domingo, 25 de febrero de 2007
domingo, 18 de febrero de 2007
El héroe de las entradas "last minute"
Entre Osos y películas secretas, "Der Rote Elvis"
Berlín, 18 feb (EFE).- La Berlinale cierra hoy sus puertas, un día después de la entrega de los Osos, consagrada a su público más fiel y real, el espectador berlinés, al que se dedica un día "extra" de festival.
Tras la concesión del Oso de Oro al film chino "Tu Ya Da Hun Shi", de Wang Quan'an, y dos de Plata a "El Otro", de Ariel Rotter -el Gran Premio del Jurado y el de Mejor Actor, para Julio Chávez-, la Berlinale quedó a merced del ciudadano.
De acuerdo a la tradición instituida hace un par de años, el domingo siguiente a la gala de los Osos se prolonga el festival con el "Día del Espectador", con una selección de las 400 películas vistas en las múltiples secciones del festival.
Se constata así lo que da un carácter especial al certamen berlinés, respecto a otros festivales europeos como Cannes o Venecia, que no tienen el carácter popular del de la capital alemana ni tampoco una población de más de tres millones de habitantes.
El "Día del Espectador" simboliza el tributo de la Berlinale a su público, que en los anteriores diez días del festival han llenado las salas, sea para los filmes a competición, sea para las sección a exhibición, retrospectivas u homenajes.
Del total de 430.000 entradas distribuidas estos días, casi la mitad, 200.000, han ido al ciudadano de a pie, mientras que el resto se reparte entre los 19.000 acreditados -4.000 periodistas y el resto profesionales del sector.
Esta particularidad de la Berlinale convierte cada sesión en una experiencia, en que se va de la catarsis colectiva vivida con la proyección de "Goodbye Bafana", de Bille August a las gritos de "Antonio, Antonio..." que acompañaron a Antonio Banderas.
El berlinés vive su propia Berlinale, independientemente de lo que escriba o piense la crítica. Películas como la de August, que no hallaron gran eco entre los expertos, se convirtieron en plataforma de homenaje a la figura inmensa de Nelson Mandela.
Numerosos espectadores se emocionaron y lloraron en Berlinale Palast con esa película que muestra la vida carcelaria del líder "antiapartheid" (contra la segregación), desde los ojos de quien fue su vigilante y carcelero.
Asimismo, se celebró cada aparición de Banderas -director de "El camino de los ingleses", fuera de competición, y actor junto a Jennifer López en "Bordertown", a concurso-.
Los berlineses buscaron y hallaron a sus grandes o pequeños héroes del festival.
Guardaron colas eternas para comprar su entrada y, si se quedaron sin ella, buscaron la oportunidad en las taquillas "último minuto", abiertas media hora antes de cada proyección, para poner a la venta a mitad de precio localidades devueltas por otros que cambiaron de idea.
Al margen de la sección a competición, se convirtió en película "secreta" del certamen "Lady Chatterley", de Pascale Ferran, en Panorama, y en acontecimiento la de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, "La masseria delle Allodole", sobre el genocidio armenio.
El premio del público, para la sección Panorama, fue para "Blindsight", el documental filmado por Lucy Walker sobre un alpinista ciego, Erik Weihenmayer, en su escalada al Lhakpa Ri, de 7.45 metros, por la pared norte del Everest.
Y otro documental con lleno total en todos los pases fue "Der Rote Elvis", sobre el llamado "Elvis Rojo", el actor estadounidense Dean Reed, figura popular en la extinta Alemania comunista, amigo de Salvador Allende, Daniel Ortega y Yaser Arafat, que acabó muerto en 1986 en misteriosas circunstancias. EFE gc/jac
sábado, 17 de febrero de 2007
A la medida de Julio Chávez
"El Otro" se cubre de plata en una Berlinale consagrada al cine de autor
Berlín, 17 feb (EFE).- La película argentina "El Otro", de Ariel Rotter, arrasó en la Berlinale con dos Osos de Plata -el Gran Premio del Jurado y el de Mejor Actor, para Julio Chávez-, mientras que el Oro fue para otro exponente de cine de autor, el film chino "Tu Ya Da Hun Shi", de Wang Quan'an.
El jurado del director Paul Schrader no se andó por las ramas en el mensaje plasmado en su veredicto: ni uno solo de los grandes premios fue para los teóricos grandes nombres a competición, sino que apostó por jóvenes cineastas, con un estilo propio.
"El Otro", una película de muchos silencios, hecha a medida para Chávez y apuntalada exclusivamente en la mirada de ese magnífico actor, representa lo que su director, al borde del llanto al recibir su premio, calificó de "un determinado cine", "alejados de los elementos económicos que rodean el cine".
El film de Rotter gira alrededor de un hombre, aparentemente feliz, buen esposo y buen hijo, que acaba de saber que va a ser padre.
De pronto, necesita una pausa para reflexionar sobre la paternidad desde una doble perspectiva: la que se le avecina y, en sentido inverso, la que representa su padre, al borde de la decrepitud física.
Por su parte, la película de Wang Quan'an toma como escenario la Mongolia rural más dura y despoblada, puesto que quien puede se va a la gran ciudad, y se centra en una mujer, Tuya, joven y hermosa, casada con un hombre mayor al que no quiere dejar en la estacada.
