domingo, 20 de febrero de 2000

Medio siglo no es nada


Un programa que no estuvo a la altura del 50 cumpleaños


Gemma Casadevall



Berlín, 20 feb (EFE).- La Berlinale cerró hoy su quincuagésima edición dejando la sensación de que, a pesar de haber estrenado un moderno emplazamiento, propio del nuevo milenio, el programa de filmes a competición no estuvo a la altura de lo que se esperaba para el señalado cumpleaños del festival. 
A la sede de la Berlinale, la Postdamer Platz, "le falta patina", según dice un miembro del jurado, el director brasileño Walter Salles, y el nivel de las películas a competición fue "irregular", en opinión de la actriz española Marisa Paredes, también entre los nueve jueces del festival. 
Ambas consideraciones definen lo que ha sido el sentir general de la edición en que se quería celebrar por todo lo alto el medio siglo de existencia de la Berlinale. 
Lamentablemente, el festival que hoy se despide no pasará a la historia ni por la calidad del programa a competición ni por haber conseguido, por fin, romper el maleficio de los plantones de las grandes estrellas. 
El Oso de Oro fue para "Magnolia", de Paul Thomas Anderson, porque "representa a una narrativa muy distinta a la típica de Hollywood", explicó a EFE Salles, quien dijo que en el ánimo del jurado estaba "premiar algo innovador". 
"Anderson es un director de 30 años que representa a una nueva generación del cine, es un supertalento que escribe, filma y dirige sus películas", justificó el realizador brasileño, quien hace dos años se llevó el Oro de Berlín con "Central do Brasil". 
"Magnolia" era la apuesta más segura entre una selección de 21 películas, dominada por grandes producciones estadounidenses que no aportaban nada nuevo, como "The talented Mr. Ripley", de Anthony Minghella, o ante las que cabía la pregunta de qué hace un film como ese en un festival, como es el caso de "The Beach", de Danny Boyle. 
Salles se va del festival con el resquemor de no haber podido incluir en el palmarés el film "La chambre del magiciennes", el film de Claude Miller, al que se ignora en la lista oficial de los "Osos", pero que se llevó el mejor premio de consolación a que se puede aspirar, el de la Crítica. 
"Estar en un jurado es un ejercicio de convivencia democrática", dice Salles, "donde más o menos reina la armonía, pero donde uno no puede repartir sus propios premios". 
Marisa Paredes calificó el palmarés de "ecuánime" y dijo que en la decisión hubo unanimidad, pero no sin admitir que se encontraban ante una selección de nivel "irregular". 
Por su parte, Moritz de Hadeln, director de Berlinale, no pudo evitar que en las cortas entrevistas que le hacían tras conocerse el veredicto saltara una pregunta recurrente: si se estuvo a la altura de lo esperado y por qué no se consiguió "arrastrar" a los grandes hacia Berlín, ni siquiera ante el gran cumpleaños. 
Tras 21 años al frente del festival, de Hadeln sabe cómo escurrir las críticas y también que éstas son siempre muy parecidas, edición tras edición. 
"Si hay mucho cine americano dicen que es un festival "vendido" a Hollywood y poco europeo, si no lo hay, lo acusan de aburrido...", comentaba con aire resignado ante un grupo de periodistas. 
"Vino Leonardo DiCaprio, vino George Clooney, vino Denzel Washington... No vino Robert De Niro, no vino Tom Cruise ni Al Pacino... Qué pena que sólo se fijen en los que no estuvieron", manifestaba intentando equilibrar la balanza entre las presencias y las ausencias de Berlín. 
En los prolegómenos del festival, Moritz de Hadeln había dicho en broma a un diario ciudadano que se tiraría por la ventana si le fallaba DiCaprio. 
No hizo falta llegar a ese extremo, puesto que el protagonista de "The Beach" sí se acercó a la capital alemana, tal como hizo Washington, que llegó a Berlín recién designado como candidato al Oscar por "Hurricane" y se fue del festival con un Oso de Plata por su papel en esa película. 
Lo cierto es que la capital alemana, a pesar de ser la ciudad de moda en Europa y a pesar de estrenar sede en el corazón del "nuevo Berlín", sigue siendo territorio difícil para el "glamour". 
A la mayoría de los visitantes y prensa internacional les pareció que la constelación de galerías comerciales y maxi-cines de la Postdamer Platz es un escenario frío y ajeno a la vida ciudadana. 
Tras doce jornadas con varias proyecciones por día, muchos tenían la sensación de haber estado sumergidos en la vida artificial de un moderno acuario, alimentándose en todo tipo de "fast food" y restaurantes virtuales. 
"Yo me he escapado por ahí, he visitados museos y recorrido los cafés de Kreuzberg", dijo Salles, que confiesa haber "robado" tiempo a sus obligaciones como miembro del jurado para pasear por las calles de dicho barrio, el más alternativo y multiétnico de la ciudad. EFE gc/dm/mj

