlinale -tras el "Maggie's Plan" que presentó en 2016-, estrenaba su película fuera de competición y con el cometido de aportar el brillo considerado inherente a todo festival.

Para la gala de la noche se había anunciado la intervención virtual del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, figura central del documental "Superpower" que estrenará el próximo sábado Sean Penn, también con carácter de exhibición.

El líder ucraniano ya ha dirigido sus mensajes en dos anteriores grandes festivales de cine europeo -el de Cannes y el de Venecia-. El de este jueves, sin embargo, tenía un carácter especial, a punto de cumplirse un año del inicio de la invasión rusa sobre Ucrania.

"Quiero expresar mi agradecimiento al festival por haber incluido a un héroe de nuestro tiempo", afirmó Hathaway, en alusión a Zelenski. "Con ello nos dan a todos nosotros la posibilidad de expresar nuestro deseo casi universal de paz", añadió la actriz estadounidense.

Con el equipo de Miller, la Berlinale se aseguró una alfombra roja con las dosis requerida de estrellato, a lo que se sumó la presencia como presidenta del jurado de la actriz estadounidense Kristen Stewart.

Al equipo de Stewart, integrado además por la directora española Carla Simón, por su colega rumano Radu Jude y por el chino Johnnie To, les corresponderá repartir los premios oficiales del festival entre las 19 películas incluidas en su sección oficial. 

Simón regresa a la Berlinale tras haber ganado en 2022 el Oso de Oro con "Alcarrás", mientras que Jude obtuvo el máximo premio el año anterior, con "Bad Luck Banging or Loony Porn"

Entre las películas a concurso vuelve a haber una candidata española, "20.000 especies de abejas", de Estíbaliz Urresola, mientras que América Latina está representada por la mexicana "Tótem", de Lila Avilés, y Portugal por "Mal Viver", de Joao Canijo.

El cine anfitrión alemán presenta cinco títulos, entre ellos "Music", de Angela Schanelec, "Ingeborg Bachmann", de la veterana Margarethe von Trotta, y "Roter Himmel", de Christian Petzold, un realizador asiduo a la Berlinale. 

De Canadá acudirá "Blackberry", dirigida e interpretada por el canadiense Matt Johnson, y Reino Unido concursará con "Manodrome", dirigida por John Trengove y con Adrien Brody y Jesse Eisenberg.

Por parte francesa competirá "Sur l'Adamant", un documental de Nicolas Philibert sobre el día a día de un centro psiquiátrico, así como "Le grand Chariot", de Philippe Garrel. Completa el ciclo europeo la franco-italiana "Disco Boy", un duro filme dirigido por Giacomo Abbruzzese. EFE

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