Se trata de una original historia de amor y lealtad, no solo al marido, sino también a una tierra hecha de pedregales, que no puede darle nada, pero que tampoco se resigna a abandonar.
El mensaje del equipo de Schrader a favor del cine nuevo, con un lenguaje propio, se extendió al resto de los Osos de Plata: el correspondiente a la mejor actriz fue para la alemana Nina Hoss, por "Yella", de Christian Petzold, mientras que la correspondiente al mejor director fue para el israelí Joseph Cedar, por "Beaufort".
Rotter, nacido en 1973, Wang Quan'an, de 1962, Petzold, del 60 y finalmente el israelí Cedar, de 1968, son representantes del nuevo cine, no sólo por razones de edad. Todos ellos buscan un lenguaje nuevo, alejado de los circuitos comerciales.
Además del Oro, Asia se llevó el Premio Alfred Bauer, que fue para la coreana "Sai Bo Gu Ji Man Gwen Chan A" -"I am a Cyborg, but that's OK", en inglés-, de Park Chan-wook (Corea).
La película coreana, una delirante historia en un manicomio cibernético, desató grandes pasiones, pero también grandes aversiones.
Este galardón, que el año pasado ganó la argentina "El Custodio", también con Julio Chávez, es uno de los más prestigiosos del Festival, por representar el legado y espíritu de su fundador.
Schrader fue valiente y valoró filmes que no necesariamente están llamados a ser éxitos de taquilla, mientras que dejó en meros premios de consolación o la absoluta sequía a títulos de cinematografías económicamente poderosas.
"The good Shepherd", el film dirigido por Robert de Niro sobre el nacimiento de la CIA, tuvo que conformarse con un Oso de Plata al conjunto de su reparto. Las restantes producciones estadounidenses, desde "The Good German", de Steven Soderbergh, a "Goodbye Bafana", de Bille August, se fueron de vacío.
Alergia a ver las cosas como son
Ozon y su particular Scarlett
Berlín, 17 feb (EFE).- El director francés François Ozon cerró el desfile de aspirantes a los Osos de la Berlinale con "Angel", una película que transportó el festival al terreno del melodrama, de la mano de una Romola Garai casi idéntica a Scarlett O'Hara.
Una escritora enamorada del amor y sin capacidad para vivirlo en su existencia real, en la Inglaterra victoriana de grandes mansiones y una propensión clara a kijar al "kitch" son los elementos del filme, proyectado cuando toda a Berlinale piensa ya en los Osos.
Una escritora enamorada del amor y sin capacidad para vivirlo en su existencia real, en la Inglaterra victoriana de grandes mansiones y una propensión clara a kijar al "kitch" son los elementos del filme, proyectado cuando toda a Berlinale piensa ya en los Osos.
"Me enamoré del personaje en cuanto leí el libro", explicó Ozon, sobre la novela de Elizabeth Taylor -escritora fallecida en 1975, nada que ver con la actriz-, en la que basa su película, rodada íntegramente en inglés y que el director defiende como "inglesa".
Desde el principio hasta el final, el film es un repertorio de connotaciones a "Lo que el viento se llevó", empezando por "Angel", una mujer vital, manipuladora, alérgica a ver las cosas como son y obstinada hasta decir basta.
Una mujer a la que se puede adorar o despreciar, cuyo rostro puede parecer tremendamente hermoso o tocado por la locura.
Garai es, en pantalla, una réplica casi perfecta de Scarlett, sólo que trasladada a una mansión inglesa que ella considera de ensueño, "Paradise", donde decide instalar su vida, entre la fantasía y la realidad.
"Visualmente hay mucha relación, pero en realidad son caracteres distintos", explicó la actriz, consciente de los paralelismos inevitables, pero decidida a demostrar que el suyo es un personaje con entidad propia, no un "remake".
Se han visto asimismo grandes historias de amor melodramáticas -"Ne touchez pas la Hache", de Jacques Rivette- y mujeres que van de la brillantez absoluta al patetismo -"La Mome. La vie en rose".
viernes, 16 de febrero de 2007
Leedores de labios del jurado
Menzel enriqueció la lucha por el Oso
Gemma Casadevall Berlín, 16 feb (EFE).- El veterano director checo Jirí Menzel dio una alegría en la recta final de la Berlinale con su irónica versión del universo de Bohumil Hrabal y pasó a engrosar la compleja quiniela de los Osos, que va de "Irina Palm" a "The Good Shepherd", sin olvidar alguna sorpresa asiática o del cine alemán.
A falta de la proyección de "Angel", de François Ozon, mañana, horas antes de la gala de los premios, "Obsluhoval jsem anglickeho krále" ("I Served the King of England"), de Menzel; la británica "Hallam Foe", de David Mackenzie, y la china "Ping Guo" ("Lost in Beijing"), de Li Yu, centraron la penúltima jornada del festival.
El film de Menzel, compendio de dos décadas de Historia europea, arranca con un permanente charlestón, con bonitas muchachas en vaporosos vestidos floreados felices de acostarse con vejestorios millonarios, y deriva en una piscina de un hotel ocupado por soldados nazis mutilados nadando entre chicas arias.