Palmarés 2000


sábado, 19 de febrero de 2000

80 modestos minutos

Una pequeña maravilla de Claude Miller salva la recta final de la Berlinale

Por Gemma Casadevall 

Berlín, 19 feb (EFE).- La Berlinale cerró su sección oficial con una sorpresa, "La chambre des magiciennes" del francés Claude Miller, la última de las 21 películas a concurso, capaz de levantar el balance de un festival del que se decía no había estado a la altura de su 50 cumpleaños. 
El filme de Miller disipó la sensación de que la terna de candidatos sólidos a los premios de la Berlinale estaba ceñida a dos títulos, "Magnolia", del estadounidense Paul Thomas Anderson, y "Camino a casa", del chino Zhang Yimou. 
Frente a las pretenciosas películas que han pasado por este festival, el realizador francés se presentó como el "furgón de cola" de esta quincuagésima Berlinale con una cinta de 80 modestos, pero muy bien aprovechados minutos. 
"Sonaría a falsa modestia si dijera que la mía es una pequeña gran película", explicó Miller, recogiendo la definición que quedó en el aire tras la proyección de "La chambre des magiciennes". 
El esquema argumental es simple: una mujer perdida entre el estrés de un examen y su maltrecha relación sentimental con un hombre casado ingresa en un hospital aquejada de fuertes migrañas. 
Lo malo es que sus compañeras de habitación no son lo relajantes que ella desearía y que el masificado sistema hospitalario, en este caso francés, favorece la intromisión en la esfera privada ajena. 
Miller reconduce lo que, al principio, parece una claustrofóbica película de hospitales y paranoias hacia un sutil e inteligente retrato social, con buenas dosis de humor sumergido y un reparto de actores magistral. 
La película se apoya en Anne Brochet, en el papel principal, y en la veterana Annie Noel, dos "valores seguros" del cine francés, custodiadas por geniales secundarios, desde el médico -Yves Jacques- al enfermero -Jocelyn Siassia-. 
Con un par de pinceladas y centrándose en un único capítulo de una novela -"The blindfold", de Siri Hustvedt- Miller es capaz de poner en solfa el racismo de la civilizada Europa occidental o los egoísmos apenas controlados, que surgen en el espacio reducido de una habitación con tres camas. 
Miller sigue, aunque sin convertirlo en religión, las consignas de la corriente "Dogma": rodar cámara al hombro, sin escenas superfluas y con espacios y sonido original, entre otras características. 
"No es una película realista", indicó como repeliendo el término de cine social, cuando en realidad en la Berlinale se tenía la sensación de que con "La chambre de magiciennes" se entra en el cine de verdad. 
El último filme a competición alteró la quiniela de los "premiables" de la Berlinale, ya que, a medida que avanzaba la selección de películas a concurso, parecía que las opciones se habían quedado encalladas en Anderson y Zhang Yimou. 
A favor de la película estadounidense habla el hecho de que era una solución "de compromiso" en una lista de 21 filmes en la que ninguno ha hecho lanzar cohetes de satisfacción. 
La cinta del realizador chino se ganó el aplauso general, pero en su contra actúa, paradójicamente, el hecho de que fue el descubridor y esposo de la presidenta del jurado de este año, la actriz Gong Li. 
Al abrirse la Berlinale, se había corrido la voz de que, para celebrar el medio siglo de vida del festival, "convenía" repartir un galardón al país anfitrión, que este año envió a concurso a sus dos nombres más internacionales: Wim Wenders y Volker Schloendorff. 
Sin embargo, el primero decepcionó con "The Million Dollar Hotel" y el segundo cosechó malas críticas con su tibia historia sobre una ex terrorista de la RAF en la Alemania comunista, "Die Stille nach dem Schuss". 
El grueso de las grandes producciones estadounidenses no ha levantado pasiones y, mientras "The Talented Mr.Ripley", de Anthony Minghella, y "Man on the Moon", de Milos Forman, han tenido una aceptación digna pero nada más, "The Beach", de Danny Boyle, ha entrado en la categoría de definitivamente mala. 
Para "The Hurricane", de Norman Jewison, se cuenta con, quizás, un premio de interpretación para Denzel Washington, algo parecido a lo que ocurre con "Any Given Sunday", de Oliver Stone, protagonizada por Al Pacino. 
Otros firmes candidatos al premio al mejor actor son el francés Bernard Giraudeau, por "Gouttes d`eau sur pierres brulantes", o Tom Cruise por su secundario de lujo en "Magnolia". 
En cuanto a actrices se barajan los nombres de Julianne Moore, también por la película de Anderson, así como Zhang Ziyi por "Camino a casa", Bibiana Beglau por el filme de Shloendorff y el dúo de actrices de la pequeña joya de Claude Miller. EFE gc/rz/acm