"No me río de los alemanes, sino de la estupidez", explicó Menzel, que trata efectivamente de ser justo, además de irónico, tanto con la Historia de la ocupación de su país como con las posteriores deportaciones, con la irrupción del comunismo.
Protagonizan su película, basada en la novela del checo Hrabal "Yo he servido al rey de Inglaterra", los actores Oldrich Kaiser y la esplendorosa Julia Jentsch, que pasa así de la resistente anti-hitleriana de "Sophie Scholl" (2005) a ferviente adoradora del Führer.
La siguiente alegría de la jornada vino con "Hallam Foe", con Jamie Bell, menos danzarín ya que en "Billy Elliot" (2000), pero asimismo hiperactivo.
Mackenzie lo convierte en su film en un adolescente con suficientes complejos como para llenar muchas horas de terapia en un psicoanalista: Edipo, voyeurismo, síndrome de campanero de Notre Dame, sólo que sin joroba...
Bell, con un extraordinario parecido físico a Lionel Messi, comparte con el internacional argentino los movimientos y la mirada de ardilla, sea asustada, sea astuta, y es un muchacho que, complejos aparte, tiene un sorprendente éxito sexual con mujeres estupendas.
La Berlinale había sido hasta hoy muy pundonorosa, con apenas sexo, pero entre Menzel, Mackenzie y la película china -alrededor de un cuadrilátero amoroso y un contrato de adopción de un bebé- lograron que, sin ser como para tirar cohetes, se le pueda borrar la etiqueta de pacata.
Entre tanto, se dispararon las quinielas, tanto las fundamentadas como las de los apodados "leedores de labios" del jurado.
Los ránquines de la prensa berlinesa -Der Tagesspiegel y Berliner Zeitung- apuestan por "Irina Palm", interpretado por Marianne Faithfull, y "The Good Shepherd", de Robert de Niro.
Les sigue en el escalafón la alemana "Yella", película que la mayoría de medios internacionales despedazaron, en proporción idéntica a como la defendieron los germanos. También se dan buenas opciones a "Les Témoins", de André Techiné.
Screen, la revista de la Berlinale, apuesta por "Irina Palm", seguida de "Die Fälscher", la otra película alemana, con buenas puntuaciones para la china "Tu Ya De Hun Shi", uno de los dos filmes que discurren en la estepa mongola.
Finalmente, entre pasillos están quienes dicen "saber" lo que piensa el jurado que preside Paul Schrader, fundamentados en comentarios más o menos reservados al término de las proyecciones -están obligados a la confidencialidad, de ahí el apodo de "leedores de labios" para quienes interpretan lo que dicen-.
En éstos se habla de una decisión sorpresa, a favor de la surcoreana "Sai Bo Gu Ji Man Gwen", la película del manicomio cibernético, que fascinó a algunos y enervó a muchos más.
La decisión del jurado es soberana y, teóricamente, puede decantarse por cualquiera de las veintidós aspirantes.
No hay más que recordar la insólita decisión, dos años atrás, a favor de la sudafricana "U-Carmen", una película que luego no pasó a los circuitos comerciales, por falta de distribuidor. EFE gc/umj/egn
Banderas, mediático y premiado
Gemma Casadevall
Berlín, 16 feb (EFE).- El actor y director español Antonio Banderas ha sido probablemente la estrella más mediática de la 57 Berlinale, con dos películas en programa -"Bordertown" y "El camino de los ingleses"- y, además, se fue del festival con premio.
"El camino de los ingleses", dirigida por Banderas, fue elegida mejor cinta europea de la sección Panorama por la asociación Europa Cinemas.
Berlín, 16 feb (EFE).- El actor y director español Antonio Banderas ha sido probablemente la estrella más mediática de la 57 Berlinale, con dos películas en programa -"Bordertown" y "El camino de los ingleses"- y, además, se fue del festival con premio.
"El camino de los ingleses", dirigida por Banderas, fue elegida mejor cinta europea de la sección Panorama por la asociación Europa Cinemas.
Se trata del tercer año que se concede ese galardón, cuyo objetivo es fomentar la exhibición del cine europeo, y que hasta ahora se entregaba en absoluta discreción.
La decisión a favor de "El camino de los ingleses" obligó a cambiar el formato: FIPRESCI, organización de la crítica internacional, "prestó" la ceremonia de entrega de sus galardones para la ocasión, lo que generó un nuevo revuelo mediático en honor de Banderas.
"Gracias, muchas gracias, agradezco especialmente este premio, que ayudará a ganar audiencia a mi película", dijo Banderas, en inglés y en español, al recibir el galardón.
Banderas hizo hincapié en que no esperaba distinción alguna, puesto que "El camino de los ingleses" iba en la sección Panorama, no competitiva, pero agregó que, "en el fondo, siempre nos alegramos de un premio cuando lo recibimos, aunque hayamos dicho que no venimos a competir".
"El camino de los ingleses" es su segundo largometraje como director, recordó, "quizás para la cuarta o quinta película mi situación en este festival sea distinta", añadió, haciendo un guiño a futuros proyectos, tal vez en la sección oficial a concurso.
El Banderas director no iba a por premios, al menos en teoría, pero el Banderas actor sí tiene película a concurso, "Bordertown", donde interpreta un papel secundario junto a Jennifer López.
Banderas recibió su premio europeo y se fue, amable y simpático ante los medios, como siempre, y la ceremonia de los FIPRESCI siguió de acuerdo con su guión, con menos revuelo y sin apenas cámaras.
La película del director checo Jirí Menzel "Obsluhoval jsem anglickeho krále" ("I Served the King of England") recibió el galardón de la crítica en la sección a concurso.
Se premió, además, "Jagdhunde", de la alemana Ann-Kristin Reyels, en la sección de Fórum, y en el apartado de Panorama, fue la coproducción germano-turca "Takva-A man's Fear of God".
"Claro que me gustaría tenerlo en una película. Lo tiene todo: es carismático, buen actor, simpático y, encima, parece buena gente. Tal vez algún día pueda ofrecerle un proyecto. O él a mí, por qué no", comentaba, mientras Banderas se retiraba, seguido por las cámaras. EFE gc/egn
jueves, 15 de febrero de 2007
Una mala película para una tema inmenso
La Berlinale homenajeó a las mujeres de Ciudad Juárez pero sin creerse a Jennifer López
Berlín, 15 feb (EFE).- La Berlinale se erigió hoy en plataforma de denuncia de los asesinatos masivos de mujeres de Ciudad Juárez a través de la película "Bordertown", aunque el festival no se creyó ni a su protagonista, Jennifer López, ni ese film, más cercano al cine de acción que a un tema de esa dimensión precisa.
La Berlinale tuvo a su pareja de lujo, Jennifer López y Antonio Banderas -quien interpreta un papel secundario-, pero la crítica internacional se tomó casi a risa un film que no encaja en lo que se espera ver en un festival.
Había un ambiente adverso de entrada, puesto que se daba por supuesto que "J.Lo" no sería capaz de dar cuerpo a una periodista estadounidense metida a investigar las muertes de centenares de mujeres en esa ciudad fronteriza mexicana.
La presencia en la Berlinale de Norma Andrade, madre de una de esas muchachas desaparecidas cuya muerte no se ha esclarecido aún, dio la dimensión justa de las cosas y sirvió al objetivo del director, Gregory Nava, de "denunciar esa cuestión".
"Por favor, no se callen, escriban. Escriban hoy, esta tarde, y pregunten también en ocho días qué pasa en Ciudad Juárez", clamó Andrade, con lágrimas en los ojos y portando una foto de su hija con la palabra "justicia".
Andrade, viuda y maestra de primaria, llevó a la Berlinale la lucha de tantas mujeres como ella contra la impunidad de unos crímenes que empezaron en 1993, con la instalación de las maquiladoras, plantas de ensamblaje donde abunda el empleo femenino como mano de obra barata.
Andrade, viuda y maestra de primaria, llevó a la Berlinale la lucha de tantas mujeres como ella contra la impunidad de unos crímenes que empezaron en 1993, con la instalación de las maquiladoras, plantas de ensamblaje donde abunda el empleo femenino como mano de obra barata.
Explicó, además, que por duro que pueda parecer el film, éste se queda corto, "porque la verdad es mucho peor" que lo que se ve y los crímenes continúan.
"Tal vez hoy mismo aparezca otra muchacha muerta", dijo, puesto que el cómputo de víctimas -unas cuatrocientas asesinadas y cientos de desaparecidas, según cifras oficiales- sigue, mientras se barajan distintas teorías que van del crimen organizado al individual.
El testimonio de Andrade conmovió a la Berlinale, pero la proyección previa para la prensa fue cruel con una Jennifer López comprometida con la causa -"uno no puede cruzarse de brazos y volver a la rutina", dijo- pero que no ha nacido para esos papeles.
En las escenas en que se muestra más "combativa" se escucharon carcajadas, hubo risas irónicas en la escena de amor que protagoniza con Juan Diego Botto y abucheos al final de la proyección.
Nava, además, tuvo la mala fortuna de incorporar al cantante Juanes interpretándose a sí mismo ante una muchacha mexicana que lo idolatra, y con ello se coronó el festín de risas.
El problema de "Bordertown" no es que López sea o no floja como actriz, sino el concepto en sí del film.
Los crímenes de Ciudad Juárez necesitan de una película como "Maria Full of Grace" y una intérprete como Catalina Sandino, quien sí tocó la fibra y triunfó ante la Berlinalehace tres años en su papel de "mula" o transporte humano de droga de Colombia a EEUU.
La intención era buena, no hay por qué desconfiar a priori de las buenas voluntades y sentido del compromiso de las estrellas. Pero el resultado no encajó en este festival.
"Bordertown" compartió jornada con "Hyazgar" -"Desert Dream", en inglés-, del director chino Zhang Lu y segunda película de este festival en que se "atraviesa" la estepa de Mongolia.
Tal vez habría estado condenado a tener la misma suerte que el anterior, "Tu ya de hun shi", y se habría encontrado con la sala casi vacía, de no ser porque su antecesora está entre tanto en las primeras posiciones del "hit parade" diario de la crítica en la revista del Festival, Screen.
A más de un crítico le entró el pánico ante la posibilidad de que el cine mongol -por el que ha apostado fuerte esta vez el director del Festival, Dieter Kosslick- acabe llevándose un Oso y no tenga idea de por qué.