viernes, 18 de febrero de 2000

Echando unas risas



Penúltima jornada a concurso con el humor de Forman y la poética turca

Por Gemma Casadevall

Berlín, 18 feb (EFE).- En la recta final del festival, Milos Forman se trajo a Berlín una película emparentada con la comedia clásica norteamericana, con Jim Carrey dando vida a uno de los cómicos más populares de la década de los 70, el inclasificable Andy Kaufman. 
Entre la caricatura y el retrato social, el film del realizador checo-estadounidense desató las carcajadas de un público algo necesitado de este tipo de expansiones tras once jornadas cargadas de cine mayoritariamente denso, espesos dramas familiares o guerras. 
Carrey repite en aquello que es su especialidad y ofrece una interpretación deliberadamente histriónica de su personaje, hasta el punto de que hace que su compañero de reparto, Danny DeVito, parezca un prodigio de ponderación. 
Forman llegó a la Berlinale con la aureola de quien ya se ha llevado en otra ocasión el gran premio del festival, como ocurrió en 1997, en que obtuvo el Oso de Oro por "The people vs. Larry Flynt" ("El escándalo de Larry Flynt"). 
"Kaufman es un carácter contradictorio, al que uno no sabe si amar u odiar", dijo el realizador respecto al personaje real en que se inspira su película, que fue acogida con aplausos corteses, pero también con algún abucheo. 
El film de Forman trajo unas risas y rompió la tónica seria de la Berlinale, pero no quebró la mala racha en cuanto a ausencias en el cincuenta cumpleaños del festival. 
El director no consiguió que le acompañasen a Berlín ni Carrey ni DeVito ni tampoco su principal intérprete femenina, Courtney Love, quien hace tres años sí acudió al festival como protagonista de la triunfadora película de Forman. 
Con ello se ratifica el maleficio de esta Berlinale, a la que han dado plantón una larga nómina de actores previamente anunciados, como Mel Gibson, Tom Cruise, Robert de Niro, Al Pacino y Cameron Díaz. 
La caricatura de Forman estuvo complementada en la sección a concurso por "Mayis Sikintisi" ("Nubes de mayo"), una película de 130 largos minutos en la que apenas ocurre nada y tampoco se habla mucho, con la que el director turco Nuri Bilge Ceylan pretende, sobretodo, retratar su hermoso país, Anatolia. 
La película es una especie de "empresa familiar", donde incluso el padre y la madre del realizador intervienen como actores y el resto del reparto está igualmente integrado por semi-aficionados, lo que da al conjunto un tono bienintencionado y algo ingenuo. 
En el polo opuesto se encuentra la macabra galería de asesinatos "American Phsycho", película dirigida por Mary Harron y basada en la novela escándalo del mismo título de Bret Easton Ellis, que se proyectó hoy a modo de exhibición. 
El tema es conocido: la trayectoria de un sanguinario "yuppie" psicópata, contada con algo de sarcasmo y todo lujo de detalles macabros. 
La proyección tenía rango de estreno internacional, calificación habitual en la Berlinale para los filmes que han sido exhibidos ya en Estados Unidos pero que no se han visto en las salas comerciales europeas. 
Pese al bombo que se quiso dar al pase, con la inclusión de "American Phsycho" en la sección oficial fuera de concurso, tampoco se consiguió atraer a Berlín a la directora del film. 
En su lugar defendió la película su actor principal, Christian Bale, quien dijo que antes de aceptar su papel de psicópata algunos le advirtieron de las consecuencias que podía acarrearle. 
"Me decían que sería el suicidio de mi carrera cinematográfica", manifestó Bale, quien a pesar de todo siguió adelante "preparándose" para interpretar al cultivado, superficial, cínico, atractivo y mortífero "broker" (intermediario) de Wall Street. 
"No siempre puede uno hacer papeles simpáticos y agradecidos", dijo, aunque aseguró que, pese a la necesaria identificación con su papel, tomó las medidas oportunas para distanciarse y no acabar como su psicópata asesino. EFE gc/rz/sad/emr