La última proyección de la jornada a competición, en la sesión de tarde, estaba al servicio de Jacques Rivette y su "Ne touchez pas la hache", una exquisitez del cine francés protagonizada por Jeanne Bailbar y Guillaume Depardieu. EFE gc/umj/egn
miércoles, 14 de febrero de 2007
La imposible neutralidad
Israel le puso rostro a la guerra en la Berlinale
Berlín, 14 feb (EFE).- La guerra del Líbano entró en la Berlinale con el pretendidamente apolítico film israelí "Beaufort", mientras que Alemania llevó a concurso una espectral "Yella", ante la que el mejor refugio fue el cómic fílmico "300" y la batalla de las Termópilas.
Un director israelí, Joseph Cedar, le puso rostro a la guerra con una película centrada en lo que fue un trauma nacional: la retirada, en 2002, de Beaufort, la fortaleza levantada sobre la montaña que en 1982 había conquistado el Ejército israelí.
"No hay un mensaje político, lo evitamos deliberadamente, porque la intención es reflejar los miedos y ansia de supervivencia de unos soldados, los últimos, en Israel o en cualquier otro país del mundo", explicó Cedar tras la proyección del film.
En "Beaufort" ni se ve al enemigo -"porque no lo hay, puesto que eso no es lo importante"- ni hay grandes escenas bélicas. Es una película centrada en los rostros de los soldados y las relaciones entre ellos, la alegría al recibir la orden de retirada y la esperanza de llamar, de una vez, a casa y decir que salieron vivos.
Pero los misiles penetran en el búnker y destrozan a uno u otro entre el puñado de soldados del último reemplazo, del mismo modo que una mina se lleva por delante a un artificiero recién llegado.
Se trata de un film que, paradójicamente, empezó a rodarse cuando "aún creíamos que la guerra del Líbano había terminado", en junio del año pasado, pero a la que el nuevo estallido bélico del mes siguiente "dio una perspectiva y percepción distinta", añadió el director.
Para rodarlo, fue necesaria "toda una labor logística", explicó el director, desde vigilancia de la ONU a la reconstrucción de la fortaleza que Israel voló en la retirada, lo que de alguna manera también influyó en el resultado final.
"Lo de hacer volar el bastión de cemento y hormigón construido para el film fue una especie de metáfora de lo que debió significar para Israel hacer estallar lo que durante años se había defendido, por lo que habían caído tantos soldados", añadió.
Cedar insistió una y otra vez en que su película y sus propósitos eran apolíticos, lo que costaba creer, viéndolo tocado con una kipá y respondiendo con ojos desorbitados a la pregunta de un periodista sirio: "¿Sirio? ¿Y para quién informa?".
El tema no es neutral y, pese a los muchos méritos de "Beaufort", interpretativos y de creación de una atmósfera claustrofóbica, el film no logró vencer la sensación de incredulidad.
Si hace dos años, en la Berlinale apenas nadie creyó en una auténtica neutralidad en "Paradise Now" -asimismo centrada en dos rostros humanos, los de los dos palestinos a punto de perpetrar un atentado suicida-, tampoco ocurrió ahora con "Beaufort".
Aunque sólo fuera porque el film no puede evitar "explicar" mucho de la mentalidad israelí y sus soldados, que no conocen otra cosa que la guerra, generación tras generación.
Completó la jornada a competición "Yella", un exponente del cine más espectral que pueda dar de sí Alemania, en la forma y el fondo.
Christian Petzold, que dos años atrás compitió con "Gespenster" (literalmente, "Fantasmas"), regresó a lo fantasmagórico alrededor de una muchacha que, junto a un marido violento que se salta una orden de alejamiento, acaba en el fondo de un río cuando sale en pos de nuevos horizontes.
Nina Hoss trata de dar vida en pantalla a lo que claramente es una zombi, que se mueve entre zombies y que forma tándem con un chantajista de empresarios en bancarrota. O sea, más zombies.
"Yella" arrancó algún aplauso de los medios alemanes y deseos de huida a los internacionales, con poca paciencia para espectros alemanes. "300", fuera de competición, fue la válvula de escape para una Berlinale algo desangelada.
La película dirigida por Zack Snyder, basada en un cómic de Frank Miller sobre tres centenares de guerreros espartanos capitaneados por Leónidas contra las tropas del rey persa Jerjes, dio oportunidad de asistir a una filigrana entre la digitalización y los actores de carne y hueso.
Mucha batalla, mucha sangre, mucha extremidad sesgada por cualquier espada y saltando por los aires, pero también mucha vitalidad, contrastando con una jornada a competición triste. EFE gc/ih/egn
martes, 13 de febrero de 2007
De "El Custodio" a "El Otro"
La Berlinale ahonga en el talento de Chávez en las "manos mágicas" de Faithfull
Berlín, 13 feb (EFE).- La Berlinale ahondó hoy en el talento del actor Julio Chávez, astro rey del film argentino "El otro", que compartió jornada a competición con las "manos mágicas" de Marianne Faithfull, convertida en abuela de un "sex-club" en "Irina Palm".
Un año después de "El custodio", el film que se llevó el premio Alfred Bauer en memoria del fundador del festival, la película dirigida por Ariel Rotter devolvió la presencia de Chávez a la sección a concurso, también con un film hecho a su medida.
"Mi película es un viaje interno alrededor del tiempo y del cuerpo, de un hombre que trata de entender su ciclo vital", explicó el director acerca de su personaje: un abogado que en un corto viaje de trabajo usurpa identidades ajenas, las de dos hombres que acaban de fallecer.
Chávez se convierte así en "El otro", para lo que será una mínima trasgresión a su vida de hombre feliz, un excelente esposo cuya mujer quedó, por fin, embarazada y un amantísimo hijo, que atiende, baña y da de comer con mimo a su anciano padre cascarrabias.
"Se indaga en una doble relación de paternidad: la que mantiene con su hijo aún por nacer, y la que tiene con su padre, para él una premonición de la decrepitud física que le aguarda", prosiguió Rotter.
Un papel diseñado al milímetro para Chávez, que recrea algunos de los "instintos elementales" a veces olvidados: el miedo a la noche, el deseo sexual hacia una desconocida o el sabor de la fruta fresca del bosque.
La película respira y vive con Chávez. Si éste sonríe, la pantalla se ilumina; si asoma una gota de sudor por la nariz, la sala entera percibe la sensación de calor. "El otro" sigue así la regla de la "obediencia" debida a su astro rey, de la misma forma que ocurría con "El custodio", de Rodrigo Moreno.
La comparación es inevitable. El film de Rotter no tiene la explosiva componente social de la historia del guardaespaldas del ministro que un día empuña su pistola, pero comparte con ésta el ritmo lento y el culto al actor.
También como su antecesora, "El otro", una producción argentino-francesa-alemana, contó con ayuda financiera del World Cinema Fund, creado por el propio festival para apoyar cinematografías latinoamericanas, entre otras.
Tal cuestión, sin embargo, debe plantearse más a los criterios de selección del festival que al director, que presenta una película sobre una historia interesante y magistralmente interpretada, como una especie de ley natural en Chávez.
No fue la única película sustentada en un único nombre. "Irina Palm" es un ejercicio similar de la ex figura del pop Marianne Faithfull, convertida por Sam Garbarski en abuela que opta por poner sus manos al servicio de un sex-club para pagar los costes de una terapia a su nieto, agonizante en un hospital.
Lo que parecería un folletín lacrimógeno deriva en terreno de la comedia. La abuela Faithbull adopta un nombre artístico, Irina Palm, y se convierte en reina del burdel gracias a sus manos mágicas.
Los clientes no la ven, nadie sabe su edad. Trabaja tras un panel de madera, con el correspondiente orificio a la altura del miembro para que pueda ejercer sus "manualidades".
En ningún momento se ve uno sólo de esos miembros de los que ella saca el mejor rendimiento: un termo de café estratégicamente colocado ante la cámara los tapa, y el resto discurre casi en tonos de "cine para todos los públicos".
La historia de la abuelita con dotes ocultas arrancó de este martes 13 festivalero sanas carcajadas, aunque sea porque de vez en cuando a todo el mundo le entra bien un "happy end". EFE gc/jcb/egn
Rotter: "La Berlinale quería más Julio Chávez y acá estamos" | |||
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domingo, 11 de febrero de 2007
Hipnótica Sharon
Téchiné compendia el sida entre seres vivos y Stone se transmuta en desesperanza
Berlín, 12 feb (EFE).- El francés André Téchiné sorprendió a la Berlinale con "Les Témoins", un film compendio sobre muchas de las tragedias que rodean el sida abordadas con una pretendida ligereza, mientras que Sharon Stone se transmutó en rostro de la desesperanza.
"Mi película es un testimonio para tantos amigos perdidos por el sida", explicó Téchiné, consciente de que es un film "de ritmo acelerado", por la multitud de historias que se tejen alrededor de un muchacho contagiado con el virus a mediados de los 80, cuando ni los médicos sabían de esa enfermedad.
"A esa frecuencia late mi corazón, a ritmo rápido, y así es mi película. ¿Mi mensaje? reflejar la belleza del mundo, incluso en medio de la tragedia", dijo, custodiado por Emmanuelle Béart, Sami Bouajila, Julie Depardieu y Johan Libereau, algunos de sus actores.
Sin dramatismos, con ese ritmo acelerado al que alude Téchiné que en ocasiones parece incluso atropellado, del que si algo resulta gratificante es la sensación de que estamos ante personajes capaces de hacer las paces consigo mismos y con los demás, de restablecerse.
Bouajila es lo que se dice un ser poliédrico: por un lado, un depredador sexual, por otro un amantísimo padre, un macho y un policía que de pronto se deja llevar a la homosexualidad pasajera.
Béart es la mujer desbordada por su maternidad, capaz de asumir el vuelco de su esposo, de aceptar incluso al muchacho "culpable" del desaguisado familiar. Michel Blanc -ausente en la presentación-, un médico homosexual y enamorado, que supera el doloroso rechazo amoroso para pasar a la militancia del combate contra el sida.
Cada una de las relaciones que se establece en esa constelación daría para un pequeño o gran drama, para mucha reflexión cinematográfica. Pero como los personajes de Téchiné son, sobre todo, seres vivos, gente que sale a flote, el conjunto adopta un tono de pretendida, refrescante ligereza.