Pre-pronóstico

La quiniela de la Berlinale apunta al cine estadounindense y a China

Por Gemma Casadevall 
Berlín, 18 feb (EFE).- La película estadounidense "Magnolia" y la china "Camino a casa", seguidas de la también norteamericana "The Hurrican" -"El huracán"- y quizás alguna representante del cine alemán, se perfilan como favoritas a los premios del Festival de Cine de Berlín (Berlinale), a dos días de su clausura. . 
Cuando sólo quedan por descubrir los secretos de tres filmes, la quiniela del quincuagésimo festival apunta a una decisión "de compromiso" a favor del realizador norteamericano de "Magnolia", Paul Thomas Anderson, o una opción más comprometida, favorable a Zhang Yimou, uno de los grandes nombres del cine chino actual. 
A "Magnolia", una producción de más de tres horas de duración donde se entrecruzan historias paralelas, no se la considera una película redonda y ha sido calificada de pretenciosa o excesiva. 
Sin embargo, a estas alturas del festival, la opinión generalizada la coloca como la solución más aceptable para una Berlinale en la que ninguna película ha convencido al cien por cien. 
"Camino a casa" -"Wo De Fu Qin Mu Qin", en su versión original- ha levantado algunas pasiones, por ser la expresión del cine que conjuga corazón y maestría, pero cuenta con un elemento paradójicamente en contra: la presencia como presidenta del jurado de Gong Li, la gran dama del cine chino a la que lanzó Zhang Yimou. 
Este factor, que aparentemente daría el impulso definitivo en su pugna por el Oso de Oro, puede actuar en contra del filme, ya que no resulta fácil pujar por la película de un "viejo conocido" con el que, además, la presidenta estuvo casada. 
Entre hoy y el domingo, quedan por presentarse tres de los veintiún filmes a concurso: nada menos que "Man on the Moon" -"El hombre en la luna"- de Milos Forman; "Any Given Sunday" -"Cualquier maldito domingo"-, de Oliver Stone, así como la francesa "La chambre des Magiciennes" -"La habitación de las magas"-, de Claude Miller. 
La película de Forman, quien en 1997 se llevó el Oro del festival con "The people vs. Larry Flynt" ("El escándalo de Larry Flynt"), se proyecta la tarde de este viernes, mientras que las otras dos lo harán el sábado. 
La jornada de hoy se abrió con la cinta turca "Mayis Sikinstisi" ("Nubes de mayo"), de Nuri Bilge Ceylan, un film cargado de buenas intenciones, pero que confirmó que, si no hay sorpresa final, la Berlinale se cerrará el domingo dejando la sensación de que no ha dado la talla que se esperaba en su cincuenta cumpleaños. 
"The Hurrican", de Norman Jewison, fue recibida con entusiasmo en su proyección del jueves, pero no por los valores de la película, que ha sido calificada de convencional, sino por el magnífico Denzel Washington, al que la Berlinale acogió como a un héroe. 
Este actor podría llevarse el Oso de Plata al mejor intérprete masculino, galardón para el que se apunta también al francés Bernard Giraudeau, por "Gouttes d`eau sur pierres brulantes" ("Gotas de agua sobre piedras calientes"), film de Francois Ozon basado en una obra de Rainer W.Fassbinder. 
Otros nombres que suenan son el de Tom Cruise, por "Magnolia", o Jude Law, por "The talented Mr. Ripley" -"El talentoso Mr. Ripley"-, mientras que no se cuenta con premio para su compañero de rodaje, Matt Damon. 
Las quinielas entre las actrices están entre Zhang Ziyi, por "Camino a casa", Julianne Moore, por "Magnolia", la francesa Ludivine Sagnier, por "Gouttes d`eau...", o la alemana Bibiana Beglau, por "Die Stille nach dem Schuss" ("El silencio tras el disparo"), de Volker Schloendorff. 
Antes de abrirse el festival, se daba por hecho por el cine germano se llevaría alguno de los grandes premios, no sólo en atención al país anfitrión, en su cumpleaños, sino por la presencia de nombres de prestigio entre la representación local. 
Ahí estaban el film de Schloendorff y "Million Dollar Hotel", de Wim Wenders, complementados por Rudolf Thome, con "Paradiso". 
Lo malo es que Wenders no ha gustado, Thome ha aburrido y Schloendorff ha decepcionado, sobre todo en Alemania, con su versión algo tibia de la "segunda vida" de una terrorista de la RAF en la Alemania comunista. 
Pese a ello, Schloendorff sigue contando entre los aspirantes a galardón, quizás al Oso de Plata como director o al premio, merecido, para su actriz. EFE gc/ai-op

martes, 15 de febrero de 2000

Intransitable cine mallorquín



"El mar" trae a la Berlinale un cine intenso y de difícil digestión

Por Gemma Casadevall Berlín, 15 feb (EFE).- La cinematografía española se estrenó hoy en la sección a concurso del Festival de Berlín con la proyección de "El Mar", de Agustí Villaronga, única representante hispana a competición en esta Berlinale y exponente de un cine intenso, extraordinariamente bien filmado, pero de difícil digestión. 
Rodada en la Mallorca que apenas se conoce ya, la de tierra adentro y desde la que no se ve el mar, y con el escenario de un sanatorio para tuberculosos en la postguerra, el filme es todo lo contrario a una excursión turística por las maravillas de la isla. 
"El Mar" no ahorra al espectador escenas desagradables y hasta repulsivas, desde el punto de vista de contenido y también formal, hasta el punto de sugerir la sensación de que Villaronga tiene cierta predilección por las imágenes escabrosas. 
"Es una película violenta, dura, porque así tenía que ser", defendió el director, con el argumento de que la suya es una cinta de "atmósfera", que trata de reflejar el mundo contenido en la novela del fallecido Blai Bonet. 
La homosexualidad sumergida y la explícita, la obsesión por la religión, por la muerte, el diablo y la tentación son el contrapunto argumental de la historia de dos amigos que, siendo niños, fueron testigos del fusilamiento de los hombres del pueblo y "cómplices pasivos" del asesinato de un chico de su misma edad. 
La novela de Bonet ha sido adaptada al cine por otro escritor mallorquín, Biel Mesquida, en colaboración con Villaronga y un tercer co-guionista, Tony Aloy, y se apoya en la excelente interpretación de un terceto de jóvenes actores, Bruno Bergonzini, Roger Casamajor y Antónia Torrens, secundados por Angela Molina. 
El trío de representantes de la nueva generación reconoció tener poco que ver con la relación morbosa con la religión de que hacen gala sus protagonistas. 
Para Villaronga, esa es la realidad que se vivía en la Mallorca inmediatamente anterior a la llegada del turismo y aún perceptible en el interior de la isla. 
"Es una Mallorca distinta de la de sol y playa que conocen los alemanes de hoy", dijo el director, "pero es la que viví en mi infancia y la que Blai Bonet reflejó en su novela". 
"En Dios se puede creer o no, pero no es posible ignorarlo", apuntó la veterana Angela Molina, quien el pasado año presidió el jurado del Festival y en esta quincuagésima edición fue recibida con la ovación que se dedica a una diva. 
"El Mar" se proyectó en su versión original en catalán insular, con subtítulos en inglés, y dejó en el espectador un sabor más que amargo en su primer pase del día para la prensa, a primera hora de la mañana. 
Se trata de una película difícil de aconsejar a nadie, por la violencia de su contenido y la crudeza de sus escenas, porque no concede ni un resquicio de alivio argumental y porque, desde su butaca, el espectador sabe que dureza de partida solo puede conducir a un final aún peor. 
Las situaciones que presentan podrían caer en la caricatura, de puro violentas, si no fuera porque está extraordinariamente bien filmada y porque Villaronga demuestra sacar un gran partido de sus actores. 
A diferencia de muchas de las películas que se proyectan en esta Berlinale, la de Villaronga se exhibió con carácter de auténtico estreno. 
La mayoría de las producciones de Estados Unidos incluidas en el Festival ya circulan en las salas de cine de ese país o por lo menos han sido vistas por la crítica internacional. 
Sin embargo, "El Mar" no había sido previamente proyectada ni siquiera para el grueso de la prensa especializada española, en parte porque se acabó con el tiempo justo para llegar al festival. 
Angela Molina dijo no haber visto la película acabada hasta hoy mismo y la definió como un filme difícil de comentar incluso para ella misma, porque "necesito tiempo para hacerme con él". 
Isona Passola, representante de la productora Massa d`Or, explicó a EFE que el comité de la Berlinale seleccionó la película tras visionarla "en crudo", es decir, antes de que se puliese el montaje, sin música y "con los últimos flecos por recortar". 
Villaronga había estado anteriormente en la Berlinale, aunque no en la sección oficial a concurso, con su película "Tras el cristal", filmada en 1985, y el festival lo considera como uno de los realizadores surgidos de su cantera. EFE gc/dm-op