Se trata de una película de tono melancólico, poblado por seres desamparados, que no encuentran el camino de salida a esa desesperación y cuyo mejor exponente es el rostro de Stone, convertida en una mujer que se siente "invisible" para los hombres.
"Creo que todas las mujeres al llegar a una cierta edad sienten que desaparecen, que nadie las mira, que nadie las desea", dijo Stone, que dejó a la prensa internacional casi bajo un estado hipnótico con su particular modo de hablar, lentamente, saboreando cada sílaba, como si siguiera dando cuerpo al "Basic Instinct".
Cuesta creer que alguien como Stone, en vivo, pueda llegar a sentirse invisible, con cuarenta y muchos años o más adelante, incluso, pero eso es lo que transmite en el film, igual que el resto de los personajes.
Timothy Hutton es el esposo incapaz de volver a hacer que se sienta mujer; Dylan Baker, un solitario inseguro imposibilitado para comunicarse con el mundo que le rodea, y Pruitt Taylor Vince, un ex compañero de estudios de ambos, asimismo incapaz de superar un trauma.
"When a Man Falls in the Forest" es un film melancólico, pero no deprimente, defendió Eslinger y también Stone -quien además de intérprete ha intervenido en la producción-, quien puso énfasis en su teoría sobre la caída y la capacidad de recuperación.
"Lo importante no es caerse, preguntarse por qué caímos, ni quién nos empujó, sino cómo levantarse", dijo, tras pensárselo varios segundos, como si ella misma quedase embelesada en cada una de sus sílabas.
"When a Man Falls in the Forest" y "Les Témoins" fueron las dos películas a concurso, complementadas por "Notes on a Scandal", fuera de competición, un mano a mano interpretativo entre Judi Dench y Cate Blanchett alrededor de una profesora tiránica, frustrada y lésbica que chantajea a su compañera de trabajo, sobre la que pesa la acusación de haber pervertido a uno de sus alumnos. EFE gc/umj/egn
Ovación al Bafana real
El inmenso Mandela y el poderoso Eastwood para un domingo de cine
Berlín, 11 feb (EFE).- La Berlinale incluyó dos platos fuertes en un domingo bajo la nieve: el inabarcable Nelson Mandela, visto por su carcelero y filmado por Bille August, y un poderoso Clint Eastwood, que exhibió maestría con su versión "japonesa" de la batalla de Iwo Jima.
Dennis Haysbert no lo tenía fácil en su tarea de dar en cine la talla inmensa de Mandela en "Goodbye Bafala", pero salió más que victorioso, mientras que Joseph Fiennes se puso en la piel del guarda racista que le controló y censuró sus cartas, en 27 años de vida carcelaria.
Eastwood, por su parte, desplegó, ahora desde la perspectiva japonesa, su impresionante "Letters from Iwo Jima", su segunda aproximación tras "Flags of our Fathers" a una de las batallas más sangrientas libradas en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
August opta en "Goodbye Bafana" por cine de corte convencional, mientras que Eastwood se arriesga más, se lanza a ejercer de director "en japonés", para un film impactante y estremecedor.
Que la película de August fuera a concurso, mientras que la de Eastwood se exhibiera fuera de competición parece contradictorio con los planteamientos de un festival que pretende abrir panorámicas nuevas. En cualquier caso, ambos títulos dieron como resultado un domingo de cine redondo, en un Berlín nevado.
"Cada noche, de regreso a casa, me ponía una copa de vino tinto y lloraba", explicó Haysbert ante la prensa internacional, que recompensó con un aplauso su emocional explicación sobre cómo afrontó su personaje.
De la intimidación, ante la figura que "dio la esperanza de unidad a ese país maravilloso que es Sudáfrica", a la complejidad para resumir en cine los rasgos de "un ser inmenso": ese fue el ejercicio llevado a cabo por el actor.
Fiennes se concentró en biografías y testimonios acerca del otro protagonista de "Goodbye Bafana", otro personaje de la vida real, el carcelero James Gregory, un hombre convencido de que el "apartheid" es un sistema justo, aceptado por Dios, hasta que conoce a Mandela.
A Gregory, buen padre de familia casado con otra racista, simplemente porque así se lo inculcaron de pequeños, se le asigna la vigilancia de Mandela, por el hecho de que habla xhosa, aprendido en la infancia en una granja, y puede "espiar" a los presos.
Empieza así una relación evidentemente desigual, que evolucionará hacia la amistad en un largo trecho de tiempo, salpicado por el fatalismo y la inminencia de las turbulencias históricas, con la inevitable evolución e intercambio de papeles.
"Fue una historia que me emocionó desde el principio, porque abordaba al inconmensurable Mandela desde una perspectiva concreta, la del carcelero", explicó August.
La confrontación entre ambos caracteres es algo desigual, como la relación entre el personaje en que está basado el film. Fiennes es un actor que encaja más recitando a Shakespeare que soltando insultos racistas a los presos, mientras que Haysbert parece haber nacido para interpretar a Mandela.
La ovación con que la Berlinale recibió "Goodbye Bafana" era más al personaje de Mandela que al film, cuya proyección coincidió con el aniversario de su liberación, el 11 de febrero de 1990.
Clint Eastwood, en cambio, no precisó de apoyo ninguno para convencer y acaparar el protagonismo de la jornada, pese a no ir a competición.