domingo, 13 de febrero de 2000

Siempre nos quedará Ozon


Fassbinder reaparece de la mano del cine francés



Gemma Casadevall 


Bildergebnis für Gouttes d`eau sur pierres brulantes


Berlín, 13 feb (EFE).- El espíritu de Rainer Werner Fassbinder volvió a la Berlinale de la mano del director francés Francois Ozon, que presentó hoy su película "Gouttes d`eau sur pierres brulantes" ("Gotas de agua sobre piedras calientes"), basada en una obra de teatro del director alemán. 

Los grandes temas de Fassbinder, como la homosexualidad y el despotismo en pareja, actuaron de carta de presentación para la primera incursión del cine francés en la sección oficial de esta cincuenta edición del Festival. 
"Quería abordarlo a partir de una experiencia autobiográfica, pero me di cuenta de que eso me hubiera impedido guardar la distancia necesaria. Así que recurrí a Fassbinder", explicó Ozon a la prensa, tras la proyección de su película. 
El film está basado en la pieza del mismo título, escrita por el director y dramaturgo alemán a los 19 años, y arranca de la seducción de un jovencito por parte de un hombre entrado en los cincuenta, para expandirse luego a un entramado de relaciones bisexuales de a dos, de a tres o de a cuatro. 
"Es una historia de dependencias múltiples en un mundo cerrado, con un toque esperpéntico, que hace reír a partir del momento en que uno realmente entra en la historia", explicó Ozon. 
El director, representante de la nueva generación de cineastas galos, dijo que la opción por una obra primeriza se debió a que en esa época Fassbinder incidía más en el aspecto melodramático de la vida. 
Proyectada como segunda producción a concurso de esa quinta jornada de Festival, tras "The Talented Mr. Ripley", de Anthony Minghella, "Gouttes d`eau sur pierres burlantes" consiguió efectivamente hacer saltar alguna carcajada y ovaciones de complicidad, transcurrida más o menos media película. 
Para ello, fue necesario que el espectador entrase en juego y comprendiese lo que se esconde tras el melodrama, interpretado por cuatro únicos intérpretes: Bernard Giraudeau, Malick Zifi, Ludivine Sagner y Anna Thomson. 
Tras la apariencia de drama filmado, subyace un humor que por momentos recuerda al del español Pedro Almodóvar y queda finalmente en evidencia en un breve número musical con los cuatro personajes bailando al son de una "samba" en el mejor estilo "kitch". 
A Fassbinder le habría gustado, pensaba más de uno al término de la proyección para la prensa, quizás interpretando que en la selección de ese film había algo de homenaje a uno de los nombres más añorados del cine germano. 
El cineasta y dramaturgo alemán mantuvo una relaciones difíciles con la Berlinale, que primero no se atrevió a premiar su obra y, cuando lo hizo, no dio en el blanco. 
El realizador alemán se quedó a las puertas de conseguir el Oso de Oro del Festival en 1974, con "Fontane Effi Briest", y luego en 1979, con "El matrimonio de María Braun". 
Entre ambas experiencias, Fassbinder afrontó asimismo el papel de "hombre escándalo" en 1977, cuando la comunidad judía alemana protestó contra su inclusión como jurado del Festival por el presunto contenido antisemita de una de sus obras teatrales, "La basura, la ciudad y la muerte". 
Tuvo que esperar hasta 1982, plenamente consolidado internacionalmente, para recibir el gran premio del Festival, pero paradójicamente éste le llegó con una película considerada menor, "La ansiedad de Veronika Voss". 
La "reaparición" del genio de Fassbinder en el Festival revivió algunos viejos prejuicios y puso a los intérpretes masculinos ante la necesidad de responder a preguntas tan socorridas como si les resultó difícil besarse entre sí. 
"Ahora vivimos juntos...", bromeó Giraudeau respecto a su amante en la película, el joven actor Zidi, y precisar que besa muy bien. 
"No soy homosexual, aunque he interpretado muchos papeles en mi vida de ese tipo", añadió sin perder los nervios el mismo Giraudeau, uno de los actores más reputados de Francia, que en ese film borda literalmente el papel del tiránico amante maduro. 
"Gouttes d`eau sur pierres brulantes" era el estreno en la sección oficial de la competición de la vecina cinematografía francesa, que este año está representada por otros dos filmes más entre el total de 21 a concurso: "Love me", de Laetitia Masson, y "La chambre des magiciennes", de Claude Miller. EFE gc/cv/mf/cbm
     

sábado, 12 de febrero de 2000

Antropología del punk



Revolución punk de los Sex Pistols hace vibrar la Berlinale

Por Gemma Casadevall Berlín, 12 feb (EFE).- La revolución "punk" de los Sex Pistols levantó hoy sábado los ánimos del Festival de Cine de Berlín, cuya cuarta jornada alterna la historia de esa banda británica con las revueltas campesinas rusas y la presencia de Leonardo Di Caprio, al frente de la película "The Beach" (La Playa).
"The filth and the Fury" ("La suciedad y la furia", en traducción literal"), de Julien Temple, llevó a la Berlinale la música de los "Anticristos" o inventores del "punk".
La Berlinale revalidó con ello la costumbre oficiosa del certamen de ofrecer lo más electrizante fuera de concurso, ya que a pesar de que el film está incluido en el apartado oficial, se proyecta a título de exhibición.
La producción británica hizo vibrar a los nostálgicos de Sex Pistols y puso en antecedentes a los no iniciados.
A más de uno le costó abandonar la proyección y no lanzarse a imitar los gritos del iconoclasta "God save the Queen", con que la banda sacudió en sus buenos tiempos al Imperio británico.
Temple, un realizador que se reconoce un fanático del grupo, impactó en Berlín con este film de corte documental, al que sólo puede reprochársele estar excesivamente "trufado" con entrevistas evocadoras a los miembros de Sex Pistols u otros testimonios.
"The Filth and the Fury" deja la sensación de que hay demasiado texto, cuando en realidad la música y las imágenes hablan por sí solas.
Apenas unas décadas después del nacimiento del "punk", a finales de la de los 70, la película tiene además un valor "antropológico" y es un recorrido entre irónico y sentimental por todo aquello que envolvió a esa revolución.
En ella tienen su parcela desde la ex primera ministra británica Margaret Thatcher a los disturbios callejeros o el "kitsch" televisivo de la época, con un papel estelar para el shakespeariano Sir Laurence Olivier, jugando a ser cómplice de los Pistols.
El principio del fin se perfila en cuanto asoma por primera vez el nombre de Sid Vicious, el bajista que apenas si sabía tocar un par de acordes, pero que aceleró la corrosión interna del grupo no sólo por la vía de la droga, sino porque además se trajo consigo al elemento cien por cien destructor de toda banda, la novia.
La película de Temple es la segunda que se proyecta en calidad de exhibición dentro de la sección oficial, tras "Three Kings" ("Tres Reyes"), la cinta en la que el guapo George Clooney juega a ladronzuelo y héroe de la Guerra del Golfo, donde también se cumplió la regla de que lo que no va a concurso es, por lo menos, divertido.
El capítulo de "aspirantes" a los Osos del Festival lo integran en esta cuarta jornada de Festival "Russkij bunt" ("La revuelta rusa"), de Aleksandr Proschkin, y "The Beach" ("La playa"), de Danny Boyle, esta última en la sesión de tarde.
La producción rusa, única representante de las cinematografías del Este europeo entre las 21 películas a competición, es un film épico de corte clásico, algo pasado de moda, pero de confección impecable.
La película se inscribe en el molde de las grandes producciones de "historia y pasión" o "amor y revolución", con el marco del levantamiento del campo contra el zar, con mucho romanticismo y guerras sangrientas entre paisajes nevados y aguerridos rebeldes.
El despliegue de medios, dentro de la pobreza financiera que sufre el cine ruso, fue gratificado con aplausos de cortesía ante la evidencia de que, cuando menos, se está ante un film bien hecho.
Sin embargo, la atención de Berlín se centra hoy en la presencia del ser más esperado del Festival, Leonardo Di Caprio, cuya estancia en la capital alemana tiene rango de acontecimiento ciudadano.
"El está aquí", alertaba en grandes titulares el popular diario berlinés "B.Z.", consciente de que el regimiento de fans procedente de todo el país no necesita más precisiones.
La llegada del ídolo a las 19.30 hora local del viernes, rodeado de "gorilas" y tocado con una gorra de béisbol, es materia conocida en toda la ciudad.
Queda por comprobar ahora si se llega al delirio con la llegada del ídolo a la conferencia de prensa, que se producirá tras la proyección de la película para los medios de comunicación, a media tarde de este sábado. EFE gc/jac/ik