"Letters from Iwo Jima" cuenta la historia de una batalla en que cayeron 7.000 soldados estadounidenses y 20.000 japoneses a través de algunas cartas de éstos últimos.
Eastwood traza una serie de retratos sencillos, bien narrados, tanto del pobre panadero que quiere sobrevivir para conocer a su hija, como del general ilustrado, que pasó por EEUU y que no ve claro que deba exigir a los suyos el suicidio honorable.
Ante tal lección de cine, poco podía dar que hablar la que era la segunda película a competición de la jornada, la italiana "In memoria di Me", de Saverio Costanzo.
Nada favorecía la proyección del film, a primera hora de la mañana del domingo, y con un tema algo disuasorio: historias de seminaristas encerrados en un convento italiano, sus reflexiones sobre culpa, pecado, fe e inclinaciones sexuales.
sábado, 10 de febrero de 2007
Plagas de langosta anticomunistas
La Berlinale arranca en serio con Robert de Niro y la visión a fuego lento de la CIA
Berlín, 10 feb (EFE).- La Berlinale arrancó en serio hoy con la aparición de Robert De Niro y la proyección de "The Good Shepherd", una película algo mastodóntica, como desmesurada es la CIA y su poder conspirador, que eclipsó a la competencia alemana, "Die Fälscher", y más aún a la asiática "Tu ya de Hun Shi".
Ni patriótica ni crítica, ni despiadada ni cómplice: así quiso De Niro que fuese su film, en que los agentes no son hombres de acción, sino seres reposados y con un marcado autismo sentimental, que exige del espectador el ejercicio previo de adaptarse al ritmo lento.
El objetivo, según De Niro -director e intérprete secundario-, no es criticar el ilimitado poder de la CIA, sino presentarla "como la percibe, sinceramente, un buen ciudadano estadounidense".
El peso de los 167 minutos de film a fuego lento recae en un personaje, Edward Wilson -Matt Damon-, el joven que ingresa en el servicio secreto por indicación de su fundador, Bill Sullivan -De Niro-, procedente de una sociedad secreta -"Calaveras y Huesos"- que exige a los suyos sacrificio y discreción.
Se trata de retroceder sobre el nacimiento del más poderoso servicio secreto del mundo "porque así estaba en el guión de Eric Roth", justificó, sobre un proyecto en que trabajó nueve años.
Por las mismas, quisiera rodar otras dos partes, una relativa al periodo de 1961 a 1999, centrada en el Muro de Berlín, y otra desde entonces a la actualidad. Pero eso pertenece aún a lo virtual.
Al guión, y nada más que al guión, insistió, se debe el trabajo de inmersión en unos agentes que pasean y meditan sobre Dios y sus santos, pero luego lanzan plagas de langosta para aplastar el comunismo latinoamericano o tiran en pleno vuelo a una de sus agentes, porque se enamoró de quien no debe.
De la paranoia de la Guerra Fría al desembarco en la Bahía Cochinos, a través de ese Wilson, incapaz de transmitir emociones al mundo que le rodea y del que el rostro impertérrito de Damon es la mejor expresión: todo eso está en "The Good Shepherd", un film que evita cargar tintas y ofrecer orgías sangrientas.
Estático, acorralado por un sentido del deber y el patriotismo y sin capacidad siquiera para abrir la carta que dejó su padre al suicidarse, Damon es el actor perfecto para de Niro, empeñado en imprimir una lentitud exasperante, contra la que el único antídoto es el adaptarse al ritmo y saborear.
"Die Fälscher", del austríaco Stefan Ruzowitzky, aportó la dosis de "cine sobre el Holocausto" habitual en la Berlinale, centrada en un caso poco conocido fuera de Alemania, la existencia de un equipo de falsificadores en el campo de concentración de Sachsenhausen, obligados por los nazis a falsificar libras y dólares.
Son confinados privilegiados, a los que en lugar de la cámara de gas les esperan duchas y camas limpias, y que no tienen más remedio que colaborar, puesto que la alternativa a lograr la imitación perfecta es la muerte. El propósito de los nazis es minar la economía de los aliados y la suya, simplemente, sobrevivir.
Karl Markovics, genial en su papel de jefe de los falsificadores, y August Diehl, en el de preso que pretende plantar cara y sabotear la operación, lograron que el film no pasara por el Festival como mero producto doméstico, sino como título a tener en cuenta.
Menos suerte tuvo el director chino Wang Quan'an con "Tu ya de Hun Shi" -"Tuya's mariage", en inglés-, proyectada en la sesión de las nueve de la mañana.
A los filmes asiáticos presentados en esa sesión no les aguarda nunca o casi nunca una sala llena. Menos aún si se sabe que inmediatamente después vienen casi tres horas de cine.
Ese fue el caso de esa producción, rodada entre pedregales de Mongolia y con una original historia de amor y lealtad tejida alrededor de Tuya, una mujer joven y hermosa, casada con un hombre mayor al que no quiere dejar en la estacada.
El escenario es la Mongolia rural más dura y cada vez más despoblada, puesto que quien puede se va a la ciudad. Tuya es no solo fiel al marido que de poco le sirve, sino también a su tierra. Una lucha valerosa, para una audiencia de "resistentes" matutinos e incondicionales del cine asiático. EFE gc/jcb/sc
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