jueves, 10 de febrero de 2000

Tópicos y grandezas del cine bélico


La cara y la cruz de la guerra del Golfo y de Serbia en la Berlinale




Gemma Casadevall 


Bildergebnis für george clooney berlinale three kings ice cube 2000
Berlín, 10 feb (EFE).- La guerra del Golfo y los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado centran la atención de la segunda jornada del Festival de Cine de Berlín, con la proyección de "Three Kings", una superproducción estadounidense con Georges Clooney de protagonista, seguida de una modesta película serbia.
David O. Russell, ex realizador "independiente", se trajo a la Berlinale el primer exponente del cine cien por cien hollywoodiense con una parábola sobre los Reyes de Oriente cruzando el desierto y salvando a los pobres.
En este, los Magos son tres soldados estadounidenses, que empiezan corriendo tras un botín de oro y acaban convertidos en héroes.
El filme, que Russell define como "antibelicista", reúne muchos de los tópicos y grandezas del cine espectáculo, desde la buena dosis de moralina -en este caso, disfrazada de ironía- a la acción trepidante y sin fisuras, y reparte algún que otro cachete simpático a la "otra" guerra del Golfo, la de los medios de comunicación.
Todo arranca en marzo de 1991, con el ejército de Saddam Hussein teóricamente doblegado al de George Bush, en que el sargento Archie Gates (Clooney), prototipo del oficial ligón de corresponsales femeninas de guerra, se toma la guerra por su cuenta y parte con una brigada de soldados en busca de un tesoro.
Tienen en su poder un plano de búnkers en el desierto, que uno de sus prisioneros llevaba escondido en el recto, y su objetivo es una fortuna en lingotes de oro y joyas, expoliado por el dictador iraquí a Kuwait.
A partir de ahí, empieza su travesía, primero en jeep militar, a ritmo de música de Johannes Bach y The Beach Boys, y más tarde en limusinas que les prestan los rebeldes a Saddam, con acompañamiento musical de "Bee Gees".
Los 112 minutos de película transcurren entre elementos típicos del género: oficiales dando órdenes a gritos, soldados histéricos de miedo reclamando instrucciones, refugiados acogiendo a los americanos como héroes y profusión de detonaciones de minas o armas químicas.
Cuando la moralina sube de tono y se pierde el hilo de si el mensaje va en serio o es irónico, Russell desliza un par de ocurrentes "gags".
"No hemos querido ser más patriotas de lo que realmente somos los americanos. La población sabe ahora que la guerra no fue como se la presentaron", explicó el director norteamericano, en la rueda de prensa posterior a la proyección para los periodistas.
Russell acudió a Berlín custodiado por sus tres soldados, Clooney, Mark Wahlberg y Ice Cube, a quien en el reparto de papeles entre los "Tres Reyes" le adjudica la maliciosa prensa el de Baltasar, por el color de su piel.
Clooney repartió sonrisas y galantes miradas, revalidando así la impresión de que, por encima de los recelos morales que suscita el filme, lo que es está fuera de toda duda es su impresionante atractivo físico, dentro y fuera de la película.
El jovencito Wahlberg apareció con una larga melena, que dio pie a una precisión sobre su físico: "El pelo es mío, pero ni los muertos de esta película, ni el pene que tenía en `Boogie Nights` lo son", dijo, en alusión a las proporciones que se le adjudicaban en ese film, donde interpretaba a un actor de cine porno.
A pesar de venir con sus tres soldados, Russell no se trajo a Berlín a las representantes de la otra guerra presente en su film, dos corresponsales de guerra de dos cadenas de televisión -NBS y NRG-, rivales no sólo informativamente, sino también en su pugna por los favores del sargento Gates.
"Three Kings", incluida en la sección oficial, pero solo en calidad de exhibición, dejó paso a la otra cara de la moneda en cuanto a filmes anti-belicistas, la representada por la película de Ljubisa Samardzic, "Nebeska Udica" ("Sky Hook), que sí concurre en competición.
Rodada con pocos medios y con la primera fase de los bombardeos sobre Belgrado, en abril de 1999, la película es un alegato declarado a favor de la población civil serbia.
Un padre, cuyo hijo de corta edad ha perdido el habla por el miedo, es el protagonista de la historia, que ocurre casi íntegramente en una cancha de baloncesto destruida por las bombas, en un suburbio de la capital serbia.
El propósito del cabeza de familia es reconstruir la canasta y para que su hijo recupere la ilusión de vivir, mientras la madre hace gestiones para conseguir sacarlo del país, en dirección Italia.
La película discurre en un ámbito eternamente polvoriento, a pesar de los esfuerzos de reconstrucción, y magistrales muestras del deporte nacional, el baloncesto, por parte de los vecinos del suburbio que han ido quedando sin trabajo por la destrucción.
"Nebeska Udica" no consigue diluir la sensación de que se está haciendo apología de la "causa serbia", pero es un también un filme que despierta simpatía, sobre todo por su carácter de producto modesto, en un festival de superpoderosos. EFE gc/dm/mcd-op

martes, 8 de febrero de 2000

Gran estreno en efe

La Berlinale abre mañana la lucha por los Osos con Wim Wenders





Por Gemma Casadevall Berlín, 8 feb (EFE).- La quincuagésima edición del Festival de Cine de Berlín, Berlinale, en la que se presentarán 21 películas en competición y otras 240 en diversas secciones, se abre mañana, miércoles, con la última producción del alemán Wim Wenders, "The million dollar hotel".
En su 50 cumpleaños, la Berlinale estrenará emplazamiento en la Potsdamer Platz, el corazón del "nuevo Berlín", y aglutinará en su sección a concurso una selecta representación de galardonados con los "Osos" del festival en ediciones recientes.
Milos Forman, que se llevó el oro del Festival en 1997 con la biografía de "Larry Flynt", tratará de repetir suerte con "Mon on the Moon", basada en la vida del cómico Andy Kaufmann, con la misma estrella que le dio suerte hace tres años, Courtney Love.
Anthony Minghella, que en esa misma edición presentó su "Paciente inglés" (Oso de Plata 1997 a Juliette Binoche), concurre ahora con "The talented Mr. Ripley", interpretado por los "talentosos" Matt Damon y Gwyneth Paltrow.
Danny Boyle concursa con "The Beach", con el poderoso reclamo de Leonardo di Caprio (Oso de Plata 1997 con "Romeo and Julia") jugando a "Robinson" vocacional en busca de la utopía.
Hasta el 20 de febrero, estos cuatro filmes estadounidenses se alternarán con otras tres películas "compatriotas" cargadas de nombres poderosos, "Any Given Sunday", de Oliver Stone y con Al Pacino, "Magnolia" de Paul Thomas Anderson, con Tom Cruise, y "The Hurricane", de Norman Jewison, con Denzel Washington.
La respuesta europea al potente cine norteamericano estará comandada por dos alemanes "internacionales", Wenders y Volker Schloendorff, más el también germano Rudolf Thome, tres filmes franceses, uno británico, otro italiano y el español "El Mar", de Agustín Villaronga.
La única producción hispana a competición está rodada en idioma catalán, se basa en la novela del escritor Blai Bonet y discurre en la isla de Mallorca, durante la guerra civil española.
El film acabó con el tiempo justo para ser proyectado en la Berlinale, ya que el jurado la vio en la última fase de producción, sin música aún, y cuando no había pulido todavía el montaje.
Otras representantes del cine europeo occidental son las francesas "Love Me", de la joven realizadora Laetitia Masson; "La Chambre des Magiciennes", de Claude Miller, y "Gouttes d`Eau sur pierres brulantes", de Francois Ozon, así como la italiana "Prime Luci dell Alba", de Lucio Gaudino.
Tras años de presencia discreta, los anfitriones alemanes acuden ahora por todo lo alto, ya que al film de Wenders, con Mel Gibson y Milla Jovovich, le seguirá "Die Stille nach dem Schuss" del otro "universal" del cine alemán actual, Schloendorff, más "Paradiso", del aún por descubrir Thome.
Completa la respuesta de Europa occidental "Signs and wonders", del británico Jonathan Nossiter, con Charlotte Rampling, mientras que al cine del este se le adjudica la rusa "Russkij Bunt", de Aleksandr Proschkin, en formato épico y con una revuelta de campesinos contra el zar como telón de fondo.
Las "otras" cinematografías europeas estarán representadas por la serbia "Nebeska Udica", de Ljubisa Samardzic, y la turca "Mayis Sikintisi", de Nuri B. Ceylan.
La Berlinale no sería fiel a sí misma si no incluyese en su sección oficial al cine asiático, que en esta ocasión tendrá el apoyo de la presidenta del jurado, la actriz china Gong Li.
Dos películas japonesas, "You Shi Tiaowu", de Stanley Kwan, y "Dokuritsu", de Akira Ogata, y la china "Wo De Fu Qin Mu Qin", de Zhang Yimou, pugnarán por los "Osos".
La sección a concurso se complementará con cinco películas de exhibición, más tres homenajes a invitados de honor: la francesa Jeanne Moureau y la propia Gong Li, además de Robert de Niro.
Entre las películas fuera de concurso, pero incluidas en el apartado oficial, hay tres producciones estadounidenses, una británica y la única representante del cine latinoamericano, "Bossa Nova", del brasileño Bruno Barreto, que cerrará la Berlinale, el 20 de febrero.
Por parte estadounidense, estarán "Three Kings", de David O. Russell, con George Clooney interpretando a un soldado en la Guerra del Golfo, junto a "American Psycho", de Mary Harron, basada en la novela de Brad Easton Ellis, y "The Filth and the Fury", de Julien Temple, un film que rinde culto a los Sex Pistols.
Finalmente, Kenneth Branagh presenta "Love`s Labour`s Lost", donde insiste en su tema favorito, William Schakespeare, y donde él mismo asume nuevamente las tareas de dirigir e interpretar.
Al margen del apartado oficial (veintiuna a concurso y cinco de exhibición), Berlinale traerá tres ciclos especiales: una retrospectiva sobre monstruos y androides y los ciclos homenajes a la francesa Moreau y a de Niro. EFE gc/dm/mcd/pq